Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


sábado, 21 de febrero de 2015

Desmontando a la Condesa Traidora

Espero que hayan leído los pasos anteriores de esta serie sobre los romances y Las Merindades. Les indico, por si acaso:



Ahora pasamos a los análisis sobre los relatos. El más antiguo que conocemos está en la Chronica najerensis (finales del siglo XII), donde van juntas las dos traiciones -asesinato del marido con amoríos almanzorinos e intento de asesinato del hijo- y, también, gracias a la "Estoria de España" alfonsí. En su origen pudo estar motivado, al menos una de las versiones, por un motivo económico o propagandístico: la fundación del monasterio de Oña.


Analicemos previamente factores presentes en el relato como, por ejemplo, la incompatible relación del conde Sancho con sus esposas francesas que refleja la galofobia castellana. Muestran una falta de cariño entre los esposos, la relación está centrada en lo físico... ¿Cómo un conde tan vanidoso y orgulloso, que no gobierna su hogar, puede gobernar Castilla?

Les recuerdo que el romance describe al conde Sancho cono un seductor nato, las mujeres caían a sus pies, físicamente perfecto... Pero ninguna de sus esposas deseaba permanecer con él. ¿Cómo? ¿Tenía alguna disfunción sexual? ¿Gustos raros? ¿No daba la talla ante sus esposas francesas? ¿Su hijo no era suyo? Podríamos desbarrar todo lo que quisiéramos. Algunos han calificado este romance como una muestra de la literatura antinupcial.

Doña Argentina lleva seis años de matrimonio infecundo y problemático, sin conectar con su marido, lo que la lleva a caer en brazos de un francés que, como la familia de ella, peregrinaba a Santiago de Compostela. El relato presenta aquí otro elemento social: el camino de Santiago, vía para el tránsito de personas, bienes e ideas. Un camino de libertad e, incluso, de libertinaje. Recordemos que una de las razones para emprender el camino era expiar pecados, pecados sexuales incluidos. ¿Eran esos los de Argentina? Suponemos que no: va acompañada de sus padres, lo que les separa del ambiente orgiástico del que participaban numerosos peregrinos.

Conques (Francia)

Frente al libertinaje santiagueño el Conde García opta por peregrinar al santuario de la abadía de Santa María de Rocamador. Curiosamente muy cerca de donde vive la pecadora Argentina. Rocamador está cerca de Conques y allí se curaban varios tipos de dolencias y, he aquí lo importante, un lugar donde arrepentirse y recibir la absolución de actos criminales. Te vengas y te absuelven. El lugar era conocido en la España de la época. No creemos en las casualidades literarias.

Sancha, la segunda esposa del Conde García, parece desear lo mismo que su madrastra, un hombre fuerte y por eso, tal vez, su atracción hacia Almanzor y la sensualidad de la corte andalusí. Y, en contradicción con lo que suponemos, la sociedad hispana del alto medievo practicaba una exogamia generalizada; los matrimonios mixtos y las conversiones eran normales. Incluso la entrega de hijas o hermanas (¿por qué no madres?) para matrimoniar con los ismaelitas del sur. Lo cual chocaba con la moral de la España renacentista y sus estatutos de limpieza de sangre.


Otra característica del "Romance de la condesa traidora" es la violencia asociada, además, a la libido. En ambas esposas, pura pasión sexual sin cariño. Lástima que ni Argentina ni Sancha existieron. La que sí existió fue Aba de Ribagorza que también era extranjera pero no francesa y las huellas del matrimonio parecen indicar que vivieron armoniosamente. La pena es que la Crónica Najerense la confunde con doña Sancha y le atribuye a Aba los defectos de Sancha.

Y ya que estamos con la procedencia y el trato, Aba -como Sancha- era de zonas partidarias de apaños con los musulmanes para evitar las muy reales aceifas anuales frente a la política Castellana de enfrentarse siempre al Andalusí.

Si nos fijamos, la versión más conocida en el siglo XX procede de la publicación de Florián Ocampo (Crónica general de España 1541) porque en esta hallamos dos motivos de tardía aparición textual: el asociar la fundación del monasterio de Oña por el conde don Sancho a la expiación del parricidio y el fundamentar la “costumbre” castellana de que las mujeres beban primero en la advertencia que salva al conde de la muerte. El primero lo crea el arzobispo de Toledo Rodrigo Ximenez de Rada, en su historia "De rebus Hispaniae", mediante el cual "explica" el topónimo Oña.

Por supuesto, un hecho tan llamativo como este tuvo su engarce en la literatura y así lo refleja José Zorrilla en su obra "El Conde Don Sancho" que se estrenó el 12 de noviembre de 1842, cuando el autor vallisoletano tenía 25. Claro que Zorrilla cambia el final salvando a la madre, ya que busca rehabilitar la figura de Sancho García, héroe de la patria, que en ningún caso puede matar a su madre. Opta por fundar el monasterio de Oña y encerrarla dentro.

No solo eso sino que el poema francés de "Beuve de Hantone" es una copia del nuestro, el de "la Condesa Traidora", según lo determina E.V. Richthofen.

Finalmente va una versión del romance:

LA CONDESA DE CASTILLA TRAIDORA

Por los palacios del rey
iba una dama corriendo;
iba descalza y desnuda,
desmelenado el cabello,
en busca del rey don Sancho
del rey don Sancho, el nuevo.
¡Cómo duermes, ay, don Sancho,
cómo te entregas al sueño,
la traidora de tu madre
procura hacerte el entierro!
En la semana no hizo
sino un vaso de veneno;
no lo bebas, ay, don Sancho,
sin que ella beba primero.
¿Cómo te va, hijo mío
hijo mío y mi consuelo?
Aquí te traigo, hijo mío,
este vaso de gran precio,
aquí te traigo, hijo mío,
un vaso de vino bueno.
Toma, bebe de este vino,
que te lo traigo compuesto,
que por hacer la bebida
tres días van que no duermo.
Yo os agradezco, mi madre,
los vuestros desasosiegos,
mas no beberé, mi madre,
sin que lo probéis primero.
El día que murió tu padre
hice yo un juramento:
donde estuvieran los hombres,
de no beber yo primero.
Bebedlo, madre, bebedlo,
que, si no, os mato luego.
No lo tocó a los labios,
muerta se cayó al suelo.
La ha enterrado como a madre;
sobre la tumba alzó un templo.
Mandó cartas por España
de esta manera diciendo:
“Donde quiera que hay mujeres,
hombres no beban primero”.


Extraída de la Antología de Leyendas de la Literatura Universal seleccionadas por D. Vicente García de Diego para Ed. Labor - Barcelona. 1953


Bibliografía:

"Moros y Cristianos. La gran aventura de la España medieval". José Javier Esparza.
"De Rodrigo a Rodrigo en el romancero histórico" Jack Weiner
"Boletines de la Real Academia de la Historia 1997"
"La literatura perdida de la edad media castellana. Catálogo y estudio" Alan Deyermond.
"Andanzas por la vieja España" Julio Alemparte.
"Mujeres épicas españolas: silencios, olvidos e ideologías. Marjorie Ratcliffe
"Los Monteros de Espinosa" Rufino Pereda



Ya, pero... ¿Y los Monteros?

La próxima entrada.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, tenga usted buena educación. Los comentarios irrespetuosos o insultantes serán eliminados.