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jueves, 31 de octubre de 2013

¿Cual fue el castillo que destruyó Abderramán III en 934? ¿Oña, Cuevarana, Petrapidonia o, tal vez, Petralata?

¿Un castillo en Oña? ¿Están seguros? Si.

¿Por qué sabemos que hubo castillo en Oña? Bueno, nos lo dice el historiador árabe Ibn Hayyan al hablar sobre la aceifa del 934. Aunque en la documentación tras la fundación de Oña no aparece mención a castillo alguno. Los árabes son imprecisos en cuanto a la localización de la fortaleza, de hecho colocan Oña a tres kilómetros del núcleo actual. Con lo cual, repetimos la pregunta: Entonces, ¿Qué castillo es el destruido por Abderramán III?



Es lógico pensar que cuando Sancho García funda el monasterio de Oña la entrada del desfiladero del Oca ya sea un punto estratégico en el control del territorio. Entonces, si algo es estratégico es inevitable la presencia militar y esta era mediante fortificaciones. ¿Lógico, verdad? Por tanto, el asunto es saber donde está o estuvo.

Para ello tenemos varias alternativas:

  • Que esté bajo el monasterio actual, o al menos integrado por él. Remontémonos a finales del siglo XIV cuando el monasterio fue saqueado en 1367 por el Príncipe Negro, Eduardo de Woodstock príncipe de Gales. Eduardo estaba en Castilla ayudando a Pedro I en su lucha contra Enrique de trastámara pero como no se le pagaba regresó a territorio inglés. Tras el paso de este mercenario el monasterio se fortificó con una muralla con doce torres. En el siglo XVIII se derribó alguna de ellas. Los expertos han supuesto que la desaparecida torre de los condes de Barcina mostraba trazas de una obra defensiva del siglo X. Esta torre desaparecida podría haber sido parte del castillo de Oña. Recordemos que los condes de Barcina, Gómez Díaz y doña Ostrocia, permutaron en 1011 al conde de Castilla, Sancho García, la villa de Oña, con sus casas, tierras y habitantes, a cambio de Tobera y otras heredades.
  • La torre del reloj: Podría ser que su parte baja fuese del siglo X o uno de los cubos de la muralla del siglo XIV o ambas cosas. Andrés Celís señala que la fabricación de este cubo difiere de los restos de fortificación que se encuentran junto a él pero no lo asegura sin un análisis más profundo. A su favor esta que se sitúa en el altozano pero en una cota inferior a la torre de los condes de Barcina y peor visión del desfiladero que es la verdadera razón de un castillo allí. 
  • Santa Ana: La ermita de Santa Ana también podría ser “el lugar” al estar situada sobre una peña, cosa que respecto a los castillos es muy valorada. La roca es inexpugnable y está situada nada más entrar en el cañón del Oca, unos doscientos metros de las casa de Oña. A su favor está el lugar de Socastillo que, ¿lo adivinan? Está debajo de los riscos de Santa Ana y, sorpréndanse, mantiene ese nombre desde 1291. Esa insistencia con el nombre delataría la presencia de algún tipo de fortificación: Atalaya, torre o ¿castillo? Además, su posición estratégica en el desfiladero avalarían la teoría. Reforzada con la idea de que el paso del tiempo recicló el lugar en ermita.
  • Cadiñanos Bardeci propone que el primitivo castillo se alzó en la zona sur del actual casco urbano, en la calle “el Torrejón” (como dando pistas).
  • Iñaki Martín Viso en “Poblamiento y estructuras sociales en el norte de la Península Ibérica (siglos VI-XIII)” plantea que Cuevarana sea la fortaleza de Oña indicada por Ibn Hayyan en la campaña de Osma del año 934.
  • En los actuales términos de Sorroyo y San Frutos (Arroio de Sancti Fructuosi) donde parece emplazarse la villa de Oña en el documento del año 967 pero no parece ser lugar adecuado para un castillo al estar desprotegido, alejado del desfiladero y tener más valor como huerta que como defensa.
  • ¿Y que me dicen de Petrapidonia? (Petra de Onnia->piedra de Oña) Aparece en1011, en el documento de venta al conde Sancho de los terrenos en los que se ubicará el coto redondo del monasterio de Oña. Debió corresponder al valle de Penches, toma el nombre de una fortaleza destruida en una incursión árabe en el siglo X. Situarla resulta difícil: Mesa del Abad, Quintana Palacios o Quintanilla, cerca de Quintalanaelez (Briviesca)… Destruida Petrapidonia se construiría otro en una zona más céntrica de la sierra de Oña y más cercano a las vías que comunicaban la Bureba y la llanada de Miranda (¡Igual que buscando piso!) con la meseta. Será Petralata. Petrapidonia quedó como villa y valle.

