En esta segunda parte saltaremos hacia el principio
del siglo XII. Algunos autores dan la fecha de 1070 d.C. indicando que es
cuando el abad Ovidio de Oña (1068-1090) decide reestructurar el monasterio de
San Pedro de Tejada. De estas edificaciones sólo nos ha llegado la iglesia románica,
de una sola nave con un único ábside de medio punto, orientado hacia el este. ¿Al
oeste? No, al este. Al oeste está la portada. En los primeros decenios del
siglo III ya encontramos un documento en el que se establece cómo deben estar
orientados los lugares de culto. En el capítulo 12 de la "Didascalia
Apostolorum Syriaca" se dice:
"Es necesario que los presbíteros se coloquen en la parte oriental de la
casa junto con el obispo (...) porque la ley es que debemos orar hacia el este,
pues ya sabéis que está escrito: Alabad a Dios que está sentado en los cielos
de los cielos hacia oriente (Salmo 68)".
Nosotros, que llegamos por el oeste, lo primero
que vemos es la portada que está formada por un vano de medio punto con seis
arquivoltas decoradas con diferentes motivos, que descansan sobre cuatro
columnas adosadas al muro, coincidiendo este apoyo con la línea de saledizos.
La portada se protege con un pequeño tejaroz sobre ocho canecillos exteriores.
¿Qué vemos? Me dirán que figuras cristianas. Ya.
Pero además estas exaltan la difusión de la Palabra de Dios. Los ocho canecillos que
soportan el tejaroz representan a los cuatro evangelistas y están presididos
por una metopa central en la que aparece Cristo de pie y con los brazos
extendidos. Muy bien puede tratarse de la representación de la Ascensión;
momento en el que el Señor envía a los Apóstoles a predicar el Evangelio a
todos los pueblos tal como se recoge al final del Evangelio de San Mateo (27,
16-20). Otros estudiosos entienden que las dos parejas más cercanas a Cristo
forman un peculiar tetramorfo.
Respecto a las dos parejas de canecillos
situados en los extremos del tejaroz hay quien mantiene que representan de nuevo
a los cuatro evangelistas, esta vez con forma humana, si bien los cuatro tienen
alas y aureola. Otra opinión los identifica como ángeles. A saber…
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Con relación a la visión de que sea una
reiteración de los evangelistas podemos encontrarnos por la internet con
explicaciones procedentes de la numerología donde afirman que esa duplicidad es
porque el 8 (4+4) es símbolo de regeneración y de salvación y que el 4
representa las realizaciones tangibles al ser el símbolo terrenal, el mismo de
la organización racional.
No nos olvidemos: completan la escena dos frisos
en los que aparecen los doce Apóstoles.
¿Podemos saber qué significa todo esto? Como
hemos leído, no a ciencia cierta. Han pasado muchos siglos y,
seguramente, hay interpretaciones que se nos escapan. Suponemos que los
capiteles y canecillos forman parte de un proyecto iconológico que pretendía
una predicación orientada a afianzar la ortodoxia religiosa frente a corrientes
heterodoxas que, aunque no hubieran llegado a Castilla, sí tenían una marcada
influencia en el sureste francés –los cluniacenses proceden de Francia- en los
primeros años del siglo XII.
Y la iglesia de San Pedro de Tejada es promovida
por los cluniacenses de Oña con lo cual es fácil pensar que aprovecharon la
ornamentación para divulgar el mensaje doctrinal. La pregunta que debemos
formularnos es: ¿Qué mensaje, exactamente, querían transmitir? ¿Podrían ser las
verdades de la ortodoxia atacadas por doctrinas heréticas? ¿Qué errores
divulgaban los heréticos del siglo XII? Pues, por los caminos de Europa –y de
Hispania- circulaban unos cuantos: la aversión al Antiguo Testamento, el dualismo
(rechazo de la materia, incluso del propio cuerpo, como origen del mal), negación
del valor de los actos humanos e inutilidad de los sufragios por las almas de
los difuntos y la reencarnación.
