Desde el 1006 los Monteros de
Espinosa, hijos de Las Merindades, guardaron con lealtad el sueño de los reyes
de Castilla y luego de España.
Aunque no siempre...
Al inicio del reinado de S.M. Carlos
I hubo riesgo de que el cuerpo de Monteros de Espinosa llegase a su fin ante el
deseo, del Rey o de sus acompañantes, de estar rodeado de Flamencos. Los
Monteros ofendidos reclamaron la confirmación de sus anteriores derechos y
privilegios. Lo hicieron en Barcelona (no esperaron ni a que llegase a
Castilla) presentando 19 testigos. Mostraron que los Monteros poseían el privilegio,
uso y costumbre de guardar la persona del Rey desde que se acostaba hasta que
se levantaba teniendo siempre abierta la puerta de su Cámara para atender a sus
llamamientos. Cuando estaba el Monarca enfermo, lo guardaban también por el día.
Tenían a su cargo el cuidado y vigilancia de los Reales Palacios y casas donde
el Rey durmiese para lo cual conservaban en su poder durante la noche las
llaves de dichos edificios.
Las Cortes de Valladolid de 1518
instaron al Emperador a que guardase los privilegios y derechos del Cuerpo
acerca de la Guarda de su Real persona, por ser antiguo y por interesar a la
lealtad de España, obteniendo del Emperador la contestación de que "mandaría ver los privilegios y proveería
lo que fuere en justicia y razón de su servicio y Casa". nuevamente insistieron
en su petición y recibieron la misma respuesta.
Dudoso. ¿Era porque S.M. Carlos I
pensaba en Alemania o por presiones de los Flamencos? Da igual, se consiguió que
Guillermo de Croy, Obispo de Cambray y sucesor de Cisneros en la silla de
Toledo, que ejercía el cargo de Canciller del Reino, prometiese en nombre del
Rey que éste juraría todas las leyes, privilegios y buenos usos y costumbres,
pero que no juraría en particular el Capítulo en que solicitaban no dar oficio
ni beneficio a extranjero. Tras duras controversias compareció el Rey, el
Domingo 7 de Febrero de 1518, y juró todos los capítulos que le pedían las
Cortes y entre ellos el de 1511 ya referido.
El rey expidió, cinco días antes
de su embarque, y en la misma Coruña una Real Carta en la que concedió la
confirmación de los derechos y privilegios de los Monteros en lo tocante a
guardar su Real Persona, dispensándoles de acompañarle en su viaje a Alemania
por la diversidad de costumbres, y mandándoles que guardasen la persona del
Gobernador de Castilla y Navarra que él dejase durante su ausencia como si
fuese él mismo y comprometiéndose a que sigan guardando su Persona a su regreso
a España, en la misma forma y con los mismos derechos y obligaciones con que lo
hicieron hasta el presente con sus Augustos antecesores.
Pero partió tras el imperio y los
flamencos al mando en Castilla la liaron. La junta comunera redactó unas Ordenanzas
en uno de cuyos capítulos se prescribe que "ni su Alteza ni sus sucesores traigan a estos Reinos, Flamencos ni
naturales de otra Nación para su servicio ni para Guarda de su Real Persona en
sustitución de los Monteros de Espinosa, cuya lealtad es bien probada".
Estuvieron en Tordesillas con S.M. Juana y también cuidaron al príncipe Carlos,
el hijo de Felipe II, y enfermo mental.
Llegó S.M. Felipe V que les uniformó
y la tranquilidad siguió hasta S.M. Fernando VII. Durante esta guerra los
monteros no tuvieron gran trabajo: S.M. Fernando VII estaba en Francia y S.M.
José I Bonaparte se rodeó de franceses.
Los pretendientes carlistas dispusieron
de sus Monteros, al menos S.M. Carlos V (por ejemplo, Ulpiano Angulo Vivanco,
Santiago Conde Pelayo y Juan Nep. Cabo en 1839), pero la mayoría continuaron
con S.M. Isabel II hasta que en 1868 llega un golpe de estado. Ese mismo año,
en octubre, un decreto del gobierno provisional declara la supresión de los
Monteros de Espinosa.
