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domingo, 16 de marzo de 2025

Enderquina. Endrequina. Andrequina. Andrea.

 
 
Acerquémonos al Valle de Mena. A Vallejo. Este pueblo aparece en los papeles por primera vez en 1170 cuando Alfonso VIII confirmó sus propiedades al monasterio de San Cristóbal de Ibeas entra las cuales figura una serna entre Villanueva y Vallejo.
 
La primera mención documental a la encomienda de la orden de San Juan de Jerusalén de Vallejo se produce en 1220 en la que aparece como testigo Gil, comendador de Vallejo. Esta orden es una orden militar medieval nacida de esa corriente socioreligiosa del siglo XII. Sus miembros -freires- se hallaban sujetos a disciplina y votos monásticos y al servicio a las armas. Aunque la del Hospital de San Juan de Jerusalén, orden de San Juan u Hospitalarios tenía como función principal la atención a peregrinos y caminantes a través de sus hospitales.

Iglesia de San Lorenzo (Cortesía de Ricardo Martín)
 
La orden se dividía administrativa y jerárquicamente en lenguas, éstas en prioratos; los prioratos se dividían en encomiendas o bailías. Una de esas encomiendas fue establecida en Vallejo de Mena, y tenía como iglesia de referencia la de San Lorenzo. El establecimiento debió surgir por la donación de Enderquina, la mujer protagonista de este artículo. San Lorenzo aparece entre las advocaciones de la orden desde su establecimiento en San Juan de Acre, por tanto, la donación de Vallejo de Mena debió producirse a partir de 1187 y antes de 1220 en que ya existía el comendador de Vallejo.
 
La pregunta es: ¿quién es Enderquina? Para ello debemos analizar la inscripción grabada en letra Carolina, en ocho campos separados por un motivo floral que se repite: “DOMN (roseta) A: EN (roseta) DREQVI (roseta) NA: DE (roseta) MENA (roseta): DIIO : E (roseta) STACA (roseta) SA : AHIE (roseta) // RUSSALEM” Traducido dice “Domna Enderquina de Mena dio esta casa a Hierusalem”. La tardía grafía del epígrafe, su complicada adaptación entre los florones que decoran la lauda y el mismo hecho de desbordar la línea, partiendo la palabra “Hie/rusalem”, hacen pensar que fuera grabada a posteriori sobre la pieza, que podríamos datar en el tránsito del siglo XII al XIII.

Foto cortesía de José Antonio San Millán Cobo.
 
Lope García de Salazar fija la versión canónica de quién es Endrequina en la segunda mitad del siglo XV en su obra “Bienandanzas e Fortunas”. Hay referencia de ella en dos epígrafes diferentes:
 
“De la casa e linaje / de los señores de la casa de ayala, e donde su / cedieron, e de sus fechos: En el tiempo que reinaua el Rey don / Alonso en Castilla, que ganó a Toledo // vino un fijo vastardo del Rey de Aragón, que lla / mauan don Vela, a lo seruir. E andando este / Rey don Alonso a correr monte sobre las peñas de Mena, vió dençima la tierra donde es agora / Ayala, que no era poblada, que se llamaua la / Sopeña. Estando el Rey sobre la peña de Sal / vada, dixiéronle los caualleros que porque no po / blaua aquella tierra, e dixoles que la poblaría. E algunos que allí esta / van que lo querían bien, dixieronle señor, Ayala. / E el Rey dixo pues Ayala, e por esto ovo nombre Ayala, e llamóse Conde don Vela Se / ñor de Ayala, e poblada aquella tierra de / vascos e latinados, morió, e está se / pultado en Santa María de Respaldiça. E muerto este Conde don Vela, quedó por Señor de la / casa de Ayala don Vela Velasques, su fijo. E / muerto este don Vela Velasques, dejó fijos / a don Galindo Velasques e a don Sant Velas / ques, que pobló en Mena, e después pobló / a Valmaseda. E don Galindo Velasques ere / dó el Señorío de Ayala...”
 
Y en este:
 
“De cómo sucedió el señorío de la casa de ayala en la generacion de doña Mari Sanches, fija legitima de d. Sant Garcia de Salzedo: Contando ha la ystoria destos se / ñores de Ayala, como Don Sant García de Salsedo, Señor de Ayala, / que morió en Alarcos, ovo fijos a una fija / que llamaron Doña Mari Sánches de Sal / sedo, que casó con Don Pedro Velas de Guebara, / estando viudo. E ovieron fijos a Don Sancho Peres de Ganboa, que fue el primero que / tomó este nombre, por que pobló en Ubi / varri Ganboa, que ge la dio este su padre / que era suya, en arras a su madre,... e casó con Andrequiña Días, fija de Diego Sans de Mena, e / njeta de Don Sant Velazques de Ayala. / E ovo en ella una fija sola, que llama /ron Doña Elujra Sanches, que casó con Don Pedro López, fijo de Don Lope el chico, que fue fijo vastardo de Don Lope Días, Señor de Vizcaya...”
 
