Hablaremos de Gregorio, quién fue jefe de la
"Columna Villarías", aunque también de su hermano menor Leoncio. Y
del padre de ambos. Y de sus nietos. El recuerdo general que se ha quedado
impregnado en la comarca es el de Goyo, que aparece como una persona de corte
moderado frente a la barbarie que contaminó ambos bandos de la última guerra civil.
Pero empecemos por el principio y ello significa
saltar una generación atrás para conocer al padre: Ignacio Villarías
Fernández-Villanueva. Este caballero era hijo de Las Merindades y nació en 1856
en Moneo (otras fuentes en la internet fijan su nacimiento hacia 1848). A los
23 años se casó con Rosa López. En esos años Ignacio trabajaba revendiendo en
Las Merindades vino que traía desde la zona de La Rioja. Al parecer su zona de
influencia se amplió hasta la costa de Cantabria lo que le avecindó en Santoña.
En 1885 se hacía por primera vez con el remate de líquidos de la villa, negocio
que repetiría en Arnuero e Isla. Por ello, Gregorio y Leoncio Villarías López
nacieron en Santoña en 1883 y 1886 (12 de enero).
Con la década de
1890 Ignacio montará, junto a otros cuatro socios, la sociedad “La Unión". Realizaba
el servicio diario en coches de caballos hasta Somo y vuelta. No solo eso, Ignacio
Villarías explotaba también un bar. ¿Y las sardinas? Pues, desde 1897 cuando
compra un solar con fábrica en la calle Juan José Ruano al escabechero Eusebio Ojeda. Posteriormente adquiere varios terrenos adyacentes, abarcando de este modo
parte de la manzana que va desde Ortiz Otáñez a González Ahedo. Esto ya en
tiempos de la II República Española. Será la fábrica de conservas de pescado
“Villarías”. Tres sardinas entrelazadas fue el logotipo de la empresa.
Entrada de la conservera "Villarías" |
Vuelta a los hijos. Gregorio era de ideas
izquierdistas y, por ello, colaboró con los socialistas en la huelga general de
1917 facilitando la huida de la justicia de Indalecio Prieto y Julián
Zugazagoitia. Pero, como le ocurría en los negocios, nuestro hombre tocaba
varios palos ideológicos y, en 1918, se afilió a la Logia Hispanoamericana de
Madrid con el nombre de Hispano y, después, a la Logia Triángulo de Santander
en 1932. Exacto: ¡era masón!
Dado que los Villarías eran “de posibles” sabemos
que, al menos, Goyo estudió en Francia e Inglaterra. Finalizados estos viajes se
incorporó, como su hermano, al negocio familiar que se expandió por: Bermeo,
Guetaria, San Vicente de la Barquera, Llanes, Ribadesella, Lastres y Gijón. En
1929 Gregorio era presidente de los conserveros de Santoña.
Leoncio, por ir avanzando en la historia, casó
en segundas nupcias –era viudo- con Juliana Hedilla. Tuvieron cinco hijos entre
los que citamos a: Leoncio, Juan y Julián. A su vez, Gregorio, matrimonió con Amelia
Palacio García.
Pero como no solo se vive de pescado, la vis
comercial de Gregorio lo orientó hacia la ganadería y compró la finca “El Gromo”
en Argoños (Cantabria), desecó sus marismas, y se afilió a la Asociación
Provincial de Ganaderos de Santander. De hecho, constan premios a su ganado
como al toro de más de dos años Aris y al Aris III que le reportaría 250 pts.
del momento. Durante la república impulsó la formación de la Alianza de
Labradores, una agrupación sindical campesina afín a los “Radical Socialistas”.
Con el final de la dictadura de Primo de Rivera (1930), Gregorio fue elegido –irónicamente al ser un terrateniente local- concejal en Argoños.
Parece ser que renunció el 26 de febrero de ese año. Se afilió al Partido
Republicano Radical Socialista (PRRS) y organizar la agrupación de Santoña. No
tardó en ser uno de los principales líderes del Bloque Republicano Montañés.
