Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


domingo, 27 de enero de 2019

Los Villarías: sardinas y café.



Hablaremos de Gregorio, quién fue jefe de la "Columna Villarías", aunque también de su hermano menor Leoncio. Y del padre de ambos. Y de sus nietos. El recuerdo general que se ha quedado impregnado en la comarca es el de Goyo, que aparece como una persona de corte moderado frente a la barbarie que contaminó ambos bandos de la última guerra civil.


Pero empecemos por el principio y ello significa saltar una generación atrás para conocer al padre: Ignacio Villarías Fernández-Villanueva. Este caballero era hijo de Las Merindades y nació en 1856 en Moneo (otras fuentes en la internet fijan su nacimiento hacia 1848). A los 23 años se casó con Rosa López. En esos años Ignacio trabajaba revendiendo en Las Merindades vino que traía desde la zona de La Rioja. Al parecer su zona de influencia se amplió hasta la costa de Cantabria lo que le avecindó en Santoña. En 1885 se hacía por primera vez con el remate de líquidos de la villa, negocio que repetiría en Arnuero e Isla. Por ello, Gregorio y Leoncio Villarías López nacieron en Santoña en 1883 y 1886 (12 de enero).

Con la década de 1890 Ignacio montará, junto a otros cuatro socios, la sociedad “La Unión". Realizaba el servicio diario en coches de caballos hasta Somo y vuelta. No solo eso, Ignacio Villarías explotaba también un bar. ¿Y las sardinas? Pues, desde 1897 cuando compra un solar con fábrica en la calle Juan José Ruano al escabechero Eusebio Ojeda. Posteriormente adquiere varios terrenos adyacentes, abarcando de este modo parte de la manzana que va desde Ortiz Otáñez a González Ahedo. Esto ya en tiempos de la II República Española. Será la fábrica de conservas de pescado “Villarías”. Tres sardinas entrelazadas fue el logotipo de la empresa.

Entrada de la conservera "Villarías"

Vuelta a los hijos. Gregorio era de ideas izquierdistas y, por ello, colaboró con los socialistas en la huelga general de 1917 facilitando la huida de la justicia de Indalecio Prieto y Julián Zugazagoitia. Pero, como le ocurría en los negocios, nuestro hombre tocaba varios palos ideológicos y, en 1918, se afilió a la Logia Hispanoamericana de Madrid con el nombre de Hispano y, después, a la Logia Triángulo de Santander en 1932. Exacto: ¡era masón!

Dado que los Villarías eran “de posibles” sabemos que, al menos, Goyo estudió en Francia e Inglaterra. Finalizados estos viajes se incorporó, como su hermano, al negocio familiar que se expandió por: Bermeo, Guetaria, San Vicente de la Barquera, Llanes, Ribadesella, Lastres y Gijón. En 1929 Gregorio era presidente de los conserveros de Santoña.


Leoncio, por ir avanzando en la historia, casó en segundas nupcias –era viudo- con Juliana Hedilla. Tuvieron cinco hijos entre los que citamos a: Leoncio, Juan y Julián. A su vez, Gregorio, matrimonió con Amelia Palacio García.

Pero como no solo se vive de pescado, la vis comercial de Gregorio lo orientó hacia la ganadería y compró la finca “El Gromo” en Argoños (Cantabria), desecó sus marismas, y se afilió a la Asociación Provincial de Ganaderos de Santander. De hecho, constan premios a su ganado como al toro de más de dos años Aris y al Aris III que le reportaría 250 pts. del momento. Durante la república impulsó la formación de la Alianza de Labradores, una agrupación sindical campesina afín a los “Radical Socialistas”.


Con el final de la dictadura de Primo de Rivera (1930), Gregorio fue elegido –irónicamente al ser un terrateniente local- concejal en Argoños. Parece ser que renunció el 26 de febrero de ese año. Se afilió al Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) y organizar la agrupación de Santoña. No tardó en ser uno de los principales líderes del Bloque Republicano Montañés.

Le salpicará la sublevación de Jaca de diciembre de 1930. Es detenido en Burgos y una nota de prensa dice que “Han ingresado en la cárcel a disposición del director general de seguridad: Antonio Sacristán Colas, catedrático de la Escuela de Comercio de Madrid; don Gregorio Villarías López, fabricante de conservas de Santander; y don Luis Coello de Portugal, hijo del ex ministro de este apellido, detenidos por la policía como complicados, al parecer, en los ínfimos sucesos. En la capital y en la provincia existe tranquilidad, trabajándose en todos los oficios y no habiéndose alterado el orden, pues no ha afectado a Burgos el pasado movimiento revolucionario”. No es por malmeter pero estos tres revolucionarios más bien parecían chicos de buena familia que hambrientos parias de la tierra o famélica legión.


