Estamos en junio de 1836. La guerra carlista
lleva destrozando España desde la muerte de Fernando VII, el rey felón. La
comarca de Las Merindades de Castilla Vieja están del lado cristino -por la
madre de la reina Isabel II que ejerce de regente- y la cercana Vizcaya apoya a
Carlos V.
El isabelismo de Las Merindades no fue por una
acendrada ideología liberal, de la que algo había, sino porque, básicamente, no
era tierra aforada. Este elemento de derecho particular impidió la anulación de
los Voluntarios Realistas y una toma más directa sobre los miqueletes vizcaínos
y guipuzcoanos. A su vez facilitó la movilización a favor del hermano de
Fernando VII.
La cercanía a la línea del frente generó muchos
problemas a esta comarca pero también nos ha legado hechos de armas e historias
curiosas.
Una de ellas es el paso de la expedición del Mariscal
de Campo realista Miguel Gómez Damas
que, tras reunirse en Llodio el 25, partió de Amurrio el 26 de junio de 1836, a
las dos de la madrugada, con sus 2.700 infantes, 180 jinetes y un obús y un
cañoncito de montaña. Concretamente, los granaderos del ejército, los
batallones 2, , 5 y 6 de Castilla, el 2 y 3 escuadrón provisional y un
sargento y nueve artilleros para las dos piezas montadas en mulas. Junto a él
marchaba como segundo jefe el brigadier José de Pimentel y Lemos de Montenegro,
marqués de Bóveda de Limia; la caballería bajo el mando de Santiago Villalobos;
y la infantería bajo el brigadier José María Arroyo. Además un mariscal de
campo portugués y un intendente de hacienda.
Gómez, andaluz carlista, pertenecía al ala
moderada de un realismo que no era univoco. Como tampoco era unánime la actitud
ante las expediciones. Eguía y otros las veían un derroche de fuerzas que
podían usarse para dominar territorios cercanos "como Las Merindades de Castilla" frente a la idea de
extender la guerra por el territorio enemigo. Pero el nuevo hombre fuerte,
Bruno Villareal, entendía que eran una buena forma de reducir la presión sobre
Vizcaya y Guipúzcoa. La operación se mantuvo en secreto hasta dos días antes de
salir pero el general cristino Fernández de Córdova se enteró y dispuso sus
fuerzas: Baldomero Espartero y Juan Tello.
Para las 03:00 horas del 27 de junio llegaban a
la Colina que estaba a casi nueve leguas de Amurrio (5.572m equivalen a una
legua castellana) que es una buena marca para un ejército si no fuese porque,
en realidad, anduvieron unas once leguas para despistar y eludir a las unidades
cristinas.
Con ese mismo objetivo de despistar actuaron los
generales Bruno Villarreal por Peñacerrada (Álava) y el brigadier Cástor
Andéchaga por el Valle de Mena (Burgos), que buscaban atraer a las unidades de
coronel Castañeda. Y engañaron a los liberales.
El brigadier Tello, jefe de la división de
reserva se dirigía a Artieta (Valle de Mena) para apoyar a Castañeda pero,
enterado de que Gómez se encontraba tras él, da aviso a Córdova y Espartero y
desanda el camino desde Villasana hacia Villasante de Montija para enfrentarse
al "Ejército Real de la derecha". Son las ocho de la mañana del 27.
Poco después tienen "contacto visual"
los dos bandos. Gómez seguro que maldijo las cuatro horas de descanso dadas en las Ventas de Quintanilla. Tello, a su vez, se afianzaba en Baranda, a
tiro y medio de fusil. ¿Cuánto es eso? Pues unos 500 metros.
Los isabelinos son más -Gómez informará de que
unos 4.500-, están en mejor posición (Tello en Baranda y Albuín en Villasante)
y bloquean el paso de los carlistas. No hay alternativa. Pronto empezará el
fuego de guerrillas.
Pero al mariscal de campo Gómez se le suma otro problema: el coronel
Castañeda no ha sido atacado por Cástor Andéchaga -tenía solo un batallón y sin
caballería- y se ha replegado a las diez de la mañana del 27 hacia Villasante
de Montija. Cuando llega descubre a las columnas separadas por el Trueba con
Tello asentado en un bosque a su derecha y sufriendo los ataques de Gómez.
Los liberales disponían, en esos momentos, de
los regimientos "Castilla" y "Reina", los provinciales de
Tuy, Betanzos y Granada y 126 jinetes a las órdenes del brigadier Albuín,
"el manco". Quizá por eso Castañeda creyó fácil dar un golpe que
desarbolase a los carlistas. Cruzó el río con un batallón y fue desalojando a Gómez de sus posiciones. Lamentablemente se rehicieron e hirieron de
gravedad a Castañeda que hubo de retirarse. Morirá a primeros de julio.
