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domingo, 12 de marzo de 2023

El “Alcázar” de Salazar.

 
 
El pueblo de Salazar está declarado como "bien de interés cultural con categoría de conjunto histórico". Puede no parecernos mucho, pero, después de Espinosa de los Monteros, esta es la población burgalesa con más caserones. La primera mención a Salazar procede del año 999 al incluirlo en el documento de cesión a Cervatos de derechos de pastos en el cordal cantábrico. Figura como “portillo de Salazar”. Reaparece en 1011, entre los lugares que se ponen en manos de Tigridia. En 1350 Salazar era un compendio de jurisdicciones feudales: era behetría, pero también había dos solares de encartación, un solariego de Pedro Fernández de Velasco, solares yermos, y otros de la orden de San Juan de Jerusalén.

 
Salazar estuvo compuesto por tres barrios, con los nombres de Santa María, cuyo centro de culto era la iglesia altomedieval de Santa María; Cadebila, cuyo nombre proviene del cabo de villa (Cap de villa) que se localiza al otro extremo de Santa María; y el barrio del Placer, lo que lleva a pensar en la existencia de algún lupanar.
 
Sobre los salazares debemos saber que aquí hubo un par de torres de este clan de origen navarro que, con el paso del tiempo, adquirirá peso económico y político en Las Merindades y, luego, en la Corte. En el reinado del rey Sancho IV de Castilla (1284-1295) se produjeron las sangrientas luchas banderizas entre los Velasco y los Salazar por la hegemonía política en Las Merindades. Los velasco fueron derrotados junto a la torre de Caniego en Mena y fue presa Sancha Carrillo, viuda de Sancho Sánchez de Velasco. Luego los salazar la liberaron. Malo. Pero muy malo. Ella no perdonó su derrota y sus huestes atacaron el pueblo de Salazar. Fue hacía 1320: “Continuándose la guerra entre estos de Velasco, e de Angulo, e de Salazar esta doña Sancha Carrillo de Velasco derribó la casa e palazios de Salazar, que eran de Lope García, e tomo las maderas e teja, e escrituras, e sacolo a un campo para faser con ello unos palacios e casa, e como lo sopo Lope García, tomó consigo L (50) de cavallo. e CC (200) omes de pie, e salió una noche de Nograron con luna, e amanecióle en Salazar, e como lo vieron todos los vecinos, e carpenteros, echaron a fuyr asía el monte, que es a cerca, e como los el vio yr asi fuyendo, llamolos desiéndoles, tomad acá, mis naturales e parientes, que vos no avedes culpa, e tornados, díoles de comer allí con los suyos, e dio fuego a las maderas e teja por quatro logares, e así quemado, díxoles agora, parientes e naturales, quedad vos a Dios, que nunca más aquí me veredes, pero doña Sancha ni los de Velasco nunca faran casa ni palacio con los que mis antecesores dexaron”.

 
En la guerra entre los hermanastros Pedro I y el pretendiente bastardo Enrique II los Salazar apoyaban al rey legítimo. La victoria de Enrique haría que los Velasco recibieran el premio por su apoyo al nuevo rey. Dice García de Salazar, señor de Muñatones, en sus “Bienandanzas y fortunas” que “muerto luego el Rey don Pedro, e quedando Diego López de Salsedo, su fijo, moço de tres años, quedando Pedro otro cavallero destos godos pobló en Salazar, que es en Castilla Vieja so la Sonsierra, cavó los montes que poblaron él e sus descendientes, una yglesia e una torre con sus moradas e çercas (...)”.
 
Leído lo anterior nos trasladamos a la tercera década del siglo XVII cuando, al parecer, Simón Gómez Salazar, que se declaraba "criado de Su Magestad, residente en la Corte, familiar del Santo Oficio y alguacil de los demás familiares della", buscaba recuperar presencia de su familia en esta población. Así, mediante Diego Gómez, concertó con Pedro de Sarabia el uno de septiembre de 1624 para que, conforme a la traza y condiciones firmadas en Madrid, llevase a cabo el derribo de la antigua torre, volviéndola a erigir con mayor elevación, uniéndola a un edificio de dos alturas. Pedro de Sarabia era un maestro de obra montañés. Uno de muchos que se movían por Castilla haciendo trabajos dada la buena fama que habían conseguido y gracias a una eficiente red de contactos. El trabajo se estipuló en 650 ducados, precio por el que Sarabia también debía levantar, junto al presbiterio de la iglesia parroquial de Santa María de Salazar, una capilla donde Simón Gómez Salazar quería colocar la imagen del Santo Cristo que había traído de Madrid para "aprovechamiento del pueblo". Al final se fundaría la capilla funeraria familiar, lo que reafirmaba el deseo de una permanente vinculación con la localidad.
 