Con el vacío de poder que produjo la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931, Goyo Villarías se incluyó en el Comité Provincial Revolucionario que tomó el poder en Santander. En esas elecciones municipales había sido elegido concejal en Santoña por el PRRS.

El 16 de abril el gobierno republicano socialista de Manuel Azaña le nombra gobernador civil de Burgos. No solo eso sino que en junio obtiene un acta de diputado por Santander gracias a 31.951 votos. El 8 de agosto promete como cargo electo y el 22 de agosto dejará el cargo gubernamental. ¿La causa? Que el proceso de selección de cargos y el reparto de la tarta del poder entre los partidos del gobierno perjudicaba al PRRS. Además, el periódico “El socialista” había tomado la práctica de denunciar a muchos de los gobernadores civiles acusándoles de favorecer el crecimiento de sus partidos correspondientes. Así, a Jesús Ruiz del Río, en Navarra, le acusaron de no ser enérgico con determinados caciques y, en Burgos, Villarias fue criticado por atraer hacia filas radicales socialistas a “toda el hampa caciquil burgalesa” para “conservar a ultranza sus antiguos cacicatos”. Eso sí: el PSOE no tenía gobernadores civiles. Estas fricciones fueron decisivas para que un sector del PRRS se mostrara antisocialista y, por intereses locales, cercano a la patronal y a los radicales.


Dada la vinculación política de G. Villarías es fácil comprender que esta familia consiguiese que el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, visitase su fábrica de Santoña el 21 de agosto de 1932 a la vez que inauguraba una carretera.

Quizá por haber sido gobernador civil de Burgos o por ser descendiente de la comarca, el domingo 6 de diciembre de 1931 fue homenajeado en Medina. También lo debió ser en Villarcayo dado lo que cuenta “El Liberal” (01/02/1934): “El viernes pasado (26-1) se abrió la cantina escolar que está a cargo de los industriales Silvestre Vadillo y Anacleto Barona. Eliseo Cuadrao, alcalde, habló a los comensales del deber de gratitud con la República y de gratitud con el señor Villarías que ha hecho que fura realidad. Los profesores López y Corral hablaron de las cantinas tienen grandeza moral sin distinguir edad, ni privilegio a los niños de todas clases”.

Niceto Alcalá Zamora

Parlamentariamente abogó en pro de fuertes restricciones a la Iglesia (fuera órdenes religiosas, prohibición de participar en la educación, desamortización…). Gregorio fue nombrado presidente de la Comisión mixta arbitral agrícola por Decreto del 23 de enero de 1933.

En ese tiempo de turbulencias y cambios políticos Gregorio Villarías irá saltando de siglas y zonas de influencia. En septiembre de 1933 la agrupación de Villarcayo del PRRS se aleja de Lerroux y nombra delegado a Villarías, con Cuadrao a su vera, para el congreso extraordinario del partido. Esto termina el 27 de septiembre con una escisión. Y Villarías se fue con los disidentes Marcelino Domingo, Victoria Kent y Ángel Galarza. El Santoñés organizará el Partido Republicano Radical-Socialista Independiente (PRRSI). En las elecciones generales de 1933 fue candidato por la circunscripción de Burgos pero no consiguió el acta de diputado. Al fusionarse el PRRSI con Acción Republicana se pasará a Izquierda Republicana. Tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934 fue detenido y encarcelado en el Penal del Dueso hasta agosto de 1935, cuando salió libre y se reincorporó a la política en Santoña. Su abogado fue Eliseo Cuadrao.

Dirigentes socialistas

Nombrado presidente local de Izquierda Republicana, en febrero de 1936 fue repuesto en su cargo de concejal (Durante la república no hubo elecciones municipales y era el gobierno el que componía los ayuntamientos), ostentando la alcaldía su compañero de partido Epifanio Azofra. Como anécdota se puede recordar que en una ocasión Villarías afirmó que era más fácil ser gobernador en Burgos que alcalde en su Santoña natal.

