Hoy veremos una investigación criminal del siglo XIX con su
análisis de cadáver y todo. Lo que se suele decir un "CSI: Las
Merindades".
Domingo Ramón Rodríguez Alvarado, de 29 años de edad y
vecino de Quintana de Valdivielso, lleva desaparecido desde el día 15 de Agosto
de 1892. Nadie sabe nada de su paradero ¿Ha emigrado a Cuba? ¿Se accidentó en
el monte y se lo comieron las alimañas? Misterio.
Pero las cosas terminan por aclararse. Aunque no siempre
como quieren los implicados.
Estamos en la primera quincena de Julio de 1899. El día 14 la
prensa publicará el macabro hallazgo por parte de un sacerdote y de un oficial
del ejército de un cadáver en una cueva de Villalaín (más bien en los Hocinos,
en una cueva sobre el río Ebro. Según La
Rioja lo encontraron el 23 de junio de 1899. Y según el Heraldo de Madrid lo
encontró un pastor.
Fue rápidamente reconocido porque -cosas de la vida, o de la
muerte- los restos estaban momificados. En la momificación natural el cuerpo se
deseca por evaporación del agua de sus tejidos, lo que imposibilita el
desarrollo de los gérmenes, deteniendo así proceso de la putrefacción. El
resultado es que la forma exterior se conserva bastante bien ¡hasta el punto de
poder reconocerse las facciones del difunto! Si la momia no está protegida se
va desmoronando por la erosión ambiental pero, en el caos contrario, puede
conservarse durante muchos años. Por ejemplo: en una cueva.
La momificación es un proceso que se da en ambientes
especialmente secos y aire circulante en abundancia. Se produce con más
frecuencia en cuerpos jóvenes, delgados o cuerpos cuya causa de la muerte
fueran grandes hemorragias, diarreas profusas con algo grado de deshidratación,
tratamientos prolongados con antibióticos o ciertas intoxicaciones. El proceso
completo puede llevar de uno a doce meses, dependiendo de las condiciones
ambientales y de las del propio cadáver.
En algunos cadáveres momificados puede reconocerse la causa
de la muerte, sobre todo en los casos donde se presentan heridas de corte,
punzantes, heridas ocasionadas por proyectiles de armas de fuego, se puede
reconocer el surco de ahorcadura o estrangulación. Sin embargo, cuando se trata
de lesiones viscerales el diagnóstico puede resultar imposible.
Nuestro Ramón parece ser que presentaba signos de
envenenamiento.
Tras una primera identificación por los dos representantes
de las "fuerzas vivas" el juzgado de Villarcayo llamó a sus padres
para confirmar la identificación.
Para cuando salta la noticia la Guardia Civil del puesto de
Valdenoceda ya había detenido (el día 8 de julio) a Victor Arce y su esposa
Dionisia Sáinz -algunos periódicos la llamarán Sánchez-, a Gregorio Díaz, a
Ángel Salazar y a Francisco Landeta. El matrimonio como autores del asesinato y
los demás como cómplices en la desaparición del cadáver. Parece que la causa
del asesinato sería un ataque de cuernos del señor Arce al entender que el
finado conocía, en términos bíblicos, a sus señora.
¿Y esto era tan malo? Entonces, si. Y sospecho que hoy
también. Pero la diferencia sustancial era que en aquellos años, aparte de la
pérdida de la honra, la infidelidad era un delito.
Tomemos el Código Penal de 1870, netamente avanzado para su
tiempo, donde el adulterio estaba sancionado con prisión correccional en sus
grados medio y máximo (Art. 448) pero era necesaria la denuncia del marido
agraviado (Art 449) pero, es que, si el marido es "brutote", se podía
actuar mediante el Art. 438 que decía:
"Art. 438: El marido que sorprendiendo en adulterio a su
mujer, matare en el acto a esta o al adultero, o les causare alguna de las
lesiones graves, será castigado con la pena de destierro. Si les causare
lesiones de otra clase quedará exento de pena (...)"
Y don Victor Arce debía conocerlo dado que figura en el
"Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la
Administración" de 1887 como Fiscal del juzgado municipal de la Merindad
de Valdivielso.
Entonces, ¿Por qué envenenarlo? Si Victor lo hubiese matado
o lesionado durante el acto carnal no le hubiera pasado casi nada. ¿Por qué asesinarle con
veneno? Si la mano que lo mató fue de la esposa este proceder tendría lógica.
Por supuesto hubo controversia sobre si el cadáver
encontrado era el del estudiante desaparecido y por ello apareció este inserto
en El Papa-Moscas de Burgos (28/01/1900) donde el padre del muchacho se defendía de unas
acusaciones publicadas en el Diario de Burgos:
Las vísperas del juicio, que se iniciaría el 11 de Junio de
1901, era contado así por el Heraldo de Madrid:
"(...)En el
proceso que se siguió constan informes del Laboratorio químico de Madrid y de la
Academia de Medicina, y están llamados a declarar más de 60 testigos, entre los
que se encuentran varios médicos y peritos calígrafos. Reina aquí gran
expectación por la vista de esta causa, que se ha calificado por el público de
célebre. Las sesiones créese que duraran seis días, y se consideran
insuficientes los amplios locales del palacio de Justicia para el público que
se prepara á asistir á presenciarlas. Está encargado de dirigir la acusación
privada el notable abogado D. Zacarías Ruiz Llorente, y de ejercer la acción
fiscal D. José Gournier"
No tenemos detalles del proceso pero si la sorpresa que
genera la sentencia:
ABSOLUCIÓN de los culpables.
Así lo contaba el Papa-Moscas el 23 de junio de 1901:
Periódicos:
LA RIOJA. Diario Imparcial de la Mañana.
EL PAPA-MOSCAS
EL HERALDO DE MADRID
EL IMPARCIAL
EL SIGLO FUTURO
Esta historia me la contó Félix de Quintana a su manera. Buscaré sus palabras.
ResponderEliminarMe sorprende la historia ya que ellos eran mis bisabuelos y mí padre nunca me lo contó.
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