Que no te asusten ni la letra ni el sendero de palabras pues, amigo, para la sed de saber, largo trago.
Retorna tanto como quieras que aquí me tendrás manando recuerdos.


lunes, 3 de octubre de 2016

Un cadáver en Santa Clara.


Se nos ha endurecido la piel. Hemos hecho callo ante la violencia que nos muestra el cine –gracias a Dios, falsa- y la que nos muestran los telediarios. Nos hemos escandalizado con los ataques gratuitos a personas indefensas en portales o cajeros. Seguro que recuerdan alguno. ¿Y qué decir de algunos vídeos subidos a la red?

Monasterio de Santa Clara (Cortesía de restaurante "El Molino")

Y, también, han oído que antes la gente (esa masa indeterminada pero sujeto de males y virtudes) era más humana o que eso no pasaba en los pueblos donde todos nos conocemos y bla, bla, bla. Sobre lo segundo ya hemos presentado casos aberrantes y sobre lo primero…

“En la ciudad de Medina de Pomar (Vizcaya) SIC, se ha cometido un horroroso asesinato. El domingo por la noche fué muerto á pedradas cerca del convento de Santa Clara, José Mucargas, de treinta y dos años, natural de Madrid y vecino de Santander, con residencia accidental en Medina.

El cadáver se hallaba horriblemente desfigurado, y sobre su cabeza había de seis a ocho arrobas de piedras de diversos tamaños. Como presuntos autores de tan bárbaro delito han sido encarcelados los jóvenes Gregorio Murga García y Deogracias Fernández Diez, vecinos de dicha ciudad”.

Esta terrible noticia fue publicada por diversos periódicos. Reflejamos aquí el texto que traía “La unión católica” el 14 de Julio de 1898 por la sorprendente errata geográfica. Pero, seguramente por el atractivo que tiene la muerte para el periodismo la he encontrado en estos otros medios: “La Crónica Meridional” (incluida su colocación en Vizcaya); “Noticiero Salmantino”; “La correspondencia de España” que lo sitúa en Vizcaya y lo publica el 22 de julio de 1898; El “Diario oficial de avisos de Madrid” lo publica el 13 de julio y apunta la localización de Medina de Pomar en Vizcaya; y “El correo español” que coincide en la fecha.

Medina de Pomar. Calle Mayor (Todocolección.net)

La palabra Vizcaya nos permite dividirlo en dos grupos de procedencia de la noticia y añadimos, visto lo visto, que los periodistas del momento se dedicaban, como hoy, al corta y pega y a alardear de ignorancia.

Los detenidos en Medina de Pomar estaban sujetos al código penal de 1870. En él existía una serie de penas aflictivas que iban desde la pena de muerte hasta inhabilitación perpetua. Claro que las condenas más duras como la prisión perpetua tenían una revisión a los 30 años.

No disponemos de datos sobre el juicio ni nada sobre el caso más que notas breves publicadas en varios medios pero por lo que parece podríamos decir que hubo ensañamiento cuando sobre la cabeza de alguien dejas caer entre 70 kilos y 90 kilos de piedras. ¿Sólo lo hicieron para desfigurarlo? Si lo odiaban ¿Por qué? ¿Qué hacia el muerto en Medina? Nada. No consta nada. Salvo la edad que ronda los 20 años, tampoco sabemos nada de los detenidos.

El artículo 148 del código penal de 1870 define que, si hay alevosía, remuneración, premeditación o ensañamiento que aumente el dolor de la víctima la condena sería de cadena temporal máxima a pena de muerte.

Código Penal de 1870

¡Pena de muerte! No nos escandalicemos porque fue algo perfectamente normal en esa época y fíjense que era para una serie de delitos tasados. Esto no era la Inglaterra de Dickens y sus delitos y condenas. ¿Y qué hay alrededor de la pena de muerte?

El verdugo.

Es cierto que la frase suena a película de Berlanga y nos viene la figura lastimosa de José Isbert. Pero la realidad fue Gregorio Mayoral Sendino, verdugo de Burgos y quien –llegado el caso- ejecutaría la sentencia de Gregorio y Deogracias. Y era el mejor verdugo del momento. Podríamos decir que estos “chicos” tenían suerte. La sentencia –porque del garrote no les salvaba nadie- se ejecutaría, supongo yo, en la cárcel provincial de Burgos.

