¡¡¿¿Qué en Cubo de Bureba falleció una
millonaria cubana y no se habló de ello??!! ¡¿Y qué en el mismo accidente quedó
gravemente herido el poeta más joven de la generación literaria del 27?!
Debemos situarnos en el cercano 1959, viajando
de San Sebastián a Madrid en un moderno Renault Dauphine con matrícula
mejicana. Maneja el coche un hombre de 54 años (nacido en Málaga en 1905) que
lleva muchos años fuera de España y desconoce la carretera. Es un poeta,
impresor y productor cinematográfico. Son las once de la noche, debe de estar
cansado, un frenazo brusco…
Este caballero que ha perdido el control de su
vehículo y que espera dolorido la ayuda que están pidiendo unas muchachas del
pueblo fundó, en 1923, su primera revista poética. En 1925 se da a conocer en
los círculos literarios de Madrid, que frecuenta con José Bergamín, Federico
García Lorca y Rafael Alberti. En 1926 funda y codirige la revista “Litoral”.
Entre 1933 y 1935 vive en Londres, donde edita libros y crea la revista
bilingüe “1616” por el año de la muerte de Miguel de Cervantes y de William
Shakespeare. Al regresar a España edita “Caballo verde para la poesía” que
dirige Pablo Neruda.
Durante la Guerra Civil opta por la República y en
febrero de 1939 se exilia. Tras su paso por un campo de concentración francés,
se traslada a América. Bueno, ya sabemos por qué llevaba tiempo sin venir por
España.
Además de editar poesía clásica española produjo
y escribió cine. En 1960 se publican póstumamente sus Poesías, que comprenden
textos inéditos o publicados de modo disperso en diversas revistas literarias,
y a partir de 1982 empieza a aparecer la edición española de su obra completa.
Se llamaba Manuel Altolaguirre Bolín.
Su oscurecida acompañante en la desgracia era
María Luisa Aurelia Florencia Gómez-Mena Vivanco, hija del millonario cubano
del azúcar Alfonso Gómez-Mena y Vila, que se casó en “Villa Daría” situada en
Cadagua (Valle de Mena) el 1 de septiembre de 1926. Ella había nacido el 3 de
octubre de 1907 en la isla de Cuba.
El novio de esa boda fue el hijo del general
Pedro Vives Vich, el también militar –capitán- del cuerpo de ingenieros
destinado en aviación Francisco Vives. De este matrimonio nace el único hijo de
ella: Francisco Vives Gómez-Mena. Poco antes de que estallara la guerra civil María
Luisa decide regresar a La Habana con su hijo. De Paco Vives se divorció en
Cuba.
En 1939 conoce a un matrimonio de exiliados
españoles: Concha Méndez y Manuel Altolaguirre que han llegado en marzo de 1939
con su hija de cuatro años, Paloma. Como ya saben, acabarán unidos
sentimentalmente. María Luisa les ayuda a establecerse en La Habana: casa y 500
dólares para una imprenta y fundar la editorial “La Verónica” donde se publicaron
más de 180 títulos.
El 9 de octubre de 1941 María Luisa se casa con
el pintor cubano Mario Carreño e inicia una importante labor de mecenazgo a
favor de los jóvenes pintores de la isla.
Manuel Altolaguirre dejó constancia de la
inauguración de la galería de María Luisa, en su publicación: “El Prado de La Habana, a su mano izquierda
camino al mar, tiene, defendida por un pequeño jardín, su Galería de pintura: “La
Galería del Prado”. Los amigos de las artes plásticas encontrarán en su recinto
una continua y renovada actividad. Nada de la muerte ni de la gloria de los
Museos. En una Galería de Arte los cuadros no pueden permitirse este descanso o
sueño concedido a los inmortales. Están allí de tránsito”.
“En la
“Galería del Prado” se exponen para la venta, a precios al alcance de todas las
fortunas, óleos, acuarelas, gouaches, dibujos, grabados, por Jorge Arche, Cundo
Bermúdez, Diago, Carlos Enríquez, Escobedo, Max Jiménez, Mariano, Luís Martínez
Pedro, Felipe Orlando, Amelia Peláez, Ponce, Portocarrero, Serra Badué, y
otros. Esculturas por Lozano, Ramos Blanco, Rodulfo, Eugenio Rodríguez, Sicre,
Núñez Booth, Esnard, Rolando Gutiérrez y otros”.
