Vamos a
conocer a los creadores de una obra destacada en España: El ferrocarril de La
robla.
Más
adelante les explicaré los antecedentes y razones para crear el ferrocarril de
vía estrecha más largo de España, y tren activo emblemático de Las Merindades,
pero ahora nos centraremos en quienes lo hicieron posible.
Pero antes,
y como toque peliculero, les invito a que añadan banda sonora a esta entrada:
El
total de accionistas originarios fue de 91, variando el número de acciones
suscritas desde las 1.000 adquiridas por D. Cirilo de Ustara y las 800 que
individualmente correspondían a cada uno de los contratistas, D. José María de
Yriondo Alberdi, D. Juan José Cobeaga Iturrieta, D. Teodoro Urtueta Castañares
y D. Francisco de Arribalzaga y Tellería, hasta las tres adquiridas por los hermanos
D. Gervasio y D. Simón Sáez Díez.
Pero
los importantes eran pocos. Así los catorce fundadores eran titulares de 3.780 acciones
representativas del 31,50% del capital. Si se añaden los 3.200 títulos del
grupo constructor, cuya cabeza visible, Teodoro Urtueta, fue miembro del
consejo desde 1895 hasta 1919, el mencionado porcentaje alcanza el 58,16%. Suficiente
para controlar una empresa.
Doña Casilda Iturrizar, Viuda de Epalza |
Existían
otros accionistas, como Doña Casilda Iturrizar, (300 acciones), José María
Gurtubay (150) y Benigno Salazar (200), hermanos de dos de los gestores más
representativos, los Directores Generales y Técnicos, D. M. Zuaznavar (40) y D.
J. M. Oráa (40), D. José María de Lizana, Marqués de Casa Torre (100) -político
conservador, especialista en asuntos ferroviarios-, y futuros administradores
como D. Pedro Ortiz Arana (100 ) hijo del fundador D. Manuel, D. Santos Díaz
Rubí (150), Julián Perea (10) etc., todos ellos totalmente afectos al consejo y
cuyos títulos reforzarían el bloque del consejo de administración.
José María Gurtubay |
Mucho
para poca necesidad porque los administradores prácticamente no tuvieron
problemas con los restantes accionistas. Únicamente en una de las primeras
Juntas Generales algunos socios reclamaron a gritos su dimisión, como
consecuencia de las diferencias surgidas con los obligacionistas, a causa de la
construcción del ramal de Valmaseda a Luchana y de las operaciones que cerraron
la suspensión de pagos a que se vio abocada la sociedad en 1896.
Otra de
las características del consejo fundacional, aplicable en gran medida a todos
los que se sucedieron hasta la disolución de la sociedad, es el favoritismo familiar
tejido dentro. Este nepotismo no desapareció ni cuando "La Robla"
dependía de los bancos vizcaínos o de los profesionales que entraron a
dirigirla a partir de la Ley de 27 de junio de 1968, sobre Incompatibilidades y
Limitaciones de Presidentes, Consejeros y altos cargos.
José Mª de Linaza, Marqués de Casa-Torre |
Una
curiosidad: muchos morían en su cargo (el 41,58%) síntoma inequívoco de la elevada
edad media del grupo administrador no del riesgo. El Consejo de Administración
del "Ferrocarril de La Robla a Valmaseda", en su primera etapa, puede
considerarse como un órgano gerontocrático, integrado por miembros con
inversiones directas, de mayor o menor cuantía en la propia empresa y con una
mentalidad casi patrimonialista del cargo, como lo demuestra su alto grado de
nepotismo y la forma en que la dirigían.
A
partir de 1928, con ocasión de la OPA, los consejos del ferrocarril estuvieron formados
casi exclusivamente por representantes de los bancos accionistas. La
circunstancia de que tuviesen cargos similares en sociedades más importantes
les hizo atribuir un carácter secundario al que ostentaban en la línea vasco
leonesa como se comprobó con la Ley de Incompatibilidades.
