El hierro. Ese material tan común en nuestros
edificios. Bueno o el acero. Pero nosotros nos centraremos en el hierro. Ese
metal en la construcción del siglo XIX era la novedad –la modernidad- y existía
un debate sobre sus posibilidades. Claro que lo empleaban como se empleaba la
piedra, el ladrillo o la madera. ¿Por qué se empezaba a usar el hierro? Porque
la revolución industrial nos dio esa posibilidad. La fundición, como material
de construcción, presenta buenas características para resistir esfuerzos de
compresión, e incluso resiste la tracción más que los materiales pétreos o la
madera. ¡Y era moldeable! Con ciertas limitaciones, claro, porque no es acero
ni hormigón.
Decíamos que, inicialmente, se utilizaba para
adoptar las formas y cánones propios de la piedra pero poco a poco descubrieron
sus verdaderas potencialidades para desarrollar estructuras de alturas y luces
hasta ese momento inimaginables por su esbeltez o permitir estructuras
complejas mediante entramados que permiten el paso de la luz. Y la práctica marcó
los límites de este material. Con errores que se derrumbaron, por supuesto.
Los tipos de edificios que emplearon el hierro
eran: Los invernaderos y pabellones; Las estaciones de ferrocarril; Los
mercados de abastos y los pasajes comerciales; Los puentes metálicos de
ferrocarril y carretera; Los templetes o kioscos de música; Las naves
industriales, los almacenes y los depósitos de agua; Edificios civiles y
residenciales; y Rehabilitaciones o restauraciones. Un elemento común a todos
ellos era la funcionalidad. Y, quizá, asociado a esa funcionalidad nos
encontramos con la estandarización de las piezas –cual construcción de Lego- llegándose
a vender por catálogo, según dimensiones.
Respecto a los puentes, de ferrocarril o
carretera, los construyeron de diferentes formas según el momento y los
conocimientos. Los había de celosías en múltiples variantes, puentes colgantes,
arcos simples o rebajados, bow string, y vigas de alma llena. En general,
solían apoyarse sobre pilas y estribos de fábrica, no siendo muy habitual la
presencia de apoyos metálicos salvo en orografías singulares que hacían más
económica esta posibilidad, y normalmente asociados a valles marcados y
profundos.
Pero, aunque la estructura estuviese bien
construida, teníamos el problema de su costoso mantenimiento frente al hormigón
o la piedra. Quizá por eso en los caminos de carros se recurrió poco a esta
moderna tecnología. Vale. Me dirán que existieron puentes colgantes (el de
Portugalete (Vizcaya) no lo es: es un trasbordador) pero enseguida los
abandonaron porque tenían tendencia a caerse. ¿Y eso? Pues, falta de
mantenimiento. Ya saben: corrosión, oscilaciones y tal.
Puente del SM sobre el río Nela |
Pero los problemas asociados al producto no frenaron
su difusión mundial. Teníamos ingenieros y una carrera en busca de
conocimientos en el terreno de las propiedades de los materiales y sus límites.
Comenzaron a publicarse numerosos tratados sobre estas novedades tecnológicas y
sus aplicaciones industriales o civiles, y aparecían cada vez nuevos métodos,
teoremas y formulaciones que rebasaban los límites previamente asumidos.
Surgieron diferentes patentes y posibilidades, y todas ellas serán
protagonistas en las construcciones ejecutadas hasta finales del siglo XIX e
incluso principios del XX.
¿Ejemplos? El puente de Enrique Esteban, de
Salamanca (Saturnino Zafiurre, 1913); el puente metálico de Toro, Zamora (Tomás
Tamarit, 1907); el Puente de Prado o Puente Colgante de Valladolid (Lucio del
Valle, Víctor Martí y Ángel Mayo, 1865); el puente colgante de Dueñas (Santa
Cruz y Mendizábal, 1845); y el sobresaliente viaducto de Requejo o Puente de
Pino de Oro (Ribera, 1914); el puente colgante de Quintanilla-Escalada
(Cipriano Martínez, 1847), y el puente metálico de Trespaderne (Ramón de Aguinaga,
1884).