Gregorio Mayoral Sendino (Cabia, 24/12/1861-Burgos, 22/10/1928) tuvo el cargo de ejecutor de la Justicia de la Audiencia Territorial de Burgos desde 1890. Verdugo, vamos. En esos 38 años de ejercicio dio garrote a 60 reos de la pena capital. Trabajó sobre el anarquista Miguel Ángela Rinaldi, Angiolillo, asesino del presidente del gobierno Cánovas del Castillo, y sobre los condenados en Vera de Bidasoa. ¿Por qué? Por su maestría, precisión y firmeza en el patíbulo y su dedicación al perfeccionamiento del instrumental de las ejecuciones para evitar innecesarios sufrimientos a los ajusticiados.

Casó con María Rosario Arnaiz Rodríguez, y con quien tuvo dos hijos: Evaristo y una hija que escapó con un soldado y dejó a su hija María al cuidado de los abuelos. Aunque Mayoral dijo a un periodista del Heraldo Alavés: "Una hija falleció cuando el último golpe de la gripe y vivo con una hermana  mía y una nieta que recogí". Puede que la vergüenza por el acto de la hija lo empujase a decir esto. El hijo, Evaristo, sirvió en Correos como repartidor de telegramas pero fue despedido cuando sus superiores supieron que era hijo del verdugo de Burgos. El rechazo social a los ejecutores se extendía a sus familias. Nadie estaba indemne en el negocio de matar por cumplir la ley. Pero chocaba con la detallada y morbosa descripción de las noticias que la prensa ofrecía sobre cada una de las ejecuciones de reos.

Únicas fotografías de Gregorio Mayoral

Pero Gregorio era un ser medianamente pacífico. Únicamente podemos dar cuenta de un altercado con una vecina, a la que acometió, "infiriéndole algunas heridas y lesiones en el cuello, tratándola, por lo visto, como a un reo", según decía la prensa en breve nota, argumentando el redactor que la disputa que dio origen a la agresión fue "la desmedida afición de aquel funcionario a ejercer su oficio en perros y gatos cuando no le es dado en seres racionales". Impactante.

No hablaba Mayoral con los reos a los que dio garrote: "Por lo general ninguno me dirige la palabra", decía. "Únicamente Navarrete me dijo emocionado: 'Déme usted una buena muerte' y yo le contesté que no pasase cuidado". Pero consta también que el reo Santillán, "volviéndose al verdugo le dijo: 'Tú, no me hagas sufrir"'. Tampoco consta que, aparte de las ejecuciones realizadas, Gregario Mayoral se mostrara públicamente, a excepción de una intervención en Bilbao, en 1909, en la que dio cuenta de sus habilidades como verdugo ante la sociedad denominada La Danza Macabra, estrambótica y extravagante tertulia para cuya inauguración se programaron varias conferencias, la primera con Gregorio Mayoral, y la segunda con los sepultureros de Bilbao.

La exigua paga de Mayoral no daba para mucho: unas 1.800 pesetas anuales menos descuentos. Además de estos emolumentos, el verdugo pasaba nota de los gastos que conllevaba cada ejecución, en las que estos funcionarios eran responsables de montar el patíbulo y preparar todos los detalles del ajusticiamiento.


Quizá por eso, y ayudado por su fama de manitas, Gregario Mayoral perfeccionó un garrote más práctico. En la primera ocasión que tuvo que actuar en solitario, se vio obligado a dar garrote a una mujer. Los problemas se sucedieron; su inexperiencia, el hecho de que la ajusticiada fuera mujer y el deficiente funcionamiento del aparato se aliaron de forma que la ejecución fue desastrosa. Pero su primera colaboración, como aprendiz del verdugo Lorenzo Huertas, se produjo en 1892. Fue el encausado Domingo Bezares y después de verle morir, la gente se fue a divertir a la feria.

Pero esos dos años sin “trabajar” le permitieron mejorar el garrote, que él llamaba "la guitarra", que era malo y estaba rajado y lo estrenó en su versión definitiva en Madrid, en 1924, en las ejecuciones de los reos del Correo de Andalucía. Mayoral se jactaba de que con él no hacía "ni un pellizco, ni un rasguño, ni nada, es casi instantáneo; tres cuartos de vuelta y en un segundo...", hasta el punto de que consideraba que sus mejoras tenían la categoría de invento y tenía pensado solicitar la patente.

Las prácticas del ingenio las hizo con gatos, no dejando uno solo en su barrio ni en los colindantes. El, primeramente, pidió que el ayuntamiento le cediera los perros rabiosos capturados. No lo hicieron.