Le salpicará la sublevación de Jaca de diciembre
de 1930. Es detenido en Burgos y una nota de prensa dice que “Han ingresado en la cárcel a disposición
del director general de seguridad: Antonio Sacristán Colas, catedrático de la
Escuela de Comercio de Madrid; don Gregorio Villarías López, fabricante de
conservas de Santander; y don Luis Coello de Portugal, hijo del ex ministro de
este apellido, detenidos por la policía como complicados, al parecer, en los
ínfimos sucesos. En la capital y en la provincia existe tranquilidad,
trabajándose en todos los oficios y no habiéndose alterado el orden, pues no ha
afectado a Burgos el pasado movimiento revolucionario”. No es por malmeter
pero estos tres revolucionarios más bien parecían chicos de buena familia que
hambrientos parias de la tierra o famélica legión.
Con el vacío de poder que produjo la
proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931, Goyo Villarías se
incluyó en el Comité Provincial Revolucionario que tomó el poder en Santander.
En esas elecciones municipales había sido elegido concejal en Santoña por el
PRRS.
El 16 de abril el gobierno republicano
socialista de Manuel Azaña le nombra gobernador civil de Burgos. No solo eso
sino que en junio obtiene un acta de diputado por Santander gracias a 31.951
votos. El 8 de agosto promete como cargo electo y el 22 de agosto dejará el
cargo gubernamental. ¿La causa? Que el proceso de selección de cargos y el
reparto de la tarta del poder entre los partidos del gobierno perjudicaba al
PRRS. Además, el periódico “El socialista” había tomado la práctica de
denunciar a muchos de los gobernadores civiles acusándoles de favorecer el
crecimiento de sus partidos correspondientes. Así, a Jesús Ruiz del Río, en
Navarra, le acusaron de no ser enérgico con determinados caciques y, en Burgos,
Villarias fue criticado por atraer hacia filas radicales socialistas a “toda el hampa caciquil burgalesa” para “conservar a ultranza sus antiguos
cacicatos”. Eso sí: el PSOE no tenía gobernadores civiles. Estas fricciones
fueron decisivas para que un sector del PRRS se mostrara antisocialista y, por
intereses locales, cercano a la patronal y a los radicales.
Dada la vinculación política de G. Villarías es
fácil comprender que esta familia consiguiese que el presidente de la
República, Niceto Alcalá Zamora, visitase su fábrica de Santoña el 21 de agosto
de 1932 a la vez que inauguraba una carretera.
Quizá por haber sido gobernador civil de Burgos
o por ser descendiente de la comarca, el domingo 6 de diciembre de 1931 fue
homenajeado en Medina. También lo debió ser en Villarcayo dado lo que cuenta
“El Liberal” (01/02/1934): “El viernes
pasado (26-1) se abrió la cantina escolar que está a cargo de los industriales
Silvestre Vadillo y Anacleto Barona. Eliseo Cuadrao, alcalde, habló a los
comensales del deber de gratitud con la República y de gratitud con el señor
Villarías que ha hecho que fura realidad. Los profesores López y Corral
hablaron de las cantinas tienen grandeza moral sin distinguir edad, ni
privilegio a los niños de todas clases”.
Niceto Alcalá Zamora |
Parlamentariamente abogó en pro de fuertes
restricciones a la Iglesia (fuera órdenes religiosas, prohibición de participar
en la educación, desamortización…). Gregorio fue nombrado presidente de la
Comisión mixta arbitral agrícola por Decreto del 23 de enero de 1933.