Puente colgante de Quintanilla-Escalada. |
Sobre los puentes colgantes, los de verdad,
debemos precisar que se dejaron de construir cuando se colapsaron de varios de
ellos, ya que no se disponía de un conocimiento completo de su comportamiento
frente a cierto tipo de cargas variables y móviles (vientos, acciones oscilantes),
así como la deficiente conservación que por parte de sus responsables se ejercía
una vez puestos en servicio. Se han documentado ejemplos muy tempranos de esta tipología
en España, el puente sobre el Cadagua (1822) o el peatonal de San Francisco
sobre el Nervión (1828), ambos de Antonio Goicoechea. En la línea del tiempo se
sitúan muy cerca del primer puente colgante concebido para el paso específico
de vehículos (Union Bridge, 1820) ejecutado en Inglaterra.
Hemos dicho que en la provincia de Burgos se
recuerda el puente colgante sobre el río Ebro a la altura del núcleo de
Quintanilla-Escalada siguiendo los criterios del sistema usado para el puente
francés de La Roche-Bernard y puesto en servicio el año 1847. En cuanto a sus
dimensiones, disponía de “235 pies de
claro, 22 pies de flecha y 34 pies de altura sobre las aguas bajas”,
atendiendo a la reseña publicada en la Revista de Obras Públicas. Traducidas a
unidades actuales, resultarían aproximadamente unos 65 m de luz. Parece que
este puente continuó en uso hasta comienzos del siglo XX, ya que según se expone
en la crónica del viaje realizado por Alfonso XIII (relatado en La Época, en
septiembre de 1905): en el momento de atravesarlo tuvieron que desviarse por
otro provisional. Más tarde fue sustituido por otro metálico, que a su vez tuvo
que ser reconstruido tras los daños que sufrió al comienzo de la Guerra Civil.
Como ven lo importante es la funcionalidad
frente al diseño. Además deben de tenerse en cuenta los condicionantes propios
de la ubicación particular en la que se pretende construir, sin entrar a
matizar otras consideraciones de carácter estratégico, militar o político. Pero
hay más cositas a considerar cuando nos presentemos ante estos puentes – o el
lugar donde estuvieron-:
a) La importante influencia extranjera entre las
empresas concesionarias de las líneas de ferrocarril (con experiencia acumulada
en este tipo de infraestructuras en otros países más adelantados), y entre los técnicos
que participaron en su puesta en marcha. El Ferrocarril de La Robla a
Valmaseda, en la que inicialmente los tramos metálicos fueron adjudicados a la
casa belga Fumet de Charleroi y la línea Santander-Mediterráneo, con la empresa
Anglo-Spanish Co Ltd.
b) El proyecto general de las líneas de
ferrocarril podía incluir una serie de estructuras tipo, encajadas para ciertas
longitudes de vano, con objeto de reducir los tiempos de cálculo y redacción
del propio documento contractual y de optimizar la construcción. Sólo en caso
de orografías singulares o ríos anchos se hacía un estudio específico sobre la
idoneidad de una u otra tipología, recurriendo en el resto de casos a definir
tramos que se repetían varias veces en función de la luz total a salvar. En Burgos
esta metodología es visible en los puentes de la línea Santander-Mediterráneo. Tan
solo el paso del Ebro fue revisado de una forma especial, optándose por una
celosía Warren, cuyas bondades técnicas ya eran sobradamente conocidas en el
momento de su diseño. Debe de considerarse además que la línea Santander-Mediterráneo
fue ejecutada en los años 20 del siglo XX, varias décadas después de las anteriores,
con medios y tecnología muy diferentes.
Y dicho esto hablemos de los principales puentes
que hay en Las Merindades:
Puente
metálico de Ahedo de las Pueblas sobre el Nela.
Pertenece al ferrocarril de La Robla y es del año 1891. Tiene 16`40 metros con
dos vanos en tramos oblicuos de 8`20 metros y una pila central de dos metros.