Aunque a primera vista recuerdan al alcázar de Medina, este trabajo de Sarabia parece estar más relacionado con algunas grandes casonas de la actual Cantabria. Es un esquema representativo de palacete central flanqueado por dos torres de sillería. En este caso, edificaciones achaparradas y desalineadas. De ambas, la del norte es más antigua. Nuestras dos torres son principalmente de sillería, pero el cuerpo central y el resto de los edificios son de mampostería. El conjunto no solo son las torres y el cuerpo central, sino que se integran con una huerta, un jardín trasero cercado cuya puerta se abre a la carretera y las otras dependencias secundarias de servicio.

 
El caserón dispone de pocos vanos al exterior en la parte baja, aunque tiene numerosas saeteras y troneras distribuidas aleatoriamente. Otros detalles, en cierto modo, que contradicen la documentación sobre este lugar, y parecen demostrar que, al menos algo de las torres, pertenecen a los años de tránsito del siglo XVI al XVII son: los arcos de medio punto, las proporciones cúbicas, las molduras, el perfecto tallado de los sillares, cierta sensación de pesadez debida a la escasa altura y al estar levantadas en llano... Posiblemente fueron levantadas por el abuelo de Simón Gómez Salazar, Rodrigo de Salazar. Sobre este tema volveremos más adelante.
 
El vano de entrada está recercado con sencillo marco de escaso resalte. Por tradición e influencia de los palacios italianos las torres levantadas a partir del Renacimiento mantienen pocas ventanas en su tercio inferior, pero son grandes -en nuestro caso vemos dos balcones- y numerosas en las plantas superiores, cuando si se hubiera tenado en cuenta la iluminación y el efecto del aire habría resultado todo lo contrario. Los balcones se resguardan con un delicado cuerpo de rejería, que apoyan en balaustres a modo de roleos de estética posterior a la construcción. El escudo de los Salazar está centrado con el eje con la entrada. Está timbrado por un casco de hidalgo y lleva por adorno penachos, lambrequines y, a ambos lados, dos cabezas de infantes. En su campo tenemos observamos las conocidas armas de Salazar: sobre campo de gules, trece estrellas de oro. Los escudos presentes en la otra torre tienen una labra de inferior calidad y, aparte del central, ignoro fehacientemente su filiación.
 
Pero, sin duda, lo que otorga a esta residencia un gran valor estético es el engarce entre los escudos, cuerpos de rejería y puertas y ventanas con herraje. El hierro y la madera se contraponen a la piedra. Además, destacamos un repertorio decorativo basado en una naturaleza amable: el follaje que rodea los escudos o las mazorcas con las que se articulan los balaustres de la rejería. En los interiores sólo las escaleras parecen concentrar el interés estético al disponerse con trabajados antepechos articulados mediante pilastras rematadas por bolas.

 
La torre está diseñada para destacar la posición de los Salazar en la Corte de Felipe IV, frente a la anterior preeminencia de los Velasco, y su papel de benefactores de la localidad. Ha sobrevivido una información de 1672 que decía que “se les guarda así al pretendiente (Andrés Salazar) como a sus padres y abuelo materno todas las exempciones de nobles por serlo notoriamente y por ser público que el pretendiente es dueño de la casa, torre y solar de la Casa de Salazar sita en el lugar de Salazar. Casa de las más ilustres de la Montaña... distante del dicho lugar de Salazar trezíentos passos poco más o menos al lado de medio día de dicho lugar y su puerta principal mira al Norte y tiene torre antigua labrada desde los çimientos de piedra de sillería y está eminente al edificio de la Casa más de dos estados y toda ella en quadro y en el liento de dicha torre que mira al poniente tres estados en alto ay tres escudos de armas labrados en mármol uno en medio y mayor y dos a los lados el de la mano derecha tiene por divisa un castillo (¿El antiguo escudo de los Salazar?) y el de la mano izquierda çinco estrellas y el principal del medio treze estrellas, y a los lados de la torre corre una pared de piedra de sillería con almenas por el lado izquierdo que parece mucho más antiguo que el de la mano derecha que pareçe está edificado de nuevo y los demás quadros de la casa no están murados porque todos miran a lo interior della y a una guerta y jardín”. Lo que no incluye es que en la torre derecha según el camino hay otro escudo situado en una ventana que da al jardín y que incluye uno de los escudos visto en el paño principal. Es sencillo y sin timbrar. Su campo es medio partido y cortado. Entre las dos primeras particiones tenemos cinco estrellas de ocho puntas en sotuer y, en la tercera, catorce figuras ovaladas que bien podrían ser cabezas humanas. Las piedras que encuadran la ventana doble y el escudo tienen una moldura que las enmarca y resalta. Al pie de esa ventana hay un puerta con arco de medio punto que aparenta mayor antigüedad que la  exterior.

