Continuamos hoy con el tema de la pasada semana
donde dejábamos constancia del influjo romano, íbero y árabe nuestras
Merindades. Ahora tocan otros aspectos que le dejo descubrir.
Asociados a la “vida económica” nos encontramos
con topónimos como Panizares o zona de panizos, o Lastras de las Eras. Las cellas
o ciellas, del latín cella, tienen un primer posible significado de “granero” y
un segundo de celda o habitación de anacoreta, tal vez iniciación de un
monasterio. Así, Cillaperlata pudo ser la “Cella per latum”, celda alejada,
distante, escondida. Junto a este pueblo podemos citar: Tartales de Cilla. Y de
“cella” parecen derivarse igualmente Cilleruelo.
Por toda la provincia de Burgos, además de en
Las Merindades, son frecuentes los nombres que aluden a la tierra laborable o
campo. Así, por un lado Campino y por otro las Bárcenas (de Pienza) o Bárcenas (de
Campillo), Barcina (del Barco y de los Montes) y Barcenillas (del Cerezo y del
Rivero), significan igualmente en su origen “la campiña cultivada”.
Cillaperlata |
Más relacionados con el pastoreo están los
numerosos topónimos en los que entra la palabra prado: Pradolamata, Quintana de
los Prados y Pradilla de Hoz de Arreba. Muy semejante es la significación de “busto”,
sinónimo de pradera o pastizal, que a veces queda reducido a “bus”, como en Busnela.
El área de este topónimo se extiende por Galicia, Portugal, Asturias y parte
septentrional de la antigua corona de Aragón. En Las Merindades tenemos: Bustillo
de Villarcayo.
Los nombres como el de Cabañas de Virtus derivan
de la voz latina tardía “capanna” que era un recinto destinado al ganado.
La industria y la minería, escasamente
desarrolladas en los tiempos medievales, apenas si quedan reflejadas en la
toponimia. Es la extracción del hierro y su forja en las fraguas la actividad
de este tipo que más destaca entre los nombres de lugar de Las Merindades. Así
tenemos un Herrería junto a Irús en Mena, Herrera del Redondo, Herrera de
Valdivielso y Hierro en Losa.
Cueva de Manzanedo |
Los molinos de trigo podrían haber generado La
Presilla y Presillas quizás a causa del muro hecho a través de un río para la
conducción de su agua a un molino. Por último, la sal obtenida de manantiales
de agua salobre da lugar a Salinas de Rosío. En relación con la pesca tenemos
Pesquera de Ebro.
En la Alta Edad Media el dinero era escaso y
únicamente en las ferias y mercados puede verse que la economía no es
totalmente cerrada. Algunas localidades conservan aún el nombre de Mercado o de
Mercadillo. En el valle de Mena existe además una pequeña aldea con el nombre de
Mercadillo.
El nombre de Villacomparada podría ser “villa
comprada” originada por la adquisición de esta casa de labor por algún señor o
municipio. Cantonad, en Mena, es una corrupción de “Campo donado” o entregado
gratuitamente.
Villacomparada de Rueda |
Otro de los proveedores de nombres en nuestra
cultura es la religión. Y no solo la cristiana. Para José Pérez Carmona Losa
provenía del nombre de una divinidad femenina y Obarenes, los montes, una posible
derivación de Ubarna que era una diosa mencionada en una inscripción hallada en
Miranda de Ebro. Claro que choca con la común explicación de que Losa deriva de
las características de ese terreno.
Dentro del influjo de la religión tendríamos Valpuesta,
enclavado en Valdegovía, que es el valle posita o composita (compostela), el
valle de las cenizas, donde hay enterramientos de los primeros tiempos
cristianos y una colegiata posterior en la que se escribía en castellano en el
año 800.
Salazar |
Oliver Asín hizo notar que la copiosa toponimia
hagiográfica que ofrece la Castilla de las Merindades es muchísimo más
cristiana que la de Burgos. En las Merindades se contabilizan hasta 99
advocaciones religiosas cristianas diferenciadas y 1.300 repeticiones de ellas. Y, es que, cuando llegó el
cristianismo, sus predicadores aprendieron enseguida que la mejor manera de
desplazar las creencias anteriores no era competir con ellas, sino ocuparlas.