Amadeo I y María Victoria |
El gobierno de Prim decide dar la
Corona a S.M. Amadeo de Saboya quien, al pisar suelo español, quiso dar forma a
un cuerpo especial para la custodia y guarda del Soberano, denominado “Cuerpo
de Guardias del Rey”. Se publicó el decreto el 3 de febrero de 1871. Este
Cuerpo tenía a su cargo el servicio interior de Palacio y la custodia del Rey.
Y en este periodo algunos monteros
prefirieron a S.M. Carlos VII (el carlista) como es el caso de Rufino Pereda
Merino, el autor del más renombrado libro sobre los monteros (en el cual se
obvia los deslices del siglo XIX), que adoptó junto a su padre ese rey por amor
a la monarquía y odio a la república. Pidió el perdón en 1888 mientras
trabajaba como secretario de juzgado en Espinosa de los Monteros.
Desde 1871 y hasta la
entronización de S.M. Alfonso XII "la
Corporación de Monteros de Espinosa permanece retraída y mantiene su vida en
suspenso, queriendo testimoniar de este modo su leal adhesión y su
inquebrantable afecto hacia el legítimo estado de cosas que derrocaron las
tempestades revolucionarias y sostener a la vez una muda pero elocuente
protesta contra las diversas situaciones que dominaron en el país después de
aquel luctuoso hecho", por usar las palabras de Rufino Pereda.
Uniforme Montero de Espinosa (Cortesía del Blog Montañas de Burgos) |
Con la vuelta de la Casa de Borbón
quedó rehabilitado el Cuerpo en sus funciones por medio de la R. O. de 12 de
Marzo de 1875, en la que se disponía se e reconstituyese el Cuerpo con 12
individuos. Aunque empezaron a velar el sueño del rey el 16 de enero de ese
año. Muestra de su agradecimiento es la carta que se remitió a la Augusta Madre
del Rey que dice así:
A S. M. la Reina Doña Isabel:
«Señora: El Real
Cuerpo de Monteros de Espinosa de Guarda y Cámara, Primera Guardia de los
Reyes; P. A. L. R. P. de V. M., al felicitarla con el entusiasmo heredado en
los novecientos años de su historia, por el plausible motivo de la inmediata
festividad del Santo Patrono de los grandes Alfonsos Españoles, habida en este
suelo clásico por el amor a sus Reyes, desde la gloriosa vuelta del Augusto y
Excelso Hijo de V. M. Don Alfonso XII, no cumpliría con lo que debe a sus más
preciadas obligaciones, sino manifestase a su Augusta Ama y Señora, que al
besar las Reales manos del Rey N. S. y de su Alteza la Serenísima Señora
Princesa de Asturias en la forma que lo viene haciendo desde la época de los
Condes de Castilla sin interrupción alguna, solo experimentó el dolor y grande
de no haberlo verificado también a S. M. el Rey Don Francisco de Asís y demás
Augusta Real Familia, nacida al abrigo y durante el ejercicio de esta Real
Guardia, de índole y carácter tan acentuadamente Español, es decir: amante de
sus Reyes.
»Por lo mismo séale
lícito a este Real Cuerpo, desear y hacer fervientes votos al Cielo por el
regreso también lleno de gloria de V. M. y de toda su Augusta Real Familia al
suelo de su Patria, a la dicha y bienestar de estos dos Augustos Hijos, así
como de toda la gran Nación Española, que no es feliz, que no lo será mientras
este grande acontecimiento no se realice.
»Señora, dígnese V.
M. aceptar la reverente expresión de nuestra veneración, leal adhesión y
profundo respeto, sirviéndose al mismo tiempo ser el conducto para llevar estos
sentimientos a S. M. el Rey Don Francisco de Asís, a S. M. la Reina Madre Doña
María Cristina y Augustas Infantas embellecidas con todo linaje de gracias, y a
quienes veló este Real Cuerpo en su tierna infancia. Madrid 20 Enero tíe
1876.—Señora A. L. R. P. de V. M.—Los Diputados, Valeriano Madrazo Escalera,
Manuel Fernández de Villa, Ángel Merino de Porras, Secretario».
Alfonso XII |
La respuesta de S.M. Isabel II fue:
«París 26 de Enero 1876.—Sres.
