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domingo, 14 de octubre de 2018

Molinos del Jerea.



En el recorrido de esta semana tomaremos como escusa el hermoso río Jerea (o río Losa). Un afluente del Ebro que nace en Relloso, en la Cueva del Agua de la sierra Carbonilla, en la divisoria del Valle de Mena y el Valle de Losa. Atraviesa este último y el Valle de Tobalina. Fíjense que antiguamente fue el límite del Valle de Losa. Y, sí, es este río el de la famosa cascada de Pedrosa de Tobalina. Tras 45 kilómetros desagua en el Ebro. Recorreremos este cauce y las edificaciones que aprovecharon el agua para obtener energía motriz. Y no se crean porque en el siglo XVIII había 15 molinos trabajando en este cauce.

Cueva el molino en Relloso (Tierras de Burgos

Decíamos que nació cerca de Relloso. En el lugar llamado Fuente de Abajo tenemos una presa y el ingenio delante de la Cueva del Molino. Esta cueva es una de las principales fuentes del río Jerea. Pero para los vecinos del lugar es el nacimiento del río. En su parte delantera, hay varias formaciones en escalera, por donde discurre el agua.

El Catastro de Ensenada nos cuenta que había dos molinos harineros en “el valle”. Ni Sebastián Miñano ni Pascual Madoz dicen nada sobre molinos en este pueblo (ni en los demás) pero, si nos acercamos, encontraremos los restos de un edificio con un solo ojo de gran tamaño que le confiere un aire singular. Está situado sobre la propia corriente, en la orilla izquierda. Cuando lo visitó María Jesús Temiño mantenía las dos muelas con la cabria desmontada en un lateral. Siendo comunal, "cada casa una hora a la semana molía cuando había agua, en invierno, los tres meses de verano era imposible”. Estuvo en activo, según los vecinos, hasta los años sesenta.

Molino de Relloso (Tierras de Burgos)

El Jerea continúa su camino pasando junto a Quincoces de Suso. En 1752 tenía un molino harinero de dos ruedas que molía tres meses al año. Lo tenía en renta Francisco López por 100 reales que pagaba al común del municipio.

La siguiente parada es en hermano superviviente: Quincoces de Yuso. En el lugar llamado Los Cascajos había un molino que molía cuatro meses al año. Cuando el catastro de Ensenada lo tenía arrendado Pedro Ortiz por 23 fanegas de trigo y 22 cántaras de vino valoradas en 661 reales. Hoy lo encontramos convertido en vivienda nada más pasar los puentes del centro del pueblo. Claro que está en el río Vallulacre y no sé si…

El río avanza meloso hasta Calzada donde tuvimos en 1752 un único molino harinero que trabajaba un mes al año. Fue propiedad de Pedro Antonio de la Torre pero arrendado a Juan Fernández.

Y, de ahí, llega a Villaluenga. El molino en su orilla izquierda y el pueblo en la derecha. Hoy es un inmueble particular en buen estado. No está al borde del río sino que posee un cauce que trae el agua al molino. Parece ser que dejó de moler recientemente. El catastro de Ensenada nos informa de que el molino era de dos ruedas y que trabajaba siete meses al año. En aquel tiempo este molino municipal estaba arrendado a Bernabé de Angulo.

Molino de Villaluenga

La siguiente parada es Río de Losa. El molino está ubicado en Las Estizas o Paúl. Situado a medio kilómetro tomando un camino a la salida del pueblo. De una sola planta, material de piedra, aparejo de mampostería y tejado a dos aguas de teja árabe. En buen estado, su entrada está rodeada de zarzas, lo mismo que el cauce y todos los elementos propios de su uso, como el arco y la balsa.

Se trabajaba con el sistema de "vez", organizándose los vecinos de manera comunitaria; así se llevaba a cabo la limpieza del cauce, que se realizaba en el mes de septiembre. Por el contrario, las dos piedras las picaban dos o tres personas que sabían y cobraban por ello. Era un trabajo de precisión.

