Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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domingo, 5 de febrero de 2017

Viajando con Ana

Bienvenidos a un gran viaje. Al viaje de Ana… de Austria. Seguro que el nombre les resulta familiar. ¿Quién no ha oído hablar de Ana de Austria, de la aventura de los Herretes y de los tres mosqueteros? Pues, no hablaremos de esa Ana. La del libro de Dumas es Ana María Mauricia de Austria y Austria-Estiria (1601-1666) y la de esta entrada es la cuarta mujer de su abuelo Felipe II.

Ana de Austria (Juan Pantoja)

Aunque era “de Austria” había nacido en el castizo lugar de Cigales (Valladolid) en 1549 y morirá en Talavera la Real (Badajoz) en 1580. Lo del sobrenombre le viene de la familia Habsburgo que era de origen centroeuropeo. Nació como Archiduquesa de Austria al ser hija del emperador Maximiliano (1527-1576), que era primo de Felipe II.

Regresó a la península en 1567 para casarse con el demente príncipe Carlos pero tras la muerte del heredero retornó a Austria –podríamos decir- “en espera de destino”. Su oportunidad se produciría cuando su primo segundo enviuda. Dada la consanguineidad necesitaron dispensa papal. La boda se celebró por poderes en el castillo de Praga el 4 de Mayo de 1570. En representación de Felipe II asistió un primo suyo, el archiduque Carlos. Y la recién ascendida a reina partió, nuevamente, hacia su tierra natal.


Navegó el Rin hasta Flandes donde le recibió Fernando Álvarez de Toledo, el duque de Alba. Embarcó en el puerto de Bergen op Zoom con destino a Laredo. La ciudad cantábrica había sido fundada por Alfonso VIII en 1200 y su puerto estaba al este de una ensenada localizada al sur de la entrada a la ría de Santoña, protegido por un promontorio al Norte y por el Oeste por un arenal. Disponía de buen calado con lo cual los barcos fondeaban sin dificultad.

Una vez desembarcase había dispuesto un itinerario organizado para que la reina llegase a la capital. Saldría de Laredo por Medina de Pomar y los coches de su séquito tomarían otro camino “por donde pueden venir los coches” hasta Burgos. Sobre este último camino, se indica que en Agüera de Montija “se han de apartar los coches a Espinosa de los Monteros, y a Ruerrero y a Rocamundo y ban dando la buelta por tierra llana a Burgos aunques rodeosa”, dejando en este caso que la Reina siguiese en literas por Medina.


Exacto: literas. Eran, en ese siglo XVI, mejor medio de transporte que los carruajes. De hecho, su alquiler era más caro por el mal estado de los caminos –muchos de ellos no aptos para ruedas- y por la dureza, o inexistencia, de los sistemas de amortiguación de los carros. La litera era un vehículo con barras laterales y dos mulas o caballos colocados una delante y otra detrás de la caja. Una variante es la silla con dos personas llevándola. Será a partir del siglo XVIII cuando empiecen a ser sustituidas por coches y carrozas.

Como vemos, estaba todo preparado. Pero el martes tres de octubre de 1570 desembarcó en Santander por causa de un temporal que hundió los planes. La villa de Santander había sido fundada por Alfonso VIII en 1187 y su puerto fue, con los de Laredo y Bilbao, vía de salida de la lana burgalesa hacia Flandes, Italia y Francia. Otros clientes del puerto de Santander eran mercaderes segovianos, palentinos o riojanos y, en menor medida, genoveses y de Medina de Rioseco y del Campo. Era un puerto con amplitud y calado en su bahía.

Los mercaderes de la zona de Burgos también exportaban: trigo, vino, sal, pieles, hierro, cueros, frutas, especias, etc. E importaban vinos de Burdeos, pescado seco, pastel y productos manufacturados como textiles, muebles, armas, libros, vidrio, quincallería, mercería, tapices, joyería, alabastros, obras de escultura y pintura, etc. que debían ascender hasta la meseta. Quédense con esto: el camino de Santander a Burgos debía ser bueno. Claro que según los niveles de la época.