A nuestros ojos, y en una sociedad muy
secularizada, no nos dicen nada. Analicemos un poco estos cuatro puntos y así
la experiencia de visitar San Pedro de Tejada será más completa:
- Sagradas Escrituras. Esta no solo está en la portada sino que la vemos por todo el edificio obedeciendo su ubicación a un extendido criterio románico. Suele situarse el Nuevo Testamento en el lugar más alto, como culmen de la Revelación. Bajo este el Antiguo Testamento y en lugares más cercanos al suelo las religiones precristianas y paganas. En San Pedro de Tejada vemos representados en los rollos de ménsulas de la torre, los libros del Nuevo Testamento. Igualmente, los libros del Antiguo Testamento están representados en los modillones de los muros de la nave. En diversos canecillos y capiteles de la cornisa del tejado de la nave y del ábside, se hace referencia a pasajes del Antiguo Testamento como Adán y Eva junto al árbol del Paraíso o a Sansón en lucha contra el león. Rizando el rizo se podrían incluir aquí todos los que representan animales y la actividad humana si tomamos las palabras del Génesis 1, 28: "Y echóles Dios su bendición, y dijo: Creced y multiplicaos, y henchid la tierra, y enseñoreaos de ella, y dominad a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a todos los animales que se mueven sobre la tierra".
- Dualismo. Dos principios: el uno bueno que es causa del alma y el otro malo, que lo es del cuerpo y de la materia. Podría verse representado en los dos personajes grotescos que sujetan con sus manos un elemento circular. Por contraposición a las doctrinas dualistas, el autor dejará reflejada la capacidad del hombre para obrar el bien o el mal; como en el relieve del hastial de la Última Cena y en la representación de diferentes vicios y virtudes distribuidos por todo el conjunto. El rechazo de la materia incluía el cuerpo humano, el matrimonio... ¡Y la procreación! Incluso entre los esposos legítimos porque propaga la materia y el pecado. Los curas y frailes no podían admitir ese celibato social.
- Negación del valor de los actos humanos. Para luchar contra esta desviación debemos interpretar los canecillos que tengan hojas de acanto con frutos. Marchemos al periódico clásico y los mitos. Como aquel de la planta que nace del cadáver de un dios o un héroe y, también, en la leyenda del arquitecto Calímaco, que dio origen al capitel corintio, las hojas de acanto significaban inmortalidad. No me puedo reprimir y se la presento aquí para que no busquen por la internet: “habiendo fallecido una doncella en Corinto, su nodriza depositó sobre su tumba los objetos preferidos por aquella, tapándolos con una teja cuadrada con el fin de ocultarlos y evitar que alguien los robara. Llegada la primavera siguiente pasó por allí el arquitecto Calímaco y vio la teja levantada sobre unas hojas de acanto que habían nacido sobre la tumba; esto le sugirió la idea del capitel corintio, decorado con hojas de acanto”. En el románico son innumerables los lugares en los que aparece este elemento. Los frutos pueden interpretarse como una alusión a las obras del hombre en su tiempo de vida. No nos olvidemos que desconocemos si el lugar que ocupan hoy los canecillos es el que se les asignó originariamente porque debe tenerse en cuenta que las diferentes formas de frutos pueden expresar una gradación de acuerdo con las edades de la vida: infancia, juventud, madurez y vejez.
- Inutilidad de los sufragios para los difuntos. Reencarnación. Son varios los capiteles y canecillos que hacen referencia al más allá (Acanto y otros), así como los frutos estriados como la piña -que como afirma Olivier Beigbeder (“Léxico de los Símbolos”)- debe interpretarse como símbolo funerario con valor de eternidad. En la cornisa de la torre, bajo las puntas de diamante, símbolo del transcurso del tiempo, está representado el comienzo y final de la vida terrenal del hombre. A su vez, de los ocho capiteles que sustentan la cornisa, tres de ellos presentan entrelazos, otro símbolo de la eternidad.
Vemos que el simbolismo no se quedaba en la
orientación del templo. El románico es una eclosión del simbolismo. Tenemos en
el ábside elementos que simbolizan a Cristo y también a la Santísima Trinidad y
en la portada los hay que podrían significar la difusión de la luz de Cristo al
mundo entero (ese Cristo en ascensión). No solo eso sino que pueden verse
símbolos solares en la portada de esta misma iglesia de San Pedro de Tejada y
en la cercana de Butrera.
Lo que nos encontramos en este Monumento
Histórico Artístico (desde 1935) y Bien de Interés Cultural es el resultado del
trabajo del Patrimonio Artístico Nacional que recuperó la prestancia románica del
templo en los años 1950 y 1952. La restauración resalta que la arquitectura, como
parte del universo, es una manifestación de los planes de Dios.