Centrándonos en Cuevarana, ¿Es fiable la opción de ser el castillo o solo es la visión excéntrica de don Iñaki Martín? Lo primero que constataremos es que en 1027, Sancho III de Pamplona, el Mayor, se lo compra a Nuño Feles y se indica que está en la desembocadura del Oca en el Ebro, en la confluencia de los desfiladeros de ambos ríos y en territorio del monasterio de Oña. ¿Sería esta la causa de esa opinión?

¿Y porqué ese interés Navarro? Sancho III el Mayor de Navarra se casó con doña Munia, hija del Conde de Castilla Sancho García, y comienza a ejercer su influencia sobre el condado castellano. Tras la muerte del Conde (1017), la minoría de edad de su sucesor y cuñado, el infante García y su proverbial asesinato en León su control sobre el Condado Castellano se acentúa. Una muestra de ello es el traslado a Castilla del sistema navarro de tenencias reales.

Cuevarana fue, según parece, un castro que era la herramienta para dominar el entorno. Por eso figura en poder de Sancho III el Mayor (990-1035) y después de su hijo García mediante el sistema navarro de tenencias. Su otro hijo, conde de castilla y rey de León, tras “aclarar” las disputas fronterizas con Navarra, otorga el castro de Cuevarana a la abadía oniense con sus entradas y salidas, sus montes, fuentes, lagunas, acequias, tierras, viña y huertos.




El hecho de que Cuevarana estuviera en poder de un particular y no de los condes es raro, quizá relacionado con la toma del poder por élites locales tras la desintegración del reino visigodo. Aunque la primera noticia de Cuevarana no la tenemos hasta 1027, el rey Ordoño I (850-866) es quien coloniza el espacio del Alto Ebro comprendido entre Valdenoceda y Miranda de Ebro. Sería lógico pensar que estuvieran activos los castillos de Cuevarana, Tedeja.y Mijangos. Pero dos siglos después las cosas no tienen por qué ser iguales.

Cuevarana fue un castro pequeño que perdió pronto su escasa función militar, no se conocen tenentes, ni se creó un Alfoz en él, a pesar de su situación estratégica. Los documentos posteriores constatan un uso agrícola dependiente del Abad de Oña. Pero en su pérdida de valor militar podemos colgar la percha de su venta o donación. Recordemos que resultará comprado por Sancho el Mayor de Navarra en 1027, y donado por su hijo Fernando I a Oña en 1063. A finales del siglo XI los potentados se desplazan hacia las nuevas fronteras del sur de la meseta y arrastran a sus vasallos, sus huestes, y por tanto hay cierto despoblamiento en Las Merindades. Los reyes se desprenden de los elementos defensivos (castros Pico Nava y Cuevarana, castillos de Petralata y Tedeja) porque el dominio del territorio es realengo, las fronteras, con moros y navarros, se han alejado y comienza un intenso despoblamiento.

Si el sitio era tan estratégico, ¿Por qué se abandonó? … Porque el sitio era estratégico, ¿verdad?

En principio lo es, siempre y cuando el enemigo esté cerca. Miren, Cuevarana estaba junto al puente de la Horadada (La Horadada era una peña que se dinamitó para ensanchar la carretera y que, dada la resistencia humana al cambio, sigue dando nombre al desfiladero). Les aviso, si se allegan allá no encontrarán gran cosa. Además puede que se le envíe a otro lugar porque hay informaciones orales que sitúan el castillo en un peñasco aledaño, desde el que se dominan las entradas al valle de Valdivielso y a las Merindades, se controlaba el paso por el puente y se encuentra a unos cuatro kilómetros de Oña, hacia el noreste. De hecho, Álamo sitúa Cuevarana junto al topónimo Torrejón, en la jurisdicción de Pino de Bureba.



Cuevarana (Con Imaginación)

El lugar de Cuevarana es idóneo para una atalaya sobre la Horadada: en el centro del espigón fluvial que forman los ríos Oca y Ebro. En la pequeña cima se aprecia el arranque de la base de una hilada de la pared noreste (la que da al cauce del Oca) y, resumiendo, la base de la torre presenta una forma trapezoidal con una superficie de 105 m2. Dos de los retalles existentes nos indican que los muros tenían un grosor de 0,60 metros.