Tras cuatro horas de combate (12:30 h aprox.)
los carlistas se repliegan y su estado mayor mantiene una reunión hasta las
tres de la tarde, poco más o menos, decidiendo volver a la carga.
En palabras de José María Delgado, el cronista
de la expedición del general Gómez:
“Jamás ejército alguno se vio más comprometido
que el nuestro; la posición era crítica: si seguíamos, un enemigo muy superior
en fuerzas, y descansado, nos aguardaba en posiciones ventajosísimas, tomadas a
su gusto; si retrocedíamos la presencia de este era consiguiente, y además
¿quién nos aseguraba que el enemigo no hubiese tomado los formidables pasos de
las peñas, como sucedió? En tal apuro, el general, consultando a su arrojo y
decisión, tomó el partido de los valientes.”
Distribuidas las tropas se inició el ataque con
un cañonazo. Gómez envía a sus jinetes, en un amplio giro en forma de C, a
trabarse con la caballería de "El Manco" (en Villasante de Montija) pero de forma
que el brigadier Tello lo observe y le impulse a actuar. Y, entonces, Tello realiza un movimiento que,
muy generosamente, solo se puede definir como estúpido. Decide abandonar la
posición en el bosquecillo que apoyaba su derecha lo que aprovechó Gómez que
colocó allí dos de sus batallones. Dominaba ahora el llano entre Baranda y el
río.
Tello, viendo su
error, envió tres compañías del regimiento "Castilla" a recuperarlo a
la bayoneta al mando del comandante Boquelli. Fracasaron pese a que fueron
luego secundados por el provincial de Betanzos, según Tello, "Reina".
Y no era para
menos. Los carlistas, al abrigo de esa posición regalada, iban atravesando el
río y desplegándose. No les frenaba ni los envites de la caballería de Albuín
cuyas cargas (¡hasta tres!) se estrellaban ante un muro de fusilería.
Cundieron los
nervios entre los constitucionales y eso degeneró en desorden y confusión. Tello
escapó hacia Santander con 1.200 soldados, otro grupo hacia Espinosa de los
Monteros y la caballería hacia Soncillo aunque luego huyó a Reinosa. Solo
Boquelli, con las tres compañías del "Castilla", organizó la retirada
del mayor grupo hacia Villarcayo. Llegaron a la capital de Las Merindades,
entre útiles y heridos, unos 1.100 soldados. Pero los carlistas también
recibieron. Gómez se dolía de la perdida de los comandantes Juan Antonio de
Montoya del 2 de "Castilla" y Manuel Caño del 6.
A estas horas
Espartero, que ha recibido ya el mensaje de Tello, ha salido de Vitoria con la
tercera división del Ejército del Norte -seis batallones, dos escuadrones de
húsares y la brigada de reserva- hacia el valle de Losa. Unos 6.000 infantes y
350 jinetes.
La falta de
munición y la bisoñez de las tropas fueron las escusas argüidas por los responsables del desastre. Que lo fue. Los
liberales perdieron algo más de 600 hombres entre muertos y heridos y les
hicieron 667 prisioneros frente a 183 bajas carlistas. Gómez anotó, además, 600
fusiles, 14 cajas de guerra, acémilas y caballos.
El libro, de 1846, "Galería militar contemporánea: Colección de biografías y retratos de los
generales en los ejércitos liberal y
carlista durante la última guerra civil: con una descripción de las campañas
del Norte y Cataluña" (Tomo II) dice:
“Muy
poco tardaron en avistarse unos y otros en los campos de Rivero y Villasante; y
muy poco tardaron en trabar batalla. Pero la suerte mostróse desesperada e
infausta para los de la Reina, quienes a pesar de contar casi el doble de
fuerza que la de los carlistas, y de llevar al frente de caballería al valiente
y tantas veces acreditado coronel Albuín (a) El Manco, fue de todo punto
infructuosa… al cabo de once horas de incesante fuego, agotadas las municiones,
hubieron de ceder el campo y la palma de la victoria a los carlistas
acaudillados por Gómez”.
Ante la magnitud
de la victoria Gómez designa a Andéchaga como responsable de las bajas y los
prisioneros. Para ganar tiempo los envió hacia Cástor con una breve escolta. El
"Ejército real de la Derecha" pasará la noche acantonado en
Quisicedo, Tabliega, la Colina y Larrivas y la mañana del 28 de junio parten a
San Martín. Descansan y avanzan hasta Soncillo donde llegan el 29 a las 10:00
horas. Llevan 24 horas son comer.
Poco antes
habían huido de ese pueblo 200 soldados liberales que fueron perseguidos por el
brigadier Santiago Villalobos que les hizo 40 prisioneros. El resto llegó a
Reinosa.
Gómez se entera
este día que Espartero se le acerca a marchas forzadas por lo cual detrae
tropas de sus unidades para crear un batallón de prisioneros al mando del
comandante José María Delgado.
¿Espartero?
