El acto epopeíco de la primera guerra carlista
en la vieja provincia de Santander, hoy Cantabria, es la Batalla de Vargas. La
fecha es el tres de noviembre de 1833 y, por ello, es una de los primeros
combates de aquella guerra civil. Los del pretendiente aspiraban a tomar
Santander pero se encontraron con sus ciudadanos, que habían optado por el
bando isabelino, en Vargas. Ganaron los isabelinos y, aunque diríamos que no
fue más que una escaramuza, el combate fue ensalzado en los medio liberales y
en la ciudad de Santander. Se nombraron calles, se otorgaron medallas, fue
referencia obligada en discursos… Transcendió, probablemente, porque evitó que
los carlistas tomaran una capital de provincia y un puerto grande.
Pero dejemos esas conjeturas para otro momento
porque lo que toca ahora es conocer ese suceso histórico y la participación de
gente de Las Merindades en el incidente. Recuerden que los carlistas no tenían
ninguna de las capitales de las provincias forales. El reciente gobernador de
Santander, Manuel María de la Sierra, tenía noticias de dos columnas “de la
facción” que avanzaban con el objetivo de tomar Reinosa y reorganizarse allí.
¿Preocupado? Cuando supo que el brigadier José de Mazarrasa se había levantado
con los Voluntarios Realistas de Hoznayo y de Ampuero, sí.
La columna carlista principal era la del
teniente coronel - ¿comandante?- Juan Felipe de Ibarrola que había salido desde
Bilbao y a comienzos de noviembre operaba en la zona del puerto de El Escudo y
Reinosa. Este grupo armado se dividirá en dos: la columna que bajará el puerto
de El Escudo hacia Toranzo; y la de Santiago Villalobos – dos mil hombres- que ocupaba
Reinosa y que avanzaría por el río Besaya hacia Torrelavega.
Movimiento de las unidades |
La idea, ya evidente para sus contemporáneos,
era converger todos los carlistas movilizados en Vargas de Toranzo para embocar
Santander. Claro que Ibarrola, tras su captura, definió como punto de reunión
Torrelavega.
La mañana del día 2 ya se encontraban en Vargas
unos trescientos hombres de Echevarría e Ibarrola esperando a las tropas de
Villalobos, que aún permanecían en Torrelavega. No solo eso, se esperaba que
llegasen los batallones de Voluntarios Realistas de Cabezón, Buelna e Iguña.
El día tres Echevarría e Ibarrola bajan El
Escudo al mando de los Voluntarios realistas de Frías, Medina de Pomar, Losa,
Villarcayo, Valle de mena y Espinosa de los Monteros. Junto a ellos marchaba un
contingente de caballería y los riojanos que ostentaban el pomposo nombre de
Segunda División del ejército Real de La Rioja. Añadamos a todos los que se
unieron a Echevarría en su avance porque no debemos olvidad que el legitimismo
era una ideología muy extendida en toda España y no solo en los territorios
forales. Pensemos, por ello, que –tal vez- también marcharon los partidarios de
Soncillo al mando de Pedro de La Serna.
Hemos de detenernos aquí para detallar quienes
eran los mandos de estos batallones de Voluntarios Realistas de Las Merindades
que desfilaban hacia la lucha:
- Medina de Pomar: Su primer Comandante era Vicente Rozas y el segundo Norberto Fernández Arciniega y, en su máxima disposición, arrastrarían a unos 290 hombres.
- Espinosa de los Monteros: Primer Comandante, el Marqués de Chiloeches y la Celada pero con el título malamente lo identificamos por lo que les adelanto un nombre: Bibiano de Porras. El segundo era Antonio Bravo con unos 332 Voluntarios entre los que pudieron llegar a figurar: Esteban Barquín, Manuel de Villasante, Manuel García, Juan de Chavez, Sandalio de Arce o su cuñado José López.