En ese tiempo de turbulencias y cambios
políticos Gregorio Villarías irá saltando de siglas y zonas de influencia. En
septiembre de 1933 la agrupación de Villarcayo del PRRS se aleja de Lerroux y nombra
delegado a Villarías, con Cuadrao a su vera, para el congreso extraordinario
del partido. Esto termina el 27 de septiembre con una escisión. Y Villarías se
fue con los disidentes Marcelino Domingo, Victoria Kent y Ángel Galarza. El
Santoñés organizará el Partido Republicano Radical-Socialista Independiente
(PRRSI). En las elecciones generales de 1933 fue candidato por la circunscripción de Burgos pero no consiguió
el acta de diputado. Al fusionarse el PRRSI con Acción Republicana se pasará a
Izquierda Republicana. Tras los sucesos revolucionarios de octubre de 1934 fue
detenido y encarcelado en el Penal del Dueso hasta agosto de 1935, cuando salió
libre y se reincorporó a la política en Santoña. Su abogado fue Eliseo Cuadrao.
Dirigentes socialistas |
Nombrado presidente local de Izquierda
Republicana, en febrero de 1936 fue repuesto en su cargo de concejal (Durante
la república no hubo elecciones municipales y era el gobierno el que componía
los ayuntamientos), ostentando la alcaldía su compañero de partido Epifanio
Azofra. Como anécdota se puede recordar que en una ocasión Villarías afirmó que
era más fácil ser gobernador en Burgos que alcalde en su Santoña natal.
Tras el dudoso triunfo del Frente Popular y la
consiguiente tensión y frustración, el ambiente se enrarece en toda España. En
los primeros días de la guerra, Gregorio Villarías y su hermano Leoncio se
movilizaron junto con el alcalde de Santoña, Epifanio Azofra, y el comandante
de la guarnición de Santoña, García Vayas, desactivando los planes golpistas de
varios oficiales. Mientras García Vayas marchaba a Santander para asegurar la
lealtad republicana del cuartel de la capital cántabra, Gregorio Villarías
lideró una columna mixta de soldados, guardias civiles, carabineros y
milicianos que se dirigió al Puerto de los Tornos y estableció el frente en la
Merindad de Montija, conservando para la República el Valle de Mena y algunos
pueblos montijanos. De hecho, escribió en el primer número de los milicianos de
izquierda republicana (27 de noviembre de 1936) la frase: “Ellos son el mayor orgullo de mi vida y para ellos queremos todos los
homenajes” referida a los primeros 120 milicianos que habían permitido controlar
esa zona del lado de la II República.
EL SOCIALISTA (22/08/1936) |
El general Mola, con el que Villarías tenía
cierta amistad, había retenido en Burgos a dos de sus hijas pequeñas (¿Amelia?
¿Josefa?) y a un sobrino, presionándole para que cambiara de bando. No lo hizo.
Entiendo que quizá son las dos hijas menores de catorce años que quedaron en
zona nacional junto a Amelia. En el frente burgalés Goyo se distinguió por el trato
humanitario que dio a los prisioneros enemigos y por haber evitado algunas muertes,
a pesar de la presión ambiental a uno y otro lado de la trinchera. Villarías
estuvo en todo momento al mando de las fuerzas republicanas del frente oriental
burgalés, que se conocían popularmente como "Columna Villarías", y
que, a comienzos de 1937, quedaron regularizadas como División quincuagésimo segunda
del Ejército Popular de la República. G. Villarías López ostentó el mando de la
misma como mayor de milicias, cubriendo el frente comprendido entre las Estacas
de Trueba y el Puerto de Angulo, en los confines con Álava. Todo desde su
cuartel general en Noceco.
Jesús Gutiérrez Flores y Enrique Gundín de la
Lama comentan en “Cuatro derroteros de la Guerra Civil en Cantabria” que un
hijo de Gregorio fue voluntario nacional en el frente de Madrid en diciembre de
1938. Dan el nombre de Gregorio Villarías Alonso pero es una errata. El nombre
correcto, evidentemente, era Gregorio Villarías Palacio quien, una vez tomada
Santander, se incorporó, en diciembre, voluntariamente al ejército franquista.
Solo tenía dieciséis años. Sentó plaza en el batallón de transmisiones y, sí,
permaneció el resto de la guerra en el frente de Madrid.