Pero, evidentemente, son los nombres de Santos
los más numerosos: en toda la provincia de Burgos hay 12 San Martín (de Losa,
de Porres, del Rojo…). Santa Olalla y Santa Olaja (por santa Eulalia los dos), junto
a Espinosa de los Monteros una y en Mena la otra. No olvidemos a San Miguel,
San Pantaleón o San Pelayo que han dado nombre a pueblos de Las Merindades.
Cueva de Manzanedo |
Pero además de estos hay otros, en los que la
designación del santo ha sufrido cambios lingüísticos, con los que se hace más
o menos difícil apreciar el hagiotopónimo (Nombre derivado la religión): Santecilla
por Santa Cecilia; Santiuste por San Justo; Santocildes, quizá San Acisclo;
Santotís por San Tirso; Santurde, San Jorge; San Zadornil, San Saturnino;
Zangández, San Gaudencio; Dosante, dos Santos. La devoción de nuestros
antepasados a la Santa Cruz se patentiza en Santa Cruz de Andino o Santa Cruz
de Mena.
El relieve ha influido de manera señalada en el
origen de gran número de topónimos. Es la palabra monte la que más se repite en
este grupo de designaciones. Muchas veces se une al primer elemento de un
nombre de lugar, a fin de que se le distinga de otros homónimos. Barcina de los
Montes y Villanueva de los Montes, en la vertiente septentrional de la Mesa de
Oña; Tartalés de los Montes, al sur de la Tesla o Quintanilla-Montecabezas, en
Losa. Además de los diminutivos Montecillo y Montejo.
Peñalba de Manzanedo |
El apelativo peña se encuentra con menor
frecuencia. Lo vemos en Peñalba de Manzanedo (Peña Alba), Peña horada, sin
olvidar Quintanilla-Sopeña, Colina de Losa –ya bajando a las colinas-… ¿Qué
decir de los oteros? Queda este nombre en Oteo y Tardajos, antes Otero de Ajos.
Destaca especialmente el apelativo “cuesta”, que forma Cuestaedo (Montija), Palazuelos
de Cuesta-Urria y Valmayor de Cuesta-Urria. A la inclinación de terreno en
forma de escalones hacen, sin duda, alusión los nombres de Escalada,
Quintanilla-Escalada, Escaño y Escanduso (Escaño de Suso).
Los desfiladeros o pasos entre montañas han
dejado igualmente huella. Su nombre más corriente es el de hoz –sin discutir la
posible degeneración a partir de alfoz-, que vemos en Hoz de Arreba, Hoz de
Mena y Hoz de Valdivielso, Pradilla de Hoz de Arreba, San Pedro de la Hoz,
Quincoces (cinco hoces) y Bisjueces, antiguo Bisoces o dos hoces, que luego el
pueblo convirtió en Bisjueces, haciéndolo derivar de los legendarios jueces castellanos.
Y, aparte de desfiladeros, están los valles como Valdebezana.
Santa Cruz de Andino |
Las cavidades en las rocas han dado, en
ocasiones, nombres a algunos pueblos. Así tenemos Cueva en la Merindad de Sotoscueva
y Las Cuevas (Mena).
También abundan los topónimos en cuya formación
entra el nombre de una corriente fluvial. Nada es de extrañar, pues sabida es
la importancia de las aguas para la fundación de los poblados. En primer lugar
destacan los nombres de lugar que comienzan por la palabra “río”, bien unido a
un adjetivo (Rioseco) o un sintagma: Río de la Sía, Río de Losa, Rio de Lunada,
Río de Mena, Río de Trueba.
Tobera |
A veces, quizás con topónimos más antiguos, el
antiguo “rivus” ha dado “ru” en lugar de río: Rucandío (río cándido). En
ocasiones ha derivado en “re” o “ri” como en Retortillo (río torcido) y Ribota de
Ordunte (rivus altus). El Ebro también ha dado nombre a los poblados de sus
orillas como Cidad, Pesquera y Miranda. El río Cadagua, del valle de Mena,
tiene un pueblo homónimo.
La palabra arroyo también ha pasado a la
toponimia, aunque no tanto como podría parecer visto la cantidad de estos que
tenemos en Las Merindades. Tenemos Arroyo de San Zadornil y de Valdivielso.