- Villarcayo: Primer Comandante era Francisco Gómez Zorrilla y su segundo José María López de Borricón. Su cifra sería de 343 carlistas.
- Losa. Primer Comandante, D. Tomas Fernández Quintano.
- Valle de Mena. El primer comandante era José López Borricón.
A las 09:30 h del día 3, el coronel Fermín
Iriarte decidió salir al encuentro de las tropas carlistas al mando de una
formación de hombres compuesta por dos compañías de Granaderos y Cazadores del
Batallón de Vecinos Honrados de la ciudad de Santander, 40 hombres del regimiento
de Laredo, 60 cazadores de montaña armados y pagados por el Ayuntamiento santanderino.
No contaba con caballería la tropa mandada desde Santander, pero “el coronel Guajardo, conociendo la
importancia de alguna fuerza de caballería invitó a los vecinos para que los
que tuviesen caballos y quisieran hacer el servicio de esta arma se presentaran
con las que les pertenecían”. Se consiguió reclutar a veinte hombres que
formaron una pequeña escuadra al mando del citado coronel Guajardo. En total
unos 350 voluntarios. A ellos se uniría la compañía de 70 carabineros al mando
del capitán Sancho Pardo que se replegaba desde Vargas.
Cruz de Vargas |
Incorporados a la columna los carabineros del
capitán Sancho Pardo, ésta prosiguió su avance. Recibieron el chivatazo de “la
vieja de Vargas” y con estas noticias –que fueron recibidas con gran satisfacción
por Fermín Iriarte- y la información sobre el terreno y los caminos más
apropiados por Felipe Peña, un muchacho de Vargas que iba en su columna, se
prepararon para la batalla.
A esas alturas los carlistas de Ibarrola y
Echevarría habían ocupado Puente Viesgo y los campos de Vargas y esperaban a
las unidades de Villalobos que no terminaban a llegar. Estaban confiados porque
no esperaban una salida de los liberales de Santander, de ahí que el
avistamiento de la columna de Iriarte les descolocase. Ibarrola colocó a sus
hombres a la derecha del camino real, cubierto por un arbolado, lo que le
protegía de un posible ataque de la caballería cristina. Otro contingente de
tropas carlistas tomó posiciones en el pueblo. Lo que se intentaba era coger a
los hombres llegados de Santander entre dos fuegos.
El combate comenzó con un intercambio de ataques
de fusilería entre las dos fuerzas. Iriarte encargó el despliegue de sus
guerrillas al coronel Leoncio Bárcena e intentó desalojar a los carlistas
situados en el arbolado, ya que se había dado cuenta de la estratagema de
Ibarrola. Una carga de la caballería carlista fue rechazada por los Cazadores
de Laredo hasta en dos ocasiones. Ibarrola empezó a desesperarse al ver la
resistencia de las tropas liberales.
Ante esta situación, Iriarte decidió que cargara
la caballería con los escasos veinte jinetes con que contaba. Fue de vital
importancia que los granaderos de las compañías de vecinos de Santander
consiguieran mantener la ventajosa posición que los liberales tenían en el
puente.
Esta carga dejó prácticamente desarbolada la
vanguardia carlista, que a duras penas logró resistir el envite. Las tropas
carlistas, a pesar de estar en superioridad numérica apenas ofrecieron una
breve resistencia y al poco rato se batieron en retirada desoyendo las órdenes
de sus jefes de hacer frente al ataque. Huyeron dejando tras de sí numerosos
despojos entre los que se pudieron reseñar 10.270 cartuchos, 11 barriles de
pólvora, 4 cajas de guerra y otros efectos.
Frías |
Sobre la cifra de muertos, cada fuente
consultada aporta datos diferentes: el Boletín de la Provincia de Santander
habla de 60 muertos, mientras que el párroco de Vargas, cifra en 112 los
prisioneros, entre los que se encontraba Ibarrola, y cinco muertos, que fueron
enterrados en el cementerio de la iglesia parroquial de Santa María de Vargas.