Vayamos
sin más demora a las biografías de los "padres fundadores":
Cirilo María de Ustara.
Designado
por cooptación entre los gestores originales Presidente de la sociedad, es el
único entre todos los consejeros iniciales incluido en el Catastro Minero de
1890. Fernández de Pinedo le atribuye la propiedad de 41.924 m. de concesiones
mineras cedidas en arrendamiento y de otros 55.734 m. explotados por “C. Ustara
y Cía. S: A.”. De modo similar en la clasificación que hace M. Montero aparece,
juntamente con los Ibarra y los Chávarri, entre los únicos que “poseían concesiones de la primera época, la
que transcurrió entre 1827 y 1849”. Su actividad minera no se limitaba al
territorio vizcaíno, ya que, coincidiendo con la apertura del ferrocarril
hullero, era Presidente de "Carbonífera Euscaro-Castellana". Formó
parte de los consejos del "Banco de Bilbao" y de "Altos Hornos
de Bilbao" y se le ofreció, en 1893, un puesto como administrador del "Ferrocarril
Bilbao-Portugalete", cargo que rechazó quizá por sus relaciones con "La
Robla".
Dirigió
la empresa ferroviaria durante su difícil y conflictiva época inicial, apoyándola
económicamente con gran generosidad, murió en 1897. Aunque su hijo Gervasio no
quiso sucederle, en diversas épocas posteriores ocuparon cargos en el consejo dos
de sus hijos, un nieto y un yerno (Epifanio de la Gándara) constituyendo la más
importante de las varias sagas familiares que rigieron los destinos de la
línea.
Juan de Gurtubay y Meaza. (Bilbao
24/02/1841-Durango 22/10/1893)
Fue,
según José María Torrente, “uno de los
fundadores de la Sociedad Anónima Bolsa de Comercio de Bilbao”. Especializado
en el comercio de bacalao, un error caligráfico al multiplicar un pedido poco antes
del sitio carlista de Bilbao, fue la base de la fortuna familiar. María Jesús
Cava señala que en 1874 constituyó, con su hermano José María, la sociedad
Hijos de Gurtubay dedicada al transporte marítimo y que en 1878 juntamente con
dos comerciantes franceses, formó otra empresa similar. Fue cónsul de Dinamarca
durante el sitio carlista de 1874.
Socio
fundador y consejero de "Sociedad Anónima Fábrica de Hierros y Aceros de
Bilbao", fue vocal de la Junta de Gobierno del "Banco de Bilbao"
y consejero, hasta 1891, del "Ferrocarril de Bilbao a Portugalete".
Falleció en 1.893, antes de la apertura de la línea. Los Gurtubay fueron
generosos patrocinadores de numerosas obras benéficas, entre las que destaca la
donación de los terrenos sobre los que se construyó el Hospital Civil de Bilbao.
Luis de Salazar y Zubía. (Portugalete 1859-
Bilbao 1916)
Sin
duda el más importante de todos los consejeros que tuvo la sociedad, desempeñó
el cargo de Presidente durante 24 años hasta que dimitió, como consecuencia de
una oferta pública de adquisición de acciones presentada, a finales de 1928,
por un grupo inversor formado en torno a los Bancos de Bilbao y Vizcaya.
Descendiente
de los García de Salazar, la famosa familia medieval que procedente de Las
Merindades se refugió en Vizcaya, se dedicó a la empresa y la política (miembro
de la Liga de Acción Monárquica) llegando a ser, integrado en el partido de
Dato, senador y Presidente de la Diputación Foral de Vizcaya en 1910. Tenía inquietudes
artísticas y culturales, considerándosele como “genealogista insigne y
bibliófilo apasionado”.
Luis de Salazar Zubía |
En 1918
tomó parte en el denominado Pacto de Archanda, de todos los monárquicos
-liberales y conservadores- contra los nacionalistas. Presidió la
"Sociedad Bilbaína" de 1904 a 1905. Autor de "Origen de 300
apellidos castellanos y vascongados" (1916) y de "Historia
Futura de Vizcaya" (1919).