Tras el dudoso triunfo del Frente Popular y la consiguiente tensión y frustración, el ambiente se enrarece en toda España. En los primeros días de la guerra, Gregorio Villarías y su hermano Leoncio se movilizaron junto con el alcalde de Santoña, Epifanio Azofra, y el comandante de la guarnición de Santoña, García Vayas, desactivando los planes golpistas de varios oficiales. Mientras García Vayas marchaba a Santander para asegurar la lealtad republicana del cuartel de la capital cántabra, Gregorio Villarías lideró una columna mixta de soldados, guardias civiles, carabineros y milicianos que se dirigió al Puerto de los Tornos y estableció el frente en la Merindad de Montija, conservando para la República el Valle de Mena y algunos pueblos montijanos. De hecho, escribió en el primer número de los milicianos de izquierda republicana (27 de noviembre de 1936) la frase: “Ellos son el mayor orgullo de mi vida y para ellos queremos todos los homenajes” referida a los primeros 120 milicianos que habían permitido controlar esa zona del lado de la II República.

EL SOCIALISTA (22/08/1936)

El general Mola, con el que Villarías tenía cierta amistad, había retenido en Burgos a dos de sus hijas pequeñas (¿Amelia? ¿Josefa?) y a un sobrino, presionándole para que cambiara de bando. No lo hizo. Entiendo que quizá son las dos hijas menores de catorce años que quedaron en zona nacional junto a Amelia. En el frente burgalés Goyo se distinguió por el trato humanitario que dio a los prisioneros enemigos y por haber evitado algunas muertes, a pesar de la presión ambiental a uno y otro lado de la trinchera. Villarías estuvo en todo momento al mando de las fuerzas republicanas del frente oriental burgalés, que se conocían popularmente como "Columna Villarías", y que, a comienzos de 1937, quedaron regularizadas como División quincuagésimo segunda del Ejército Popular de la República. G. Villarías López ostentó el mando de la misma como mayor de milicias, cubriendo el frente comprendido entre las Estacas de Trueba y el Puerto de Angulo, en los confines con Álava. Todo desde su cuartel general en Noceco.


Jesús Gutiérrez Flores y Enrique Gundín de la Lama comentan en “Cuatro derroteros de la Guerra Civil en Cantabria” que un hijo de Gregorio fue voluntario nacional en el frente de Madrid en diciembre de 1938. Dan el nombre de Gregorio Villarías Alonso pero es una errata. El nombre correcto, evidentemente, era Gregorio Villarías Palacio quien, una vez tomada Santander, se incorporó, en diciembre, voluntariamente al ejército franquista. Solo tenía dieciséis años. Sentó plaza en el batallón de transmisiones y, sí, permaneció el resto de la guerra en el frente de Madrid.

Como decíamos la población de Montija guardaba un buen recuerdo de Goyo: "Yo tenía 12 años, aquí la guerra se pasó bastante bien porque las tropas no mataron a nadie, aquí estaban las tropas republicanas de Villarías, me acuerdo de él, era muy alto, iba vestido con unos pantalones de cuero y eso, pero hablaba con cualquier chaval, con todo el mundo".

Milicianos de la "Columna Villarías"

Al producirse la ofensiva franquista de agosto de 1937, la División de Villarías no sufrió ataque directo. Con la caída de El Escudo recibió órdenes de replegarse hacia Santander. El 23 de agosto se produjo la retirada republicana de Las Merindades. Gregorio Villarías logró escapar pasando a Francia.

A su vez, la familia de Leoncio Villarías López escapa hacia Asturias y recalarán en San Juan de Luz antes de cruzar el charco hasta Nueva York y entrar en Méjico por Nuevo Laredo el 10 de enero de 1940.

Ambos hermanos Villarías fueron condenados en la España franquista por el Tribunal de Responsabilidades Políticas, que sentenció en 1940 la pérdida de todos sus bienes –y el fin, por tanto, de la conservera-, mientras el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo condenó en 1944 a Gregorio a 12 años y 1 día de prisión por su condición de masón.

BOE 19/04/1940

En el exilio, Gregorio Villarías colaboraba activamente, desde el Petit Hotel de Casablanca, con la Junta de Asistencia a los Republicanos Españoles (JARE) que era de su amigo Indalecio Prieto, y en particular en el viaje que realizó el buque "Quanza" en el otoño de 1941, trasladando a refugiados españoles desde Casablanca (Marruecos francés) a México. Gregorio llegará a Méjico el 18 de noviembre de 1941 dando el nombre de su hermano como persona relacionada.