La Aldea |
Los pueblos colocados a orillas de los ríos
forman a veces sus topónimos con la palabra riba, “rivera”, o “Revilla”
(pequeña rivera). Así tenemos La Riba, El Ribero, Barcenilla del Ribero y Revilla
de Pienza. Y Bóveda de la Rivera, en el valle de Losa. Por su situación entre
dos ríos es frecuente en España el topónimo Entrambosríos (Sotoscueva) y Entrambasaguas
(Mena).
Relacionados igualmente con este grupo están
topónimos como Agüera, que tal vez aluda a las acequias para llevar el agua de lluvia
a los campos, Ollas u Hoyas y San Martín de las Ollas, que -según Menéndez Pidal- pueden
haberse originado por las concavidades formadas en los lechos de los ríos. La
abundancia de sus fuentes debió dar origen al topónimo Nofuentes (¿nueve
fuentes?)
Puente Arenas |
Sobre este último lugar corre la leyenda de que,
donde hoy está el monasterio de las monjas Clarisas Nuestra Señora de Rivas,
una mujer de Villapanillo cavó y encontró enterradas nueve vírgenes que fueron
repartidas, y dieron nombre, a iglesias de la zona como la de la Virgen de las
Quintanillas.
Otra fuente de la toponimia es la situación
geográfica de un lugar. A este respecto son varios aún los pueblos homónimos a los
que distingue únicamente el complemento que indica su situación con respecto a
su altitud. Así Escóbados de Arriba y Abajo, y Torres de Arriba (pueblo
difunto) y de Abajo. Algunas de estas actuales denominaciones eran
primitivamente de yuso y de suso, como Quincoces de Yuso y Quincoces de Suso
(despoblado), Torres de Yuso y de Suso. Formas que se han amalgamado en
Barriosuso y Barruso, Escanduso y Hornillayuso.
Otras veces se establece la situación de un
topónimo con relación a otro objeto o pueblo. Es usual el prefijo “so”,
derivado del “sub” latino Quintanilla-Socigüenza, Quintanilla-Sopeña o Sopeñano.
Escaño |
Abundantes son las denominaciones provenientes
de un suelo pedregoso. Hasta ocho son los pueblos burgaleses que llevan el nombre
de Pedrosa y en Las Merindades está Pedrosa de Valdeporres. Si abundan las
losas o piedras planas y poco gruesas, las localidades formadas en tales
terrenos reciben a veces los nombres de Lastras (de las Eras, de Teza y
Hornillalastra). Cuando el suelo es rico en piedra porosa denominada toba se
originan los topónimos Tobera, Villanueva Tobera, Tobar, Tubilla, Tobiella, Tubilleja
y Tobalina.
Entre los cultivos tenemos Linares debe su
nombre al hecho de haber tenido campos dedicados al cultivo del lino; el
manzano formó Manzanedo, Manzanedillo, Pomar y Medina de Pomar; los cerezos, Cerezo
de Mena y Barcenilla de Cerezos; los nogales, Valdenoceda, Nocedo y tal vez
Noceco; los Haedos, de fagetum (sitio de hayas) como Haedo de Linares; los Fresnos
como Fresno de Losa; roble, Robredo de Losa; encinas, Incinillas, Quecedo (quercus
es encina en latín) y Quisicedo. Otro tipo de encina es el árbol denominado Rebollo,
que ha originado los nombres de El Rebollar.
Los terrenos con abundancia de espinos han dado Espinosa
de los Monteros. Las árgomas formaron Argomedo; los brezos, Bercedo antiguo
Brecedo; mata es toda planta de tallo bajo y ha formado el topónimo Pradolamata.
Frías |
Sorprendentemente existen topónimos basados en
nombres de animales. Un pueblo del valle de Manzanedo recibe el nombre de
Perros y hubo un monasterio con el título de San Millán de los Perros. Butrera lo
tendría por los buitres.
Y de los animales irracionales pasamos al
teóricamente racional: el hombre y sus ciudades. Sobre este topónimo debemos
detenernos algo. Resulta extraña la existencia de ocho casos en un territorio
eminentemente rural. En el falsificado documento del año 800 se cita la
civitate de “Area Patriani in territorio
Castelle”. Estas ciudades se sitúan al pie de importantes elementos castrales
o en el mismo castro, como sucede en el caso de Medina de Pomar. Medina es el
nombre árabe que se utiliza para denominar la ciudad, medina que no debió ser
la única en las Merindades y de ahí que fuese necesaria nombrarla con un
“apellido” para distinguirlas de otras medinas en el mismo territorio.