Hay un espacio adicional para montar paseos
peatonales en cada uno de los lados. Estos andenes en voladizo están formados
por dos barras de sección en escuadra que se unen mediante cartelas a la viga principal.
Es un puente de vigas de alma llena cuyo autor sería Manuel Oraá. Está en la
Merindad de Valdeporres. Lo tenemos en buen estado y con mantenimiento. Su
construcción fue adjudicada a la empresa belga “Fumet” pero terminó construido
–como el resto de los de esta empresa ferroviaria- por los vizcaínos talleres
Zorroza al renunciar aquellos. El ingeniero Guillermo Barandiarán los
recalculará en 1929 para adaptarlos a las nuevas características y cargas del material
rodante. El refuerzo derivado de este nuevo diseño lo llevó a cabo el taller de
Silvino Sainz. En 2008 la empresa TECSA fue adjudicataria de las últimas reformas.
Expliquemos un poco que son las Vigas de alma
llena. Son la variante más sencilla de construcción: dinteles rectos con vigas
doble T. Los tratados del siglo XIX lo presentaban como la forma más adecuada
para resistir los esfuerzos de flexión a las que los puentes estaban sometidos,
hasta un rango de luces claro. Seguramente sea por esto por lo que se emplearon
en los pasos de ferrocarril de zonas alejadas. La Robla tiene así los puentes
de Ahedo de las Pueblas, sobre el río Nela, y el de Bercedo de Montija, sobre
el Cerneja, los cuales fueron objeto de refuerzos de similares características
en 1929.
Longitudinalmente, se organiza con dos vigas
principales armadas mediante perfiles angulares simples y palastro, mientras
que en sentido transversal la sección se arriostra mediante cuatro travesaños
doble T en cada vano, que mantienen las vigas unidas a la distancia de diseño.
Más adelante, el hormigón armado y el
pretensado, junto con la soldadura, relegaron a la Historia de la Construcción
estas disposiciones que conferían una fuerte carga artesanal en las ejecuciones.
Puente
metálico sobre el río Cerneja en Bercedo de Montija de La Robla. Data
del año 1892 y tiene una longitud de 33 metros. El puente está cerca de la
estación de Bercedo de Montija, en dirección Bilbao. Es otro de los ejemplos de
sección de alma llena correspondientes al conocido como Ferrocarril de La Robla.
De hecho, esta tipología fue la primera en aplicarse en España.
El puente dispone de tres tramos rectos con dos
pilas de fábrica intermedias. Su sección se puede esquematizar con dos vigas de
alma llena, armadas con angulares y palastro, con los correspondientes
cubrejuntas en los empalmes intermedios, y ampliada lateralmente con ménsulas
sobre las que se dispusieron sendos paseos peatonales.
Una obra parecida al anteriormente comentado
diferenciándose en el número de vanos y luces.
Puente
metálico sobre el Ebro del Santander-Mediterráneo. Construido
el año 1929 es uno de los más espectaculares y mejor conservados de la provincia
de Burgos.
El paso incluye, en realidad, dos vanos completamente
independientes: el primero sobre la propia carretera BU 550, desde la cual puede
accederse hasta esta zona desde la nacional N 232, y el segundo el ya señalado
sobre el cauce del Ebro. No obstante, la estructura que destaca por su
espectacularidad y envergadura corresponde al cruce del río, visible desde ambas
márgenes del mismo con un canto que cuelga inferiormente desde los apoyos laterales.
La memoria del proyecto de replanteo, firmado
por José de Aguinaga en 1928 –que firmó todos los proyectos-, realiza una
completa descripción de puente sobre el Ebro, el esquema del modelo de partida y
los cálculos realizados para su diseño a partir de perfiles comerciales. El paso
dispone de un solo tramo de 60 m de luz entre paramentos y 61`60 metros entre apoyos,
totalmente metálico, y disponiendo de un resguardo teórico de 2`40 metros respecto
al máximo nivel de avenidas que se preveía para el Ebro. Respecto a la
tipología, se escogió una celosía Warren reforzándola con montantes verticales,
con un canto de 8`30 metros medidos entre ejes de los cordones superior e inferior.
