Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
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domingo, 25 de mayo de 2014

Cuando Frías no era uno de "Los pueblos más bonitos de España".

Ahora que Frías forma parte de los pueblos más bonitos de España seguiremos el viaje que realizó Luis Saiz Fernández Casariego, ingeniero agrónomo, en el lejano 1935 para la revista Oasis. Salvo coincidencia de nombres, que todo es posible, este hombre sería también el autor del trabajo titulado "Sobre la persistencia de la acción del estiércol como fertilizante" (1935).

Como otras veces, os ruego paciencia con la forma de escribir de principios del siglo XX: para nosotros rebuscada, con palabras que ya no usamos y menos entendemos y con referencias en desuso. Venga, vamos.



"Situada en la parte Sur de la amplia depresión que atraviesa el Ebro al abandonar el estrecho paso de la Peña Horadada y hasta el angosto desfiladero en cuyos contrafuertes se asienta el minúsculo pueblecito de Sobrón, en la ruta hacia Miranda de Ebro, una escarpada colina de regular altura y de forma alargada, con vertientes casi inaccesibles, en situación de dominio sobre la comarca, sostiene la que hasta 1447 fué villa y después ciudad de Frías.

En relación perfecta con las necesidades estratégicas de la época, agrupa a lo largo de su cresta, sobre su estrecha meseta y desbordándose por la vertiente meridional, el total de sus construcciones, limitadas en ambos extremos por la iglesia parroquial, sobre un acantilado cortado a pico y el castillo, que sirve de cierre al acceso natural más fácil.

Partiendo del valle de Tobalina, dejando la carretera que va a Trespaderne en el pueblo de Quintana Martín Galindez, después de atravesar el río por un puente de moderna construcción, a cuya izquierda queda el de origen romano, hoy cerrado al tránsito rodado, una estrecha y empinada carretera conduce a la población por su entrada al pie del castillo.



Queda a la derecha la mole de piedra del que fué convento de San Francisco, primeramente situado lejos de la ciudad, junto al Ebro, cuya fundación se remonta al año 1249 y que más tarde y merced a la bula concedida por Sixto V fué trasladado al lugar que en la actualidad ocupa, habiendo llegado a albergar en su tiempo una nutrida comunidad, que en 1752 llegaba a contar 24 religiosos y dos criados.

Aun cuando en la época de la francesada fueron muradas todas sus entradas, no pudo evitarse el enorme destrozo por ella causado y la ruina total que sobrevino más tarde a consecuencia de la desamortización".

Nos saltamos el párrafo sobre el castillo que describe lo que hoy en día todavía encontramos y continuamos con el paseo por sus calles.

"Más lejos, las casas, que en número de 300 albergaban antiguamente unos 200 vecinos, juntamente con los molinos, batanes, telares y otras instalaciones industriales de las que apenas quedan hoy rastros, se agrupan entre calles principales, angostas, toscamente empedradas y de fuerte pendiente, que conducen hacia la iglesia parroquial". La visión de Fernández Casariego es demoledora, no se reprime al aplicar adjetivos con connotaciones negativas. ¡Incluso con la iglesia parroquial!

"Procede ésta igualmente del siglo XII, pero en el curso de los años ha sido objeto de tan múltiples como lamentables reformas, que hoy apenas quedan vestigios de lo que fué, y lo que resta se conserva en un estado verdaderamente lastimoso. Nada existe ya de aquella famosa portada artística de ocho arcos que representaba a San Vicente, y que algunos documentos dicen disponía a la altura del coro, como particularidad curiosa, de un balconcillo enladrillado desde el cual el cabildo veía correr los novillos en la plazuela ante ella existente, y del suntuoso atrio en donde, al parecer, se fallaban los juicios ordinarios de los moradores, por fuero concedido por Alfonso VIII, resta tan sólo un arco considerablemente deteriorado.



En 1906, al desplomarse la torre, ocasionó en toda la construcción daños difícilmente reparables, y del montón de ruinas, tras varios años de inexplicable abandono, fueron vendidas para el Museo de Nueva York piedras centenarias de venerable tradición y elevado valor artístico. ¿Y qué decir de la torre reconstruida? Es una obra del peor gusto y máxima carencia de estética, sin la más mínima  relación con el estilo primitivo del templo".

A estas alturas del relato a poca gente de 1935 le quedarán ganas de llegar a Frías para conocer un lugar que, encima, está igual de atrasado que muchas otras partes de España. Quizá este ensañamiento proceda del rechazo que produce a una persona instruida el atraso de su patria.

"Junto a su altar mayor, de principios del pasado siglo (Siglo XIX) y atribuido a E. Ortega, la Sacristía y varias capillas de escaso o nulo valor artístico, contiene de notable la iglesia parroquial una imagen policromada del siglo XII, representando a la Santísima Virgen, un Santo Cristo de tradición milagrosa, y en su tiempo muy venerado, y la muy interesante capilla llamada de la Visitación, con su magnífica verja, su mesa de altar, su retablo y su bóveda.

