“Señor
director de El Pensamiento Español. Burgos, 7 de agosto. — Dice Vd. bien, señor
director, en su artículo del 6 de agosto “La honra de España”: “Abrase el
proceso de la conducta” de los carlistas, júzguesela comparándola con la que
siguen con ellos, hasta los periódicos que blasonan de justos y acogen más de
una vez y con verdadera fruición especies calumniosas.
Comparemos
las fuerzas combatientes de esta provincia por la más santa de las causas, con las
mercenarias de la República. ¿Qué hacen los carlistas? Pregúntese al juez de
Belorado, á quien no ha muchos días presentó el jefe don Ruperto Blanco, una
cuadrilla de ladrones, á quienes había perdido de vista la benemérita. Óigase
al exsenador D. Francisco Arquiaga, quien á cuantos ve hace extraordinarios
elogios de los carlistas que entraron en Villarcayo, y visitaron á su familia
en la propia casa.
No
hay nadie en Burgos que no sepa que este señor radical ha dicho á todos,
inclusas las autoridades, que las fuerzas carlistas capitaneados por su
compañero de diputación el señor Varona, y el militar Sr. Aguirre, se han
portado de una manera dignísima, y hecho estudio de finura y consideración con
los liberales de Villarcayo.
¿Qué
hacen los republicanos? En vez de batirse en buena lid con los atletas del
Norte, se contentan con apresar Sacerdotes y hacinarles en oscuros calabozos
del castillo de esta ciudad, tienen la cobardía de insultar y amenazar a
Párrocos virtuosos é ilustrados como el licenciado Sr. Sainz Baranda, de Medina
de Pomar, por el enorme crimen de tener alguno de su familia en las filas de la
legitimidad. Horror y repugnancia causa presenciar escenas tan bárbaras como
las representadas en el religioso pueblo de Medina de Pomar. Quizá el Sacerdote
á que aludo esté enfermo del susto que le proporcionaron algunos caníbales, que
sin consideración á su inocencia, siquiera no fuera á su estado, lo trasladaron
á la cárcel pública en medio de las burlas más sangrientas y haciendo alarde cínico
de crueldad.
De
este modo se portan los defensores de la libertad en todas sus manifestaciones.
Cuán distinto es, dirá el ex-constituyente Sr. Arquiaga, el proceder de los soldados
del altar y del trono. — Un suscritor”.
Acaban
de leer una carta al director publicada en el periódico “el Pensamiento
Español” el 9 de agosto de 1873 y, del mismo, nos surgen varios interrogantes.
El primero ¿qué ideología tenía este periódico? Entiendan que por lo que dice
la carta y estando en guerra… Era un diario católico, tradicionalista, que
empezó a venderse el dos de enero de 1860 y estará entre los diarios de mayor
circulación.
Fue
fundado por Gabino Tejado (1819-1891) y dirigido por Francisco Navarro
Villoslada (1818-1895) el autor de “Amaya o los vascos en el siglo VIII”. A
partir del tres de abril de 1860 se hará diario vespertino. Formalmente, es un
periódico típico de cuatro páginas, compuestas a cinco columnas, en un buen
papel de prensa. Desde el uno de enero de 1866 se subtitulará “diario católico,
apostólico y romano”, es decir, vaticanista. La edición vespertina incluía el
parte oficial de la Gaceta de Madrid de ese día, despachos telegráficos y
noticias de interés recibidas por el correo.
Tras
la revolución de 1868, Navarro Villoslada fue encarcelado junto a su hermano
Ciriaco que, además de redactor, ejercía de administrador del periódico. Todo
esto hará de Francisco, el soldado liberal de la guerra de 1833-1840, un
carlista. Durante el Sexenio Democrático, el vaticanismo y el carlismo disponen
de casi un centenar de periódicos en provincias siendo “El Pensamiento español”
vocero del catolicismo ultramontano y absolutista. En marzo de 1872, Francisco Navarro
Villoslada, que había sido diputado y senador entre 1869 y 1871 por el
tradicionalismo, se mostró contrario a la designación de Cándido Nocedal como
máximo responsable del partido y, por ello, fue sustituido en la dirección del
periódico por Luis Echevarría.
Tras
el golpe de Estado del general Manuel Pavía (03/01/1874) quedan suprimidos los
periódicos carlistas y cantonales. Con este título volverá a publicarse un
diario tradicionalista entre 1919 y1922.
Con
lo cual tenemos un periódico clerical, conservador y procarlista que publica
una carta al director -favorable a sus postulados- donde una persona anónima, y
quizá inexistente, nos empieza contando que los periódicos liberales mienten
para continuar proclamando lo buenos que son los carlistas y lo malo que son
las tropas de la primera república. Por cierto, hoy llamaríamos a los
mercenarios “contratistas”. Dicho lo cual nos enfrentamos a unos nombres
propios que, en general, han caído en el olvido que todo lo perdona.
Ruperto
Blanco fue un carlista que levantó una partida en 1872 y que, cual bandido del
oeste americano, era reclamado por jueces de lugares tan dispares como:
Evaristo Calderón, Juez de primera instancia de Salas de los Infantes; Juan
José Bonifaz, Juez de primera instancia del Burgo de Osma; Santos Manrique
Castro, Alférez fiscal de Burgos; Victorino Luna González, Juez de primera instancia
de Burgos; y, por supuesto, Manuel Castro Teijeira, Juez de primera instancia
de Briviesca. Vale, ¿y Belorado? Porque en la carta se habla de Belorado. Pues
el de Belorado no lo reclamaba por delito de rebelión (¿o es sedición?) pero
Ruperto se presentó ante él a mediados de julio de 1873 para entregarle cuatro
salteadores que se decían carlistas y que exigían raciones y dinero a los vecinos
de la zona de Huerta de Abajo. ¡Pura picaresca!