El escritor Zamacois le preguntó una vez si tenía "sueños perturbadores" y le respondió -como posteriormente, en 1932, relató Josefina Carabias en Estampa-: "Sí, verá usted. Tenía que ejecutar a la mañana siguiente a un reo y me acosté temprano. Entonces soñé que me llamaban antes de la hora y por orden superior se me ordenaba que partiese sin cumplir mi menester. Otro verdugo había sido requerido para la ejecución y yo había de volverme a mi casa sin más explicaciones. Mi angustia no tuvo límites. ¿Qué había hecho yo para que así se me desairase? De pronto me desperté.”

Tras su muerte, el periódico “La Prensa”, bajo el titular "El gran artista de la horca", ilustraba acerca del buen hacer del verdugo, exculpándole de responsabilidad ya que, según se aseguraba, esta era exigible a otros, a "los que le obligaron a matar y aún le hicieron creer que cumplía una misión sagrada".

En 1927, un año antes de su muerte, decía con relación a su cuaderno: "Aquí tengo anotados los 56 con algunos recuerdos". Un cuadernillo escolar, en el que el verdugo había dedicado una hoja a cada ejecutado con anotaciones relativas a las causas de su condena y unas dos líneas finales en que resumía escuetamente el comportamiento del reo al punto de muerte: "estuvo muy teme", "aguantó sin rechistar" ... ".


Mayoral fue enterrado en el cementerio de San José, de Burgos, el 23 de octubre de 1928, en la sepultura número 5 del patio de San Juan. Hoy ya no está, claro.

¿Y a qué venían todas estas digresiones? ¡Es cierto! Porque estábamos hablando de otro Gregorio y de su amigo Deogracias. ¿He dicho otro Gregorio? Pues no podría afirmarlo porque su nombre varía de un año a otro. Les había dicho que no consta en la prensa nada del proceso, tal vez porque fuesen unos “niños pera” o la víctima un vagabundo. No lo sé. La prensa se centró en el salvajismo del acto con la citada nota breve, nauseabundamente repetida.

A diferencia del sistema judicial actual, aquel, resultó rápido: La sala de lo criminal de la Audiencia Provincial de Burgos dictó sentencia en marzo de 1899 ¡en 8 meses se había solventado el asunto! Cierto es que era un claro caso del artículo 418 del código penal de 1870. ASESINATO y sentencia de Muerte. (Imaginemos a Gregorio Mayoral Sendino “calentando en la banda”). Sentencia que fue confirmada por el Tribunal Supremo ese mismo julio de 1899.


Y el periódico “El Papa-moscas” de Burgos recogió el 18 de julio ese año el resultado del recurso de los condenados y otros aspectos más… interesantes, sorprendentes o, cómo lo diría yo: nacional-egoístas.

Nos encontramos con que el ayuntamiento de Medina de Pomar y otras autoridades de la población solicitan a la Reina (dada la minoría de edad de Alfonso XIII) la conmutación de la pena al ser hijos de Medina, tener algo más de 20 años y haber “producido penosísima impresión tan terrible fallo”. El “fallo”, no el “asesinato”. Recurrieron al prelado, a los senadores y diputados de la provincia para mover hilos.

Petición de indulto en "La correspondencia de España"

Debemos apuntar que en este artículo los nombres nos han sorprendido. Se les llama: Gorgonio Vicente Muga García y Deogracias Fernández Díaz Andino. Unos nombres algo ampliados y el primero de ellos mutante. Daba igual, el verdugo Mayoral les ajustaría la golilla tuviesen nombre largo o corto.

Y las esperanzas de todos se vinieron abajo. Quiero decir, de todos no, solo las del verdugo porque el 23 de enero de 1900 se publica el indulto de los reos: de Gorgonio (o como se llamase) y de Deogracias. Vivirán pero tendrán unos treinta años de cárcel por delante.


Bibliografía:

Gaceta de Madrid
Periódico “El Imparcial”.
Periódico “La correspondencia de España”.
Periódico “el Papa-moscas”.
Periódico “El Correo español”.
Periódico “El siglo futuro”.
Periódico “El día”.
Periódico “La época”.
Diario Oficial de Avisos de Madrid.
Periódico “La unión católica”.
Periódico “El noticiero Salmantino”.
Periódico “La crónica meridional”.
“HISTORIA CORREGIDA Y AUMENTADA DE GREGORIO MAYORAL, VERDUGO DE LA AUDIENCIA TERRITORIAL DE BURGOS” por María Jesús Jabato Dehesa (Académica numeraria de la Real Academia Bruguense de Historia y Bellas Artes)



Esta entrada está dedicada a Carlos A. Chamorro Rodríguez, prolífico autor sobre la Guardia Civil en Burgos y apasionado con Gregorio Mayoral Sendino. 