Cuando nos hemos acercado al templo la vista se
nos habrá ido al campanario situado sobre la cúpula del falso crucero. Una torre
cuadrada que muestra en cada cara dos cuerpos: el primero con arcos ciegos y el
superior con arcos de medio punto con parteluz. La torre está coronada por dos
series de cincuenta y dos puntas de diamante, alusivas a las semanas del año,
que representan dos períodos de tiempo de un año. Para algunos autores es
“evidente” que reflejan la dualidad humana (bueno y malo), en contraposición al
tercer error arriba citado. Y destaca, por supuesto, el husillo que aloja la
escalera de caracol que da acceso al campanario y que figura inacabado.
Cierto que, aun así, valía para que en lo más
alto se colocase la reliquia de la Vera-Cruz que era alumbrada por todos los pueblos
del valle de arriba durante la época de los frutos. Esperaban con ello
protección contra el pedrisco.
Mención especial merece el repertorio
iconográfico de los canecillos de la iglesia. Sobre estos se dispone una
cornisa decorada con medias bolas o con sogueado. Los vanos laterales y los del
ábside se decoran con ajedrezado. Llama la atención la ventana de la portada
formada por un arco trilobulado que nos remite a formas hispanomusulmanas. Por
casi todo el perímetro del templo vemos una imposta sobre la cual nacerán las
columnas que dividen el ábside.
La iglesia es de planta basilical y está cubierta
con bóveda de cañón y adornado en su primer cuerpo mediante arquería ciega. La
nave utiliza arcos fajones como método indirecto de sujeción. El transepto no
sobresale en planta. El crucero se cubre mediante cúpula sobre trompas que se
adornan con una moldura de ajedrezado, seguramente por influencia de la iglesia
de San Quirce de Burgos. En el
lateral derecho está el vano por el que se accede al husillo y en el lateral
izquierdo una puerta, denuncia el antiguo acceso al claustro del monasterio. Sobre
la entrada se sitúa el coro de los monjes con aires mudéjares.
Señalaremos el contrafuerte que hay en cada uno
de los paños que refuerzan el arco fajón de la bóveda interior. En dichos paños
hay ventanales con su aspillera rodeada de una arquivolta de grueso baquetón y
guardapolvos ajedrezado además de un par de columnas. La iglesia consta de una
sola nave, de 17`95 m de larga por 5`40 m de ancha y 11`70 m, en la cúpula, de
alta. El espesor de los muros es de 1`11 m.
Recurramos a la descripción del libro de
Huidobro Serna sobre el Valle de Valdivielso para describir lo que hay tras
pasar al interior: “El coro alto es de
madera. La viguería en que se apoya forma una especie de artesonado de gusto gótico
mudéjar, pintado, donde alternan los vástagos ondulantes y grumos de las vigas
y viguetas, con recuadros de tracerías flameadas. El frente, formado por una
gruesa viga y las cabezas de la solera, está todo pintado, viéndose en la
primera el escudo real de Castilla y León y los escaques y veros de los Velasco
y las cuatro bandas de los Varonas, repetidos tres veces, lo que prueba
contribuyeron a la obra las familias más hacendadas del Valle”. Está
fechado en el siglo XV.
El interior de la iglesia tuvo decoración
polícroma. En la parte inmediata a la cúpula, bajo la cal, se descubrió pintura
mural con cruces patadas y tracerías góticas, combinaciones de hojas y otros
adornos de colores rojos, verdes y azules (se estima que data del siglo XV).
Pero la pintura no era el recurso principal. Los
visitantes de San Pedro de Tejada buscan sus famosos canecillos y capiteles
románicos. Hablaremos de ellos pronto pero avanzo que son un elemento
subordinado a la edificación y que tiene una función didáctica: enseñar la fe. Una
curiosidad: las figuras pueden llegar a estar deformadas para adecuarse al
espacio con el que cuentan.
Tenemos un canecillo con una venera de peregrino
pero este motivo ya era pagano y tenía virtudes mágicas. Peregrino era
equivalente a buen cristiano que se halla camino de la perfección. Claro que
este está descansando y quitándose una espina del pie. Recuerda a la escultura
clásica. Parece que vemos la figura del niño quitándose una espina del
helenismo griego. Diríamos que los artistas conocían los temas clásicos a pesar
de estar en el mundo medieval.