Como decíamos la población de Montija guardaba un
buen recuerdo de Goyo: "Yo tenía 12
años, aquí la guerra se pasó bastante bien porque las tropas no mataron a
nadie, aquí estaban las tropas republicanas de Villarías, me acuerdo de él, era
muy alto, iba vestido con unos pantalones de cuero y eso, pero hablaba con cualquier
chaval, con todo el mundo".
Milicianos de la "Columna Villarías" |
Al producirse la ofensiva franquista de agosto
de 1937, la División de Villarías no sufrió ataque directo. Con la caída de El
Escudo recibió órdenes de replegarse hacia Santander. El 23 de agosto se
produjo la retirada republicana de Las Merindades. Gregorio Villarías logró
escapar pasando a Francia.
A su vez, la familia de Leoncio Villarías López escapa hacia Asturias y recalarán en San Juan de Luz antes de cruzar el charco
hasta Nueva York y entrar en Méjico por Nuevo Laredo el 10 de enero de 1940.
Ambos hermanos Villarías fueron condenados en la
España franquista por el Tribunal de Responsabilidades Políticas, que sentenció
en 1940 la pérdida de todos sus bienes –y el fin, por tanto, de la conservera-,
mientras el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo condenó
en 1944 a Gregorio a 12 años y 1 día de prisión por su condición de masón.
BOE 19/04/1940 |
En el exilio, Gregorio Villarías colaboraba
activamente, desde el Petit Hotel de Casablanca, con la Junta de Asistencia a
los Republicanos Españoles (JARE) que era de su amigo Indalecio Prieto, y en
particular en el viaje que realizó el buque "Quanza" en el otoño de
1941, trasladando a refugiados españoles desde Casablanca (Marruecos francés) a
México. Gregorio llegará a Méjico el 18 de noviembre de 1941 dando el nombre de
su hermano como persona relacionada.
Lo de la asistencia a los refugiados fue un tema
que desgarró al exilio republicano. Negrín, como presidente del gobierno, había
creado el Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE) el 1 de
abril de 1939. El JARE, sorprendentemente, se creó unos meses después. Y su
actuación generó tensiones con las organizaciones del exilio y con el gobierno
de Méjico al alterar según sus intereses las listas de refugiados con destino
en ese país. Y Gregorio Villarías estuvo en el centro de esta polémica. Pero no
se preocupen porque el SERE no tenía mejor fama.
¿Y el café? Para ello debemos comprender que
entre el primer barco de exiliados el 14 de julio de 1939 y hasta 1942 llegaron
a México 20.000 individuos. Y que muchos se agruparon, y se ayudaron, en el
centro de la ciudad azteca. Al poco tiempo de su llegada dos de los hijos de
Leoncio y Juliana (Leoncio y Juan) entraron a trabajar en un negocio de café
llamado “Cafemex”. Cuando el propietario lo traspasó, Leoncio Villarías padre
decidió adquirir el inmueble y cambiar las conservas de pescado por el café. Fue
así como en 1942 se dio la fundación del “Café Villarías” y el cambio de las
tres sardinas por tres granos de café. ¿Y de dónde sacaron el dinero unos
exiliados? Algo ayudaría a Leoncio el recibir del JARE quinientos pesos
mensuales como miembro de la Comisión encargada del estudio de Industrias
Pesqueras, el recibir dos anticipos de mil pesos y que esta organización le
pagase el colegio de tres hijos.
Pero también recibió dinero de la organización
de Indalecio Prieto su viejo amigo Gregorio Villarías. No nos olvidemos del
escándalo del barco “Vita” y el tesoro que gestionó este insigne socialista. El
JARE le anticipó 500 pesos a deducir si, cuando el negocio esté en marcha, él
fuese incorporado al mismo. También le concedió un préstamo de mil quinientos
pesos con destino al estudio de industrias que tiene en proyecto, en las mismas
condiciones de reintegro.
