Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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lunes, 13 de junio de 2016

Fiestas de guardar (o pagar) y ejemplos (de beneficiados) a elogiar


Con esta entrada en vuestra bitácora terminamos el paseo con los curas beneficiados y su influencia en la vida y costumbres de Las Merindades. Espero que les haya sorprendido tanto como a nos.

Cillaperlata

No les descubro nada nuevo si les digo que las fiestas en España, y por tanto en Las Merindades, están mediatizadas por el santoral católico. Menos divulgado es la coincidencia de estas fiestas con acontecimientos económicos (pago de rentas de heredades, de censos, etc., recogida del préstamo del trigo, de las arcas de misericordia, etc.) y sociales (en Navidad o Año Nuevo se elegían los cargos locales) pero sobre todo regulaban el calendario laboral: fijando los días de trabajo y los de fiesta, prohibiendo trabajar domingos y festivos y supervisando las fiestas del pueblo.

Por supuesto, que esta situación tenía cierta flexibilidad cuando peligraba la cosecha en los campos: "los que hagan trabajos serviles los domingos y fiestas de guardar si es muy necesario pidan licencia al cura bajo pena de 2 ds.", y al revés "cuide (el beneficiado) de la observancia de los sagrados días de fiesta anunciando a sus feligreses los castigos que Dios ha hecho en todos los tiempos contra los quebrantadores de las fiestas a cuyo pecado deben atribuir las malas cosechas" por lo que tendrán que solicitar licencia para trabajar, principalmente en el mes de agosto, oscilando las cantidad entre un celemín de trigo por cada vecino o 6'5 reales. Un buen sistema: primero prohíbo trabajar cuando es necesario y, luego, les permito hacerlo si pagan una sanción.

Pedrosa de Tobalina

El concepto que se recogía en los ingresos de los libros de fábrica era "por licencia de beldar y acarrear" o "por acarrear pan en día de fiesta". Años más tarde, y a pesar de la crisis y de las malas cosechas, el pago de la licencia ascendía a 2 libras de aceite por vecino en Sta. María de Garoña, siendo del mismo valor la pena por trabajar en día de fiesta. Trabajar en fiesta sin licencia conllevaba el pago de penas que oscilaban entre 2 rs. y 12 rs.

Algunas ordenanzas prohibían esos días incluso el viajar. Estaban obligados a ir a misa los domingos y días que mandaba la Santa Madre Iglesia "todos con sus familias de siete años arriba", castigándose a quienes no iban e incluso a los que llegaran tarde o salieran antes de acabar la misa. Las penas eran impuestas por el mayordomo de la iglesia y por el jurado, ordenándole el visitador que "como hay parroquianos que se niegan a pagar las penas por no ir a misa los domingos y festivos les mande pagar dentro de nueve días so pena de excomunión y que no sean admitidos a los oficios... hasta que se cumpla". Para las mujeres casadas esto representaba un grave problema porque también se ordenaba "no lleve a la iglesia a niños menores de cuatro años bajo pena de 4 rs. cada vez". Te multaban por ir y por no ir. Y dentro, si te comportabas mal te caían 8 mrs. Se penalizaba al que blasfemara de Ntro. Sr. o de Ntra. Sra. o de los Santos.

Después de misa, los días festivos, y después de anochecer los días de trabajo, los vecinos de Pedrosa debían de rezar el Rosario "y luego que se ponga el sol toque las tres avemarías y explique la doctrina y enserie el modo de confesar".

Soncillo

Los concejos organizaban procesiones ciertos días del año a las que debían acudir los vecinos. En algunos lugares llegaron a ser semanales, domingo por la tarde o lunes por la mañana. En Montejo de Cevas eran todos los lunes del mes de mayo, teniendo que ir a Ntra. Sra. de la Puente, sede de la Cofradía de la Riba en Barcina del Barco, y volver, lo que suponía más de una treintena de kilómetros. En Ranedo y Promediano se sacaba la Santa Cruz, que se portaba de una parte a otra del pueblo, a la que debían acompañar el marido y mujer de cada casa, y si la procesión salía de los términos del pueblo se mandaba fuera uno de los mayores de cada casa.

Si no se podían posponer las labores domésticas y agrícolas iban sólo los niños, puntualizando que vaya "uno de los mayores de cada casa y que ninguno deje la procesión de cómo sale de la iglesia hasta que vuelva". En algunos lugares no se libraban de la asistencia ni los impedidos.

Hemos conocido en esta serie la intromisión de los representantes de Dios en el campo civil. Bueno, en justa compensación nos sorprendemos con que los cargos civiles tenían atribuciones en el campo religioso. El regidor era el encargado principal de elegir el mayordomo de la iglesia, en algunos lugares se recomendaba dar este oficio a los que fueran familiares del Sto. Oficio de la Inquisición, y a los Síndicos de la Trinidad, Redención de cautivos y de S. Francisco y quien hacía el padrón de la primicia. Los bailes por la noche se penaban con 10 ds. y 30 días de cárcel si se realizaban después del toque de Avemarías o al anochecer. Se insistía en los males derivados del juego y del vino pero no debieron tener mucho eco ya que en 1776 el justicia ordinaria y alcalde ordinario se dirigen a los concejos, regidores, vecinos quejándose del incumplimiento de esta norma.