Lo de la asistencia a los refugiados fue un tema que desgarró al exilio republicano. Negrín, como presidente del gobierno, había creado el Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE) el 1 de abril de 1939. El JARE, sorprendentemente, se creó unos meses después. Y su actuación generó tensiones con las organizaciones del exilio y con el gobierno de Méjico al alterar según sus intereses las listas de refugiados con destino en ese país. Y Gregorio Villarías estuvo en el centro de esta polémica. Pero no se preocupen porque el SERE no tenía mejor fama.


¿Y el café? Para ello debemos comprender que entre el primer barco de exiliados el 14 de julio de 1939 y hasta 1942 llegaron a México 20.000 individuos. Y que muchos se agruparon, y se ayudaron, en el centro de la ciudad azteca. Al poco tiempo de su llegada dos de los hijos de Leoncio y Juliana (Leoncio y Juan) entraron a trabajar en un negocio de café llamado “Cafemex”. Cuando el propietario lo traspasó, Leoncio Villarías padre decidió adquirir el inmueble y cambiar las conservas de pescado por el café. Fue así como en 1942 se dio la fundación del “Café Villarías” y el cambio de las tres sardinas por tres granos de café. ¿Y de dónde sacaron el dinero unos exiliados? Algo ayudaría a Leoncio el recibir del JARE quinientos pesos mensuales como miembro de la Comisión encargada del estudio de Industrias Pesqueras, el recibir dos anticipos de mil pesos y que esta organización le pagase el colegio de tres hijos.

Pero también recibió dinero de la organización de Indalecio Prieto su viejo amigo Gregorio Villarías. No nos olvidemos del escándalo del barco “Vita” y el tesoro que gestionó este insigne socialista. El JARE le anticipó 500 pesos a deducir si, cuando el negocio esté en marcha, él fuese incorporado al mismo. También le concedió un préstamo de mil quinientos pesos con destino al estudio de industrias que tiene en proyecto, en las mismas condiciones de reintegro.


No parece que este negocio fuese bien dado que consta en los documentos los retrasos y dilaciones en la resolución por parte de la Secretaría de Marina en cuanto a la concesión de pesca y a la correspondiente ocupación de terrenos en la zona Federal y del Congreso del Estado de Guerrero y del Ayuntamiento de Acapulco que llevaron a clausurar la oficina de industrias pesqueras. Esta llevó a dimitir a los trabajadores del gobierno español en el exilio Guillermo Fernández y José Suárez y al despido de… Leoncio Villarías que fue indemnizado con 1800 pesos. Así que, entonces, de cabeza al negocio de venta de café.

La cafetería estaba en la esquina noreste de López y Ayuntamiento. Una zona que se llenó de españoles. Todo el local contenía –y contiene- un explicable y marcado perfil ideológico con camareros militantes con la bandera republicana en la camisa.

Detalle con las fotografías de Leoncio Villarías López y
Leoncio Villarías Hedilla. 

Allí trabajaron el matrimonio, formado por Leoncio y Juliana, y sus hijos Leoncio, Juan y Julián. Este último sufría esquizofrenia tras un bombardeo en Barcelona y estuvo internado en el Sanatorio Español de Méjico. “Café Villarías” donó durante años el café a esta institución. Si esto no fuese suficiente aportaron su grano para el esfuerzo de guerra contra el nazismo. Actualmente, se conserva la máquina de coser con que Juliana Hedilla confeccionaba los costales en los que se guardaban los alimentos destinados a Europa.

Gregorio Villarías falleció en la ciudad mexicana de Acapulco el 29 de agosto de 1946 a consecuencia de un accidente de tráfico, con 63 años de edad. A primeros de ese año se le condenaba al pago –a él y a su esposa en lo relacionado a los bienes gananciales- de 274.432 pesetas por una deuda contraída en 1923. También se publicaba en el BOE de ese año su obligación de pagar la deuda contraída con GYPSA de 42.131`25 ptas. Aunque sería insolvente según sentencia del Tribunal Regional de responsabilidades Políticas de Burgos de 1940. Y la publicación en noviembre de 1946 de un inmueble a subastar para pagar una deuda con el Banco de Santander no aclara mucho la cosa. Resumiendo: se le reclamaban estos, y otros, impagos comerciales producto de la guerra. Más aún, Amelia Palacio pleiteó para salvar algunos bienes por lo que residía en España.


