Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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lunes, 18 de mayo de 2015

Baranda-Revilla-Rivero 1836. Una importante batalla olvidada

Estamos en junio de 1836. La guerra carlista lleva destrozando España desde la muerte de Fernando VII, el rey felón. La comarca de Las Merindades de Castilla Vieja están del lado cristino -por la madre de la reina Isabel II que ejerce de regente- y la cercana Vizcaya apoya a Carlos V.

El isabelismo de Las Merindades no fue por una acendrada ideología liberal, de la que algo había, sino porque, básicamente, no era tierra aforada. Este elemento de derecho particular impidió la anulación de los Voluntarios Realistas y una toma más directa sobre los miqueletes vizcaínos y guipuzcoanos. A su vez facilitó la movilización a favor del hermano de Fernando VII.


La cercanía a la línea del frente generó muchos problemas a esta comarca pero también nos ha legado hechos de armas e historias curiosas.

Una de ellas es el paso de la expedición del Mariscal de Campo realista Miguel Gómez Damas que, tras reunirse en Llodio el 25, partió de Amurrio el 26 de junio de 1836, a las dos de la madrugada, con sus 2.700 infantes, 180 jinetes y un obús y un cañoncito de montaña. Concretamente, los granaderos del ejército, los batallones 2, , 5 y 6 de Castilla, el 2 y 3 escuadrón provisional y un sargento y nueve artilleros para las dos piezas montadas en mulas. Junto a él marchaba como segundo jefe el brigadier José de Pimentel y Lemos de Montenegro, marqués de Bóveda de Limia; la caballería bajo el mando de Santiago Villalobos; y la infantería bajo el brigadier José María Arroyo. Además un mariscal de campo portugués y un intendente de hacienda.

Ruta de salida a través de Las Merindades del mariscal Gómez

Gómez, andaluz carlista, pertenecía al ala moderada de un realismo que no era univoco. Como tampoco era unánime la actitud ante las expediciones. Eguía y otros las veían un derroche de fuerzas que podían usarse para dominar territorios cercanos "como Las Merindades de Castilla" frente a la idea de extender la guerra por el territorio enemigo. Pero el nuevo hombre fuerte, Bruno Villareal, entendía que eran una buena forma de reducir la presión sobre Vizcaya y Guipúzcoa. La operación se mantuvo en secreto hasta dos días antes de salir pero el general cristino Fernández de Córdova se enteró y dispuso sus fuerzas: Baldomero Espartero y Juan Tello.

Para las 03:00 horas del 27 de junio llegaban a la Colina que estaba a casi nueve leguas de Amurrio (5.572m equivalen a una legua castellana) que es una buena marca para un ejército si no fuese porque, en realidad, anduvieron unas once leguas para despistar y eludir a las unidades cristinas.

Movimientos de Tello, Gómez y Castañeda en los dos primeros días

Con ese mismo objetivo de despistar actuaron los generales Bruno Villarreal por Peñacerrada (Álava) y el brigadier Cástor Andéchaga por el Valle de Mena (Burgos), que buscaban atraer a las unidades de coronel Castañeda. Y engañaron a los liberales.

El brigadier Tello, jefe de la división de reserva se dirigía a Artieta (Valle de Mena) para apoyar a Castañeda pero, enterado de que Gómez se encontraba tras él, da aviso a Córdova y Espartero y desanda el camino desde Villasana hacia Villasante de Montija para enfrentarse al "Ejército Real de la derecha". Son las ocho de la mañana del 27.

Poco después tienen "contacto visual" los dos bandos. Gómez seguro que maldijo las cuatro horas de descanso dadas en las Ventas de Quintanilla. Tello, a su vez, se afianzaba en Baranda, a tiro y medio de fusil. ¿Cuánto es eso? Pues unos 500 metros.

Caballería Liberal

Los isabelinos son más -Gómez informará de que unos 4.500-, están en mejor posición (Tello en Baranda y Albuín en Villasante) y bloquean el paso de los carlistas. No hay alternativa. Pronto empezará el fuego de guerrillas.

Pero al mariscal de campo Gómez se le suma otro problema: el coronel Castañeda no ha sido atacado por Cástor Andéchaga -tenía solo un batallón y sin caballería- y se ha replegado a las diez de la mañana del 27 hacia Villasante de Montija. Cuando llega descubre a las columnas separadas por el Trueba con Tello asentado en un bosque a su derecha y sufriendo los ataques de Gómez.

Uniforme regimiento provincial

Los liberales disponían, en esos momentos, de los regimientos "Castilla" y "Reina", los provinciales de Tuy, Betanzos y Granada y 126 jinetes a las órdenes del brigadier Albuín, "el manco". Quizá por eso Castañeda creyó fácil dar un golpe que desarbolase a los carlistas. Cruzó el río con un batallón y fue desalojando a Gómez de sus posiciones. Lamentablemente se rehicieron e hirieron de gravedad a Castañeda que hubo de retirarse. Morirá a primeros de julio.

