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domingo, 22 de noviembre de 2015

Juan de Garay: "Abrir puertas a la tierra" / Santísima Trinidad y puerto de Santa María de Buenos Aires


Nos internamos en la última parte de la vida de este gran aventurero que fue Juan de Garay, un Losino, o un vizcaíno, -castellano al fin y al cabo- universal. Esta parte de su vida es la de la segunda fundación de Buenos Aires. Vamos a ello.

Mapa área del Paraguai

Garay, en enero de 1580, se centra en el asunto bonaerense. En el bando que mandó pregonar en La Asunción se venden las maravillas del lugar, las grandes expectativas existentes, las tierras a repartir y la supuesta probabilidad de aprovecharse del ganado asilvestrado descendiente del que quedó del tiempo en que estuvo Pedro de Mendoza. Los alistados fueron 63 colonos y 200 familias de indios guaranís. Organizada la expedición por tierra, salió un convoy el día 9 de marzo de 1580, llevando mil caballos, 200 vacas, 500 ovejas, cabras, cerdos y varias carretas con carga diversa, bajo la custodia de Alonso de Vera y 39 soldados a sus órdenes.

Escultura de Pedro de Mendoza

Al mes siguiente, una escuadrilla compuesta de dos bergantines, seis lanchones grandes de carga, tres balsas, canoas de los indios Guaraníes y la carabela "San Cristóbal de Buena Ventura" donde viajaban Garay, los principales capitanes, el padre Rivadeneira, fray Antonio Picón, Antonio Tomás y Ana Díaz. Bajaron por el Paraná al mando de Garay con cuarenta soldados, conduciendo armas, municiones, semillas y mantenimientos.

El día 11 de mayo de 1580, llegó al Río de la Plata la flotilla de Garay. Después de fondear en el Riachuelo y de orar, algunos expedicionarios exploraron la ribera aguas arriba; el teniente gobernador y varios capitanes atravesaron el "bajo" y subieron a la meseta en la que 44 años atrás se asentara la primera fundación (hoy parque Lezama y el Museo Histórico Nacional de Argentina). Mientras esperaban al contingente terrestre -llegaron a primeros de junio- estudiaron el terreno, lo limpiaron de maleza y delinear las calles. Garay, a su vez, documentó los repartimientos que asignaría a cada poblador.


Corrigiendo el error de Pedro de Mendoza, con su apremiante necesidad de inmediatos rendimientos económicos, Juan de Garay determinó que la nueva ciudad se levantaría a una legua del fondeadero, en la altura de un gran barranco, para evitar cualquier posible inundación. Es la actual Plaza de Mayo. Los fundadores completaron al emplazamiento previsto el día 29 de mayo, festividad de la Trinidad, y llamaron a la ciudad Santísima Trinidad y puerto de Santa María de Buenos Aires, en la provincia de Nueva Vizcaya.

Fundaciones de Buenos Aires (Google)

El día 11 de junio de 1580, fiesta del Apóstol San Bernabé, volvió a la vida la ciudad con todas las formalidades legales. Los nuevos próceres, vestidos de gala, se dirigieron a la plaza pública. Juan de Garay avanzaría abriendo la marcha, a su lado el Padre Rivadeneira y el capitán Fernández de Enciso, portador del estandarte real. Al llegar al lugar elegido, el escribano Pedro de Xerez, que redactó el acta, leyó las provisiones del adelantado:

"[...] yo Juan García Garay, teniente de Governador y Capitán General y Justicia mayor y alguacil mayor en todas estas provincias, por el muy Ilustre el Licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón, del Consejo de su magestad, y su oidor en la Real Audiencia de la ciudad de la Plata en los Reynos del Pirú, Adelantado..., y en lugar del dicho señor Adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón... estando en este Puerto de Santa María de los Buenos Ayres, hago y fundo una ciudad... La iglesia de la cual pongo su advocación de la Santísima Trinidad... y la dicha ciudad mando que se intitule Ciudad de la Trinidad".


Finalmente se plantaría una cruz para levantar la iglesia parroquial bajo la advocación de la Santísima Trinidad. (Es el mismo lugar que hoy ocupa la catedral, junto a la Plaza de Mayo).

La ciudad tendría dos alcaldes ordinarios, Rodrigo Ortiz de Zárate y Gonzalo Martel de Guzmán, y seis regidores. Garay les tomó juramento y los invitó a acompañarlo para enarbolar "un palo y madero por rollo público", símbolo de la justicia. Se les recordó, que según la regla general, al cesar el año siguiente, debían formar otro Cabildo enteramente nuevo. Y agregaba Garay: "Aun cuando el asiento de la ciudad parece el mejor, si los sucesores encuentran otro sitio más conveniente, que pueden mudar la población, previo acuerdo con el Cabildo que a la sazón hubiera".

Indios Guaraníes

Y como culminación, Juan de Garay blandió su espada, hendió el aire, y siguiendo el ceremonial de rigor, tomó posesión de la ciudad, fundándola "en el nombre de la Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo".