Mantenía
estrechos lazos económicos con su pariente Víctor Chávarri, sobre todo a través
de "Salazar y Cía.". Fue Presidente de "Carbonífera Matallana",
"Sociedad Industria y Ferrocarril S.A." y de "Sociedad Minera
San Luis S.A.", todas ellas dependientes de "La Robla". Fue
también consejero del "Ferrocarril de Bilbao a Portugalete", "La
Vizcaya", "Banco Urquijo Vascongado", "Sociedad Minera de
Peñaflor", del "Sindicato de Estudios Mineros" y Presidente de
la Junta de Obras del Puerto de Bilbao.
Su
criterio era aceptado casi automáticamente por el consejo, aunque cuando la
suspensión de pagos obligó a elevar las tarifas, no pudo imponer su extraña
teoría de que “la mitad de los ingresos generados por los fletes son siempre
beneficios”. Fueron varias las ocasiones en que presentó o amenazó con su
dimisión -Junta General de 1900, incidentes en 1916 con motivo del nombramiento
de un Delegado Regio que intervino el ferrocarril, destitución del Director, D.
Ramón Rotaeche, etc.- siempre posteriormente retirada.
Victoriano Zabalinchaurreta Goitia.
Alto
ejecutivo y administrador del "Banco de Bilbao", fue otro de los
pilares del ferrocarril cuya Vicepresidencia ostentó desde 1905 hasta su fallecimiento
en 1925. Gran conocedor del mundo financiero y ferroviario aparece, en diversos
períodos, como consejero de "Banco de Comercio", "Ferrocarril de
Bilbao a Portugalete", "Ferrocarril Central de Bilbao a Durango",
que presidió en 1902, "Ferrocarril de Bilbao a Lezama", "Ferrocarriles
Vascongados" y "Altos Hornos de Vizcaya".
Intervino
como socio y futuro gestor en la constitución en 1892 de "Hulleras del
Sabero y Anexas S.A.", principal cliente y suministrador de "La Robla"
y cuyas relaciones mutuas fueron frecuentemente tormentosas hasta que su
capital pasó a ser propiedad del ferrocarril en 1928. En esta escritura
Zabalinchaurreta compareció como apoderado de Doña Casilda Iturrizar, viuda de
Epalza y una de las fortunas más importantes de Bilbao.
Enrique Aresti y Torre. Conde de Aresti (1852-1946)
Según
Isidoro Delclaux nació en Arciniega (Álava) en 1852. Emigró a San Luis Potosí
(México) a los 17 años, volviendo a España en 1882. Vivió en Bilbao, hasta su
muerte acaecida a los 94 años, dedicado a todo género de actividades financieras,
políticas, industriales y benéficas. Fue accionista fundador de "Papelera
del Cadagua", "Ferrocarril de Santander a Bilbao", "Plomos
y Estaños Laminados", "Resinera Española", Presidente del "Ferrocarril
Santander-Bilbao" y consejero de los de Bilbao-Portugalete y del de San
Sebastián a la Frontera Francesa, entre otras empresas.
Conde de Aresti (Ignacio Zuloaga) |
Tuvo
una destacada presencia en la vida pública, “aunque
no perteneciera a partido alguno”, desempeñando los cargos de Presidente de
la Diputación Foral de Vizcaya y Gobernador Civil, a ruegos de su amigo D.
Antonio Maura. Distinguido con el título de Conde de Aresti patrocinó, de igual
modo que tantos bilbaínos de su época, diversas obras benéficas, entre las que
destaca la fundación de la Asociación Vizcaína de Caridad.