Para Lope García de Salazar, Andrequiña Díaz de Mena era hija de Diego Sans o Sánchez de Mena, el cual a su vez era nieto de Sancho Velázquez de Ayala -que es el que pobló Mena y Valmaseda-, biznieto de Vela Velázquez y tercer nieto del conde Vela, primer señor de Ayala.

 
Julián de San Pelayo, en su obra titulada “Noticia del Noble y Real Valle de Mena, provincia de Cantabria”, del año 1892, citando a Argote de Molina (historiador, genealogista, y heraldista, de la segunda mitad del siglo XVl), escribe: “... que el Rey D. Alonso (el de Toledo), dio al Infinite D. Vela el Señorío de Ayala, y que preguntando a sus rico-hombres si se la daría, le dijeron ayalá, de cuya respuesta tomó el nombre. Que el Infante (D. Vela), tuvo un hijo llamado Sancho Velázquez, que fue padre de D. Lope Sánchez y de D. Diego Sánchez de Mena, y que este último engendró a Doña Andrea Díaz de Mena, mujer de Sancho Pérez de Gamboa”. Julián de San Pelayo señalaba que ambos hermanos, Lope y Diego Sánchez de Mena, procederían del Diego Sánchez que confirmaba los privilegios del año 1089, y más teniendo en cuenta la proximidad entre la tierra de Ayala y Bortedo. Un baile nada excepcional. Ángel Nuño, en su obra titulada “El Valle de Mena y sus Pueblos” (1925) y José Bustamante en su libro “La tierra y los Valles de Mena” (1971) siguen, esta línea familiar.
 
Sobre la figura de esta “doña Enderquina”, Lojendio piensa, también, en la esposa de Sancho Pérez de Gamboa. Sobre el progenitor de la dama dice que, quizá, se tratase de Diego Sánchez de Velasco, una de las principales figuras que intervinieron en la repoblación del valle de Mena. Un Lope Díaz de Mena, probablemente el mismo “Lupus de Mena” que vemos en 1181 como “merinus regis in Castella”, aparece confirmando diversos documentos relacionados con la Orden de San Juan entre 1174 y 1182. En “Las Bienandanzas e Fortunas” de Lope García de Salazar se da noticia de Andrequina como residente en el valle de Mena a principios del siglo XIII. Un lío, un problema.

 
Pero el problema principal en este asunto es que se han documentado varias mujeres de nombre Anderquina o Enderquina en la segunda mitad del siglo XII y principios del siglo XIII. Para María del Carmen Arribas Magro, sólo hay una a la que podamos considerar ricahembra y con la capacidad de ejercer por sí misma al ser rica y viuda. María del Carmen opta por Anderquina de Llodio. Ella fue la segunda mujer de Lope Díaz de Mena, que murió en 1195. Probablemente, Anderquina tuvo un primer matrimonio del que nacieron, al menos, dos hijos. Para afirmarlo se recurre a un documento del monasterio de Bujedo, fechado entre 1168 y 1204, donde vemos cómo Anderquina de Llodio vende a Bujedo la tercera parte de la villa de Evernales y presenta a Eneco y Diego, sus hijos. Un segundo documento de la misma fecha, presenta a Anderquina donando a Bujedo las casas de Garci Vélez y el mayor castañar de Llodio, en cuyo acto hace de testigo Martin Velaz. Dada su capacidad fecharíamos esos documentos después de 1195, en que se dice que muere Lope Díaz de Mena.
 
Ese mismo año, María Vele y Anderquina donaron el monasterio de San Pelayo de Ayega rodeadas de sus hombres de armas y colonos, casi todos vecinos de Mena. En febrero de 1209 Anderquina de Llodio donaba a Bujedo las heredades que tenía junto al río Pobes por la remisión de sus pecados y del hijo que había tenido de Lope Diaz de Mena. ¿Qué dice esto? Pues, que ese hijo habría fallecido antes de ese febrero cuando Anderquina hace la donación al monasterio de Bujedo. Aún existe otro documento de ese año en el que la donante se llama Anderquina que ofrece por su alma una tierra en Valsorda, si bien el personaje no incluye el título de Llodio.

 
Sucede con Anderquina lo mismo que había sucedido con su probable pariente Sancha de Frías, que a partir de morir el marido se ocupan y se nombran por sí mismas. Con esa misma independencia disponen de sus bienes en su propio nombre, porque recordemos que las dotaciones de mujeres se donan y venden, pero los documentos están siempre encabezados por el marido cuando este vive, lo que es engañoso en las ventas y donaciones medievales a efectos de conocer origen de las propiedades.
 
