En el recorrido de esta semana tomaremos como
escusa el hermoso río Jerea (o río Losa). Un afluente del Ebro que nace en
Relloso, en la Cueva del Agua de la sierra Carbonilla, en la divisoria del
Valle de Mena y el Valle de Losa. Atraviesa este último y el Valle de Tobalina. Fíjense que antiguamente fue el límite del Valle de Losa. Y, sí, es este río el de la
famosa cascada de Pedrosa de Tobalina. Tras 45 kilómetros desagua en el Ebro. Recorreremos
este cauce y las edificaciones que aprovecharon el agua para obtener energía
motriz. Y no se crean porque en el siglo XVIII había 15 molinos trabajando en
este cauce.
Decíamos que nació cerca de Relloso. En el lugar
llamado Fuente de Abajo tenemos una presa y el ingenio delante de la Cueva del
Molino. Esta cueva es una de las principales fuentes del río Jerea. Pero para
los vecinos del lugar es el nacimiento del río. En su parte delantera, hay
varias formaciones en escalera, por donde discurre el agua.
El Catastro de Ensenada nos cuenta que había dos
molinos harineros en “el valle”. Ni Sebastián Miñano ni Pascual Madoz dicen
nada sobre molinos en este pueblo (ni en los demás) pero, si nos acercamos,
encontraremos los restos de un edificio con un solo ojo de gran tamaño que le
confiere un aire singular. Está situado sobre la propia corriente, en la orilla
izquierda. Cuando lo visitó María Jesús Temiño mantenía las dos muelas con la
cabria desmontada en un lateral. Siendo comunal, "cada casa una hora a la semana molía cuando había agua, en
invierno, los tres meses de verano era imposible”. Estuvo en activo, según
los vecinos, hasta los años sesenta.
El Jerea continúa su camino pasando junto a
Quincoces de Suso. En 1752 tenía un molino harinero de dos ruedas que molía tres
meses al año. Lo tenía en renta Francisco López por 100 reales que pagaba al
común del municipio.
La siguiente parada es en hermano superviviente:
Quincoces de Yuso. En el lugar llamado Los Cascajos había un molino que molía
cuatro meses al año. Cuando el catastro de Ensenada lo tenía arrendado Pedro
Ortiz por 23 fanegas de trigo y 22 cántaras de vino valoradas en 661 reales.
Hoy lo encontramos convertido en vivienda nada más pasar los puentes del centro
del pueblo. Claro que está en el río Vallulacre y no sé si…
El río avanza meloso hasta Calzada donde tuvimos
en 1752 un único molino harinero que trabajaba un mes al año. Fue propiedad de
Pedro Antonio de la Torre pero arrendado a Juan Fernández.
Y, de ahí, llega a Villaluenga. El molino en su
orilla izquierda y el pueblo en la derecha. Hoy es un inmueble particular en
buen estado. No está al borde del río sino que posee un cauce que trae el agua
al molino. Parece ser que dejó de moler recientemente. El catastro de Ensenada
nos informa de que el molino era de dos ruedas y que trabajaba siete meses al
año. En aquel tiempo este molino municipal estaba arrendado a Bernabé de
Angulo.
La siguiente parada es Río de Losa. El molino
está ubicado en Las Estizas o Paúl. Situado a medio kilómetro tomando un camino
a la salida del pueblo. De una sola planta, material de piedra, aparejo de
mampostería y tejado a dos aguas de teja árabe. En buen estado, su entrada está
rodeada de zarzas, lo mismo que el cauce y todos los elementos propios de su
uso, como el arco y la balsa.
Se trabajaba con el sistema de "vez",
organizándose los vecinos de manera comunitaria; así se llevaba a cabo la
limpieza del cauce, que se realizaba en el mes de septiembre. Por el contrario,
las dos piedras las picaban dos o tres personas que sabían y cobraban por ello.
Era un trabajo de precisión.
Su uso estaba restringido en los meses de junio
a octubre, ya que el caudal bajaba y se molía menos. Como tantos molinos, su
funcionamiento desapareció hace bastantes años, unos veinte, perdiendo todo su
interés como lugar de trabajo.
El Catastro nos aporta la siguiente referencia: "En el término de las estizas a
distancia de trescientas paradas a el aire cierzo tiene el Concejo un molino de
dos ruedas, sobre el río Sería (Jerea),
muele 8 meses, tiene de alto tres baras, de ancho 6, fondo 4, surca con el
Prado Concejil, lleva en renta Manuel de Molinuevo, vecino de este lugar, paga
sesenta y seis reales y 9 fanegas y media de trigo que vale 171 reales, le
queda al molinero 40 reales".
Flotando como una hoja del verano, llegamos a
San Pantaleón de Losa. En tiempos del Catastro de Ensenada existía un molino de
una rueda “sobre un arroyo” que trabajaba durante dos meses. Quintanilla La
Ojada tiene puente pero no tuvo molino.
En Criales había tres molinos. Uno de ellos es
el Pilangrero cuyo nombre se debe a unos montes cercanos. Hoy todavía mantiene la
maquinaria original, sin los rodetes de madera ya podridos. Tenía tres piedras,
aunque se mantienen dos, para el trigo y el pienso; también la cabria y el
harinero, junto con el bombo, para proteger la muela.
En la parte inferior se mantienen los arcos. El
cárcavo es de grandes dimensiones, pero sin los rodetes, como he mencionado
anteriormente. El cauce procede del río Jerea, a trescientos metros se levanta su
presa, el edificio se construyó a la derecha de la cuenca, manteniéndose en
buen estado. Como la mayoría de los molinos maquileros, el cauce era objeto de
gran cuidado por parte del molinero, que solía sanearlo una vez al año.