El piso se completa con viguetas transversales que
unen los nudos de la viga Warren, y una serie de largueros que soportan el peso
de la superestructura.
Respecto a los apoyos, la construcción incluye
cojinetes de acero moldeado con refuerzos en forma de gruesas cartelas
previstos en la misma pieza, que descansan sobre rodillos (en uno de los lados)
o directamente en el estribo (en el lado opuesto), para cuya cimentación se
aprovechó en la medida de lo posible la gran cantidad de piedra sana que aflora
en ambos márgenes del Ebro en este punto, vistiendo simplemente con sillería caliza
para disponer de caras de apoyo planas para las vigas.
Puente
sobre la carretera BU-550 (PK 320+197) del Santander-Mediterráneo. Data
del año 1929 y mide 13`58 metros formando un solo vano. Es de vigas de alma
llena y, como los demás de esta obra, atribuidos a José de Aguinaga.
La estructura que puede verse en la actualidad presenta
unas vigas colgadas de canto variable, siendo menores en los apoyos con una pequeña
zona de transición hasta la parte central del vano. Esto difiere de los demás
puentes por lo que hace pensar en que es fruto de la adaptación del paso a las
nuevas consideraciones y exigencias normativas. Es de suponer que inicialmente
fuese hermano de los demás.
Puente
metálico sobre el río Trueba (Pk-335+837) del Santander-Mediterráneo.
Construido el año 1930 con una longitud de 42 metros y dos vanos oblicuos de 21
metros cada uno. Es de la tipología de vigas de alma llena y está al sur de
Medina de Pomar. El puente posee un andén peatonal en uno de sus lados. Las traviesas
de madera se apoyan directamente sobre las vigas principales.
Puente
metálico sobre el río Nela (Pk 338+939) del Santander-Mediterráneo.
Construido en 1930 con una longitud de 42 metros y dos vanos oblicuos de 21
metros cada uno. Es de la tipología de vigas de alma llena y está en Medina de
Pomar. Destacamos que la vía dispone de encarriladores al acercarse al paso.
Al igual que para la mayoría de los pasos de esta
línea, existen documentos sobre el proyecto de su replanteo redactados por el ingeniero
encargado de la definición de sus estructuras, José de Aguinaga, depositados en
el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares.
El puente también posee un andén en uno de los
lados, el cual está formado de unas ménsulas metálicas sobre los que se apoya un
piso de tablones de madera de manera análoga a los construidos en otros de la línea.
Puente
metálico del Santander-Mediterráneo en Cigüenza.
Construido el año 1930 con una longitud de 51 metros y dos vanos de 21 metros
más otros de 8`90 metros. Su diseño es deudor de otros de esta misma línea y
posee, también, un andén lateral.
La sección transversal de los vanos largos está
formada por dos vigas principales, armadas con perfiles metálicos simples y
chapas laminadas. Parte de sus valores radican en su propia ubicación,
completamente anexo al núcleo urbano de Cigüenza y abriéndose paso por una
trinchera en la roca que aparecía inmediatamente después del estribo de salida.
Puente
sobre el río Nela (Pk 352+068) del Santander-Mediterráneo. Año
1930. Longitud de 44 metros y tres vanos octogonales de 14`10 metros cada uno.
Su proyecto es de Aguinaga redactado en 1928. Dispone también de la consabida
pasarela peatonal.
Puente del
Pk 356+639 en Puentedey. Construido en 1930 para la compañía del
Santander-Mediterráneo mide 32 metros y posee dos vanos de 15`90 metros cada
uno. Su tipología es de vigas de alma llena. Es similar al diseñado sobre el
río Trueba según consta en la memoria de 1929.