Su uso estaba restringido en los meses de junio a octubre, ya que el caudal bajaba y se molía menos. Como tantos molinos, su funcionamiento desapareció hace bastantes años, unos veinte, perdiendo todo su interés como lugar de trabajo.

El Catastro nos aporta la siguiente referencia: "En el término de las estizas a distancia de trescientas paradas a el aire cierzo tiene el Concejo un molino de dos ruedas, sobre el río Sería (Jerea), muele 8 meses, tiene de alto tres baras, de ancho 6, fondo 4, surca con el Prado Concejil, lleva en renta Manuel de Molinuevo, vecino de este lugar, paga sesenta y seis reales y 9 fanegas y media de trigo que vale 171 reales, le queda al molinero 40 reales".

Flotando como una hoja del verano, llegamos a San Pantaleón de Losa. En tiempos del Catastro de Ensenada existía un molino de una rueda “sobre un arroyo” que trabajaba durante dos meses. Quintanilla La Ojada tiene puente pero no tuvo molino.

Cortesía de "El rey pescador"

En Criales había tres molinos. Uno de ellos es el Pilangrero cuyo nombre se debe a unos montes cercanos. Hoy todavía mantiene la maquinaria original, sin los rodetes de madera ya podridos. Tenía tres piedras, aunque se mantienen dos, para el trigo y el pienso; también la cabria y el harinero, junto con el bombo, para proteger la muela.

En la parte inferior se mantienen los arcos. El cárcavo es de grandes dimensiones, pero sin los rodetes, como he mencionado anteriormente. El cauce procede del río Jerea, a trescientos metros se levanta su presa, el edificio se construyó a la derecha de la cuenca, manteniéndose en buen estado. Como la mayoría de los molinos maquileros, el cauce era objeto de gran cuidado por parte del molinero, que solía sanearlo una vez al año.

Molino Pilangrero

La capacidad de la molienda estaba en torno a los 100 kilos a la hora. Los clientes procedían de los alrededores, a pesar de la existencia de otros molinos en el lugar. Uno de ellos, un poco más abajo del río, en la Isla, se cayó hace algunos años. Tanto este como el de Pilangrero dejaron de moler en los años 70. Había otro en el casco del pueblo, en un arroyo que desciende al Jerea, ha sido convertido en vivienda, perdiendo su estructura molinar.

"De una rueda en el Gerea, el uno propio del común y muele 9 meses al año y regula 800 reales de vellón, el común percibe por su renta 434 reales y 366 restantes quedan de utilidad a Santiago Ortiz molinero, al otro de Francisco Mardones lo administra por si, muele un mes, sus máquinas considera 100 reales. El otro de María de Oteo también lo administra, muele dos meses y el producto de máquinas regula 150 reales de vellón”.

Nuestro Jerea, ahora, cambia de valle pasando al de Tobalina. María Jesús Temiño nos señala en su obra que hay un primer molino antes de llegar a Pedrosa. Entiendo que está abandonado al precisarnos ella que está rodeado de maleza. Era de dos piedras, de una sola planta en mampostería y con tejado a dos aguas.

Molino y cascada de Pedrosa de Tobalina

Gracias al caudal que trae el río entre el conglomerado urbano que son ahora Pedrosa de Tobalina y La Orden tenemos tres ingenios hidráulicos. El primero diríamos que es el de Pedrosa: un edificio de varias plantas junto a la cascada. Está en buen estado con la fecha de 1703 grabada. Fue utilizado como central eléctrica para la zona hasta que, debido a su escaso rendimiento, se abandonó. Su situación es excepcional y el canal del agua está integrado en el complejo de la zona de baño. Gracias a la cascada hay una buena caída de agua sobre los rodetes. En el interior se halla la maquinaria desmontada, pero en buen estado, dos tolvas con todo lo necesario para su funcionamiento, aunque era de tres muelas.