Dimitió
como gestor de La Robla, “con carácter de firme renuncia” en mayo de 1894, pocos
meses antes de la apertura de la línea. Su salida se atribuyó a una pretendida incompatibilidad
con su cargo de consejero de "Ferrocarril de Bilbao a Santander", de
cuya línea dependió "La Robla" hasta 1902, para llevar el combustible
palentino leonés a la cuenca industrial del Nervión.
Andrés de Isasi y Zulueta, marqués de
Barambio.
Pertenecía,
según Torrente, “a una familia de gran
abolengo en Bilbao, con figuras destacadas en la industria, en las finanzas y en
las artes”. Manuel Basas la incluye en uno de los primeros lugares de su
relación de millonarios bilbaínos, atribuyéndole un capital de 6.000.000 de
reales.
Formó
parte del primer consejo de administración de la Sociedad Anónima Bolsa de
Comercio de Bilbao, constituida el 20 de noviembre de 1889, y de la cual poseía
12 acciones de 3.000 ptas. nominales, siendo uno de los tres principales
accionistas de la misma. Consejo de Administración al que también pertenecía D.
Juan de Gurtubay. Este mismo año aparece como secretario del Consejo de
Administración de la Sociedad Nuevo Teatro de Bilbao. Dos años más tarde (1891)
haría que en el vestíbulo de dicho teatro celebrase la Bolsa de Bilbao sus
primeras sesiones.
Marqués de Barambio |
Fue el
primero de los fundadores que se desligó del ferrocarril al dimitir, sin que en
las actas se expresen los motivos, el 15 de mayo de 1891. Probablemente su cese
estaba relacionado con los problemas que afectaron a la sociedad y su falta de
interés en las explotaciones mineras.
Santos López de Letona y Apoita. (1842-1925)
Procedente
del valle de Arratia (Vizcaya), trabajó en Cuba y en México. Según J. I.
Uruñuela “fue hombre de empresa de fino
olfato que le llevó a ser el primer titular de contribuciones de todo España,
en el principio de siglo”. Según el mismo autor participó “en el mundo de los ferrocarriles, las explotaciones
agrícolas y el desarrollo urbanístico”.
Dentro
de estas actividades cabe citar, su protagonismo como Presidente y artífice
financiero de "Sociedad Anónima Puente de Vizcaya", constructora del
popularmente denominado Puente Colgante de Portugalete.
En 1892
presentó “por enfermedad” su dimisión
irrevocable como consejero. Sus compañeros, Arratia y Díaz Rubín, le
convencieron para que desistiera. Volvió a dimitir en 1.893. Elegido
representante de los obligacionistas de segunda hipoteca, el último día de 1899
renunció a su cargo definitivamente, “por
no poder asistir”. Años más tarde otro López de Letona formó parte del
consejo de la sociedad bilbaína.
Manuel Orbe e Ipiña.
Socio
fundador y Director Gerente de "Sociedad Carbonífera de Matallana", firmó,
en representación de esta última empresa un conflictivo contrato de arrastre de
mineral con "La Robla". Importante accionista con el 6% del capital
de la Vizcaya aparece también como socio fundador de "Compañía Bilbaína de
Navegación".
En el
primer consejo de "La Robla" fue nombrado vocal substituto encargado
de la administración activa de la sociedad en los casos de ausencia o
enfermedad del Director General. Aunque a causa de sus “ausencias prolongadas“ presentó su dimisión en 1893, ésta no se
hizo definitiva hasta 1895.
José Antonio de Errazquin y Astigarraga.
Pertenecía
a una adinerada familia bilbaína a la que M. Basas atribuye un capital de
2.000.000 de reales de vellón. Era uno de los varios consejeros que carecían de
participaciones en “negocios de carbón”. Al corresponderle cesar por sorteo no
fue reelegido. Muy probablemente su falta de relación con las explotaciones
carboníferas de la meseta, la necesidad de dedicarse a sus negocios en el extranjero
y la conflictiva situación del ferrocarril, le impulsaron, igual que en el caso
de López de Letona, a dimitir como administrador.
Paulino de la Sota Ortiz.