Otro de los elementos del peregrino y símbolo del
apóstol Santiago es el báculo. Cuando Santiago liberó a Hermógenes de los demonios
que le inmovilizaban, como protección le dijo: "Toma el báculo de mis peregrinaciones". El báculo que
lleva la figura de Santiago en el Pórtico de la Gloria tiene forma de tau. Por
ello Podríamos asumir que la figura que aparece apoyándose en el báculo en
forma de tau haga alusión a su condición de peregrino.
¿Y los músicos que aparecen qué? Pues que
necesitan algo de explicación. Recordemos cómo era la sociedad medieval:
clérigos, soldados y trabajadores. El resto eran marginados: músicos, actores, peregrinos,
vagabundos, mujeres libres… Y para conocerles a todos nos viene bien la
escultura románica. Nos ayuda a conocer la vida cotidiana y la indumentaria
medieval. La escultura nos muestra la vestimenta de los peregrinos del camino
de Santiago. Pensemos que la ropa era su salvoconducto para poder ser
recibidos en los albergues y hospitales. El traje, reforzado en piel, el
sombrero redondo, el zurrón de piel y el bordón, en cuya parte superior llevaba
una calabaza para el agua gritaban que ese individuo era un peregrino.
La mayoría de las figuras de los canecillos
están descalzas pero vemos botines: puntiagudos, romos o abiertos por delante.
La vestimenta nos indica el sexo y el estado de los personajes representados.
El vestido femenino está formado por una aljuba y un manto embrazado. Los
hombres llevan mantos, la mayoría de las veces fibulados y otros embrazados.
Bajo el manto encontramos la túnica. Los sacerdotes en cambio llevan saya,
aljuba y encima el manto tipo paénula. Los monjes llevan hábito y se cubren con
la cogulla.
Y los músicos, ¿cómo vestían? De forma
interpretable. Para Agustín Gómez están incluidos en la clasificación de
juglares, englobando bajo este nombre a todos aquellos que se ganaban la vida
actuando ante el público, al que entretienen con música, danza, acrobacias, etc…
Son marginales. Agustín dice que en otras ocasiones se ha intentado explicar a
los juglares a partir del Camino de Santiago, tanto como difusores de leyendas
sacras como para el entretenimiento de los peregrinos. En cambio, para Santiago
Sebastián la música es una actividad cultural que acompaña al Camino de
Santiago, tanto la música popular como la sagrada. Piensen en el Pórtico de la
Gloria. La posición de Santiago se apoya en un texto del Codex Calixtinus en el
que refiriéndose al ambiente que los peregrinos creaban en las ciudades y
pueblos de acogida dirá: "Unos tocan
cítaras, otros liras, otros tímpanos, otros flautas, caramillos, trompetas,
arpas, violas, ruedas británicas o galas, otros cantando con cítaras, otros cantando
acompañados de diversos instrumentos pasan la noche en vela...".
En San Pedro de Tejada hay tres ejemplos de instrumentos
musicales:
- El Rabel: Este instrumento, que proviene del tambor árabe se colocaba en el hombro o en las rodillas.
- La Flauta de Pan: instrumento conocido hace más de 2000 años.
- El Arpa-Salterio, es uno de los instrumentos más populares de la Edad Media. Se puede confundir con el salterio, pero, a diferencia de éste, en el arpa se accede a las cuerdas desde las dos caras del instrumento. En cuanto a su simbología, podemos indicar que por su forma triangular alude a la Trinidad.
Una de las agrupaciones juglarescas más
utilizadas es la formada por músicos, contorsionistas y danzadoras. Ejemplo de
acróbata le encontramos en la figura sin cabeza que se nos muestra boca abajo
en actitud de salto.
En el lado norte de la iglesia, donde suponemos
que estaba el claustro de monasterio, hallamos un importante número de
religiosos representados. Quizá con ello se pretendió mostrar las obligaciones
de los monjes. Así vemos al que identificamos -por encontrarnos precisamente en
la iglesia de un monasterio- con un abad y no un obispo como generalmente se le
describe. El abad, con estola y báculo aparece en actitud de bendecir. También
en actitud de bendecir hay otro monje que aparece con un hisopo y no una bolsa,
como suele decirse.
La lengua de los sermones dependía del público
al que iba dirigida, de ahí que cuando se dirigían –predicaban- al pueblo se
pueda hacer en lenguas romances o dialectales. Tal vez haga referencia a esta
tarea el canecillo que nos muestra a un clérigo con estola y el libro entre las
manos.
Por último, entre los objetos litúrgicos destaca
la cruz -como porta en sus manos otro eclesiástico. La cruz se colocará encima
del altar por tres motivos: como signo de Cristo, como recuerdo de su pasión y
para que los fieles imiten a Cristo crucificándose por causa de las bajas
pasiones.