Villalaín al fondo

El dinero afectaba en alto grado a los ritos –como ya hemos visto- y en especial en bodas o entierros. Se planteó reducir los costes para las familias mediante la ley, el poder de la ley frente a la tradición. Tanto el poder civil como el eclesiástico actuaron. Así el visitador ordenó a los beneficiados que prohibiesen a los vecinos y moradores de cualquier estado y calidad ir a comer en entierros, ni novenarios, ni otros oficios de difuntos, en casa del difunto o sus herederos, ni a misas nuevas.

Parte de este trasiego de dinero tenía como fin un elemento fundacional de la Santa Madre Iglesia: la caridad. Gracias a que se registraba todo en los libros de entre los que nos han llegado leemos cosas como que en 1645 pasaron cristianos nuevos -¿Residuos moriscos conversos?-, a quienes se les socorrió con 8 rs. porque "venían con despacho de los señores provisores de este arzobispado en que se mandaba se les diera limosna". ¿Si no hubiera sido así les habrían dado limosna? Un siglo más tarde se registró el mismo hecho en S. Martín de Don. ¡Un siglo! ¡100 años! Seguro que se han perdido muchos libros porque esta falta de caridad…

Villanueva la Lastra

Tal vez hemos cargado las tintas en las peculiaridades del clero desde el Renacimiento hasta hace poco, por ello resaltaremos la vida de uno de aquellos beneficiados. Tenemos a Vicente Sebastián de Herrán (1707-1784) que nació y murió en Plágaro y que fue un Ilustrado, altruista y amante de su pueblo. Cantó su primera misa en 1731, con 24 años. En 1739 estaba ya como beneficiado en su pueblo y de dónde sacó la mayor parte de su riqueza. Fue preceptor público de Gramática teniendo alumnos del Valle y alrededores, incluso de Álava. Con unos sesenta años comenzó su plan de mejora de la iglesia parroquial y ermitas.

Con sus bienes se sufragaron numerosas obras, dentro y fuera del templo parroquial, incluso la escalera de caracol de la espadaña porque estimaba que las campanas estaban bajas y el muro que rodea el terreno que hay en torno a la iglesia y el cementerio. Sobre el pórtico mandó construir las trojes por las que la Fábrica debía pagar a los beneficiados 3 rs. cada año.

Plágaro (Abandonados al silencio)

Del interior retocó el cañón del coro y los balaustres de madera, el púlpito, las escaleras de acceso al mismo y su guarda voz, las gradas de ambos altares, la cajonera, los asientos de piedra del fondo debajo del coro, un nuevo retablo mayor actualmente desaparecido, encomendado a tres retablistas y un escultor (el antiguo se pasó a la capilla de Ntra. Sra.) y el suelo fue recubierto con losas del tamaño de una sepultura. Abrieron dos ventanas y se ensanchó la del altar mayor. Se lució con yeso toda la iglesia para después pintar al fresco los Misterios de Cristo en la capilla. Para completar la obra donó telas para diversos usos.

Su fortuna debía de ser muy elevada ya que, además de las obras que realizó en la iglesia, dejó a la fábrica un censo de 100 ds. de principal y al Beneficio otro de 6.050 rs. y 14.600 rs. en seis censos. En 1774 consta que había prestado 250 ds. de principal para un pleito de Mijaralengua para beneficio del común, cuyos réditos se aplicarían a misas, mantenimiento de las ermitas de S. Vicente y de los Santos Cosme y Damián, que reedificó a su costa, sin contar las joyas y ornamentos que legó a las ermitas e iglesia parroquial.

En uno de sus testamentos ordenó que fuera enterrado en la sepultura que se había mandado fabricar encima de las gradas al lado del evangelio junto al altar de Nuestra Señora de la Portería, para cuyo culto legó siete heredades.

Villarcayo

Fundó mayorazgo en un sobrino. No es por malmeter pero les recuerdo que trabajó toda su vida en ese pueblo. Hoy está  abandonado.

Otros nombres serían el arzobispo D. Juan Ochoa de Salazar, que fundó el monasterio del Sto. Ángel en S. Martín de Don; el canónigo Juan Ortiz de Oteo, el arcipreste Diego Gómez de Frías, Pedro Salazar, Pedro Gómez del Campo, capellán del Duque de Nájera que fundaron arcas de misericordia, hospitales y humilladeros o fueron destacadas personalidades en el nuevo mundo como Juan de Castillo, obispo que fue de Cuba.


Bibliografía:

“Iglesia y sociedad en la edad moderna: La Merindad menor de Castilla Vieja” por María José Lobato Fraile.
Abandonados al silencio: Plágaro.


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