La capacidad de la molienda estaba en torno a
los 100 kilos a la hora. Los clientes procedían de los alrededores, a pesar de
la existencia de otros molinos en el lugar. Uno de ellos, un poco más abajo del
río, en la Isla, se cayó hace algunos años. Tanto este como el de Pilangrero
dejaron de moler en los años 70. Había otro en el casco del pueblo, en un
arroyo que desciende al Jerea, ha sido convertido en vivienda, perdiendo su
estructura molinar.
"De
una rueda en el Gerea, el uno propio del común y muele 9 meses al año y regula
800 reales de vellón, el común percibe por su renta 434 reales y 366 restantes
quedan de utilidad a Santiago Ortiz molinero, al otro de Francisco Mardones lo
administra por si, muele un mes, sus máquinas considera 100 reales. El otro de
María de Oteo también lo administra, muele dos meses y el producto de máquinas
regula 150 reales de vellón”.
Nuestro Jerea, ahora, cambia de valle pasando al
de Tobalina. María Jesús Temiño nos señala en su obra que hay un primer molino
antes de llegar a Pedrosa. Entiendo que está abandonado al precisarnos ella que
está rodeado de maleza. Era de dos piedras, de una sola planta en mampostería y
con tejado a dos aguas.
Gracias al caudal que trae el río entre el
conglomerado urbano que son ahora Pedrosa de Tobalina y La Orden tenemos tres ingenios
hidráulicos. El primero diríamos que es el de Pedrosa: un edificio de varias
plantas junto a la cascada. Está en buen estado con la fecha de 1703 grabada.
Fue utilizado como central eléctrica para la zona hasta que, debido a su escaso
rendimiento, se abandonó. Su situación es excepcional y el canal del agua está
integrado en el complejo de la zona de baño. Gracias a la cascada hay una buena
caída de agua sobre los rodetes. En el interior se halla la maquinaria desmontada,
pero en buen estado, dos tolvas con todo lo necesario para su funcionamiento,
aunque era de tres muelas.
Hace unos años, fue comprado por el Ayuntamiento
del Valle de Tobalina con la intención de restaurarlo. El catastro de Ensenada
nos habla de un molino harinero propiedad del concejo en el término de Parapaja.
Es irónico que estemos en la misma situación casi trescientos años después.
La siguiente parada será La Orden –mejor dicho:
Laordén o Laorden- que parece un barrio de Pedrosa pero que era un pueblo
diferenciado. Aquí hubo un molino maquilero –cobraba un porcentaje por la
molienda-, ya caído denominado “de La Peña” o “de Enrique”. Un segundo molino se
encuentra desmantelado y abierto, mantiene los muros, el tejado de hormigón y
dos piedras. Exteriormente, rodeado de gran cantidad de vegetación y de hiedra permite
ver los elementos propios de estas contracciones. Es de propiedad particular.
Claro que, según el Catastro de Ensenada,
teníamos en esta población cuatro molinos. El primero propiedad de Lope María
de Porras, vecino de Espinosa de los Monteros. Era un molino de cuatro ruedas
que se lo gestionaba un administrador contratado. Un segundo y un tercer molino
de José de la Raxada (¿?), vecino de Arceniega, que los tenía en manos de
Manuel Ruiz. Uno era de una rueda y el otro de dos. El cuarto molino era
propiedad del concejo.
El pueblo de Cadiñanos nos muestra la maravilla
de un palacio que fue y no ha podido ser. Pero con relación al tema de la
entrada diremos que hacia 1752 había un molino propiedad de las hermanas
Agustinas de la villa de Arceniega. Evidentemente no había monjas trabajándolo
y lo tenían arrendado a Francisco López de la Calle por 15 fanegas de trigo que
al cambio eran 260 reales.
La siguiente parada la tenemos en Virués cuyo
molino lo tenemos atravesando el puente en la margen izquierda del río. Tiene
una presa de sillería de 50 metros de longitud pero está deteriorada. Sabemos
que en el año 1983 hubo una crecida que sobrepasó la maquinaria y en el año
2003 otra peor. Era comunal, pero en el año 1940 fue vendido y convertido en un
molino movido por turbina y cambiando la ubicación de las piedras. Tenía dos de
trigo y una de pienso, luego pasó a contar con una para el pan y dos para los
animales, debido a la proliferación de las panaderías.
Disponía de todos los derechos del agua, por ese
motivo debía encargarse de la presa, así como de mantener su propio cauce
limpio. En caso de bajar el caudal podía trabajar "a represadas" que
implicaba la necesidad de retener el agua en la balsa, para conseguir más
potencia.
Para su localización llegamos al Camino Real,
allí observamos la vivienda y un edificio para las caballerías, por donde
sacaban "algún saco", en la época del estraperlo. Contaba, antes de
dejar de funcionar en los años 70, con numerosos clientes, "subían incluso de Cillaperlata y Palazuelos”.
La última parada es Palazuelos de Cuesta Úrria. Curiosamente
no tenemos constancia de la existencia de un molino allí. Ni entonces ni ahora.
Bibliografía:
“Los molinos en Las Merindades de Burgos” por
María Jesús Temiño López-Muñiz.
“Ingenios hidráulicos en Las Merindades de
Burgos. Molinos harineros, ferrerías y batanes a mediados del siglo XVIII” por
Roberto Alonso Tajadura.
Catastro de Ensenada.
“Diccionario geográfico, estadístico, histórico,
biográfico, postal, municipal, militar, marítimo y eclesiástico de España y sus
posesiones de ultramar”. Pablo Riera y Sans.
“Diccionario geografico-estadistico de España y
Portugal” por Sebastián Miñano.
Blog “Tierras de Burgos”.
“El Valle de Tobalina”. Inocencio Cadiñanos
Bardecí.
El correo de Burgos.
ZáLeZ.
Diario de Burgos.
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