No parece que este negocio fuese bien dado que
consta en los documentos los retrasos y dilaciones en la resolución por parte
de la Secretaría de Marina en cuanto a la concesión de pesca y a la
correspondiente ocupación de terrenos en la zona Federal y del Congreso del Estado
de Guerrero y del Ayuntamiento de Acapulco que llevaron a clausurar la oficina
de industrias pesqueras. Esta llevó a dimitir a los trabajadores del gobierno
español en el exilio Guillermo Fernández y José Suárez y al despido de… Leoncio
Villarías que fue indemnizado con 1800 pesos. Así que, entonces, de cabeza al
negocio de venta de café.
La cafetería estaba en la esquina noreste de
López y Ayuntamiento. Una zona que se llenó de españoles. Todo el local contenía –y contiene- un
explicable y marcado perfil ideológico con camareros militantes con la bandera
republicana en la camisa.
Detalle con las fotografías de Leoncio Villarías López y Leoncio Villarías Hedilla. |
Allí trabajaron el matrimonio, formado por
Leoncio y Juliana, y sus hijos Leoncio, Juan y Julián. Este último sufría
esquizofrenia tras un bombardeo en Barcelona y estuvo internado en el Sanatorio
Español de Méjico. “Café Villarías” donó durante años el café a esta
institución. Si esto no fuese suficiente aportaron su grano para el esfuerzo de
guerra contra el nazismo. Actualmente, se conserva la máquina de coser con que
Juliana Hedilla confeccionaba los costales en los que se guardaban los
alimentos destinados a Europa.
Gregorio Villarías falleció en la ciudad
mexicana de Acapulco el 29 de agosto de 1946 a consecuencia de un accidente de
tráfico, con 63 años de edad. A primeros de ese año se le condenaba al pago –a
él y a su esposa en lo relacionado a los bienes gananciales- de 274.432 pesetas
por una deuda contraída en 1923. También se publicaba en el BOE de ese año su
obligación de pagar la deuda contraída con GYPSA de 42.131`25 ptas. Aunque
sería insolvente según sentencia del Tribunal Regional de responsabilidades
Políticas de Burgos de 1940. Y la publicación en noviembre de 1946 de un
inmueble a subastar para pagar una deuda con el Banco de Santander no aclara
mucho la cosa. Resumiendo: se le reclamaban estos, y otros, impagos comerciales
producto de la guerra. Más aún, Amelia Palacio pleiteó para salvar algunos
bienes por lo que residía en España.
Como última nota irónica dejaremos constancia de
la comunicación de BANESTO de 1956 en la que informaba de la presunción de
abandono en virtud de lo dispuesto en el Decreto de 24 de enero de 1928 de un
saldo de 103`44 pesetas a nombre de Gregorio Villarías y que, caso de no
reclamarse, pasarían al estado. ¡Genial!
Pero no solo dejó “cañones” a este lado del
atlántico –que, en todo caso, serían injustos- sino que en su tierra de acogida
también hubo alguna cosilla. Había contraído una deuda de 75.000 pesos para su
industria pesquera poniendo como garantía el barco “Santander”. A las pocas
semanas de su muerte se averió la nave y el Gobierno de la República descubrió
con horror que no tenía pagado el seguro por lo cual se encontró con la deuda,
un barco averiado, encallado en las playas de Acapulco y parcialmente saqueado.
Para intentar salvar algo lo puso a la venta y pleiteó contra la compañía
aseguradora. Cosas que pasan.
La mujer de Gregorio Villarías, Amelia Palacio
García, falleció el 29 de octubre de 1976. Así lo recuerda la Diputación
Provincial de Santander porque Gregorio Villarías… Palacio – el Goyo Villarías
de derechas- era empleado de dicha administración.
