Esta no es una entrada, bueno, al menos no es una entrada al uso. Sólo es la constatación de una pérdida. Ya lo sé, era cuestión de tiempo, que el abandono y la desidia lo habían decretado así.
Decretado sin apelación.
Pero su mera presencia, su voluntad de resistir, de gritar que existió un tiempo pausado, admirador de las aguas salutíferas, de las conversaciones tranquilas entorno a un buen cigarro de Cuba, nuestra Gran Antilla, de trenes con primera clase y nuevos coches sin caballos nos decía que no todo era olvido.
La guerra, la tisis, la modernidad le arrancaron el alma y en este año 2013, (¡el trece!) se ha desdibujado ocultando su vetusta imagen a los nuevos hijos de Las Merindades que no sentirán lo que aquellos, lo que nosotros.
No se que día fue, pero se nos fue el Balneario de Fuensanta en Gayangos.
Decretado sin apelación.
Pero su mera presencia, su voluntad de resistir, de gritar que existió un tiempo pausado, admirador de las aguas salutíferas, de las conversaciones tranquilas entorno a un buen cigarro de Cuba, nuestra Gran Antilla, de trenes con primera clase y nuevos coches sin caballos nos decía que no todo era olvido.
La guerra, la tisis, la modernidad le arrancaron el alma y en este año 2013, (¡el trece!) se ha desdibujado ocultando su vetusta imagen a los nuevos hijos de Las Merindades que no sentirán lo que aquellos, lo que nosotros.
No se que día fue, pero se nos fue el Balneario de Fuensanta en Gayangos.
Lamentable pérdida. He vuelto a releer la entrada que le dedicó en su día, y resulta curiosa la comparación entre la imagen actual, de derrumbe, y la que en su día colocó, incluso el detalle de la lona azul, que parece no haberse querido mover del sitio. Me hubiese gustado acercarme a verlo en su anterior estado, quedé con ganas después de leer el artículo, pero está claro que ya no llegaré a tiempo. Quién iba a imaginar que estaba al borde del colapso, después de tantos años aguantando.
ResponderEliminarUn saludo.
Un saludo a usted también, Jokin.
EliminarLo del balneario es solo una muestra del estado de esta humilde tierra. Era privado y estaba en ruinas, como decía: era solo cuestión de tiempo.
Peor es cuando la piqueta destruye elementos "sanos"·del patrimonio (no de los residentes en Las Merindades, sino de todos los Españoles, y extranjeros que aquí se acercan) en busca de un beneficio a corto plazo.
En fin, casi es predicar en el desierto.