Puente
metálico del Pk 358+779 del Santander-Mediterráneo. Del
año 1930 con una longitud de 63 metros. Dispone de tres vanos oblicuos de 31
metros cada uno. Como el resto de puentes de esta línea es de vigas de alma
llena. Está en la Merindad de Valdeporres. Dada su oblicuidad, José de Aguinaga
señala en su memoria justificativa su preferencia por las estructuras metálicas
sobre otras de fábrica y hormigón en masa, indicando además sus reservas por la
entonces novedosa tecnología del hormigón armado hasta que pudiera comprobarse
con experiencias acumuladas.
Puente
metálico sobre el río Nela Pk 365+319 del ferrocarril Santander-Mediterráneo.
Construido en 1930 con una longitud de 21 metros con un único vano. Este puente
de la Merindad de Valdeporres está ejecutado con vigas de alma llena con
voladizo y exterior peatonal. Es una sencilla estructura que sigue el esquema propio
de esta línea de ferrocarril, con dos cuchillos de alma llena paralelos armados
mediantes piezas simples roblonadas entre sí. Se trata del último de los puentes
de la línea, unos kilómetros antes del tramo final cerca del túnel de la
Engaña.
Puente
metálico de carretera sobre el río Nela en Trespaderne. Este
fue construido el año 1884 y tenía una longitud de 56`36 metros con dos vanos
de 14`56 metros y otro central de 27`64 metros. La tipología de la obra es de
celosía en cruz de San Andrés. La autoría está atribuida a Ramón de Aguinaga
que redactó el proyecto en 1882.
El proyecto se adjudicó inicialmente a Francisco
Sánchez Gutiérrez en septiembre de 1881. La finalización de las obras, según las
notas de Lucas Fernández (vecino de la localidad contemporáneo de su ejecución),
fue en mayo de 1884. El proyecto primitivo era de 1876, con una solución
similar, justificándose su modificación con una revisión de los cálculos y
adaptación a las mejoras tecnológicas que permitió una reducción de 7.342 kg en
hierro (aproximadamente un siete por ciento del total). No obstante, el primer adjudicatario
cedió enseguida sus derechos a la “Sociedad Marítima y Terrestre de Barcelona”,
que fue definitivamente la encargada de los trabajos de ejecución de la estructura.
En agosto de 1940 la Jefatura de Obras Públicas de
Burgos informa a la Dirección general de Caminos sobre el estado del puente, señalando
que de forma preventiva se había desviado temporalmente el tráfico por otro más
antiguo de fábrica de dimensiones muy reducidas en anchura. Tras su inspección se
eliminó parte de la carga muerta que gravitaba sobre él, reduciendo el afirmado
en 10 cm, y se permitió un tráfico alternativo a velocidad muy reducida. Dado que
la situación no podía prolongarse más en el tiempo y exigía medidas inmediatas,
se resolvió redactar un nuevo proyecto técnico para resolver el restablecimiento
de tránsito de manera urgente.
Desmantelado y reconstruido mediante vigas de
hormigón, después de haber sido restringido temporalmente el tráfico en agosto
de 1940 como consecuencia de la peligrosidad del estado de la estructura y su
ajustada sección. Se trataba del puente metálico de carretera de mayor
importancia de la provincia de Burgos, quizá el único de su tipología (vigas en
celosía) que conserva documentación.
Bibliografía:
“Arquitectura e Ingeniería del Hierro en las Provincias
de Burgos y Palencia (1830-1940)” tesis doctoral de Roberto Serrano López.
“Visión de la evolución tipológica en ingeniería
de puentes metálicos durante los siglos XIX-XX en el ámbito de las provincias
de Palencia y Burgos”. Por Roberto Serrano López.
Blog de la actualidad de la Ex-Peña Txamizo, de
Trespaderne y sus fiestas.
Blog de “El diario Montañés”.
Para saber más:
Dedicado a Óscar López Hernández. Un cordial vitoriano.
Muy interesante esta entrada sobre los puentes de hierro, realmente parece mentira la cantidad de ellos situados en las merindades,¡lo que hace la orografia!, a mi particularmente el que mas me gusta es el de Treto que además posee una parte giratoria permitiendo el paso de barcos, aunque yo nunca la he visto girar.