Cerca de donde se hallaban los restos de la primitiva colonia, se colocó el pilar de la Justicia, en nombre de S. M. el Rey Felipe II. En la plaza central se marcaron los solares destinados a Iglesia y Casa Ayuntamiento y las calles quedaron trazadas de acuerdo con el modelo establecido para todas las Indias españolas. La ciudad fue dividida en 250 manzanas, de las que 40 se destinaron a la población propiamente dicha.

Parcelamiento de Buenos Aires

El 14 de junio de 1580 fue nombrado Procurador de la ciudad don Juan Fernández de Enciso, y el 19 mandó Garay al franciscano Juan de Rivadeneira a España, en la carabela San Cristóbal, con la misión de entregar al rey un mensaje dando cuenta de las fundaciones de Santa Fe y de Buenos Aires y solicitando auxilios para ambas ciudades. Mandó a la vez muestras de los primeros productos cultivados y elaborados, tales como: cueros, limones, azúcar, conservas y confituras, que se supone procedían de Santa Fe, o de La Asunción.

El día 21 de junio fue destinado para distribuir los solares, a razón de un cuarto de cuadra por vecino, Cada uno de los 63 colonos, recibió el suyo, incluso tierras de labor para sembrar. También figuró como colono doña Ana Díaz -hija natural de Mateo Díaz y una india paraguaya-, lo que demuestra la igualdad de derechos y consideraciones que tenían la mujer y los mestizos, amén de los criollos, en estos temas.


Bajo la presidencia de Juan de Garay, celebró sesión el Cabildo el día 20 de octubre, asistiendo Rodrigo Ortiz de Zárate como Alcalde ordinario, Juan Fernández de Enciso como Procurador, Justicia y Regidores, para tratar y confirmar a San Martín por patrono de la ciudad con la correspondiente celebración y solemnidades aquel día. Hubo concierto así mismo, para señalar el blasón de la ciudad, en la figura de un águila negra con coronay cuatro crías debajo, en representación de los cuatro pueblos estipulados en las capitulaciones de Juan Ortiz de Zárate, y como vástagos del águila coronada que tiene su escudo. La corona y la cruz representaban la fe católica y la Corona Real de Castilla y León.


Después de distribuir entre capitanes, soldados y propietarios las familias de indios llevadas del Paraguay, Juan de Garay recorrió la costa empadronando tribus y señalando el tributo que habían de pagar. Poco después de la fundación de Buenos Aires, Alonso de Vera, escribía al rey: "La población que de nuevo se hace en este puerto, será la más importante de Indias, por estar cerca los reinos de Chile, y a 70 leguas del mar del Sur, en camino bueno para ir en carretas". Esto confirma la opinión de Garay, cuando anteriormente había dicho: "La población del puerto de Santa María de Buenos Aires, es necesaria y conveniente para el bien de toda esta gobernación y del Tucumán".

Ataque de los indios Queradíes

Los indios, con el caudillaje de Tabubá, iniciaron la lucha contra los castellanos. Entre la población india, figuraba un cautivo español, llamado Cristóbal Matute de Altamirano -"el resucitado"-, que preocupado por los preparativos de sus vecinos, quería avisar a sus compatriotas. A falta de otros procedimientos y para no incurrir en sospechas, trazó con carbón este mensaje "Los querandíes se están preparando para batiros; son muchos; no dejaros sorprender, Altamirano, prisionero". Le metió en una calabaza y la arrojó al riachuelo para que la corriente la llevase a la vista de los españoles. El éxito fue completo, porque dos españoles llamados Juan Martín y Esteban Ruiz, que estaban pescando, la vieron flotar y lo llevaron a Garay a tiempo de organizar la defensa, y mandar a uno de los cautivos haciendo proposiciones de paz al cacique y un escrito para Altamirano. Este, después de sortear grandes dificultades pudo evadirse y llegar felizmente a Buenos Aires. Algunas versiones dan un tinte épico a la fuga y cuentan que "fugado de sus tolderías una noche de lluvia logró cruzar a nado el Riachuelo y arribar medio exhausto al campamento" para dar el aviso.


Las proposiciones pacíficas hechas ante intransigentes solo lleva a envalentonarlos más. Así, Tabubá dispuso su gente de manera que pudiera atacar a la vez por mar y tierra. Intentaron abordar un bergantín y otras embarcaciones pero tuvieron tantas pérdidas con el fuego de los arcabuces que, a pesar de sus repetidas tentativas, perdieron los ánimos y abandonaron la pelea. Mientras tanto Tabubá llegaba hasta los muros arrojando flechas incendiarias que provocaron el fuegos en el poblado. Para contrarrestarlo Garay hizo una salida desesperada para combatir en campo abierto y emplear la caballería. Buena idea. Juan Fernández de Enciso acertará a dar un sablazo a Tabubá matándole ante sus leales. Sin jefe los indios que todavía luchaban huyeron en desbandada.