Diputados del Real Cuerpo de Monteros de Espinosa.—Nunca son más gratas las
memorias de la Patria querida, que cuando se respira lejos de ella, y nada hay
más tierno en la desgracia causada por la ingratitud de los menos, que el
recuerdo de los buenos y la memoria de los leales. Vosotros ¡me rodeasteis como
a mis antepasados y cual rodeáis hoy a mi amado hijo Don Alfonso XII, y yo como
él y como todos los Reyes de España tuvimos por almohada vuestra lealtad, y por
muro vuestros pechos nobles. Vuestra leal felicitación que tanto me agradó, es
una sencilla corroboración de vuestro constante proceder y una seguridad firmísima
de que las antiguas tradiciones de Castilla que representáis, han de ser
conservadas por vosotros al lado de ese hijo de mi alma, ¡Ojalá España
conservase incólumes sus tradiciones y creencias!
»Os recuerdo con placer y
profunda gratitud; mi Madre como mi familia, os saludan y agradecen en el alma
las leales protestas de los guardadores fieles de nuestras personas y de las
tradiciones de la Casa de los Condes de Castilla.
»Y dándoos gracias por todo, y
rogándoos que como guardasteis el mío, veléis el sueño de nuestro amado Rey,
tengo un gran placer en saludaros y reconocer vuestra nunca desmentida lealtad.
Vuestra afectísima. Isabel de Borbón.—Sres. Don Valeriano Madrazo, Manuel J. de
Villa y Ángel Merino de Porras.—Madrid».
El cuerpo continuará hasta la salida de España de S.M. Alfonso XIII
cuando el nuevo régimen surgido tras unas elecciones municipales lo disuelve.
Durante esos años la protección del jefe de estado se completó con una unidad
de caballería llamada “Escuadrón de Escolta Presidencial". Tras ella,
Franco que creó su casa militar (cómo si él fuese un rey), la guardia mora y
eso. Pero la vigilancia exterior de su residencia la cumplía la Guardia Civil.
Cuando S.M Juan Carlos I es proclamado Rey de España se crea la Casa de
S.M. El Rey, por Real Decreto 2942/75 de 25 de noviembre. Por Orden de 31 de
diciembre de 1975, se crea el Regimiento de la Guardia Real, a base del antiguo
Regimiento de la Guardia de Su Excelencia el Jefe del Estado. Pero no parecía
que hubiese prisa por recuperar una institución como los Monteros de Cámara.
El R.D. 1954/79 crea las tres unidades representativas de los tres
ejércitos:
- Por el Ejército de Tierra: la compañía “Monteros de Espinosa”, homenajeando al longevo cuerpo de guardia real.
- Por la Armada: La Infantería de Marina de la “Mar Océano”.
- Por el Ejército del Aire, la escuadrilla “Plus Ultra”.
Por ello, ahora que se entroniza a S. M. Felipe VI no nos encontraremos
con las obligaciones que tuvieron los viejos Monteros de Espinosa de acompañar
el regio cadáver hasta el Escorial y certificar que el Rey era Su Majestad (Don
Juan Carlos ha decidido abdicar) ni les veremos velando el sueño del nuevo Rey
de España.
S.M. Felipe VI |
Bibliografía:
"Los Monteros de Espinosa. Mil años de historia" Adriano
Gutiérrez Alonso, F. Javier Peña Pérez, Félix Castrillejo Ibáñez, Pilar Calvo
Caballero, Cristina Borreguero Beltrán.
"Los Monteros de Espinosa" de Rufino Pereda Merino.
Página de la Guardia Real.
Gaceta de Madrid.
Montañas de Burgos Blog.
Amigo Lebato, a mi también me ha gustado mucho tu artículo; muy ameno y con datos muy interesantes. ¡Enhorabuena.!
ResponderEliminarY disculpa que no haya pasado antes, llevaba casi una semana con el ordenador averiado.
Un abrazo.
Amigo Manuel, las disculpas que me ofrece no se las puedo aceptar porque no hay nada de que disculparse.
EliminarUn abrazo.
Sr Lebato de Mena, acabo de leer el articulo, Felicidades, pero me gustaria poder contactar con Vd. a nivel personal y poder hablar sobre alguno de los personajes que nombra.
ResponderEliminarSe lo agradezco de antemano. gracias