ResponderEliminarEn cuanto al puente de Bizkaia (Portugalete) te diré que si es un puente colgante con la misma solución constructiva que el de Quintanilla-Escalada como se puede comprobar en la fotografía que aportas, la diferencia es la altura y la longitud de los cables que sustentan el tablero superior que en un principio solo servía para sujetar la barquilla y ahora es paseo panorámico, que sea un transbordador no invalida el que también sea un puente colgante, el nombre que le pusieron Palacio y Arnodin, sus inventores, en el momento de inscribir la patente fue "puente colgante transbordador", precisamente esa dualidad es lo que le hacia único en el momento de su inauguración. Al hilo de esto quisiera desmentir esa idea de que se construyo para que las mujeres de la margen izquierda fueran a trabajar a las casas de Neguri y Zugazarte, en aquel tiempo Portugalete era una ciudad balneario con grandes familias allí veranendo (Chavarri, Oriol, Areilza...) y se construyo para que se pudieran relacionar entre ellos, las sirvientas ya cruzaban la ría en bote como se hacia de siempre y se sigue haciendo, pero en el bote no se puede cruzar con coche de caballos que es lo que había entoces. Ojala la burguesía vizcaína hubiera tenido esos detalles con sus sirvientes, pero me temo que no eran su prioridad. Un saludo.
Muy buenas y gracias por participar.
EliminarSobre el puente Bizkaia no lo veo parecido al de Quintanilla-Escalada y la plataforma no cubre toda la extensión del puente. Por eso he asumido que es un trasbordador y yo lo he conocido siempre así y por ello lo he mentado en esta entrada: como ejemplo de estructura de hierro superviviente. Reconozco que desde que se abrió al turismo la parte superior tenemos un puente con trasbordador. Todo ello sin menoscabo de su valor histórico y arquitectónico que se ha sabido preservar y divulgar.
Sobre la historia de las sirvientas no sabía nada pero es explicativa de una época.
Si comparas el puente de Quintanilla y el de Portugalete veras que la manera de sujetar el tablero es la misma: dos cables apoyados en cuatro torres, es lo que define un puente colgante, si al de Quintanilla le alargas las dichas torres cincuenta metros hacia abajo pones en el tablero un carro plano sobre raíles y cuelgas de el una barquilla ya tienes un puente colgante-transbordador, incluso las estructuras de hormigón de donde salen los cables en el de Quintanilla también las tiene el de Portugalete lo que pasa es que no salen en las fotos ya que están a unos cien metros, se busco una solución diferente en cada orilla al ser la izquierda de roca y la derecha de arena, si algún día pasas por ahí te recomiendo seguir los cables con la mirada porque es curioso ver donde están situadas una y otra, el que sea transbordador no impide que sea un puente colgante,no entiendo eso de que no cubre toda la extensión del puente, no se a que te refieres con eso, bueno solo hace falta mirar una foto de cada uno fijándonos en los cables de sustentación del tablero que es el quid de un puente colgante. Un saludo.
ResponderEliminarGracias.
EliminarBuenas, Dn.Lebato:
ResponderEliminarCoincido con el primer comentario. El puente Bizkaia entre Portugalete y Getxo sí es colgante. Lo es por su estructura, y transbordador por el servicio que presta.
Selecciono éstas direcciones que avalan ambos conceptos:
http://arkikultura.com/puente-de-bizkaia-arquitecto-alberto-de-palacio-y-elissague/
http://www.euskadi.eus/el-puente-bizkaia/web01-a2kulonz/es/es_primero_mundo.html
http://www.euskadi.eus/el-puente-bizkaia/web01-a2kulonz/es/
Gracias por obligarme a investigarlo. Ha sido un buen ejercicio mental. (Aquí una sonrisa)
Un cordial saludo.
Gracias por su comentario, la información que nos ofrece y la corrección a la que me obliga. (También sonrisa)
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