Medina de Pomar |
Ninguna de las otras ciudades ha perdurado con
su nombre árabe-si es que este fue el originario-, sino con la palabra latina
equivalente; así tenemos Cidad de Ebro en el valle de Manzanedo y Cidad de
Valdeporres, lugares que aún perduran. La toponimia nos ha dejado una Cidad junto
a Cillaperlata, otra junto a Soncillo, y dos ciudades más junto a los lugares
de Castresana y de Quincoces de Yuso.
Todas se localizan en lugares muy cercanos a un
topónimo calzada en el peor de los casos, y en el mejor, a las documentadas
calzadas romanas y muy cercanas a un castro protohistórico en cuyo entorno se
localiza el muy significativo y único topónimo "Godo" de las
Merindades.
Debieron ser ocupaciones de época Visigoda o bereber
creadas para agrupar los diferentes elementos que requería la estructura
geopolítica del momento: administración territorial y lugar de comercio, a la
vez que sería la residencia del administrador de la jurisdicción. En
definitiva, serían los centros neurálgicos de la organización establecida en el
periodo bereber. Organización territorial en la que nos parece ver el
precedente de lo que posteriormente serán las tenencias.
Villasana de Mena |
También ha quedado en la toponimia el nombre de
aldea: La Aldea. El Vigo, en el valle de Mena, sería una clara derivación del
latín “vicus” (aldea). Más abundante es el topónimo barrio. Hasta quince Barrio
o Barrios señala el Nomenclátor provincial y dos Barruelos o pequeños barrios. Barruso
de Mena sería contracción de Barriosuso.
En cuanto a la antroponimia, con nombres de origen
romano, árabe, germánico y otros. Hay muchos que aparecieron en los primeros
tiempos de la Reconquista, a veces sobre base latina. En ocasiones, el nombre o
nombres han llegado hasta nosotros casi sin cambios, quizás a causa de
modernidad relativa. Tal es el caso de Quintana-Martín Galíndez, Quintana María,
Villarcayo, Villamartín de Sotoscueva…
Villarcayo |
Sobre Villarcayo, como sobre muchos otros
lugares de Las Merindades, existen varias posibilidades para el origen de su
nombre: se puede interpretar como Villa Acaica; "Fons Arcaium", de
procedencia griega, que equivale a Fuente Vieja; Para D'ors, Villarcayo viene
de "Villa Arcadi", es decir, Villa de Arcadio. Para Sánchez Albornoz
es un patronímico de probable origen hispano-romano (Villa de Arcadius). En el
mismo sentido piensa García de Valdeavellano: "vestigios del reparto de tierras como topónimo derivado de la
explotación agraria que recibieron los nombres de su propio amo". Y para
Pérez Carmona es un caso de antroponimia de los primeros siglos de la
reconquista con base latina.
Bibliografía:
“Las Merindades de Burgos: Un análisis jurisdiccional
y socioeconómico desde la Antigüedad a la Edad Media” María del Carmen Sonsoles
Arribas Magro.
“La historia y la geografía burgalesas
reflejadas en su toponimia” José
Pérez Carmona.
“ORIGENES HISTORICOS Y RAICES SOCIALES DE LA
MERINDAD MAYOR DE CASTILLA LA VIEJA” José Luis Orella Unzue.
Muchas gracias por el articulo! esta estupendo, ¿queria preguntarte por el proio toponimo de Lunada, ¿que significa?, estoy mirando su posible relacion con Luno (Gernika), que tengo poca duda de uqe tambien es latino
ResponderEliminarHola.
EliminarAnte todo siento el retraso en responderle. Y dicho esto vayamos al asunto. Según el diccionario de la R.A.E. tenemos dos acepciones para LUNADA: "pierna de cerdo" y "aquello que tiene forma de media luna". Supongo que en cierto momento debió parecer a los residentes que esa loma tenía forma de media luna y lo bautizaron de esa forma.
Sobre la relación con el término LUNO no tengo idea de si están relacionados o no.
Un saludo.