Con todo ello, era una urbe dinámica gracias al comercio y los viajeros. Pedro Texeira indica que la villa está situada “en una punta de su ría, distante de la barra poco más de media legua, gozando de la mar de su puerto y del que le queda por el lado del mediodía. Es lugar çercado y de buena poblaçión... De la parte del levante está el puerto, que le azen dos muelles, donde entran navíos no de munchos toneles ny que demanden muncho fondo, por no lo aber. Dentro dellos fabrican en este puerto algunos baxeles. Fuera de los muelles, hun quarto de legua distante dellos, dan fondo los navíos y galeones grandes de la armada que a este puerto de ordinario bienen por ser el más capaz de toda esta costa... Es este puerto de poco abrigo aunque capaz de munchos baxeles. Para los que no pueden entrar en sus muelles, por ser descubierto a la mar y el tiempo que benta della, es menester estar con buenas ancoras por la muncha y rezia mar que mete…”.

Y los delegados de su majestad Felipe II, el cardenal de Sevilla y el duque de Béjar, buscaban la solución al contratiempo al que se enfrentaban. En aquellos días era difícil conocer el estado del firme del camino y de los puentes a atravesar. El cuatro de octubre, el cardenal de Sevilla, Gaspar de Zúñiga y Avellaneda, hace de tripas corazón y comenta que el camino de Laredo por Medina de Pomar “esta proveydo ya y el de Santander a Burgos no, es muy clara razon pues con enuiar dos alguaziles delante, proueeran quanto fuere menester, y como el camino es junto a Campos, es facilisimo proueer de trigo y ceuada que es la principal prouision”. Además viniendo por Medina “no puede la Reyna... ni las mugeres que uienen con ella aprouecharsse de los carros que traen, y yendo por el camino de los carros desde Santander a Burgos pueden muy bien yr”.

Carruajes siglo XVI

Pero, ¿Cuál era el problema? Puede que se hubiese programado desde Laredo porque a Burgos había 150 km y menos riesgo de naufragio que desde Santander, a 180 km. Eran 30 km más pero se podían hacer en carro (que, está claro, no debía ser mejor que ir en litera de mulas).

Así pues, el 10 de octubre de 1570 se asume que la reina partirá desde Santander y no desandará el camino hacia Laredo. El itinerario fue: hasta el valle de Camargo (1,5 leguas de distancia) donde pasará la primera noche; la segunda en Villasevil tras recorrer 3,5 leguas; la tercera en Luena a tres leguas de la anterior; la cuarta en Cilleruelo de Bezana (Las Merindades) con el mismo intervalo; la quinta en Pesadas a cinco leguas; la sexta en Hontomín y luego hacia al monasterio de las Huelgas. El cardenal de Sevilla y Francisco de Zúñiga y Sotomayor, duque de Béjar, informaron a la Reina de 21 años sobre el trayecto.

Cilleruelo de Bezana incluido barrio viejo

Se manda que el alcalde Ortiz prepare carros, rocines y mulas, y en los malos pasos y lugares precisos se pongan bueyes para ayudar a sacar los carros de la Reina, y azadoneros y personas que vayan con los dichos carros. Se indica que se deberá advertir que irá a comer a las Huelgas de Burgos. Se habrán dado cuenta que esta ruta admitía carros mientras que la preparada desde Laredo no. Esto era debido a que solo en recorridos concretos, y porque las características del terreno y el trabajo humano lo permitían, el transporte era en carros. Pero, aun así, se preparaban bueyes para los casos en que se encontrasen inutilizados los caminos por barro. Cuando el camino no era para carros se llevaba la mercancía en reatas de mulas en condiciones más duras.