Como última nota irónica dejaremos constancia de la comunicación de BANESTO de 1956 en la que informaba de la presunción de abandono en virtud de lo dispuesto en el Decreto de 24 de enero de 1928 de un saldo de 103`44 pesetas a nombre de Gregorio Villarías y que, caso de no reclamarse, pasarían al estado. ¡Genial!

Pero no solo dejó “cañones” a este lado del atlántico –que, en todo caso, serían injustos- sino que en su tierra de acogida también hubo alguna cosilla. Había contraído una deuda de 75.000 pesos para su industria pesquera poniendo como garantía el barco “Santander”. A las pocas semanas de su muerte se averió la nave y el Gobierno de la República descubrió con horror que no tenía pagado el seguro por lo cual se encontró con la deuda, un barco averiado, encallado en las playas de Acapulco y parcialmente saqueado. Para intentar salvar algo lo puso a la venta y pleiteó contra la compañía aseguradora. Cosas que pasan.


La mujer de Gregorio Villarías, Amelia Palacio García, falleció el 29 de octubre de 1976. Así lo recuerda la Diputación Provincial de Santander porque Gregorio Villarías… Palacio – el Goyo Villarías de derechas- era empleado de dicha administración.

En febrero de 1949 falleció también con 63 años Leoncio Villarías. El negocio de cafés lo llevará su hijo Leoncio con sus hermanos Juan y Julián. Finalmente será este Leoncio Villarías Hedilla el que se quede con todo el negocio. Además destacó por su participación en actos políticos y culturales de exiliados, como el caso del Centro Republicano Español de México (CREM). En 1966 se afilia a esta asociación y en junio de 1967 formará parte de su Mesa Directiva bajo la presidencia de Jacinto Segovia. Debido a la proximidad entre el Café Villarías y el CREM (estaban en la misma calle), y el papel que Leoncio desempeñaba en el mismo, el Café pasó a convertirse en un informal Consulado de la República Española.


Leoncio hijo y su madre visitaron la España de Franco en 1968. Cuenta la viuda de Leoncio V. Hedilla (1921-2005), Gloria Solana, una historia reivindicativa sobre el tema en el periódico “El universal”.

Leoncio hijo fue presidente del CREM entre 1981 y 1993. Todos sus documentos fueron donados al Archivo General de la Villa de Madrid. En 1983 fue el encargado de develar en la capital del Reino de España un monumento a Lázaro Cárdenas. En una entrevista enfatizó que: “Por aquí han pasado muchos, pero muchos refugiados, Porque, claro, aparte de ser expendio de café, llevamos también los asuntos del Centro Republicano, y la gente nos conoce mucho, en cualquier parte. Inclusive en España. Este ha sido siempre un centro de reunión, ahora menos, desgraciadamente, porque muchos han desaparecido."

Leoncio Villarías Hedilla.

A la muerte de Leoncio -el joven- su hijo Diego se hizo cargo del negocio.



Bibliografía:

“República, guerra civil y posguerra en Espinosa de los Monteros y Merindades de Montija, Sotoscueva y Valdeporres (1931-1950)” Fernando Obregón Goyarrola.
Blog “Las Merindades en la memoria”.
Congreso de los diputados de España (www.congreso.es)
Periódico “El Universal”.
Café Villarías (cafevillarias.com)
Archivo PARES del Ministerio de Cultura y Deportes de España.
“El aparato provincial durante la Segunda República. Los gobernadores civiles, 1931-1939”. Joan Serrallonga Urquidi,
“Y en el recuerdo, la cárcel: los gobernadores civiles radicales socialistas del primer bienio de la segunda república” Diego Cucalón Vela.
B.O.E.
“Cuatro derroteros de la Guerra Civil en Cantabria” por Jesús Gutiérrez Flores y Enrique Gundín de la Lama
“Junta de Auxilio a los republicanos españoles (JARE) Libros de actas (193942)”
“Guerra Civil en Cantabria y pueblos de Castilla” por Jesús Gutiérrez Flores.
“1945, entre la euforia y la esperanza: el México posrevolucionario y el exilio republicano español”. María del Carmen Serra Puche, José Francisco Mejía Flores, Carlos Sola Ayape.
“El dinero del exilio: Indalecio Prieto y las pugnas de postguerra (1939-1947)”. Ángel Herrerín López.
Boletín Oficial de Cantabria.
Periódico “El Socialista”.
Fototeca digital de España.
“Los primeros fabricantes de la industria conservera en Santoña” de Luis Javier Escudero Domínguez.
Todocoleccion.net

Anejos:

GREGORIO Y LEONCIO VILLARÍAS LÓPEZ, de 53 y 50 años de edad, vecinos de Santoña, casados, industriales y en la actualidad huidos al extranjero, por la Comisión de Incautación de Bienes de Santander, y remitido a este Tribunal, sin resolución en el mismo (sentencia 3.485 en Burgos el 13 de abril de 1940).