Pero no solo hay elementos de esta procedencia. Es
muy frecuente en el románico la utilización de personajes procedentes de las
grandes obras de la cultura clásica. Relatos como el de Eneas, Ulises,
Heracles, Rómulo y Remo, Gilgamés y tantos otros representados en la escultura
románica eran conocidos, aunque sólo fuera por trasmisión oral por aquellas
gentes del siglo XII. Ese sustrato cultural permitía a los clérigos engarzar en
su predicación alegorías que derivasen en el objetivo moralizante pretendido. Por
otra parte, la inclusión de elementos de la cultura romana tiene también origen
en la influencia de Cluny. Los monjes cluniacenses son eficaces instrumentos
del Pontificado en la reforma eclesiástica y a su vez excelentes promotores en
la construcción y ornato de los templos. Las frecuentes visitas de sus abades a
Italia son uno de los motivos que favorecerá la incorporación de elementos
romanos a sus construcciones; también serán causa de las numerosísimas
advocaciones a San Pedro en las iglesias románicas de Castilla.
En la próxima visita a San Pedro de Tejada
hablaremos de canecillos, capiteles y retablos, prometido.
Bibliografía:
“Estudio arqueológico del Desfiladero de La
Horadada: La transición entre la tardorromanidad y la Alta Edad Media (ss.V-X
d.n.e.). Por José Ángel Lecanda.
Periódico “El Coreo de Burgos”.
“Iglesia de San Pedro de Tejada. Un informe y
una resolución” Marceliano Santa María.
“Aula activa de la naturaleza de Soncillo” Pedro
J. Mediavilla Pereda y Joaquín García Andrés.
“Apuntes sobre la historia de las antiguas
merindades de Castilla” por Julián García Sainz de Baranda.
“El obispado de Burgos y la Castilla primitiva
desde el siglo V al XIII” Luciano Serrano (abad de Silos).
“Apuntes descriptivos históricos y arqueológicos
de la Merindad del Valle de Valdivielso” Luciano Huidobro Serna y Julián García
Sainz de Baranda.
“Apuntes históricos sobre la ciudad de Medina de
Pomar” por Julián García Sainz de Baranda.
“Las Merindades de Burgos: un análisis jurisdiccional
y socioeconómico desde la Antigüedad a la Edad Media”. María del Carmen
Sonsoles Arribas Magro.
“Abadalogio del imperial monasterio de Santa María
de Obarenes (s. XII-XIX)” Ernesto Pascual Zaragoza.
“El arte visigótico de la Reconquista en
Castilla” por Luciano Huidobro Serna.
“San Pedro Tejada” Teófilo López Mata.
“Arte románico en San Pedro de Tejada, una interpretación”.
José Manuel Elespe Esparta.
“San Pedro de Tejada” del Proyecto Aldaba.
"San pedro de Tejada y su retablo"
Joaquín de la Iglesia Alonso de Armiño.
Blog “ZaLeZ”
Revista “Atticus”.
Página “Monestirs.cat”.
Anexo:
Tramitación y decreto declarando a San Pedro de
Tejada como monumento nacional:
La Academia de Bellas Artes de San Fernando, en
su sesión del 11 de Febrero de 1935, aprobó el siguiente informe del Sr. D.
Marceliano Santa María, correspondiente a la Comisión General de Monumentos, en
virtud de lo solicitado por la Dirección General de Bellas Artes, en expediente
incoado para la declaración de Monumento Histórico Artístico de la Ermita de
San Pedro de Tejada, en la provincia de Burgos, expediente ya informado por la
Junta del Tesoro Artístico Nacional.
Dice así el informe: “La Ermita de San Pedro de Tejada se encuentra en el Valle de
Valdivielso de la provincia de Burgos en ladera vertiente al Ebro, lugar
frondoso donde la construcción aparece entre ramajes como poma dorada que se
ofrece al visitante, emoción que dura hasta llegar a la campa en que se asienta
el edificio descubriendo entonces su brillante totalidad.