Tras cuatro horas de combate (12:30 h aprox.) los carlistas se repliegan y su estado mayor mantiene una reunión hasta las tres de la tarde, poco más o menos, decidiendo volver a la carga.


En palabras de José María Delgado, el cronista de la expedición del general Gómez:

“Jamás ejército alguno se vio más comprometido que el nuestro; la posición era crítica: si seguíamos, un enemigo muy superior en fuerzas, y descansado, nos aguardaba en posiciones ventajosísimas, tomadas a su gusto; si retrocedíamos la presencia de este era consiguiente, y además ¿quién nos aseguraba que el enemigo no hubiese tomado los formidables pasos de las peñas, como sucedió? En tal apuro, el general, consultando a su arrojo y decisión, tomó el partido de los valientes.”

Tello (rojo) toma posiciones en tormo a Baranda, "El Manco" en
Villasante (Amarillo) y Gómez (Azul). En esta recreación propia
represento la segunda fase de la batalla. (1) despliegue caballería
carlista. (2) Ataque de Albuín, desplazamiento de las fuerzas de
Tello y repliegue carlista. (3) Toma carlista de la loma.
(4) contraataque de los liberales y rebase del Trueba.
(5) Desbandada liberal

Distribuidas las tropas se inició el ataque con un cañonazo. Gómez envía a sus jinetes, en un amplio giro en forma de C, a trabarse con la caballería de "El Manco" (en Villasante de Montija) pero de forma que el brigadier Tello lo observe y le impulse a actuar. Y, entonces, Tello realiza un movimiento que, muy generosamente, solo se puede definir como estúpido. Decide abandonar la posición en el bosquecillo que apoyaba su derecha lo que aprovechó Gómez que colocó allí dos de sus batallones. Dominaba ahora el llano entre Baranda y el río.

Tello, viendo su error, envió tres compañías del regimiento "Castilla" a recuperarlo a la bayoneta al mando del comandante Boquelli. Fracasaron pese a que fueron luego secundados por el provincial de Betanzos, según Tello, "Reina".

Y no era para menos. Los carlistas, al abrigo de esa posición regalada, iban atravesando el río y desplegándose. No les frenaba ni los envites de la caballería de Albuín cuyas cargas (¡hasta tres!) se estrellaban ante un muro de fusilería.

Estimación zona combate a nivel

Cundieron los nervios entre los constitucionales y eso degeneró en desorden y confusión. Tello escapó hacia Santander con 1.200 soldados, otro grupo hacia Espinosa de los Monteros y la caballería hacia Soncillo aunque luego huyó a Reinosa. Solo Boquelli, con las tres compañías del "Castilla", organizó la retirada del mayor grupo hacia Villarcayo. Llegaron a la capital de Las Merindades, entre útiles y heridos, unos 1.100 soldados. Pero los carlistas también recibieron. Gómez se dolía de la perdida de los comandantes Juan Antonio de Montoya del 2 de "Castilla" y Manuel Caño del 6.

A estas horas Espartero, que ha recibido ya el mensaje de Tello, ha salido de Vitoria con la tercera división del Ejército del Norte -seis batallones, dos escuadrones de húsares y la brigada de reserva- hacia el valle de Losa. Unos 6.000 infantes y 350 jinetes.

La falta de munición y la bisoñez de las tropas fueron las escusas argüidas por los  responsables del desastre. Que lo fue. Los liberales perdieron algo más de 600 hombres entre muertos y heridos y les hicieron 667 prisioneros frente a 183 bajas carlistas. Gómez anotó, además, 600 fusiles, 14 cajas de guerra, acémilas y caballos.


El libro, de 1846, "Galería militar contemporánea: Colección de biografías y retratos de los generales  en los ejércitos liberal y carlista durante la última guerra civil: con una descripción de las campañas del Norte y Cataluña" (Tomo II) dice:

“Muy poco tardaron en avistarse unos y otros en los campos de Rivero y Villasante; y muy poco tardaron en trabar batalla. Pero la suerte mostróse desesperada e infausta para los de la Reina, quienes a pesar de contar casi el doble de fuerza que la de los carlistas, y de llevar al frente de caballería al valiente y tantas veces acreditado coronel Albuín (a) El Manco, fue de todo punto infructuosa… al cabo de once horas de incesante fuego, agotadas las municiones, hubieron de ceder el campo y la palma de la victoria a los carlistas acaudillados por Gómez”.

Ante la magnitud de la victoria Gómez designa a Andéchaga como responsable de las bajas y los prisioneros. Para ganar tiempo los envió hacia Cástor con una breve escolta. El "Ejército real de la Derecha" pasará la noche acantonado en Quisicedo, Tabliega, la Colina y Larrivas y la mañana del 28 de junio parten a San Martín. Descansan y avanzan hasta Soncillo donde llegan el 29 a las 10:00 horas. Llevan 24 horas son comer.