En el
primer consejo del ferrocarril fue nombrado “por aclamación Vicepresidente”,
cargo en el que cesó, cuando el propio consejo, siguiendo sus indicaciones,
nombró para substituirle a D. Santos Díaz Rubín en 1897. Dimitió, alegando razones
de salud, en marzo de 1901. Tuvo cierta influencia en la sociedad en sus años
iniciales. Fernando García de Cortázar afirma, en este sentido, que “en el hullero de La Robla, Echevarría y
Rotaeche hacía sentir su peso, en buena parte disputado por Paulino de la Sota”.
Considerando que Echevarría no se incorporó al consejo del ferrocarril hasta
abril de 1900, la dimisión de Sota pudo deberse a incompatibilidades entre
ambos.
Francisco de Arratia y Uribe.
Se le
cita entre los fundadores de "Puente de Vizcaya S.A.". Dimitió, con
carácter irrevocable, el 24 de febrero de 1895, fecha en que también lo hicieron
Fernández de Velasco y López de Letona. Aunque los restantes gestores les pidieron17
que, “retiraran su dimisión haciéndoles ver el mal efecto que causaría en las actuales
circunstancias la retirada de los señores consejeros”, ni él ni López de Letona
accedieron a este ruego. No obstante se encuentra entre los consejeros de 1900.
Fernando Fernández de Velasco y Pérez de
Soñanes.
Nacido
en Burgos, residió gran parte de su vida en Villacarriedo en el palacio
familiar de los Díaz de Arce, “una fantasía italiana con labra montañesa”,
donde murió. Carlista exiliado con su familia al final de la I Guerra Carlista,
durante la cual sin ser militar participó en varias batallas, vivió en Francia
y acompañando a su madre recorrió las cortes europeas buscando apoyo para el
fallido golpe protagonizado por Montemolín.
Fue
diputado tradicionalista por Santander en 1867. Nombrado comisario regio por
Carlos VII preparó un plan para apoderarse de la capital santanderina que fracasó.
Se exilió nuevamente en 1875. Hombre de gran cultura compartía con Salazar sus
aficiones por la bibliografía y la heráldica y fue amigo íntimo de Menéndez
Pelayo, Pereda y Fernán Caballero. Escribió profusamente sobre diversos temas,
firmando un curioso opúsculo sobre el fallido Ferrocarril Meridiano que
proyectaba unir Madrid con Santoña.
Formó
parte con otros fundadores de los consejos de las distintas sociedades filiales
del tren minero. A finales de siglo se encuentra entre los administradores de "Hulleras
de Sabero y Anexas S.A.". Aunque dimitió en 1900, fue reelegido para el consejo
de La Robla en 1903, cargo que detentaba cuando murió.
Epifanio de la Gándara y González de
Piélagos.
Fue con
Fernández de Velasco uno de los más destacados representantes del carlismo
santanderino de finales del pasado siglo. Casado con una hija de D. Cirilo Mª
de Ustara, le substituyó en la Presidencia del ferrocarril en 1897, cargo que
ostentaba cuando murió en 1905. Fue también administrador en las distintas
sociedades del grupo de "La Robla" y fundador y consejero de "Hulleras
del Sabero y Anexas S.A.". antes de que pasase a ser propiedad de "La
Robla".
Manuel Ortiz Sainz.
Este
menés era otro de los promotores no relacionados con empresas explotadoras de
minas de carbón. Esta circunstancia hizo que, con Errazquin y Arratia y “por
carecer de intereses en negocios mineros”, formara parte de la comisión “de
carbones” que se formó dentro del propio consejo para tratar de los temas
relacionados con las tarifas. Persona influyente en las Merindades burgalesas
se le atribuye cierta responsabilidad en algunas características del peculiar
trazado de la línea a su paso por Mena.
Mariano Zuaznavar Arrazcaeta
No fue
fundador, de acuerdo, pero fue el "alma mater" de la obra y pieza
importante en su desarrollo inicial.