PRIMER RESULTANDO: (...) GREGORIO VILLARÍAS LÓPEZ, personalidad destacada en Santoña, por su posición económica e industrial, y de ideas izquierdistas muy acentuadas, perteneciendo como afiliado al partido de Izquierda Republicana, presidió la agrupación del Frente Popular en aquella población, siendo concejal de su Ayuntamiento; fue el más eficaz propagandista del Frente Popular en Santoña, y desde los primeros momentos asumió el mando militar como general del Ejército rojo, en el sector de Los Tornos, en la limítrofe con Burgos, ejerciéndolo hasta la liberación de la provincia de Santander, en cuyo momento huyó al extranjero sin que haya regresado aún y sin que por las Autoridades Militares se le siga procedimiento judicial. Hechos privados. LEONCIO VILLARÍAS LÓPEZ, de iguales ideas y tendencias que su hermano Gregorio, coadyuvó con éste en todos sus manejos políticos y fue también Presidente del Frente Popular de Santoña durante la dominación roja y concejal de aquel ayuntamiento; fue uno de los asaltantes del cuartel de Infantería de Santoña y considerado por las autoridades locales como autor moral y material de los desmanes de la canalla marxista. Al liberarse Santander, huyó al extranjero con toda su familia, sin que haya regresado aún a España. Consta que por las Autoridades Militares no se le sigue procedimiento judicial. Hechos probados.

SEGUNDO RESULTANDO: Que los bienes que resultan de la propiedad de los expedientados, ascienden a doscientas noventa y una mil quinientas once pesetas, con veintinueve céntimos, los de Gregorio, y a doscientas ocho mil doscientas ocho pesetas, con cincuenta y seis céntimos, los de Leoncio, habiéndose interpuesto varias tercerías de dominio, teniendo como cargas familiares la esposa y dos hijos menores de 14 años, en zona nacional el Gregorio, y la esposa y otros dos hijos menores Leoncio, huidos con éste al extranjero.

TERCER RESULTANDO: Que por la esposa del encartado GREGORIO VILLARÍAS, hecho uso del derecho que le concede aquel artículo en escrito en el que reconociendo que su esposo militó en los partidos del Frente Popular, alega en su defensa, que su actuación fue limpia y empleó su jerarquía para salvar a sacerdotes y familiares suyos de ideas derechistas a otras personalidades del campo de derechas, acompañando para justificarlo, escritos de varios favorecidos y solicitando se oiga a otras personas sobre hechos análogos, y por último se alega que su hijo Gregorio Villarías Palacio, al ser liberado Santander, con 16 años, se incorporó voluntario a las fuerzas nacionales en diciembre de 1938. Hallándose en el Batallón de Transmisiones, habiendo estado hasta la terminación de la guerra en el llamado frente de Madrid. Por LEONCIO VILLARÍAS, no se ha presentado ningún escrito de defensa, habiéndose observado las prevenciones legales en la tramitación de las actuaciones.


FALLAMOS: Que debemos condenar y condenamos al expedientado GREGORIO VILLARÍAS LÓPEZ a la sanción de PÉRDIDA TOTAL DE SUS BIENES Y EXTRAÑAMIENTO, proponiendo al Gobierno la pérdida para el mismo de la nacionalidad española, y al expedientado LEONCIO VILLARÍAS LÓPEZ, a la sanción de INHABILITACIÓN ABSOLUTA POR QUINCE AÑOS DESTIERRO POR EL MISMO PERIODO DE LA PROVINCIA DE SANTANDER, y la económica de DOSCIENTAS CINCUENTA MIL PESETAS (...)


3 comentarios:

  1. Compro el café aqui en la Ciudad de Mexico desde hace años en Villarias, y probablemente es la mejor molienda del pais. Yo vengo de familia de republicanos de la zona de Valencia interior, y me da mucha emoción cada semana entrar allí y ver a los chicos con las camisas con la bandera bordad, pero no creo que sepan lo impotante que fue todo esto para millones de esàñoles y exiliados. Gracias por el artículo!

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    1. Hola. Me alegra que le haya gustado y que disfrute de un buen café.

      Un saludo

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