Valpuesta, esa espina clavada en el actualmente alavés
valle de Valdegovía o, tal vez, lo que quedó en Castilla del valle de la cuenca
del Omencillo. Da igual. Valpuesta: nuestra pica en el más hermoso valle de
Álava. Por esta población pasó la calzada que unía el valle de Losa, por Mioma,
con el valle de “Gova” que dicen que es cueva y parece tener una raíz germana.
Valdegovía formó parte de Castilla la Vieja
hasta la época de los reyes Católicos cuando se desliga tributariamente. Eso
sí, Valpuesta y San Zadornil seguirán en Las Merindades, sin duda debido a los
intereses e influencia del arcediano de Valpuesta. Con la reforma provincial de
1822 se integra, brevemente, en Álava. Finalmente Valpuesta formará un
ayuntamiento conjunto con Berberana.
La historia conocida de Valpuesta y Valdegovía comienza
en el otoño del 804 cuando el obispo Juan llega al lugar. Su idea era repoblar
la comarca. En Valpuesta encuentra una iglesia arruinada. Reconstruye el
Santuario y levanta un monasterio. Y será obispo. El obispado de Valpuesta duró
282 años, hasta el año 1087, y abarcaba buena parte de las provincias de
Burgos, Álava, Santander y Logroño. Valpuesta se convierte en Arcedianato.
Ualle Posita o conposita (Valpuesta) cuyo nombre
puede provenir del latín “comburo” que es algo quemado por completo y que por
extensión podría ser cementerio. Esto, unido a descubrimientos de enterramientos
profundos, sería el origen del nombrecito.
En el siglo XVIII tenía 41 casa habitadas y
ninguna arruinada. Todos labradores mixtos, es decir, que tenían otras
ocupaciones: un tabernero, un panadero, un cirujano, un carpintero…y
religiosos. Demasiados religiosos. Hoy su población es reducida solo remonta
cuando llega el verano. Conjuntamente con Berberana suman 72 vecinos de derecho.
En el Catastro que mandara hacer el Conde de
Floridablanca (1773), Valpuesta tenía 148 habitantes. Madoz constata que en
1850 tenía 17 vecinos y 70 almas. En 1943 tenía 58 almas (de 374 vecinos que
habitaban el municipio conjunto). Día a día sus hijos emigraban a ciudades, a
zonas industriales, principalmente a Bilbao, Vitoria y Miranda de Ebro.
Valpuesta fue el típico señorío feudal de
Abadengo y por ello no aparece en el Becerro de Behetrías. Claro que los clanes
nobiliarios estaban al acecho para acaparar los bienes acogidos bajo el ala
clerical en cuanto percibían la debilidad de los “hombres de dios”, o la de
otros clanes. Enfoquemos la Guerra Civil castellana entre Pedro y Enrique.
Velasco es pro Trastámara y los Salazar apoyan a Pedro I. Pedro Fernández de
Velasco, camarero mayor del rey Enrique aprovechará la victoria de su aliado frente
a su hermano para eliminar al sempiterno rival: los Salazar.
Con autorización real derribó todas las casas
fuertes que poseían los Salazar por su linaje y alianzas – un total de 37-.
Destacaremos las de La Cerca, Oteo, Quincoces de Losa y todas las de Valdegovía.
En 1374, Juan de Velasco, apresó a los hijos de
Lope García de Salazar, el de Cárcamo, con heredades en Valpuesta y de cuya
iglesia eran canónigos. Juan los encerró en Medina de Pomar. Al ser eclesiásticos,
el Obispo de Burgos puso la villa en entredicho, y para librarse de esta pena
canónica, Velasco les suministró un veneno lento y, soltándoles de la prisión,
fallecieron a los pocos días.
A comienzos del siglo XV Juan Fernández de
Velasco compraba bienes en Valpuesta. ¿El problema? Que era una compra
irregular porque sus poseedores solo eran usufructuarios… Ni caso. Además levantaron
la torre, lo que tampoco podía hacerse al ser una villa de señorío y señorío
redondo. ¿Cómo lo consiguieron?
Sencillo: “la familia”. En aquellos momentos
eran arcedianos de Valpuesta familiares de Juan Fernández de Velasco: Alonso y
Juan de Velasco. La cosa cambiará con la llegada del XIX y los ayuntamientos
modernos. Para ese ayuntamiento propio (La alegría duró poco porque para 1857
ya estaba unido con Berberana). Una casa al nordeste ejerció de Ayuntamiento,
escuela y horno. Si la buscan la pista es la fecha de 1947.
Las casas más nobles estaban en la plaza, a lo
largo de la calle mayor, calle Botica. Por esa calle pasaba la calzada ya
comentada y por eso la torre de los Velasco estaba junto a ella, a la entrada
del pueblo y unida a una puerta que hoy ha desaparecido. Las casas humildes se
escapaban por la ladera opuesta al arroyo de San Miguel y al río Mioma.
La población tenía tres puertas en un muro
perimetral cuya función era el cobro de tributos. Junto a la torres estaba la
puerta de Arriba, Suso o de la Villa. En la actual carretera de entrada estaba
la puerta de Yuso o de Burgos. La tercera se abría al río Mioma. Quizá el arco
gótico de la huerta de los Bardecí perteneció a ella. Tal vez. La cerca se
levantaría a la par que la torre.