Otra hipótesis sobre la señora Endrequina, esa que donó la iglesia de San Lorenzo de Vallejo, es la de Juan Luis García Muñoz. Desarrollada mediante los estudios de, entre otros, Ignacio Álvarez Borge, Ramón Menéndez Pidal, Jaime de Salazar Acha o Margarita Torres Sevilla. Trabajos relacionados con el monasterio de San Cristóbal de Ibeas de Juarros y otras facetas de esos tiempos medievales. En esta opción, su Enderquina, vive entre los siglos XI y XII. Juan Luis parte de la inscripción de la tapa del sepulcro (“Donna Endrequina de Mena dio esta casa a Hierusalem”). En el texto no aparece el apellido de esta señora. Se indica que la donante se llamaba “Doña Endrequina” y que era de Mena, o de la casa de Mena. Entonces, ¿por qué la han apellidado Diaz? Pues, entiende este autor que, por falta de otros datos se la asocian con la Andrequiña de la cita de “Las Bienandanzas e Fortunas”.
 
Sabemos, por una refundación y donación de bienes en relación al Monasterio de San Cristóbal de Ibeas a principios del siglo XII (1107), que en esos años existía el matrimonio compuesto por Alvar Díaz y su mujer Teresa Ordoñez. Enderquina, donante de la iglesia, se la ha definido como una persona principal que descendería del conde de Castilla Diego Álvarez de Oca, gobernador de Oca, su abuelo paterno. Y por vía de su madre, (Teresa Ordóñez), Endrequina descendía de Ordoño Ordoñez, uno de los magnates y ricohombres de la alta nobleza de aquella época, y de Anderquina, su abuela, y a su vez también era sobrina del conde de Castilla García Ordoñez.

 
El matrimonio entre Alvar Díaz, señor de Oca y Grañón, y Teresa Ordoñez únicamente tuvieron una hija, a la que se le puso el mismo nombre de su abuela Enderquina Álvarez. Esta muchacha se casó con Diego Sánchez, probablemente del linaje de los Sánchez de Mena descendientes de la casa de Ayala, por lo cual todas sus hijas se apellidarían Díaz. Diego Sánchez pudo nacer hacia el año 1050 y morir en el año 1109. Su señora Enderquina antes del año 1124.
 
Nuestro Diego Sánchez puede ser el mismo Diego Sánchez de Mena que indica Julián de San Pelayo en su libro de la siguiente manera: “Es probable que D. Lope Sánchez de Mena procediese de D. Diego Sánchez, que confirmaba en los privilegios de Alfonso VI del año 1089”. ¿Es posible, a su vez, que fuese hermano del Lope Sánchez de Mena que dio privilegios y fuero en el año 1119 a Mena y a Valmaseda? El matrimonio entre Enderquina Álvarez y Diego Sánchez tuvo, al menos, cuatro hijas llamadas Toda, Mayor, Sancha, y Teresa Díaz. Toda Díaz casó con un importante magnate de la época llamado Gutierre Fernández de Castro que era pariente de Enderquina Álvarez.
 
Sancha Díaz se casó con Pedro González de Frías, quien era tenente de Frías. En 1146, Sancha Díaz donó, entre otros bienes, al Monasterio de Ibeas, el Monasterio de Santiago de Villanueva. Así mismo, en el año 1160, donó más cosas. Según indica Ignacio Álvarez Borge, esta familia siguió realizando más donaciones al monasterio de Ibeas, porque consta que diez años después, en el año 1170, los señores Lope Diaz de Mena y sus hermanos Martín y Sancho, le entregaron al mismo cenobio, dos sernas en el Valle de Mena, en términos precisamente situados entre pueblos de Villanueva y Vallejo, (lo que se conoce como El Pedrón), una la donaron en el mes de noviembre del año 1170 y la otra en el mes de junio del año 1175. Este flujo de donaciones de bienes en Mena por parte de Sancha Díaz hace suponer que el resto de hermanas dispusiesen de bienes en el Valle de Mena.
 
Juan Luis García Muñoz asume como hipótesis razonable que Enderquina Álvarez, fuera de Mena per se, o por casamiento con Diego Sánchez, siendo ella la doble donante que dio por un lado a la Orden de San Juan de Jerusalén la iglesia-monasterio de San Lorenzo de Vallejo y por otro lado, al cabildo del Valle de Mena el molino de Parapaja y más bienes raíces con este. Si a ello unimos que su hija Sancha Díaz (seguramente Díaz de Mena), dona por su parte el Monasterio de Santiago de Villanueva al Monasterio de San Cristóbal de Ibeas, vemos que todo ello en conjunto, mediante diferentes personas de una misma familia, constituye una triple donación que…le “suena bien”. No puede ser una casualidad que una hija de esta Enderquina done un monasterio situado en Villanueva de Mena y su madre done la otra iglesia de este pueblo, la de San Miguel, a la Orden de San Juan de Jerusalén.