La fundación de ésta parece remontarse al siglo XV; restaurada con notable magnificencia en 1517 por el deán de Sigüenza, don Clemente López Frías, en ella se celebraron, por los correspondientes beneficiados, numerosos y solemnes cultos, no faltando la misa diaria de alba y la salve al anochecer; tales prácticas no pudieron, sin embargo, ser en todo tiempo mantenidas posteriormente; unas veces por razones económicas (en 1598 se redujo a 70 el número de misas y a 32 en 1716) y otras por abandono de sus patronos e interesados o por el mal estado de la capilla, llegó el culto incluso a quedar interrumpido, si bien fué reanudado, aun cuando muy restringido, en 1801, después de la sentencia dada en 1790 por el arzobispado relativa al pleito promovido a los beneficiados por el presbítero patrono de la capilla, don Juan B. Sisniega.

Claro testimonio del arraigo que antiguamente tenia la fe religiosa entre los moradores de Frías , hoy tan considerablemente reducida, es el número de iglesias y ermitas que, además de los monasterios, allí existían. Como más importantes pueden citarse las de San Vítores, San Pedro, de la Magdalena y Nuestra Señora del Puente, entre las primeras, y Santa Marina, Santa Olalla, Santa Lucía, San Cristóbal, San Sebastián, San Roque, etc., entre las últimas". Ni la fe religiosa ha logrado sobrevivir a la decadencia de la ciudad. ¿Es un logro de la república, de la educación o una muestra de la pérdida de valores de los habitantes de una pobre población? No lo dice, solo insinúa cosas.

"Particular importancia correspondía al monasterio de Vadillo, fundado en 1219 para canónigos regulares de San Agustín por don Diego Faro, canónigo de Burgos, hoy casi totalmente derruido. Emplazado fuera de la población, disponía de cuantos medios eran precisos para sostener sus 13 canónigos y el prior y para satisfacer el importe de las raciones establecidas por el fundador a favor de los beneficiados de la parroquia, como compensación de los posibles perjuicios que el culto en el monasterio pudiera ocasionarles. En no pocas ocasiones el pago de tales raciones fué motivo de discusión y aun objeto de pleito con el cabildo parroquial.

Junto a uno de sus altares, al lado del Evangelio, por donación del marqués de Astorga en 1676, quedó depositado, como valiosa y venerada reliquia, el esqueleto de San Pío mártir, donado por el cardenal vicario de Roma al entonces cardenal Carlos Pío en 1675. No fué largo el reposo que tan valiosos restos encontraron en Vadillo. Tras el abandono forzado del monasterio en 1809, a raíz del cual manos sacrílegas destrozaron la urna y quebrantaron no pocos huesos, decidió el cabildo subirlo a la iglesia parroquial, donde quedó custodiado hasta 1826, fecha en que en solemne procesión fué devuelto al monasterio hasta 1835, en que, desalojado de nuevo el convento, volvieron los restos a la iglesia parroquial, conservándose ocultos hasta 1930.



Frías ha dado a la iglesia católica dos obispos. Fué uno de ellos don Pedro Fernández, titular de la diócesis de Osma, y a quien Clemente Vil nombró cardenal en 1394. Cauto, astuto, autoritario, palaciego, fué privado de Enrique III, sobre quien adquirió enorme ascendiente. Su trato y proceder le malquistó con los grandes hombres del reino, siendo expulsado y nombrado por Juan XXII obispo de Sabina, cargo que regentó hasta su muerte, ocurrida en Florencia en 1420. Fué el otro don José López de Mendoza, religioso de la Orden de San Agustín, obispo de Jaca en 1891, y después de Pamplona hasta su muerte, en 1923." De este último podría haber dicho que era un modernista alborotador de la plebe.

"Fueron los archivos de Frías quemados en plena plaza pública. (¿Por quién? ¿por estos toscos aldeanos? ¿Por el francés?) Se dispone por ello de muy escasa documentación histórica, especialmente en el período que precedió al siglo XII. Cierto que diferentes historiadores han hecho afirmaciones y reseñado hechos de la más diversa naturaleza; sin embargo, la buena lógica no permite para muchos de ellos que sean aceptados como admisibles.

Por la documentación, en gran parte extraña a la ciudad, se ha tenido conocimiento de que en el siglo XII, reinando Alfonso VIII y por especial fuero por él concedido, era Frías cabeza de un gran distrito sobre el que extendía su jurisdicción civil. Y por real privilegio especial los habitantes residentes "en la muela, de la cadena adentro", se consideraban francos de ciertos tributos y exentos, por tanto, de satisfacer su importe.