Hace unos años, fue comprado por el Ayuntamiento del Valle de Tobalina con la intención de restaurarlo. El catastro de Ensenada nos habla de un molino harinero propiedad del concejo en el término de Parapaja. Es irónico que estemos en la misma situación casi trescientos años después.

La siguiente parada será La Orden –mejor dicho: Laordén o Laorden- que parece un barrio de Pedrosa pero que era un pueblo diferenciado. Aquí hubo un molino maquilero –cobraba un porcentaje por la molienda-, ya caído denominado “de La Peña” o “de Enrique”. Un segundo molino se encuentra desmantelado y abierto, mantiene los muros, el tejado de hormigón y dos piedras. Exteriormente, rodeado de gran cantidad de vegetación y de hiedra permite ver los elementos propios de estas contracciones. Es de propiedad particular.

Claro que, según el Catastro de Ensenada, teníamos en esta población cuatro molinos. El primero propiedad de Lope María de Porras, vecino de Espinosa de los Monteros. Era un molino de cuatro ruedas que se lo gestionaba un administrador contratado. Un segundo y un tercer molino de José de la Raxada (¿?), vecino de Arceniega, que los tenía en manos de Manuel Ruiz. Uno era de una rueda y el otro de dos. El cuarto molino era propiedad del concejo.

Presa de Cadiñanos. Cortesía de Maoa.

El pueblo de Cadiñanos nos muestra la maravilla de un palacio que fue y no ha podido ser. Pero con relación al tema de la entrada diremos que hacia 1752 había un molino propiedad de las hermanas Agustinas de la villa de Arceniega. Evidentemente no había monjas trabajándolo y lo tenían arrendado a Francisco López de la Calle por 15 fanegas de trigo que al cambio eran 260 reales.

La siguiente parada la tenemos en Virués cuyo molino lo tenemos atravesando el puente en la margen izquierda del río. Tiene una presa de sillería de 50 metros de longitud pero está deteriorada. Sabemos que en el año 1983 hubo una crecida que sobrepasó la maquinaria y en el año 2003 otra peor. Era comunal, pero en el año 1940 fue vendido y convertido en un molino movido por turbina y cambiando la ubicación de las piedras. Tenía dos de trigo y una de pienso, luego pasó a contar con una para el pan y dos para los animales, debido a la proliferación de las panaderías.

Disponía de todos los derechos del agua, por ese motivo debía encargarse de la presa, así como de mantener su propio cauce limpio. En caso de bajar el caudal podía trabajar "a represadas" que implicaba la necesidad de retener el agua en la balsa, para conseguir más potencia.

Para su localización llegamos al Camino Real, allí observamos la vivienda y un edificio para las caballerías, por donde sacaban "algún saco", en la época del estraperlo. Contaba, antes de dejar de funcionar en los años 70, con numerosos clientes, "subían incluso de Cillaperlata y Palazuelos”.

La última parada es Palazuelos de Cuesta Úrria. Curiosamente no tenemos constancia de la existencia de un molino allí. Ni entonces ni ahora.



Bibliografía:

“Los molinos en Las Merindades de Burgos” por María Jesús Temiño López-Muñiz.
“Ingenios hidráulicos en Las Merindades de Burgos. Molinos harineros, ferrerías y batanes a mediados del siglo XVIII” por Roberto Alonso Tajadura.
Catastro de Ensenada.
“Diccionario geográfico, estadístico, histórico, biográfico, postal, municipal, militar, marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de ultramar”. Pablo Riera y Sans.
“Diccionario geografico-estadistico de España y Portugal” por Sebastián Miñano.
Blog “Tierras de Burgos”.
“El Valle de Tobalina”. Inocencio Cadiñanos Bardecí.
El correo de Burgos.
ZáLeZ.
Diario de Burgos.




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