En marzo de 1943 los Altolaguirre se trasladan a
México. ¿Razones? Precariedad económica y –según algunos biógrafos- alejarse de
María Luisa. La relación entre ambos había cambiado de signo y tomaba una fuerza
patente en el epistolario de Manuel.
En carta a los Altolaguirre, de septiembre de
1943, María Luisa les asegura que “estoy
haciendo una monografía de pintura. Os enviaré un ejemplar, y posiblemente la
exposición de pintura cubana sea en el Museo de Arte Moderno para enero, con
250 óleos de los pintores cubanos, 100 acuarelas y 200 dibujos”.
Con respecto al trabajo de Mario Carreño en la
casa que compartía con María Luisa, las cartas testimonian el entusiasmo del
pintor por la práctica del duco, asegurando que “Mario (está) pintando mucho,
haciendo ensayos muy interesantes con «duco» (…) Ahora todo hay que verlo a
través del «duco». No se habla más que de esto en mi casa: ha producido un
contagio espiritual (…) Me pegaron, me pusieron como a un duco y mi tía dio las
últimas pinceladas. Apenas si puedo ya deletrear, pues todos los sucesos son tan
fantásticos que estoy enervadísima”.
Lo del “duco” venía porque tenían en casa a
Siqueiros con su esposa e hija. Y David Alfaro Siqueiros estaba realizando un
mural allí. Según Cundo Bermúdez, “Siqueiros
llegó a Cuba en la época constitucional de Batista durante la segunda guerra.
En ese momento Batista tenía a varios comunistas en su gobierno como ministros
sin portafolio. Creo que Siqueiros pensaba que sus amigos comunistas le iban a
conseguir un par de comisiones para murales con el gobierno. No fue así.
Terminó con su mujer e hija trancados en su cuarto en el Hotel Sevilla debiendo
la cuenta. Mario Carreño y Pepe [José Gómez Sicre] se enteraron de la situación y fueron y los rescataron. Mario se los
llevó a vivir con él en su casa del Vedado que era la de su mujer, María Luisa
Gómez Mena”. Siqueiros fue un torbellino en ese domicilio: aceptó el
encargo de los Carreño-Gómez Mena de hacer un cuadro que él interpretó como
hacer un mural interior mediante la técnica del duco (como pintura de coches)
con pistola pulverizadora.
María Luisa no compartía las ideas (¿Políticas? ¿Artísticas?)
del muralista mexicano al considerarlas “puro Cantinflas”. Asegura que “todo es culpa mía por tenerle lástima a un
artista”. En sus cartas aparece la confesión del naufragio de su matrimonio:
“A Mario lo tiene rebelado contra mí.
Conspiran toda clase de imbecilidades, que parecen infamias (...) Los sucesos
serán peores en lo sucesivo (...) Me sobran energías para desenmascarar la mala
fe”.
Los directivos del Museo de Arte Moderno de
Nueva York (MOMA) fueron receptivos, y fue precisamente en la Galería del Prado
donde María Luisa y José Gómez Sicre organizaron, junto a Alfred H. Barr Jr.,
la muestra colectiva “Pintores Cubanos Modernos” para dicho museo neoyorkino.
Esta muestra, que finalmente agrupó a trece pintores y 75 obras, estuvo
acompañada de la monografía, “Pintura Cubana de hoy / Cuban Painting of today”,
financiada por María Luisa.
En una carta de María Luisa a los Altolaguirre,
de diciembre de 1943, ella asegura que “esta
será mi última carta desde Cuba”, y James Valender afirma que “en marzo de 1944, después de asistir en el
Museo de Arte Moderno de Nueva York a la inauguración de una exposición de arte
cubano contemporáneo patrocinada por ella, Gómez Mena se trasladó a México”.
Pero Cundo Bermúdez dice que María Luisa “fue
una apasionada de la república española durante la guerra civil y más tarde por
esto le negaron la visa a los Estados Unidos cuando la exposición cubana en el
Museo de Arte Moderno de New York”. Lo cierto es que hacia marzo ella se
encontraba en México con Manuel Altolaguirre.
Durante los meses iniciales de 1944, María Luisa
y Manuel se relacionan por carta. El poeta pide que ella le escriba a su
trabajo. Discreción llaman a eso. Separada de Carreño, María Luisa se va a
vivir a Taxco (estado de Guerrero), ya con él, y después a Tepoztlán, en
Cuernavaca.
