Hoy quiero tratar el tema de la despoblación. Sabemos que en las merindades hay multitud de núcleos de población, es decir, pueblos y uno de ellos fue Berralúndez que todavía existe en el Valle de Mena. Se halla en el borde oriental del mismo, mirando hacia Álava y a 11 kilómetros de Villasana, su Ayuntamiento
Según el “Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España” formado por el Instituto Nacional de Estadística, con referencia al 31 de diciembre de 1950, Berrandúlez tenía cuatro vecinos de hecho y de derecho y una única vivienda. Esto bien puede coincidir con lo que Elías Rubio Marcos detalla en su libro “Los Pueblos del Silencio” donde refiere la presencia de dos familias, puestas por los ricos indianos de Artieta para el cuidado del ganado. Aunque este último afirma que el despoblamiento se produjo en tiempos de la guerra civil del 1936 al 1939 o poco tiempo después.
Berrandúlez fue un núcleo de cierta solera, todos sus vecinos figuraban en el siglo XVIII como hijosdalgo, algunos incluso "hijosdalgo notorios". Estos eran miembro de la pequeña nobleza, con trato de “Don”, escudo de armas y exención de impuestos. Un ejemplo clásico suele ser Alonso Quijano, el Quijote.
Quien llegue hoy a este lugar, a través de camino carretero de 1,5 Km. desde Artieta, verá una granja arruinada. Lejos de la veintena de hogares que llegó a tener. Los restos del pueblo están en la ladera de un barranco, rodeado de montañas pobladas de robles, encinas y enebros, con prados que resbalan hasta el arroyo Sopeña…
La presencia humana en la zona de Berrandúlez data de la Edad del Hierro, gracias al castro localizado en Opio (Centro del Valle de Mena). Y, como ya hemos señalado en otra entrada, cerca pasaba la calzada de Pisoraca a Flavióbriga.
Tras la invasión musulmana esta zona fue el primer pie de la repoblación, bien por que nunca se abandonaron, bien por que la retirada no fue hasta muy lejos de aquí. En Mena se distinguió en esa obra el abad Vitulo, fundador del ya famoso monasterio de San Emeterio y San Celedonio, santos que fueron patronos de Berrandúlez y cuya fiesta se celebra el 30 de agosto.
Podemos citar algunas curiosidades sobre este bello recuerdo humano. En el Catastro de Ensenada (Mediados del siglo XVIII) era señorío de de la abadesa y convento de Santa Clara, en Medina de Pomar. Por esa época sus veintidós vecinos eran todos hidalgos y cultivaban tierras de secano, trigo y maíz fundamentalmente, aunque también algunas alholvas, que cogían "en yerba” para los cuarenta bueyes que había en el pueblo destinado a la labranza. Tenían también once novillos, cuatro mulas, once machos y algún cerdo.
Entre los árboles destacan los madroños y encinas en los montes. Respecto a frutales refieren cerezos, nogales, manzanos, perales, avellanos, ciruelos, guindos, membrillos, higueras y melocotoneros. Y, por supuesto, participaba de un monte comunal con la Junta y Valle de Tudela, en el que se cogía madera para las ferrerías que laboraban el hierro en Mena. (Y quizá las presentes Cadagua abajo).
Las citadas cuatro mulas eran utilizadas, según el censo de Ensernada por tres vecinos del pueblo que se dedicaban con ellas "a llevar pan cocido desde sus casas a Bilbao y a comprar trigo en otras partes".
En 1850, Berrandúlez pertenecía al Valle de Tudela, con Ayuntamiento en Santiago de Tudela y al partido Judicial de Villarcayo. Seguía siendo un pueblo de secano, y primaba el ganado lanar y cabrío sobre el vacuno y el equino.
El Indicador general de la industria y el comercio de Burgos (1894) indicaba que el pueblo tenía 59 habitantes.
Don Ángel Nuño García, en su obra “El Valle de Mena y sus Pueblos” deja el cómputo en 17 vecinos. Era 1926.
Parece ser que en los años de la guerra civil Berrandúlez carecía de vecinos y el terreno y el vecindario fueron comprados por los ricos indianos (Términos redundantes) de Artieta. Pensemos que la zona del frente estuvo en esta comarca y esta aldea sufrió los vaivenes bélicos hasta, según relata “El avisador Numantino”, el día dos de Julio de 1937 que fue “liberada” por las tropas nacionalistas (nacionales, facciosos o como quieran llamarlas).
En esta explotación encontraron trabajo buen número de personas de los pueblos cercanos pero para tareas de demolición y construcción. Derribaron las casas, construyeron cabañas para ganado, praderías y tapiales. Finalizada la obra e introducido el ganado, quedaron solo dos pastores, uno de Artieta y otro de Reinosa que puede que sean los residentes que figuran en el “Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España (1951?)”
¿Por qué se fue la gente? La búsqueda de una vida mejor, más cómoda para si o los hijos, insuficiencia de recursos para alimentar a todos los residentes, la guerra…
El párroco Ángel Núñez colorea en su páginas detalles sobre el vivir en Berrandúlez: "la iglesia está bajo la advocación de San Juan y es aneja de Artieta; los niños van, también, a la escuela de Artieta; visita a los enfermos el médico de Tudela y para farmacia y adquisición de de lo necesario para el consumo y vestir concurren a Arceniega, en donde tienen, además, el veterinario, con el que están para la atención concertados. El alcalde de barrio y Junta Administrativa está al frente del pueblo, el cual elige conforme el Estatuto".
Viendo estas ventajas es normal el progresivo abandono del lugar. Además, la continua mejora de los medios de transporte y su accesibilidad favoreció la concentración en centros mayores aunque alejados de los lugares de trabajo.
Y el tiempo ha ido transcurriendo, comiendo, día a día, los recuerdos impresos en sus piedras hasta que el 16 de febrero de 2012 despertó a Berrandúlez. Ese día el abogado vizcaíno José Javier Ezkerra Uriarte era asesinado allí. Colofón macabro para un pueblo muerto hacía más de 60 años.
Bibliografía.
Burgos, los pueblos del silencio. Elías Rubio Marcos.
El Avisador Numantino. Prensa nacional de 03/07/1937.
“Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España (1951?)”
Diario de Burgos.
Burgos, los pueblos del silencio. Elías Rubio Marcos.
El Avisador Numantino. Prensa nacional de 03/07/1937.
“Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población de España (1951?)”
Diario de Burgos.
El gobierno de Castilla-León debería controlar lo que ciertos personajes de la zona están intentando hacer en esos lares.
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