 
Pero, ¿Es tan lioso encontrar el rastro de la “autentica” Endrequina? Para los “friquis”, sí. Además, la vemos nombrada de manera parecida, pero de diferentes formas: Andrea o Andrequiña en el caso de las “Bienandanzas e Fortunas”; Enriquena o Endrequina, Enrrequina, Entrequina, en la inscripción del sarcófago y en otros documentos.
 
En cualquier caso, sobre Endrequina o Enderquina no sabemos ni nadie sabe dónde residía exactamente, si residiría siempre en Mena, o en la corte itinerante y pasaría temporadas en el Valle de Mena, ni tampoco que edad alcanzó. En cuanto a lo relativo a su fallecimiento, Ángel Nuño calcula que pudo ser entre los años 1165 y 1170, mientras que José Bustamante estima que ya a finales del siglo XII, en el año 1188, en base al sarcófago de Vivanco. Estas fechas son dispares y, según Juan Luis, no se sustentan. Sobre todo, si en la hipótesis más extendida su tío Lope Sánchez de Mena estaba activo en el año 1199, y son muchos años en el ínterin para la época. En la hipótesis de José Luis, Endrequina ya habría fallecido antes de 1124.
 
Sobre la donación de Endrequina a la Orden de San Juan de Jerusalén, se produciría en el siglo XII. En una de las posibilidades la que venimos llamando hipótesis más extendida o tradicional, la donación sería antes de los años 1165-70 o 1188, que es el año de su fallecimiento según indican los autores locales citados en el párrafo anterior. Juan Luis García Muñoz opina que, si no a finales del siglo XI sería muy al principio del XII, antes del año 1124, con la certeza documental, en base a su trato cercano a los reyes de Castilla.
 
 
 
 
Bibliografía:
 
“Vallejo de Mena”. Texto: JMRM - Planos: PSJS - Fotos: JMRM/JLAO
“El Valle de Manzanedo. El Valle de Mena.” María del Carmen Arribas Magro.
“La encomienda de Vallejo: Orden de San Juan de Jerusalén”. José Luis García Muñoz Ortiz de Taranco.
 
 
 
Anejos:
 
Gutierre Fernández de Castro: Era un personaje de primera magnitud de la Castilla del siglo XII. Fue hijo de Fernando García de Hita o de Castro y de su primera mujer, Trigidia Fernández, nieto del conde García Ordoñez y biznieto de Ordoño Ordoñez. Aparece por primera vez en documentos fechados en el año 1105, durante los últimos años del reinado del rey Alfonso VI, “el Bravo”. Fue mayordomo real de la reina Urraca en el año 1111; mayordomo mayor de Alfonso VII de León, “el Emperador”, desde el año 1125 hasta 1137; el rey Alfonso VII le encomendó la tutela del infante Sancho III de Castilla en el año 1134 el mismo año de su nacimiento. Gobernó varias tenencias: en 1132 era tenente de Amaya y Castrojeriz, entre 1135 y 1138, ya como mayordomo mayor de Alfonso VIl; tenente de Soria entre el año 1142 y 1144 y entre el año 1145 y 1146; en 1145-1146 señor de Arnedo; tenente de Roa y Amaya en 1148; de nuevo en Soria entre el año 1148 y 1152; tenente de Calahorra entre los años 1140 o 1150 (según versiones), y 1152. También fue mayordomo mayor de Sancho III entre los años 1153 y 1155; participó en las principales campañas bélicas del momento, entre ellas nos consta su participación en la campaña de Oreja (1139), y en la toma de Almería. Gozó de la confianza personal del rey Alfonso VIl, dado que le nombró mayordomo real; fue embajador ante Saif Al-Dawla. Posteriormente fue ayo del infante Sancho, y protagonizó una importante comisión real, como fue acompañar a la infanta Urraca para su casamiento con el rey de Navarra. Parece que tuvo una larga vida para la época, nada menos que unos ochenta años, esto le permitió mantener la mayordomía de palacio durante dos reinados, los de Alfonso VIl y Sancho III. También fue ayo de dos infantes, Sancho III y su hijo Alfonso VIII (el de la batalla de las Navas de Tolosa), precisamente la tutoría del futuro rey Alfonso VIII provocó el enfrentamiento del poderoso linaje de los lastro con los Lara. Falleció según unos en esa contienda en el año 1166 y según otra aparición en los documentos.
 
 

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