En febrero de 1949 falleció también con 63 años Leoncio
Villarías. El negocio de cafés lo llevará su hijo Leoncio con sus hermanos Juan
y Julián. Finalmente será este Leoncio Villarías Hedilla el que se quede con todo el
negocio. Además destacó por su participación en actos políticos y culturales de
exiliados, como el caso del Centro Republicano Español de México (CREM). En
1966 se afilia a esta asociación y en junio de 1967 formará parte de su Mesa
Directiva bajo la presidencia de Jacinto Segovia. Debido a la proximidad entre
el Café Villarías y el CREM (estaban en la misma calle), y el papel que Leoncio
desempeñaba en el mismo, el Café pasó a convertirse en un informal Consulado de
la República Española.
Leoncio hijo y su madre visitaron la España de
Franco en 1968. Cuenta la viuda de Leoncio V. Hedilla (1921-2005), Gloria Solana, una
historia reivindicativa sobre el tema en el periódico “El universal”.
Leoncio hijo fue presidente del CREM entre 1981
y 1993. Todos sus documentos fueron donados al Archivo General de la Villa de
Madrid. En 1983 fue el encargado de develar en la capital del Reino de España un monumento a Lázaro
Cárdenas. En una entrevista enfatizó que: “Por
aquí han pasado muchos, pero muchos refugiados, Porque, claro, aparte de ser
expendio de café, llevamos también los asuntos del Centro Republicano, y la
gente nos conoce mucho, en cualquier parte. Inclusive en España. Este ha sido
siempre un centro de reunión, ahora menos, desgraciadamente, porque muchos han
desaparecido."
Leoncio Villarías Hedilla. |
A la muerte de Leoncio -el joven- su hijo Diego
se hizo cargo del negocio.
Bibliografía:
“República, guerra civil y posguerra en Espinosa
de los Monteros y Merindades de Montija, Sotoscueva y Valdeporres (1931-1950)”
Fernando Obregón Goyarrola.
Blog “Las Merindades en la memoria”.
Congreso de los diputados de España
(www.congreso.es)
Periódico “El Universal”.
Café Villarías (cafevillarias.com)
Archivo PARES del Ministerio de Cultura y
Deportes de España.
“El aparato provincial durante la Segunda
República. Los gobernadores civiles, 1931-1939”. Joan Serrallonga Urquidi,
“Y en el recuerdo, la cárcel: los gobernadores
civiles radicales socialistas del primer bienio de la segunda república” Diego
Cucalón Vela.
B.O.E.
“Cuatro derroteros de la Guerra Civil en
Cantabria” por Jesús Gutiérrez Flores y Enrique Gundín de la Lama
“Junta de Auxilio a los republicanos españoles
(JARE) Libros de actas (1939‐42)”
“Guerra Civil en Cantabria y pueblos de
Castilla” por Jesús Gutiérrez Flores.
“1945, entre la euforia y la esperanza: el
México posrevolucionario y el exilio republicano español”. María del Carmen
Serra Puche, José Francisco Mejía Flores, Carlos Sola Ayape.
“El dinero del exilio: Indalecio Prieto y las
pugnas de postguerra (1939-1947)”. Ángel Herrerín López.
Boletín Oficial de Cantabria.
Periódico “El Socialista”.
Fototeca digital de España.
“Los primeros fabricantes de la industria
conservera en Santoña” de Luis Javier Escudero Domínguez.
Todocoleccion.net
Anejos:
GREGORIO Y LEONCIO VILLARÍAS LÓPEZ, de 53 y 50
años de edad, vecinos de Santoña, casados, industriales y en la actualidad
huidos al extranjero, por la Comisión de Incautación de Bienes de Santander, y
remitido a este Tribunal, sin resolución en el mismo (sentencia 3.485 en Burgos
el 13 de abril de 1940).