Alfonso X el Sabio atestigua, en carta fechada en la ciudad de Burgos, haber visto aquella de Alfonso VIII, su bisabuelo, en la que tal privilegio se encontraba contenido, ordenando a su vez se le diera exacto cumplimiento en forma semejante a como ya ocurriera en tiempos de su padre, Fernando III.

Nueva confirmación de ello aparece en la carta de Fernando IV el Emplazado, hijo de Sancho IV, fechada en Valladolid en el año 1338 y en otra de los Reyes Católicos dada en Medina del Campo en 1480.

En 1447 Juan II, rey de Castilla, hizo donación al conde de Haro, don Pedro Fernández de Velasco, de la villa de Frías, en atención a los muchos e buenos e muy acabados servicios que me abedes fecho...", y ello, para sí, su hijo y sus herederos. Pero solamente en 1450 y por la fuerza tomó posesión de la ya ciudad p a r a ejercer en ella su señorío, causando su cerco y asedio la muerte de mucha gente y perjuicios de consideración, para los cuales el cabildo solicitó remedio y provisión.

Y fué don Bernardino Fernández de Velasco a quien los Reyes Católicos concedieron en 1492 el ducado de Frías, por privilegio expedido en Granada. No fueron siempre cordiales las relaciones entre los habitantes de Frías y sus señores. E n no pocas ocasiones diferencias y aun pleitos enconados encontraron su origen al pretender el cobro de tributos, de los cuales se consideraban exentos.

Y en 1517 hubo de conceder poderes a don Pedro de Texeda para que representara a la ciudad en el pleito promovido contra el condestable su señor con respecto al pago exigido de portazgo, barra y otros pretendidos tributos. Mas a pesar del reconocimiento como legítimos de sus derechos, nuevos pleitos siguieron con escasa interrupción, siendo interesante la sentencia en sentido favorable dictada en 1522 por la Audiencia de Valladolid y la definitiva, tras la revisión suplicada, dada en 1523, contra el almirante de Castilla el Concejo de Burgos, las villas de Pancorbo y Olmedo y la abadesa y monjas de las Huelgas.



En el siglo XVIII, Felipe V, por carta provisión dada en Madrid en el año 1727, concede al valle de Tobalina la separación de Frías y la independencia municipal. La importancia de la ciudad, ya en franca decadencia, recibe con ello el golpe de gracia. Y hoy, perdida su hegemonía civil y su grandeza religiosa, con su castillo en ruinas, sus monasterios abandonados, sus iglesias y ermitas en lamentable estado, desaparecida su industria, derruidas muchas casas, cuyas antiguas bodegas son hoy profundas simas llenas de piedras, sus habitantes han de buscar en el ejercicio de una agricultura no siempre próspera los medios para una existencia tan oscura como modesta, no conservando de las pasadas grandezas sino un recuerdo muy vago y el mercado semanal, cuya única importancia reside en lo antiguo de su fundación".

¡La leche!

Bibliografía:

Revista "El Oasis".


Información complementaria:

El Oasis: Revista mensual fundada y dirigida por Vicente Olmo y Silverio de la Torre con el subtítulo “tierras, pueblos, costumbres, arte, geografía, viajes”, que inicia su andadura en noviembre de 1934, con artículos y reportajes sobre lugares singulares, tanto por su valor arquitectónico y artístico, como paisajístico, natural y costumbrista, no sólo de numerosas ciudades, pueblos y zonas españolas, sino de otras de Europa, África, Asia o América, dirigida a un público viajero, de alto poder adquisitivo y fácil acceso a la práctica turística moderna, dando entrada también a artículos de viajes, interesada por los hallazgos arqueológicos y con secciones propias de Turismo, de Bibliografía sobre viajes, Consultorio geográfico y Relación cronológica de cruceros de turismo.

Publicación ilustrada, con entregas que superan generosamente el medio centenar de páginas, con textos acompañados de una profusión de fotografías en blanco y negro, aunque gran número de ellas sin mención de autoría, de vistas aéreas o parciales, panorámicas, ciudades, edificios y lugares naturales, paisajísticos, pintorescos y singulares, de tipos o costumbres. Sus inserciones publicitarias se refieren también al comercio e industria turística (comunicaciones marítimas y terrestres o establecimientos hoteleros). Inserta también un directorio de hoteles de Madrid. El último número de la colección es el 15, correspondiente a enero de 1936.

Dedicado a Miguel González (ZáLeZ)

2 comentarios:

  1. Manda güevs...GRACIASSSS me ha hecho mucha ilusión tu dedicatoria.
    Menos mal que lo visitó en 1935; si llega haber sido en el siglo XI hubiera huido despavorido.
    Más yo creo que incluso en el 1935 tampoco hubiese quedado mal, en comparación con otros ya que se podría extrapolar a todos los pueblos que hoy son bonitos ese abandono y quasidestrucción.
    De todas formas los desaguisados que relata, hoy siguen estando, y sin embargo, ahí la tienes.Más chula que un ocho.
    Un abrazo, y gracias de nuevo.

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