Mientras, en Santa Fe se habían amotinado los criollos quejosos por no desempeñar cargos oficiales. Destituyeron a los funcionarios municipales; depusieron al gobernador, y en su lugar nombraron a Cristóbal Arévalo; convocaron Cabildo abierto y entregaron el mando militar a Lázaro Venialbo. Cuando todo parecía apaciguado, se corrió el rumor de que iban a desterrar a los españoles.

Cuando llegaron noticias de estos desórdenes Garay salió de Buenos Aires para imponer el orden a los revolucionarios de Santa Fe. Tan pronto como llegó, hizo respetar su autoridad, suspendió los procesos ya incoados, impidió nuevas represalias, aquietó las pasiones y logró restablecer la paz.


Entonces pudo regresar Garay a Buenos Aires para organizar una nueva exploración que tenía en proyecto. Y en el mes de noviembre de 1581, cuando tuvo equipado un contingente de soldados, dio órdenes para explorar los campos y costas de la región del Sur (donde hoy se asienta la ciudad de Mar del Plata). Buscó el mito de "la ciudad de los Césares".

A 30 leguas de la ciudad vieron como pastaban caballos silvestres abandonados en los tiempos de Pedro de Mendoza y, libres, se habían multiplicado formando grandes rebaños. Garay recorrió las faldas orientales del Tandil, cordilleras formadas por grandes peñascos erizados que se adentran en el mar.


En marzo de 1582 Garay retorna a Asunción. En el viaje de regreso, ya en diciembre, al llegar a Santa Fé, se enteró que Alonso de Sotomayor se hallaba en dificultades en el Río de la Plata, de paso para su gobernación en Chile. Juan de Garay le concederá 300 caballos, indios baqueanos, carretas, bueyes y todo el bastimento que le fue posible para que pudiera llegar al territorio de su mando.

A fines de enero de 1583, hallándose Garay en Santa Fe, recibió la visita de Alonso de Vera, que recién llegado de España, portaba un mensaje pidiendo contestación a la información abierta por el Consejo para averiguar si habla sido cumplido el contrato de capitulación. A los pocos días, con fecha primero de febrero, contestaba Garay al cuestionario, defendiendo vigorosamente la gestión del Adelantado y la de su yerno. Como demostración elocuente del cumplimiento del contrato de capitulación con la Corona, señalaba las fundaciones de Santa Fe, San Salvador, Villa Rica y Buenos Aires. En febrero Garay se dirigió hacia Buenos Aires para acompañar al hermano del gobernador de Chile hasta el Carcarañá, desde donde debía seguir a su destino.

Alonso de Sotomayor

Posteriormente se poblaron Concepción del Bermejo en el Chaco y San Juan de Vera de las Siete Corrientes. Hallándose Garay de regreso en Buenos Aires, reuniendo los elementos con que ayudar a la expedición Sotomayor, escribió al Rey para darle cuenta de los servicios prestados y los acontecimientos más notables en que había intervenido hasta aquel día 9 de marzo de 1583.

Al día siguiente, después de nombrar a Antonio de Torres Pineda para su lugarteniente en Buenos Aires, Juan de Garay partió de nuevo hacia Santa Fe, llevando en su compañía 40 hombres, un franciscano, algunas mujeres, y los elementos ofrecidos a Sotomayor, con idea de reunirse con él, quince días después en el Carcarañá.

Firma de Juan de Garay

40 leguas antes de alcanzar Santa Fe (en las cercanías de las ruinas de Sancti Spíritus, el antiguo fuerte de Caboto, en la confluencia de los ríos Coronda y Carcañá) Garay entró con su navío por una laguna desconocida, creyendo atajar camino y bogando a su alrededor sin encontrar salida, decidió pasar la noche en tierra. Creyeron estar en zona amiga pero, entregados al primer sueño, fueron agredidos por los indios. Murió Garay con doce hombres más, un franciscano y una mujer. Los restantes lograron volver al bergantín y llevar la triste noticia a Santa Fe.

Firma de la esposa de Juan de Garay

La muerte de Garay debió ocurrir a los diez días de haber salido de Buenos Aires. Esta es la noticia más concreta que se conoce, y basándonos en ella, podemos determinar que fue en la noche del 20 de marzo del año 1583. Cuando en La Asunción conocieron la desgracia, se hizo un inventarío de los bienes propiedad de Garay, según acta suscrita por Antonio de Ontiveros el día 26 de agosto de 1583.

Bibliografía:

"El burgalés Don Juan de Garay". Gonzalo Miguel Ojeda
"Héroes burgaleses" Ernesto Ruiz y González de Linares
"Santo Domingo de la Nueva Ríoja" Carmen Martínez Martín.
Revista LEÓN del Centro Regional Leones.
"Los nombres de Castilla y León en América y Filipinas" Eufemio Lorenzo Sanz y Gustavo redondo Moralejo.
"Los Castellanos y Leoneses en la empresa de Las Indias" Junta de Castilla y León.
"Los Burgaleses en el descubrimiento y formación de América" Eufemio Lorenzo Sanz.
"Castilla y León en América" Eufemio Lorenzo.
Los Conquistadores (faggella.com)



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