En enero de 1945 María Luisa financia la
creación de una nueva editorial para Manuel Altolaguirre, la editorial “Isla”
con su propia imprenta y tipógrafos. Nuevamente un fracaso por la forma de
llevar el negocio del poeta.
Ante el caos financiero, y la negativa de Manuel
a separarse de su esposa, María Luisa regresa a La Habana en febrero de 1946.
Dos meses después resuelve cerrar la nueva editorial por su mala gestión.
Manuel le atosigará con una lluvia de cartas prometiendo que cambiaría, se
divorciaría y que se dedicaría con seriedad a su trabajo. Dos años permanece
María Luisa en La Habana.
En julio de 1948 vuela a México y reanuda su
relación sentimental con el poeta. Ella va y viene de La Habana. En 1950 crea “Producciones
Isla”, una productora cinematográfica que comparte con él. Producirán seis películas
hasta que la reforma de la legislación mejicana les expulse del mercado.
Regresarán a Cuba donde intentarán tres proyectos. De vuelta en México harán otras
cuatro películas.
Salvo “Subida al cielo” (1952) dirigida por Luís
Buñuel que se presentó en el Festival de Cannes, que obtuvo en París el Premio
de la Crítica a la mejor película de vanguardia de aquel año y cuyo guion le
valió a Altolaguirre el “Águila de Plata” otorgado por la Asociación de
Periodistas Cinematográficos Mexicanos el resto de proyectos…
Manuel buscaba un “cine-poema” alejado de lo
comercial. La adaptación cinematográfica de “El cantar de los cantares”, de
Fray Luís de León es el paradigma de este intento. María Luisa se lo dice a su
hijo por carta: “(Manuel) no se cura de soñar y la lucha con él es muy
difícil (...) él está en la luna, pertenece a otro planeta y yo estoy
desgraciadamente en la tierra (...) “Subida al cielo” es un poema popular, pero
es poesía y mucha gente no es poeta ni sabe ver la belleza plástica y la
maravillosa dirección”.
Después de presentar la película, y de vuelta a
Madrid, a unos dos kilómetros pasado el pueblo de Cubo de Bureba, el coche salió
de la carretera cayendo en un campo de trigo volcando. Murió María Luisa en el
acto. Era el jueves 23 de julio. Manuel Altolaguirre Bolir falleció en la
clínica San Juan de dios de Burgos a los tres días del accidente a consecuencia
de las complicaciones causadas por las graves heridas sufridas. Las pocas
referencias en la prensa indicaban que había estado acompañado de su hijo y
otros parientes.
Dentro de ese grupo de parientes citamos a su
sobrino Julio Mathías quien informó a un periodista de ABC sobre el accidente.
Dijo que fue lento y difícil sacar a Altolaguirre de entre la chatarra en que
se convirtió el coche, hasta el punto de salir desnudo del agudo roce de los
hierros.
En el año 2005 se recordaba una crónica de la
fecha en el periódico ABC:
“Burgos,
26 de julio de 1959. A las tres de la tarde ha fallecido en la clínica San Juan
de Dios el poeta y productor cinematográfico don Manuel Altolaguirre Bolín, de
cincuenta y cuatro años, a consecuencia de las heridas sufridas en el accidente
de automóvil ocurrido el jueves pasado en Cubo de Bureba, donde perdió la vida
su esposa, cuando regresaba a Madrid desde San Sebastián.
Desde
que fue recogido en un trigal junto a la carretera, iluminado por los faros de
un camión, había conservado plenas facultades mentales, gracias a lo cual pudo
recibir los Santos Sacramentos al ingresar en la clínica. En la noche de ayer
se le apreció una ligera mejoría, pero, a la madrugada, una complicación
abdominal hizo perder toda esperanza.
Cuando
a la una del mediodía acudí a visitarle, le confortaba el capellán y le
acompañaban su hijo, sus hermanos Carlos y María de la Concepción, y sus
sobrinos llegados de Madrid y Málaga. Ellos me hablaron después de su cristiana
resignación al soportar una durísima agonía, besando constantemente el
crucifijo, hasta morir con el nombre de Dios en los labios. Ellos recordaban la
emoción de emigrado que sintió dos semanas antes al regresar a España después
de muchos años en México. Emigrados era el título de la película que hizo con
más cariño.