La ruta elegida, por Las Merindades, entraba desde el puerto de Corconte (El Escudo); Cilleruelo de Bezana, Bezana, el desaparecido Torres de Arriba y seguía por Munilla y Crespos; avanzaba hasta Arreba, Ailanes y giraba hacia el puente de Villanueva-Rampalay; Otra opción era que en Población de Arreba tomase el camino de Báscones de Zamanza, Gallejones de Zamanza hasta Rampalay; El siguiente paso era Quintanilla-Colina hacia Porquera de Butrón, Pesadas y enfilar Villalta. Otra variante (pensemos que la ruta siempre poseía cierta flexibilidad) era ir desde Porquera hacia Villaescusa de Butrón y Villalta. Este es el llamado “Camino antiguo de herradura” que aparece en el Itinerario de Matías Escribano (1758).

Iglesia vieja de Cilleruelo de Bezana

La comitiva partió de Santander el lunes 16 de octubre a las 12,30 horas, y llegó aquella noche al valle de Camargo. El 17 durmió en Villasevil y el día 18 va de Villasevil a Luena “aunquel camino no es llano ny apacible por haber llobido”. El 19 sale de Luena y duerme en Cilleruelo de Bezana, donde fue necesario detenerse el viernes para reparar los carros. ¡Mira qué suerte! O qué casualidad. Porque este pueblo era el único del Condestable en la zona.

La reina disfrutará un par de días del calor de los vecinos de Las Merindades. El 21 logra salir hacia Pesadas, donde duerme, y el domingo 22, después de haber oído misa y comido, llega a dormir a Hontomín. El 23 de octubre hizo noche en el Huelgas, y no en el monasterio de Fresdelval, “ques vna casa sola en el campo”, porque debía oír misa el martes y tras comer en el monasterio entró solemnemente en Burgos.

Tardó la Reina 8 días de Santander a Burgos, “donde se tuuo gran cuenta con adereçar todos los caminos que cerca de la Ciudad auia: y de hazer muy buenas puentes sobre el rio, para que sin rodeo pudiesse su Magestad passar a las Huelgas, donde auia de dormir. Entro su Magestad lunes,… en las Huelgas”.


En una crónica de ese mismo año, se detalla que la noche anterior se alojó en el monasterio de las Huelgas, y para “venir al monasterio fue cosa admirable y de notar ver las arboledas que se cortaron para hazer camino a su Magestad, y ver romper y derribar las murallas de canto y hazer entradas y salidas para que con toda Magestad, entrasse sin ningún detenimiento de puerta”. La Reina se alojará en la casa del Cordón de Burgos hasta el 28 de octubre.

El resto es historia conocida. En el alcázar de Segovia se ratificó la boda el 14 de noviembre. Fue un matrimonio por razones de estado que creó afinidad entre ambos durante los diez años que duró. Tuvieron varios hijos, aunque sólo uno sobrevivió a su padre, el futuro rey Felipe III (1578). El resto fueron Fernando (1571-1578), Carlos Lorenzo (1573-1575), Diego (1575-1582) y solo una niña, María (que nació en 1580 y también murió poco después, en 1583).

En junio de 1580 se trasladó junto con su esposo a Badajoz, para seguir de cerca la anexión de Portugal. Desgraciadamente el rey contrajo la gripe y, cuidado personalmente por Ana de Austria, se recuperó contagiándola. Murió embarazada en Talavera la Real y fue enterrada en el Real Monasterio de Santa Ana de Badajoz, donde estuvo durante varios años hasta su traslado al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Como recuerdo, se permitió que las entrañas de la reina se quedaran enterradas en el monasterio pacense de Santa Ana, donde permanecen en el suelo del coro. En su Cigales natal el colegio se llama Colegio Ana de Austria.
Ana de Austria (la de los tres mosqueteros)

Su esposo, el rey, viviría aún dieciocho años más, sin volverse a casar. Quizá porque ya tenía otro heredero varón. Por cierto, de la Ana de Austria de D´Artagnan puedo decirles que la que viajó por Las Merindades era su abuela.



Bibliografía:

“Transportes interiores del siglo XVIII y XIX” por José I. Uriol.
La ciudad en el arte.
“Caminos burgaleses: Los caminos del norte (Siglos XV y XVI)” Tesis doctoral por Salvador Domingo Mena.
Mcn Biografías.
Vitoria-Gasteiz.org
FOTOTECA


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