 
En el paramento sur aparece un ventanal adornado de diversas molduras, entre ellas una que abarca ambos vanos y bajo el mismo los escudos no identificados -el del castillo y el otro-. En todo el perímetro del último piso de ambas torres se abren abundantes vanos. La cubierta es a cuatro aguas, cuyos aleros se apoyan en pequeña cornisa moldurada.
 
Ya hemos hablado del parentesco de esta familia en esta bitácora (Los primeros Salazar: de Las Merindades a Vizcaya) pero las versiones sobre el origen de este clan van desde los hermanos Gastón y Galindo de Salazar, naturales del reino de Navarra, a un caballero godo que pobló Salazar y tuvo dos hijos, uno que quedó allí y el otro que pasó a Tobar. Según la primera versión, los citados hermanos poblaron Salazar por los años 880 en tiempos del conde Diego Porcelos. Gastón dejó Salazar a su hermano y pasó a poblar Tobar. Para estas versiones -más o menos ciertas- el hijo y sucesor de Galindo de Salazar fue Martín Galíndez que fundó siete torres y casas fuertes para defenderse de los moros, siendo la principal la que se llamó Quintana Martín Galíndez. Le sucedió su hijo Gonzalo Martínez de Salazar, tercer señor de la casa de Salazar, que vivió en tiempo del conde Fernán González, y guerreó contra los moros por el año 908. Tuvo dos hijos: el mayor y sucesor fue Martín González y el segundo Ruy Martínez de Salazar que casó y pobló en Villerías, junto a Medina de Pomar, y tuvo entre otros hijos a Fernán Ruiz de Villerías el cual tuvo sólo una hija que casó con García Sánchez de Arce de quien procede el linaje de Arce.
 
Martín González de Salazar, cuarto Señor de Salazar, luchó junto a Ramiro II (931-951). Fue padre de Gonzalo de Salazar, sucesor, y de García de Salazar, hijo segundo, cuyo hijo heredó la casa de Salazar. Gonzalo García de Salazar, sexto Señor de la casa de Salazar, tuvo sólo a García González de Salazar que, séptimo Señor, tuvo por sucesor a García de Salazar. Este vivió en los tiempos de los reyes Sancho II y Alfonso VI. Tuvo dos hijos: Gonzalo García de Salazar, que le sucedió, y Gutierre de Salazar que sirvió al rey Alfonso VI en la toma de Toledo y en otras guerras donde acudieron algunos ingleses con los que tuvo amistad. Con ellos pasó a Inglaterra donde se casó.

 
Gonzalo García de Salazar, noveno Señor de Salazar, fue padre de Lope González de Salazar, que le sucedió; Urraca de Salazar que casó con García Sánchez de Torres de quien vienen los Torres de Soria; y de Inés de Salazar que casó con Diego Ordóñez de Rosales descendiente de Diego Ordóñez, que retó a los de Zamora por la muerte del rey Sancho.
 
Lope González de Salazar, décimo Señor de las casas de Salazar tuvo sólo a García López de Salazar, undécimo Señor de las casas, que casó con Inés de Rosales, su prima carnal. Le sucedió su hijo Lope García de Salazar, duodécimo Señor de las casas, que fue un caballero adinerado y desposó a María Díaz de Mendoza, hija de Álvaro Díaz de Mendoza, el de Alba, que se decía descendiente del mítico Jaun Zuría, primer Señor de Vizcaya. Fueron padres de García López de Salazar, su sucesor; de Gonzalo García de Salazar; y de Lope García de Salazar que inició la carrera de clérigo.
 