Su
ilusión patriótica se fundía con una juvenil ansiedad de ofrecer a España las
primicias de “El Cantar de los Cantares”, su primera dirección cinematográfica,
en la que a la poesía bíblica se unía la del traductor y protagonista, Fray
Luis de León y la suya propia. Tal película había sido calificada como el mejor
mensaje católico que México podía enviar a España. Pío XII había mostrado
deseos de admirarla, y Altolaguirre iba a ofrecérsela cuando la presentase al
premio de la Oficina de Cine Católico, en la Bienal de Venecia, pero antes
pensaba tomar un descanso de quince días en su tierra de Málaga.
Había
llegado a crear con ella la novedad de la poesía mística en imágenes, a la que
seguiría el rodaje de “El libro de Job”, ya a punto de comenzar, también dirigida
por él en la traducción de Fray Luis. En otro aspecto, quería dejar terminado
el guion de “La turné romántica”, más en la línea de sus anteriores
producciones mexicanas, que ya sumaban una docena, la mayor parte de ambiente
español, de las cuales “Robinson Crusoe” se había visto últimamente en España.
Buen
poeta moderno, de la escuela de Juan Ramón Jiménez, de la promoción de García
Lorca, Gerardo Diego o Vicente Aleixandre; fundador en Málaga de revistas
poéticas perdurables, y aún cuidadoso impresor de sus obras: Este libro ha sido
editado en la séptima imprenta de Manuel Altolaguirre, se dice en el colofón de
un tomo londinense. Su nombre y sus poemas figuran en todas las antologías
contemporáneas, en los textos escolares mexicanos, en las publicaciones
extranjeras... (…)” José María Gárate Córdoba.
¿Y ella? Pues, con 52 años María Luisa Gómez
Mena fue sepultada en la Sacramental de San Justo, un cementerio madrileño
asentado sobre el Cerro de las Ánimas, en la ribera sur del Manzanares. Allí comparte
nicho con su poeta.
La prensa del momento no profundizó en el tema. ¿Por
qué? Vale, entiendo que él era un republicano que en el inicio del
tardofranquismo había obtenido permiso temporal para entrar en España. ¿Pero
ella?
Ella era una cubana exiliada ante la revolución
comunista (o podía pasar como tal) pero estaba divorciada y casada en segundas
nupcias. O terceras. El problema no era que una extranjera estuviese divorciada
sino de quién lo estaba era muy importante. ¿Recuerdan a Paco Vives? ¿Aquel
militar con el que se había casado en Villa Daría?
Pues Francisco Vives Camino (1900-1997) fue del
bando ganador en la Guerra Civil de 1936 a 1939 y continuó en el ejército. En
1956 había sido ascendido a General de Brigada y terminó su carrera militar con
el rango de Teniente General.
Es decir, que María Luisa era la infiel esposa extranjera
-arrejuntada con un poetucho “rojo”- de un militar de alta graduación afín al
Caudillo. Una descocada, y adinerada cubana, que se había fugado con el hijo de
ambos a aquella isla. Además, la Cuba castrista puede que diese problemas si se
daba mucho bombo al asunto. Demasiado para hablar de ella, aunque fuese una Gómez-Mena.
Bibliografía:
“María Luisa Gómez Mena (1907-1959). Al rescate
de una imagen cultural”. Por José Ramón Alonso Lorea.
Periódico “La Vanguardia española”.
Periódico “La hoja del lunes” de Burgos.
Periódico ABC.
Revista “Litoral”.
Fototeca Digital de España
The Farber Foundation. Cuban Art News: Enfoque histórico, segunda parte y tercera parte.
Fototeca Digital de España
The Farber Foundation. Cuban Art News: Enfoque histórico, segunda parte y tercera parte.
Para Saber más:
Gracias por el artículo,muy documentado y con fotos valiosas.
ResponderEliminarSaludos cordiales. 9/mayo/2021 ClaudioSerraBrun
https://www.youtube.com/Claudio Serra Brun
Y qué se sabe de su hijo Francisco Vives Gómez-Mena? Sigue vivo?
ResponderEliminarHola,
EliminarSegún la hemeroteca del periódico ABC, falleció el 23 de noviembre de 1993. En la esquela figura que estaba casado con María Cristina Ruano Gómez-Mena.
Un saludo y le invito a seguir leyendo esta bitácora.