Al norte de la torre, en una cota inferior, hay una pequeña explanada (bajo la maleza, claro) que formaría parte del recinto de Cuevarana. El entorno, frondoso y peligroso, oculta más de lo que enseña por lo que podría haber existido un puesto de vigilancia segundario en el cortado de la desembocadura del Oca, en la orilla izquierda, con caída hasta el mismo puente de la Horadada. Porque el camino medieval desde Oña transcurría por la margen derecha del Oca, que en ese tramo queda oculto desde la atalaya principal.

La denominación Couarana o Cuevarana no ha perdurado y se ha recuperado gracias a la documentación histórica. El lugar se conoce también como las Cuevas. El historiador benedictino del siglo XVII, Gregorio de Argaiz, describe así este castillo: “(...) llamado de Cuevarana, junto a la Puente de la Peña horadada, sobre una cueva, y peña que está en la junta del Río Vesga con el Hebra, con que defendía la entrada de los Moros para Traspademe, y Valdivielso”.



Postal de La Horadada (Zalez)

La irrupción del monasterio de Oña supone una fuerte reorganización del Alto Ebro burgalés. El navarro Sancho III introduce la orden de Cluny. Existiría un privilegio de este monarca donde declara Oña autónomo de la tutela regia y poseedor de las prerrogativas de las abadías benedictinas, exento de jurisdicción. Así, el alfoz de Oña se desplaza hacia el sur para dar lugar al de Petralata, que forma parte en el siglo XI de la línea defensiva navarra situada al sur de los montes Obarenes, junto a las tenencias de Cellorigo, Pancorbo, Poza y Monasterio, entre otras.

Cuevarana dejó pronto de tener una funcionalidad militar por estar en el interior del desfiladero, en una posición intermedia entre los grandes espacios abiertos de la Bureba y las Merindades. Basilio Osaba y Ruiz de Erenchun la describía en su “Poblados, Monasterios y Castillos desaparecidos en la provincia de Burgos” de la siguiente manera: “En la región de la Bureba y próximo a la confluencia del Oca con el Ebro, existió en lugar tan estratégico un castillo, del que no queda rastro alguno”. Me gusta cuando puntualiza que era tan estratégico que no queda rastro alguno, ¿verdad que es una hermosa contradicción?

Bibliografía:

El Castillo de Cuevarana y el Monasterio de Oña (Eduardo Rojo Díez)
"Las Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional y socioeconómico desde la antigüedad a la Edad Media" (María del Carmen Arribas Magro)
Google

2 comentarios:

  1. "Como soy mas de botas que de libros", siempre he querido no "contaminarme" con los datos históricos o crónicas árabes , es decir, de una forma ignorante, para no complicarme la vida..
    Mi opinión es que tanto en la entrada como en la salida del desfiladero de Oña-La Horada hubo dos fortalezas. La de Oña (posiblemente donde está el viejo torreón circular) y la de Tedeja.
    Entremedio Santa Ana (que controlaría el punto más estrecho de este desfiladero). Cuevarana que no solo controlaría el ramal de comienzo de la Horadada hasta Tedeja, sino el ramal que va a Cereceda y se adentra en Valdivielso. En Cereceda tuvo que haber otra torre o castillo de vigilancia y que Enrique Díes Cusí llama Castillo de Tesla o de la Alegría (no confundir con el de Urria).
    En su momento le dije a Eduardo Rojo que según "mi lógica" a la altura del puente de la Blanca (donde más se estrecha el desfiladero) debería haber alguna construcción de vigilancia subsidiara tanto para el control de "esa estrechez" como a la misma Oña. La chispa apareció cuando me dijo de la existencia de los restos de una antigua ermita en un estrato rocoso que llamaban Santa Ana. Como en su momento dí mucha "guerra" con este tema, no quiero extenderme pues lo publiqué en mi blog.
    Petralata otro lugar "de mi recreo" no lo incluiría aquí aunque en origen fuera contemporáneo a todos estos puntos de vigilancia, pero se encuentra a desmano en un lugar de innecesario paso obligado al encontrarse en un alto collado de los Obarenes.
    En resumen: Muchas preguntas y también muchas respuestas. Yo me inclino por la fortaleza de Oña que sería totalmente destruída, de ahí lo complicado en localizar el punto exacto de su ubicación en la actual Oña. Por cierto, un artículo magnifico. Enhorabuena.

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    1. Gracias por tus apreciaciones que, en una entrada "preguntona" ayudan a centrar el tema.
      Sobre lo de ser andarín... Yo no. Salí curado de ello en la Mili y prefiero refugiarme en los libros y volcar esos conocimientos paralizados en tinta a la red para que vivan eléctricamente.

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