La lista de jefes carlistas detenidos fue
publicada por “La revista española” y en ella aparecen varios procedentes de
Las Merindades:
- Coronel graduado de infantería y capitán ilimitado en Orduña D. Juan Felipe Ibarrola.
- Ayudante mayor que fue con grado de capitán del provincial de Laredo, de cuyo destino fue privado en el año de 1828, Don Henrique Labin.
- Capitán retirado a dispersos en el pueblo de Saornil , provincia de Burgos , D. Pablo del Hierro.
- Subteniente retirado en Sebin, provincia de Vizcaya, Fernando Goti.
- Subteniente de voluntarios realistas de la ciudad de Frías, D. Andrés Arnaez.
- Teniente del batallón de voluntarios realistas de la expresada ciudad D. Mateo Saenz de Parayuelo.
- D. Rafael Saravia, ex-guardia de Corps, natural de Villarcayo.
- Teniente de voluntarios realistas de la quinta compañía de Medina de Pomar, D. Blas Fernández.
- D. Basilio López, ex-guardia, natural de Espinosa de los Monteros.
Todos los prisioneros serían trasportados a
Santoña el día 6.
Tras la derrota carlista el ayuntamiento de
Santander ordenó que se examinasen las casas cercanas a la batalla, por si
acaso se hubiese refugiado allí algún faccioso.
Medina de Pomar |
Echevarría volvió en retirada a Villarcayo con
un poco menos del centenar de hombres. Villalobos se retiró hacia Aguilar y
Cervera en donde volvió a ser derrotado por los cazadores de la Guardia Real. Mazarrasa,
sin esperar a las tropas que debían unírsele en Solía huyó a los montes de Soba
desde donde después pasó a ocupar un lugar importante junto a las tropas del
Pretendiente y tuvo una decisiva intervención en el transcurso de la guerra.
El significado político y social de la
escaramuza de Vargas (una media hora mal medida de combates) no reside en su
valor militar –solo- sino que el triunfo de la milicia urbana de Santander (Si
son cinéfilos les recordará a la Milicia de Denver de “La batalla de las
colinas del Whiskey”). Hizo que los burgueses se sintiesen identificados con la
causa “Cristina”. Por eso, desde Madrid, se quiso premiar con generosidad a las
ciudades que se habían puesto de su lado en aquellos primeros momentos. Esta
cuestión -el apoyo de los capitales burgueses a la causa liberal-, no era una
minucia, puesto que Fernando VII había desarticulado el ejército y la Reina Niña
no tenía, de hecho, quien la defendiese. Es lógico que la Regente quisiese
enaltecer la victoria de Vargas y a quienes habían contribuido a lograrla.
Militarmente impidió que los partidarios del
pretendiente lograsen extenderse y levantar partidas con más facilidad a lo
largo de la costa cantábrica. Y, respecto a Las Merindades, anuló su potencial
militar carlista para el futuro.
Bibliografía:
“La relevancia de la acción de Vargas -noviembre
de 1833- en la primera guerra carlista: del mito al hecho” por Carlos VECI
LAVÍN y Javier MARTÍNEZ SELLERS.
“La primera guerra carlista” Tesis doctoral de
Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera.
“Historia de la guerra civil” por Antonio
Pirala.
“Fastos españoles o efemérides de la guerra
civil”
“La I Guerra Carlista en la comarca del
Pas-Pisueña (1833-1839)” por Ramón Villegas López.
“Estado Militar de España” (Año 1933).
Periódico “La Revista Española”.
Mauranus Proyecto
Para Saber más:
Buena aportación, como complemento, esta es la lista oficial de los soldados:
ResponderEliminarhttp://genealogiadecantabria.blogspot.com/2013/09/batalla-de-vargas-1833-valle-de-toranzo.html
Buenas, Gracias por leer esta bitácora y, sobre todo, por su interesante aportación que, ciertamente, es un gran complemento.
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