Ruperto
Blanco era alto y con una poblada barba media rubia. Vestía un capote de paño
color de castaña y usado, zamarra negra, boina blanca con borla sobredorada,
pantalón gris oscuro y calzaba botas. Descripción cortesía de la prensa del
momento.
Nuestro
corresponsal, tras felicitar a Ruperto por su caballeresca acción -sin pensar
que, aparte de ladrones, esos bribones entregados soliviantaban a los
campesinos contra el carlismo-, se refiere a que un pope del liberalismo como
era el venerado senador de la república Francisco de Arquiaga felicitaba a los
carlistas por su buen comportamiento en Villarcayo. No he encontrado esas
afirmaciones bien porque no se publicaron -no se quisieron publicar- o bien no
se dijeron. Creo que el remitente las encuadra en el fallido asalto a Medina de
Pomar del 30 de julio de 1873 y que terminó con los carlistas instalados en
Villarcayo. Me agarraría a que fue entonces por su cercanía temporal, porque la
prensa no refiere luchas Villarcayo, porque participaba en ella el comandante
carlista interino de Álava Joaquín Aguirre y por la posdata de la carta sobre
el incidente publicada en el periódico “La Esperanza”: “Señores redactores:
se me olvidaba consignar un detalla importante, durante la acción cogimos cinco
prisioneros, uno herido. De ellos, dos sirven en nuestras filas y los tres
restantes se les dejó en libertad, facilitándole al herido un bagaje, después
de perdonarle la vida, que le pedía al general con clamores y lágrimas”.
La
tercera parte de la carta es su poquito de victimismo. Además, centrado en una
figura tabú para el carlismo como era un sacerdote. Nos cuenta la detención por
colaboración con el carlismo de uno de los curas que pululan por Medina de
Pomar. El protagonista fue el presbítero Antolín Sainz de Baranda -un apellido
muy medinés-, de treinta y tres o treinta y cuatro años que fue detenido el 29
de julio de 1873. Él se quejaba de que había sido por una denuncia falsa. Vale.
Pero si lo asociamos a que el día 25 de julio se había presentado el carlista
Villamor en Medina de Pomar con unos 100 hombres podemos llegar a entender la
postura de los liberales. Requisaron alimentos, secuestraron algunos mozos -o
se fueron voluntariamente con los carlistas- y amenazaron con imponer 4.000
reales de multa a la población por cada muchacho en edad militar que escapase a
Burgos. Y, aun con eso, “el pensamiento español” comentaba que Antolín “fué
tratado con las mayores atenciones por el comandante y oficialidad de la
columna que verificó su prisión. Con el mayor gusto complacemos á nuestro amigo,
ya que por desgracia son tan pocos los casos en que puedo hablarse de atención
y delicadeza de los liberales con los carlistas cada vez más perseguidos”.
Quizá
no hubieran sido tan educados con el presbítero si hubieran sabido que el 30 de
julio aparecieron las unidades carlistas del primer y segundo distrito de Álava,
compuestas de unos 300 infantes útiles, y 60 caballos. Medina disponía de dos
compañías completas del regimiento de Castilla y 37 caballos, al mando del
coronel La Calle. El ya mentado carlista Joaquín Aguirre, general interino de Álava,
instó a la rendición de La Calle en una hora y bloqueó y fortificó los caminos con,
el posteriormente asaltado, Villarcayo.
Hay
cierta comunicación que informa sobre lo ocurrido. La prensa decía que llegó a
Briviesca un medinés con una nota: “He sido atacado por fuerzas
considerablemente superiores; salí con mi fuerza abatirles, y visto su número
he regresado á defender este punto, fortificándose en el alcázar. Ruego á V. E.
mande fuerza con urgencia para que, partiendo, conmigo, caigan sobro Villarcayo,
que no puedo socorrer”. El mensajero aseguraba que era una nota del jefe de
la columna de Medina de Pomar, y que el número de carlistas rondaban los 2.000
soldados. Parece ser que, de Miranda, salieron dos compañías de infantería y 25
caballos en ayuda de Medina de Pomar. Parece que el calcular multitudes de
forma torticera no es sólo de nuestros tiempos.
La
prensa continuó hablando de que el coronel Lacalle, desde Medina de Pomar, tuvo
que volver a espantar a los carlistas el día 9 de agosto de 1873. Quizá por eso
continuaba Antolín preso a finales de agosto.
Bibliografía:
Periódico
“Gaceta de Madrid”.
Periódico
“La Nación”.
Periódico
“La Correspondencia de España”.
Periódico
“El Gobierno”.
Periódico
“La Independencia española”.
Periódico
“La paz de Murcia”.
Periódico
“El constitucional”.
Atlas
topográfico de la narración militar de la guerra carlista.
Periódico
“El pensamiento español”.
Hemeroteca
digital de la Biblioteca Nacional de España.
Boletín
Oficial de la Provincia de Burgos.
Periódico
“La Esperanza”.
Estadística
del Arzobispado de Burgos.
Periódico
“El Imparcial”.
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