¡¡¿¿Y Cástor Andéchaga??!! Volvamos un poquito atrás en el tiempo. Un par de
días. Tenemos a Espartero avanzando hacia el valle de Losa pero la época del
año le juega una mala pasada y el excesivo calor le obliga a pararse hasta la
caída del sol de ese 27 de junio. Justo durante el combate entre Tello y Gómez sus
tropas sestean. Esa noche se acantonarán en Armiñón, Rivavellosa y Comunión
(Álava, zona de Valdegovía). Espartero, carente de noticias, se adelanta a
Puente Larrá donde el comandante de armas de Medina de Pomar le pone al día.
Forzando la
marcha llega el 28 a Venta de Mambliga, Losa a 7 leguas de Armiñón, y el 29 le
amanecerá en Quincoces de Yuso poco después de que dos batallones carlistas al
mando de Cástor Andéchaga hayan salido a uña de caballo. Esta unidad carlista
ha subido la peña de Orduña para cumplir la orden de Gómez respecto de los
prisioneros. Dada la situación los abandona en manos de los liberales.
Las primeras
luces del día 30 de junio iluminan a Gómez en los Carabeos, ya fuera de Las Merindades,
tras una marcha agotadora.
"Esta jornada fue de las más penosas que
ha tenido la división, porque pasamos el Ebro de noche, por unos desfiladeros
que solamente uno a uno podíamos bajar, y en algunas ocasiones casi
arrastrando" (José María
Delgado).
Espartero seguía
en sus trece y pasa el día 1 de julio por Reinosa y el 2 llega a Salinas de
Pisuerga donde se pone en comunicación con José Manso y Solá, Capitán General
de Castilla la Vieja para coordinar las operaciones contra Gómez. No le alcanzaron.
A Gómez.
Ya pero, ¿Y
Cástor? Pues el misterio nos lo resuelve la siguiente nota de prensa reflejada
en "El guardián nacional" del 18 de julio de 1836:
La cosa no acabó
aquí sino que, aunque a la prensa se dijo que las fuerzas de Tello eran
insuficientes, se procedió a un consejo de guerra a Tello y Albuín por esta
acción del que salieron absueltos.
Quizá se debió a
lo convincente que resultó en su declaración el brigadier Tello, o a sus
contactos en las altas esferas, o a Espartero, o...
Anejos:
José Manso y Solá: Nace en Borreda (Barcelona)
en 1785 y muere en Madrid en 1863. Al comienzo de la guerra de la Independencia
era molinero pero lo deja para incorporarse al destacamento que se organizaba
en su pueblo natal donde le nombran teniente. A causa del alto número de bajas durante
la defensa de Rosas se le trata de procesar pero le protegió el general Blake.
Fue uno de los guerrilleros más populares en Cataluña durante le contienda y,
quizá por eso, el nacionalismo catalán se "ha fijado" en su
biografía. En 1809 ascendió a capitán y a teniente coronel. Sirvió a las
órdenes del marqués de Campo Verde, el barón de Eroles y el general Lacy que le
da el mando de una división en 1811. Al terminar la guerra se le concede el
grado de Brigadier y tres cruces de San Fernando. Alcanzó el grado de teniente
general. En la primera guerra carlista fue cristino. Capitán General de
Castilla la Vieja y de Galicia fue sustituido por Valdés debido a su poca
efectividad. El 28 de febrero de 1845 se le concedió el título de Conde de
Llobregat.
José Pimentel y Lemos de Montenegro: (1786-1838)
Inició carrera militar como capitán agregado en el regimiento de "Milicias
de Pontevedra", durante el trienio liberal actuó con las milicias
realistas siendo por ello recompensado tras la victoria. Carlista. Participó en
numerosas acciones falleciendo en la Acción de Arceniega.
Bibliografía:
"LA RELEVANCIA DE LA ACCIÓN DE VARGAS
-NOVIEMBRE DE 1833- EN LA PRIMERA GUERRA CARLISTA: DEL MITO AL HECHO".
Carlos VECI LAVÍN y Javier MARTÍNEZ SELLERS
"Las expediciones carlistas en un inédito
del general Zaratiegui". Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera.
Revista de historia militar Nº 2 (1958)
"La expedición del general Gómez".
Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera.
Periódico "El guardián nacional"
"Batallas en Las Merindades". Felipe
González López y Aitor Lizarazu Pérez.
Dedicamos esta entrada a Jesús Serrano de Bilbogames.
Dedicamos esta entrada a Jesús Serrano de Bilbogames.
Muy interesante una vez más.
ResponderEliminarExcelente entrada. Los detalles sobre las fotos por satélite y sobre fotos al natural muy exclarecedoras. Así da gusto y se entiende todo. Cuanta historia atesoran estos paisajes. Si esto hubiera pasado en USA habríamos tenido películas para aburrir. Enhorabuena por el post
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