PRIMER RESULTANDO: (...) GREGORIO VILLARÍAS
LÓPEZ, personalidad destacada en Santoña, por su posición económica e
industrial, y de ideas izquierdistas muy acentuadas, perteneciendo como
afiliado al partido de Izquierda Republicana, presidió la agrupación del Frente
Popular en aquella población, siendo concejal de su Ayuntamiento; fue el más
eficaz propagandista del Frente Popular en Santoña, y desde los primeros
momentos asumió el mando militar como general del Ejército rojo, en el sector
de Los Tornos, en la limítrofe con Burgos, ejerciéndolo hasta la liberación de
la provincia de Santander, en cuyo momento huyó al extranjero sin que haya
regresado aún y sin que por las Autoridades Militares se le siga procedimiento
judicial. Hechos privados. LEONCIO VILLARÍAS LÓPEZ, de iguales ideas y
tendencias que su hermano Gregorio, coadyuvó con éste en todos sus manejos
políticos y fue también Presidente del Frente Popular de Santoña durante la
dominación roja y concejal de aquel ayuntamiento; fue uno de los asaltantes del
cuartel de Infantería de Santoña y considerado por las autoridades locales como
autor moral y material de los desmanes de la canalla marxista. Al liberarse
Santander, huyó al extranjero con toda su familia, sin que haya regresado aún a
España. Consta que por las Autoridades Militares no se le sigue procedimiento
judicial. Hechos probados.
SEGUNDO RESULTANDO: Que los bienes que resultan
de la propiedad de los expedientados, ascienden a doscientas noventa y una mil
quinientas once pesetas, con veintinueve céntimos, los de Gregorio, y a
doscientas ocho mil doscientas ocho pesetas, con cincuenta y seis céntimos, los
de Leoncio, habiéndose interpuesto varias tercerías de dominio, teniendo como
cargas familiares la esposa y dos hijos menores de 14 años, en zona nacional el
Gregorio, y la esposa y otros dos hijos menores Leoncio, huidos con éste al
extranjero.
TERCER RESULTANDO: Que por la esposa del
encartado GREGORIO VILLARÍAS, hecho uso del derecho que le concede aquel
artículo en escrito en el que reconociendo que su esposo militó en los partidos
del Frente Popular, alega en su defensa, que su actuación fue limpia y empleó
su jerarquía para salvar a sacerdotes y familiares suyos de ideas derechistas a
otras personalidades del campo de derechas, acompañando para justificarlo,
escritos de varios favorecidos y solicitando se oiga a otras personas sobre
hechos análogos, y por último se alega que su hijo Gregorio Villarías Palacio,
al ser liberado Santander, con 16 años, se incorporó voluntario a las fuerzas
nacionales en diciembre de 1938. Hallándose en el Batallón de Transmisiones,
habiendo estado hasta la terminación de la guerra en el llamado frente de
Madrid. Por LEONCIO VILLARÍAS, no se ha presentado ningún escrito de defensa,
habiéndose observado las prevenciones legales en la tramitación de las
actuaciones.
FALLAMOS: Que debemos condenar y condenamos al
expedientado GREGORIO VILLARÍAS LÓPEZ a la sanción de PÉRDIDA TOTAL DE SUS
BIENES Y EXTRAÑAMIENTO, proponiendo al Gobierno la pérdida para el mismo de la
nacionalidad española, y al expedientado LEONCIO VILLARÍAS LÓPEZ, a la sanción
de INHABILITACIÓN ABSOLUTA POR QUINCE AÑOS DESTIERRO POR EL MISMO PERIODO DE LA
PROVINCIA DE SANTANDER, y la económica de DOSCIENTAS CINCUENTA MIL PESETAS (...)
Compro el café aqui en la Ciudad de Mexico desde hace años en Villarias, y probablemente es la mejor molienda del pais. Yo vengo de familia de republicanos de la zona de Valencia interior, y me da mucha emoción cada semana entrar allí y ver a los chicos con las camisas con la bandera bordad, pero no creo que sepan lo impotante que fue todo esto para millones de esàñoles y exiliados. Gracias por el artículo!
ResponderEliminarHola. Me alegra que le haya gustado y que disfrute de un buen café.
EliminarUn saludo
Muy bueno
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