Nacido
en Azpeitia (Guipúzcoa) era Ingeniero de minas, Jefe Superior de Administración
e Inspector General del cuerpo. A pesar de sus vinculaciones con la
Administración su vida profesional se desarrolló en gran parte en la empresa
privada. Su primer destino no oficial fue el de Director Facultativo de las
minas de Orbó, propiedad en aquellas fechas de "La Esperanza de Reinosa".
Entre otras importantes obras técnicas construyó un canal navegable de 1.700
metros que permitía el tránsito de barcazas y actuaba de desagüe natural de las
explotaciones.
Mariano Zuaznavar Arrazcaeta |
En mayo
de 1986, después de un brevísimo período en la Jefatura de Minas de Álava, ingresó
como Director General de la "Sociedad Anónima de Metalurgia y
Construcciones Vizcaya". Ocupó este puesto, como señala Víctor Arana, al
ser elegido senador Víctor Chávarri que lo desempeñaba con anterioridad. Fue
sin duda durante su estancia en esta empresa cuando Zuaznavar, conocedor de las
necesidades energéticas de la industria pesada vasca, maduró su proyecto de
construir la línea de La Robla a Valmaseda.
En "La
Vizcaína" diseñó varios hornos de acero y coque y trenes de laminación.
Tres años más tarde pasó a la línea minera como Director Gerente, cargo en el
que permaneció hasta enero de 1895. En 1896 reingresó en la Administración
siendo nombrado Jefe de la Jefatura de minas de Guipúzcoa y en 1907, Inspector
General del cuerpo.
Hombre
de gran cultura y “músico competentísimo y compositor de gran mérito”, publicó,
obras de contenido técnico sobre diversas cuencas e hizo investigaciones y una
temprana descripción de las cuevas de Atapuerca, cuna del Homo Antecessor.
Superada
su primera etapa como promotor del ferrocarril y considerando la discreta posición
en que se mantuvo su primer Presidente, Cirilo de Ustara, Zuaznavar se convirtió
prácticamente, como técnico y ejecutivo, en la primera figura de la sociedad.
En julio de 1895, asumiendo la responsabilidad del fracaso inicial del
proyecto, presentó su dimisión irrevocable.
Las
revistas especializadas calificaron de “equivocación grande" el prescindir
del Sr. Zuaznavar“ y de “lamentable resultado“ e “injusticia cometida por los capitalistas".
El ingeniero guipuzcoano continuó no obstante relacionado con la sociedad bilbaína,
ofreciéndola contratos de arrastre y propuestas de financiación e incluso participando
en negocios mineros con algunos de sus directivos.
Bibliografía
Enciclopedia
"Auñamendi"
"LOS
FUNDADORES DEL FERROCARRIL HULLERO DE LA ROBLA A VALMASEDA S.A." de Pedro
Fernández Sarabia.
Somorrostro
(Blog)
¡Qué interesante! La historia de este ferrocarril es larga e interesante, pero hay que defenderlo frente a quienes desearían cerrarlo. La reapertura del año 2003 fue importante, pero no es suficiente. Debe haber fomento del ferrocarril de vía estrecha, tanto para viajeros como mercancías. Sería maravilloso que hubiese una línea regular de mercancías entre León y Bilbao o Pasajes. Lo cual no creo que sea una locura: sería una buena manera de conectar el noroeste con los puertos del Cantábrico oriental. También sería bueno que se fomentara de alguna manera el tránsito de viajeros entre Bilbao y León. La línea tiene potencial y futuro.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con usted. El ferrocarril no interesa a los políticos y la estructura productiva diseñada en los últimos 70 años le ha dado la espalda y truncado económicamente. Desgraciadamente nos falta mucho para aceptar que el tren es un medio para mercancías y luego, solo luego, para personas. Y nunca como forma de crear empleos en infraestructuras deficitarias como el AVE/THA
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