Anejo: Relación de ejecutados de Gregorio Mayoral Sendino:

Miranda de Ebro (Burgos), 5-V-1892. Domingo Bezares.
Monforte (Lugo), 7-XII-1894. José Vázquez, alias El Zapatero.
Puebla de Trives (Orense), 12-XII-1896. Agustín Carballo Gómez.
Bilbao, 30-XII-1896. Baldomero Ibáñez.
Tafalla (Navarra), 13-1-1897. Luis Medrana, alias El Chorchi.
Salvatierra (Álava), 27-II-1897. Ángel Martínez Lagrán.
La Bañeza (León), 9-IV-1897. Gaspar Ramos Ferrero y Francisco Méndez Ramos.
Vergara (Guipúzcoa), 20-VIII-1897. Angiolillo.
Guadarrama (Madrid), 1-X-1898. El Dientes, El Chinto y El Cacharro (105).
Ágreda (Soria), 26-X-1898. Baldomero Jiménez Barrio (106).
Estella (Navarra), 7-XII-1898. Joaquín García.
Vitigudino (Salamanca), 11-III-1899. Pedro Manso.
Tineo (Oviedo), 27-VI-1899. Rafael González Gancedo.
Monforte (Lugo), 27-VII-1899. José López.
Cervera del Río Alhama (Logroño), 19-XII-1899. Lucio Álvarez, alias El Tracas, y Catalina Muñoz.
Azpeitia (Guipúzcoa), 16-1-1900. Tejería.
Valencia de Don Juan (León), 3-III-1900. Avelino Rodríguez Huerga, alias Compostela.
La Bañeza (León), 16-VI-1900. Julián Villamarcos Samuelas, Juan Martínez Botas y Dionisia García García, alias Dios.
Villafranca del Bierzo (León), 28-VIII-1900. Dictino Alonso.
Salamanca, 26-IX-1900. Juliana Martín González.
Ramales (Santander), 17-XI-1900. Salvador Gómez Abascal.
Lugo, 8-XI-1902, Liborio Pérez.
Burgos, 16-1-1904. Demetrio Fernández.
Vitoria, 3-XI-1904. Luis Castellón, alias El Chato doble y Ramón Rodríguez.
Bilbao, 4-V-1905. Pablo Aznar Espés y CayetanoVicente Cirujeda.
Valladolid, 28-VIII-1908. Miguel Velasco Pastor y Juliana Velasco Díez.
Pamplona, 9-IX-1913. Bonifacio García Martínez, alias El rey de los gitanos.
Gerona, 9-IX-1913. Jacinto Bruguera Piñana.
Ciudad Real, 22-IV-1914. El Borguetas y El Cañamón.
Pamplona, 8-VI-1915. Juan Gascón.
Jaén, 30-IX-1915. Antonio Ramírez Muñoz, El Nereo.
León, 3-VII-1920. Julio Salvador.
Burgos, 19-X-1920. Daniel Ayala.
Granada, 15-III-1921. Juan Utrera Cortés, alias Tartaja, Marcos Utrera Cortés, alias Greñitas, y José María Cortés Fernández.
Ciudad Real, 26-V-1921. José Ortiz.
Álava, 22-II-1922. Valentín Velasco.
Barcelona, 9-V-1922.Victorino Sabater, Martín Martí y Alfonso Altimira Olivenza.
Tarragona, 24-IX-1923. José Pascual Aguirre y Jesús Saleta Plá, El Nano.
Madrid, 9-V-1924. José Sánchez Navarrete y Honorio Sánchez, ayudando a la ejecución de Piqueras.
Pamplona, 6-XII-1924. Gil Galar y Santillán. (asunto de Vera de Bidasoa).
Pamplona, 1-II-1925. Bernardo Goñi, Juan Goñi y José Goñi.
Zaragoza, 28-XI-1927. Antonio Molí, Anselmo Bernard Valero y Miguel Nuez Romance.

León, 31-III-1928. Guillermo Roldán González.

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