Es en este punto cuando las tensiones de bragueta fructificaron en un relato donde, en una cacería, a los tres hermanos se les perdió un halcón. Buscándolo llegaron a la casa de Martín Ruiz de la Cerca que les convidó a cenar. Lope García de Salazar -el que iba para cura- aprovechó para acostarse con Mayor (María) que era hija de Martín. ¡Pleno! Ella se quedó embarazada de gemelos: Lope García de Salazar, que sucedió a su tío García López y Ruy Martínez de Salazar. Se produce esta sucesión tan peculiar porque, como ya contamos en una entrada de 2014, este “ejercicio de caderas” le costó la vida al pasional, y homónimo, Lope García de Salazar.

 
Lope García de Salazar, decimocuarto Señor de las casas de Salazar, heredó de su abuelo Martín Ruiz de la Cerca y fue un Rico-hombre del Reino de Castilla y privado del rey Alfonso X (1252-1284). En 2014 lo situamos en la corte de Fernando III, el padre de Alfonso. Este Salazar es el que derrota al moro y gana las trece estrellas de su escudo. Se casó con Elvira (o Ana) Ortiz Calderón, hija heredera de la casa fuerte de Nograro. Otro Lope García de Salazar le sucedió en las casas de Salazar y Nograro. Para los que estén cotejando esta lista con la del año 2014, este sería el conocido como “El Prestamero”, decimoquinto señor que mantuvo muchas guerras con los Angulos y los Velasco. Apoyó al rey Pedro I, “El Cruel” (1350-1369), contra su hermano Enrique de Trastámara y pagó el error con la pérdida de varias Casas Fuertes.
 
Sabemos que tuvo 120 ilegítimos -bastardo más, bastardo menos-. El mayor fue Juan López de Salazar que heredó el solar de San Cristóbal y pasó a poblar Somorrostro. De él descendieron los Salazar de Somorrostro y Muñatones. Evidentemente, esta abundancia de hijos permitió que esta casa se distribuyese a lo largo y ancho de Castilla: el segundo, Juan López de San Pelayo pobló ese lugar de Montija (Las Merindades); García López de Salazar del que descienden los Salazares de Toledo y Ocaña; Martín García de Salazar del que descienden los Salazares de la ciudad de Burgos; Gutierre de Salazar pasó a Navarra y se instaló en Marcilla donde fue tan fértil como su padre…
 
El “Prestamero” estuvo casado con Berenguela Hurtado de Salcedo, hija de Pedro González de Agüero y de María Hurtado de Salcedo, hermana del Señor de Ayala. Fueron padres de Juan Sánchez de Salcedo, heredero de las casas de Nograro; de Lope García de Agüero; de Gonzalo García de Salazar, que heredó -y usurpó a su hermano mayor- la casa y hacienda del lugar de Salazar, de La Cerca y de Quintana Martín Galíndez; y de Fernán Hurtado de Salazar. Aquí divergimos de los estudios de Gregorio Bañales quien decía que sólo tuvo dos hijos y una hija legítimos. No sabemos por él nada de Gonzalo y de Fernán. En este punto pueden ustedes dejar de cotejar los datos ofrecidos en 2014 puesto que los últimos nombres recogen salazares vizcaínos, que era la idea central de aquella entrada.

 
Gonzalo García de Salazar, ese “nuevo” hijo de “El Prestamero” fue sucedido por su hijo y tocayo Gonzalo García de Salazar, que fue caballero de la Banda y, también, fue desterrado al perder Pedro I. Estuvo casado con María Alfonso Delgadillo que era hija de Alvar Fernández Delgadillo, señor del solar de Delgadillo y de Tamayo. Fundó el mayorazgo de las torres de Tamayo y edificó su iglesia el año 1402. Fueron sus hijos Álvaro González de Salazar, Juan García de Salazar, Sancho Lope García, Pedro de Salazar… y tres bastardos que solo eran de Gonzalo.
 
Alvar González de Salazar, el heredero, se casó dos veces: con Sancha de Angulo hija de Gonzalo Varona, señor de Cuezva. Fueron padres de Gonzalo García. Después con Clara Gutiérrez de Escalante y tuvieron a Juan de Salazar, que marchó a Zamora, y a María González de Salazar que se casó con García Guerra, señor de la casa de Ibio en Cabezón (Cantabria).
 