Poco antes habían huido de ese pueblo 200 soldados liberales que fueron perseguidos por el brigadier Santiago Villalobos que les hizo 40 prisioneros. El resto llegó a Reinosa.

Vista del área de combate desde la recta de Baranda

Gómez se entera este día que Espartero se le acerca a marchas forzadas por lo cual detrae tropas de sus unidades para crear un batallón de prisioneros al mando del comandante José María Delgado.

¿Espartero? ¡¡¿¿Y Cástor Andéchaga??!! Volvamos un poquito atrás en el tiempo. Un par de días. Tenemos a Espartero avanzando hacia el valle de Losa pero la época del año le juega una mala pasada y el excesivo calor le obliga a pararse hasta la caída del sol de ese 27 de junio. Justo durante el combate entre Tello y Gómez sus tropas sestean. Esa noche se acantonarán en Armiñón, Rivavellosa y Comunión (Álava, zona de Valdegovía). Espartero, carente de noticias, se adelanta a Puente Larrá donde el comandante de armas de Medina de Pomar le pone al día.

Forzando la marcha llega el 28 a Venta de Mambliga, Losa a 7 leguas de Armiñón, y el 29 le amanecerá en Quincoces de Yuso poco después de que dos batallones carlistas al mando de Cástor Andéchaga hayan salido a uña de caballo. Esta unidad carlista ha subido la peña de Orduña para cumplir la orden de Gómez respecto de los prisioneros. Dada la situación los abandona en manos de los liberales.

Las primeras luces del día 30 de junio iluminan a Gómez en los Carabeos, ya fuera de Las Merindades, tras una marcha agotadora.

"Esta jornada fue de las más penosas que ha tenido la división, porque pasamos el Ebro de noche, por unos desfiladeros que solamente uno a uno podíamos bajar, y en algunas ocasiones casi arrastrando" (José María Delgado).

Espartero seguía en sus trece y pasa el día 1 de julio por Reinosa y el 2 llega a Salinas de Pisuerga donde se pone en comunicación con José Manso y Solá, Capitán General de Castilla la Vieja para coordinar las operaciones contra Gómez. No le alcanzaron. A Gómez.

Ya pero, ¿Y Cástor? Pues el misterio nos lo resuelve la siguiente nota de prensa reflejada en "El guardián nacional" del 18 de julio de 1836:



La cosa no acabó aquí sino que, aunque a la prensa se dijo que las fuerzas de Tello eran insuficientes, se procedió a un consejo de guerra a Tello y Albuín por esta acción del que salieron absueltos.

Quizá se debió a lo convincente que resultó en su declaración el brigadier Tello, o a sus contactos en las altas esferas, o a Espartero, o...



Anejos:

José Manso y Solá: Nace en Borreda (Barcelona) en 1785 y muere en Madrid en 1863. Al comienzo de la guerra de la Independencia era molinero pero lo deja para incorporarse al destacamento que se organizaba en su pueblo natal donde le nombran teniente. A causa del alto número de bajas durante la defensa de Rosas se le trata de procesar pero le protegió el general Blake. Fue uno de los guerrilleros más populares en Cataluña durante le contienda y, quizá por eso, el nacionalismo catalán se "ha fijado" en su biografía. En 1809 ascendió a capitán y a teniente coronel. Sirvió a las órdenes del marqués de Campo Verde, el barón de Eroles y el general Lacy que le da el mando de una división en 1811. Al terminar la guerra se le concede el grado de Brigadier y tres cruces de San Fernando. Alcanzó el grado de teniente general. En la primera guerra carlista fue cristino. Capitán General de Castilla la Vieja y de Galicia fue sustituido por Valdés debido a su poca efectividad. El 28 de febrero de 1845 se le concedió el título de Conde de Llobregat.


José Pimentel y Lemos de Montenegro: (1786-1838) Inició carrera militar como capitán agregado en el regimiento de "Milicias de Pontevedra", durante el trienio liberal actuó con las milicias realistas siendo por ello recompensado tras la victoria. Carlista. Participó en numerosas acciones falleciendo en la Acción de Arceniega.


Bibliografía:

"LA RELEVANCIA DE LA ACCIÓN DE VARGAS -NOVIEMBRE DE 1833- EN LA PRIMERA GUERRA CARLISTA: DEL MITO AL HECHO". Carlos VECI LAVÍN y Javier MARTÍNEZ SELLERS
"Las expediciones carlistas en un inédito del general Zaratiegui". Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera.
Revista de historia militar Nº 2 (1958)
"La expedición del general Gómez". Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera.
Periódico "El guardián nacional"
"Batallas en Las Merindades". Felipe González López y Aitor Lizarazu Pérez.

Dedicamos esta entrada a Jesús Serrano de Bilbogames.



2 comentarios:

  1. Excelente entrada. Los detalles sobre las fotos por satélite y sobre fotos al natural muy exclarecedoras. Así da gusto y se entiende todo. Cuanta historia atesoran estos paisajes. Si esto hubiera pasado en USA habríamos tenido películas para aburrir. Enhorabuena por el post

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