La Torre… Hablemos de la torre de los Velasco.
Vemos su muralla de unos 20 m por 17 m, casi cuadrada, con la torre en el
ángulo sureste. La muralla cerca 300 metros cuadrados y la torre mide 20
metros. Datos, punto.
La entrada estaba al sur, hacia el pueblo y
protegida por el torreón. Es un arco apuntado de buenas dovelas con el escudo de
la familia Velasco. Verán que lo protegen aspilleras oblicuas. Si se han fijado
por el lado opuesto, norte, hay otra puerta (tapiada) de arco rebajado. Estaba
diseñada para la lucha y no solo la ostentación porque, cuando la observen lo
verán, está recorrida por saeteras.
El proyecto inicial debió ser más grandioso como
lo demuestran las adarajas. Se han perdido las estructuras de madera que
completaban el sistema defensivo de esta torre de 9`74 metros por 6`56 metros
de base. Tiene planta baja y tres pisos. Se entra en ella por un portillo
(menos de un metro) situado el lado oeste, es decir, por dentro de la zona
amurallada y escudado en saeteras. Insisto: una obra defensiva, pero defensiva
de verdad no es solo un edificio de prestigio.
Por la misma razón hay escasas ventanas en la
torre y, además, de pequeño tamaño. Está coronada por un tejado que,
seguramente, tuvo siempre porque eso de los castillos rematados en almenas
si la techumbre hubiera sido de madera hubiera desembocado en la podredumbre de la misma y
su ruina.
Por cierto, en la cara sur del torreón hay
restos de un reloj de sol esculpido en un cuadro
rehundido, poco profundo, a media altura entre dos saeteras. Cubierto después
con una visera de ladrillo para proteger el reloj grabado y
pintado en el interior previamente lucido. Las líneas de las horas y de las
medias parten de un doble círculo que tiene como centro el orificio del estilo
y terminan en el círculo exterior, donde no se observa rastro alguno de cifra.
A pesar de la protección del tejadillo se encuentra bastante deteriorado.
LA torre está restaurada la fecharíamos en la
primera mitad del siglo XV (otras XIV aclarar). En 1512 ya estaba en marcha. Al
sur del pueblo queda el topónimo “Castillo Marañón” pero sin vestigios.
Otro de los edificios civiles del lugar es la
conocida como “casa del arcediano” que –según el catastro de Ensenada- era “una casa junto a la colegiata con su horno”.
Durante la restauración se retiró de su emplazamiento el arco gótico apuntado
de la entrada. Su intradós estaba decorado con una sencilla hendidura y el
trasdós disponía de una doble decoración: una línea de perlas y, sobre ellas,
dos listeles de espigas convergentes. La fecharíamos en el siglo XIV.
El Siguiente punto de la visita es una casa
renacentista conocida como “casa Añana” que perteneció a la familia Zaldivar
Eguiluz. La conocemos como la casa del Inquisidor Zaldivar o Çaldibar. Los
Zaldivar eran siete hermanos, uno de los cuales –Pedro- fue canónigo de la
colegiata de Valpuesta. De hecho, en esta hay una inscripción que nos informa
de la sepultura del susodicho: “Es propia
de Zaldibar”.
La fachada nos sorprende por su excelente
sillería de arenisca. Pero no miren por los lados porque se encontrarán con un
normal trabajo de mampostería. ¿Entienden la expresión de “es solo fachada”? En
fin, muy quijotesco. El arco de ingreso es rebajado. Mirándola nos asaltarán
sus escudos que flanquean un balconcillo. El primero es el clásico escudo
familiar mientras el segundo no es, aunque lo pueda parecer a los ojos
contemporáneos, una invitación a una vida lujuriosa y hedonista. El “vive bien que has de morir” es un aviso
para vivir dentro de la corrección católica, para no jugarse la vida eterna.
Sobre el balcón figura la fecha de construcción.
El edificio está cubierto con tejado a cuatro
aguas y alero saliente sostenido por modillones de estilo mudéjar. Hasta hace
no mucho (en plazos históricos) se mantuvo el paso superior entre el palacio y
la torre, por encima de la puerta que cerraba el camino desde Mioma.
Por cierto, hay truco en esta casa. La
construcción que vemos es el resultado de la suma de una del siglo XVI –la
parte sur- y de una ampliación posterior. Nos lo dice el escudo algo diferente
sobre la puerta, la distinta distribución de los vanos, el tamaño y la
decoración, el empleo de distintos materiales y una marcada línea de separación
entre ambos. La nueva parte del edificio dataría del siglo XVII.
Si en este paseo les ha entrado sed les
acompañaremos hasta la “hermosa fuente (y) de buenas aguas” que nos señala Madoz y
que fue construida por Manuel de Ordogoiti a principios del siglo XIX.
O también pueden tomarse algo en la cafetería.
Bibliografía.
Instituto Nacional de Estadística.
“Relojes de sol de la diócesis de Burgos” Pedro
J. Novella.
“Valpuesta: el pueblo, la diócesis, el arcedianato
y la colegiata” Inocencio Cadiñanos Bardecí.
“Valpuesta. La cuna del castellano” Nicolás
Dulanto Sarralde.
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