Gonzalo García de Salazar, el heredero de Alvar, matrimonió con una hija del abad de Riva-Martín y sus hijos fueron Sancho, Gonzalo (heredero de la hacienda y casas de Quintana Martín Galíndez) y Álvaro de Salazar. Sancho de Salazar, señor de Salazar, desposó a Leonor de Isla, hija de Pedro Fernández de Isla, y tuvo, entre otros, a Juan Sánchez de Salazar -sucesor- y a Sancho González de Salazar. A Juan Sánchez, a su vez, le sucedió Pedro Díaz de Salazar.
 
Pedro Díaz de Salazar fue padre de Juan, que le sucedió, y de Pedro. Juan de Salazar se casó con Ana de Medinilla y fueron padres de Agustín, que le sucedió en la casa, y de Mateo, caballero de la Orden de Santiago. Agustín desposó a Juliana de Salazar, hija única del coronel Ochoa de Salazar, caballero de la Orden de Santiago y señor de la casa de Salazar de Portugalete. Este matrimonio reunió la rama portugaluja y la de Las Merindades de esta casa. De ellos nacieron Rodrigo de Salazar, que sucedió a sus padres; Juana de Salazar que casó con García de Rueda; y Elvira de Salazar, monja.

 
Rodrigo de Salazar, señor de las casas de Salazar y de Portugalete, aparece en los libros parroquiales de Salazar casado con Juana, que en alguna de las partidas de bautismo de sus hijos figura con el apellido Manrique y en otras con el de Múgica. O eso o fueron dos esposas. Hijos de este matrimonio fueron Juan, nacido el 21 de diciembre de 1598, Andrés, Rodrigo, Gaspar, Alonso y Agustín. Murió Rodrigo el 21 de agosto de 1632 sin testar. Juana de Mágica murió el 31 de diciembre de 1646.
 
El genealogista Luis Varona Saravia exponía que, a principios del siglo XVII, las torres de Salazar estaban arruinadas. Aquí hay cierta divergencia entre las fuentes porque algunos creen que estas torres fueron reconstruidas por este Rodrigo de Salazar gastando en ello todos los bienes libres de su mayorazgo. Pero en el inicio de esta entrada hemos señalado como reconstructor de estas torres a Simón Gómez de Salazar que se dijo que era nieto de Rodrigo de Salazar y que Varona no parece incluirle en la sucesión. Puede que fuese un colateral con peso en la Corte y en la familia. Incluso puede que ambas versiones sean ciertas y Rodrigo arreglase la torre que posee los escudos más antiguos y Simón la que tiene los balcones y la galería al jardín. No lo sé. Es una suposición. Eso sí, en ambas posturas se sitúa en esta época el escudo principal de la casa, que sería fruto de la restauración y presenta idéntica labra que el asentado en la casa de los Pereda Salazar Arredondo. Miembros de ambas familias fueron coetáneos.
 
El siguiente poseedor de la Casa de Salazar, según Varona, fue Juan de Salazar Múgica, que sirvió en la armada real con el grado de capitán, y casó con María de la Peña, hija del capitán Pedro Díaz de la Peña, señor de la casa de Isla de Villalaín. Fueron padres de Pedro, que le sucedió; Andrés, que también sucedió después; Gaspar que pasó a los virreinatos americanos; y Catalina de Salazar.

 
Pedro de Salazar de la Peña fue caballero de la Orden de Santiago y capitán de caballos en Cataluña. Al no tener descendencia le sucedió su hermano Andrés, también caballero de la Orden de Santiago. Desposó a Catalina de Salazar Isla, de Villarcayo, y tampoco tuvieron hijos. El mayorazgo recayó en Catalina de Salazar que estaba casada con Antonio López de Pereda. Hija de ellos fue María López de Pereda Salazar que se casó con Juan Baltasar Varona, de las casas de Villarcayo, Gijano, Arenillas, Sedano y Rueda de Bocos. Su hijo y sucesor fue José Antonio López de Pereda.
 
Y lo dejamos aquí.
 
 
 
Bibliografía:
 
“Arquitectura fortificada de la provincia de Burgos”. Inocencio Cadiñanos Bardecí.
“Casas de la nobleza en Las Merindades y en La Bureba (siglo XVII). Datos para su estudio”. Lena S. Iglesias Rouco y María José Zaparaín Yáñez.
“Villarcayo y la merindad de Castilla la Vieja (boceto para su historia)”. Julián García Sainz de Baranda.
“Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja. Patrimonio y evolución administrativa”. José Ángel Churruca.
“Blasones y linajes de la provincia de Burgos. V. Partido Judicial de Villarcayo”. Francisco Oñate Gómez.
Ruta Villarcayo y alrededores. 

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