No hay,
como en otros casos, necesidad de conjeturar acerca de lo que fue el Monumento;
éste no ofrece duda, no existen en él mutilaciones ni postizos perturbadores de
su primitiva estructura. Se advierte desde luego completa unidad perteneciente
a la misma época, conservándose la Ermita intacta, tal como se construyó,
mostrando enteramente el valor de su trazado del período románico en todo su
esplendor—algo «tardío» según dice Íñiguez en su informe—pero de gran-
elegancia y acertada disposición de sus zonas. Con atinada fusión armónica de
elementos constructivos y decorativos constituyendo un Monumento esencialmente
arquitectónico.
Los
materiales empleados ayudan también a esta emoción de conjunto. La piedra
arenisca, fina, está primorosamente labrada lo mismo en los paramentos que en
los detalles repartidos por la construcción. Y esta euritmia exterior se
comunica al interior del Monumento. Su descripción es fácil.
Una
Ermita románica de la segunda mitad del siglo XII, de una sola nave de buenas
proporciones, dieciocho metros de larga por cinco cuarenta de ancha, once
ochenta de altura a la cúpula, y el espesor de los muros de un metro diez
centímetros. Cimborrio de la cúpula esférica sobre trompas, conforme a la disposición
normal de esta clase de monumentos Al exterior, portada poco abocinada abierta
en arco de medio punto y cuatro archivoltas, ingreso correspondiente a la única
nave.
El
hastial es de piñón con ventana trilobulada en el centro, sobre el tejado que
proteje la parte saliente de la portada. La torre elevada sobre la cúpula es
cuadrada con dos arcos de medio punto y un óculo en cada lado. Come se ha
dicho, el edificio no ofrece alteración alguna, solamente estorba el encalado
interior que recubre los muros pudiendo fácilmente hacerlo desaparecer;
substituir alguna piedra en las columnas de la portada y arreglar el pavimento.
Con tan
sencilla restauración esta ermita podría exhibirse como modelo impecable entre
las construcciones de su tiempo. Para mayor complacencia existe en el ábside un
retablo de fines del XV de buena proporción, limpia talla, y marcado gusto
burgalés, con tablas estimables en general; y aunque acusan distinto autor, todas
estan pintadas por mano experta tanto la pradela como el resto de los paneles;
esta obra aunque posterior entona delicadamente con el resto de la Ermita.
Y,
encareciendo a la Diputación provincial de Burgos la construcción de una
carretera que uniese la de la orilla izquierda del Ebro con el Monumento, dos kilómetros
escasamente, éste sería visitadísimo, dada la pureza de su labra y el buenísimo
estado de conservación en que se halla, uniendo el natural esplendor de sus piedras
al exuberante paisaje que le rodea.
Por
todo lo expuesto considera el que suscribe que procede conceder la solicitada
inclusión en el Tesoro Artístico Nacional de la Ermita de San Pedro de Tejada
en la provincia de Burgos. Marceliano Santa María”.
El Ministerio de Instrucción Pública y Bellas
Artes ha dictado la siguiente Orden:
“Ilmo.
Sr.: Incoado expediente para la declaración de monumento artístico de la ermita
de San Pedro de Tejada (Burgos). Resultando que el Arquitecto conservador de
monumentos, Don Francisco Iñiguez Almech, remitió a este Ministerio informe
relativo a la declaración de monumento artístico de la citada ermita, y enviado
dicho informe a la Junta Superior del Tesoro Artístico, ésta acordó, en sesión
celebrada el día 20 de julio del año último, se incoara expediente para la
inclusión de la referida ermita en el Tesoro Artístico Nacional.
Resultando
que pasado el expediente a las Academias de Bellas Artes de San Fernando y la
de la Historia, y nuevamente a la Junta Superior del Tesoro Artístico, estas
doctas entidades emitieron dictamen favorable a la declaración de referencia:
Considerando
que se han cumplido todos los trámites legales preceptuados en el Real Decreto
ley de 9 de agosto de 1926 y ley del Tesoro Artístico de 13 de mayo de 1933,
respecto a la declaración de que se trata, Este Ministerio ha tenido a bien
declarar monumento histórico artístico la ermita de San Pedro de Tejada
(Burgos), quedando desde el momento de tal declaración, bajo la tutela del
Estado y la inmediata inspección y vigilancia de la Comisión provincial de
Monumentos históricos y artísticos de dicha provincia.
Madrid,
22 de noviembre de 1935.-P. D., Teodoro Pascual.
Señor Subsecretario
de este Ministerio”.
Hola. Acabo de regresar de un viaje por ésta y algunas otras ermitas románicas de la zona y he descubierto tu blog. Me gusta mucho como lo explicas y documentas incluso con bibliografía. Gracias.
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