Se nos ha endurecido la piel. Hemos hecho callo
ante la violencia que nos muestra el cine –gracias a Dios, falsa- y la que nos
muestran los telediarios. Nos hemos escandalizado con los ataques gratuitos a
personas indefensas en portales o cajeros. Seguro que recuerdan alguno. ¿Y qué
decir de algunos vídeos subidos a la red?
Monasterio de Santa Clara (Cortesía de restaurante "El Molino") |
Y, también, han oído que antes la gente (esa
masa indeterminada pero sujeto de males y virtudes) era más humana o que eso no
pasaba en los pueblos donde todos nos conocemos y bla, bla, bla. Sobre lo
segundo ya hemos presentado casos aberrantes y sobre lo primero…
“En la
ciudad de Medina de Pomar (Vizcaya) SIC, se ha cometido un horroroso asesinato. El domingo por la noche fué
muerto á pedradas cerca del convento de Santa Clara, José Mucargas, de treinta
y dos años, natural de Madrid y vecino de Santander, con residencia accidental
en Medina.
El
cadáver se hallaba horriblemente desfigurado, y sobre su cabeza había de seis a
ocho arrobas de piedras de diversos tamaños. Como presuntos autores de tan
bárbaro delito han sido encarcelados los jóvenes Gregorio Murga García y
Deogracias Fernández Diez, vecinos de dicha ciudad”.
Esta terrible noticia fue publicada por diversos
periódicos. Reflejamos aquí el texto que traía “La unión católica” el 14 de
Julio de 1898 por la sorprendente errata geográfica. Pero, seguramente por el
atractivo que tiene la muerte para el periodismo la he encontrado en estos
otros medios: “La Crónica Meridional” (incluida su colocación en Vizcaya);
“Noticiero Salmantino”; “La correspondencia de España” que lo sitúa en Vizcaya
y lo publica el 22 de julio de 1898; El “Diario oficial de avisos de Madrid” lo
publica el 13 de julio y apunta la localización de Medina de Pomar en Vizcaya; y
“El correo español” que coincide en la fecha.
Medina de Pomar. Calle Mayor (Todocolección.net) |
La palabra Vizcaya nos permite dividirlo en dos
grupos de procedencia de la noticia y añadimos, visto lo visto, que los
periodistas del momento se dedicaban, como hoy, al corta y pega y a alardear de
ignorancia.
Los detenidos en Medina de Pomar estaban sujetos
al código penal de 1870. En él existía una serie de penas aflictivas que iban
desde la pena de muerte hasta inhabilitación perpetua. Claro que las condenas
más duras como la prisión perpetua tenían una revisión a los 30 años.
No disponemos de datos sobre el juicio ni nada
sobre el caso más que notas breves publicadas en varios medios pero por lo que
parece podríamos decir que hubo ensañamiento cuando sobre la cabeza de alguien
dejas caer entre 70 kilos y 90 kilos de piedras. ¿Sólo lo hicieron para
desfigurarlo? Si lo odiaban ¿Por qué? ¿Qué hacia el muerto en Medina? Nada. No
consta nada. Salvo la edad que ronda los 20 años, tampoco sabemos nada de los
detenidos.
El artículo 148 del código penal de 1870 define
que, si hay alevosía, remuneración, premeditación o ensañamiento que aumente el
dolor de la víctima la condena sería de cadena temporal máxima a pena de
muerte.
Código Penal de 1870 |
¡Pena de muerte! No nos escandalicemos porque fue
algo perfectamente normal en esa época y fíjense que era para una serie de
delitos tasados. Esto no era la Inglaterra de Dickens y sus delitos y condenas.
¿Y qué hay alrededor de la pena de muerte?
El verdugo.
Es cierto que la frase suena a película de
Berlanga y nos viene la figura lastimosa de José Isbert. Pero la realidad fue Gregorio
Mayoral Sendino, verdugo de Burgos y quien –llegado el caso- ejecutaría la
sentencia de Gregorio y Deogracias. Y era el mejor verdugo del momento.
Podríamos decir que estos “chicos” tenían suerte. La sentencia –porque del
garrote no les salvaba nadie- se ejecutaría, supongo yo, en la cárcel provincial
de Burgos.
Gregorio Mayoral Sendino (Cabia, 24/12/1861-Burgos,
22/10/1928) tuvo el cargo de ejecutor de la Justicia de la Audiencia
Territorial de Burgos desde 1890. Verdugo, vamos. En esos 38 años de ejercicio dio
garrote a 60 reos de la pena capital. Trabajó sobre el anarquista Miguel Ángela
Rinaldi, Angiolillo, asesino del presidente del gobierno Cánovas del Castillo,
y sobre los condenados en Vera de Bidasoa. ¿Por qué? Por su maestría, precisión
y firmeza en el patíbulo y su dedicación al perfeccionamiento del instrumental
de las ejecuciones para evitar innecesarios sufrimientos a los ajusticiados.
Casó con María Rosario Arnaiz Rodríguez, y con
quien tuvo dos hijos: Evaristo y una hija que escapó con un soldado y dejó a su
hija María al cuidado de los abuelos. Aunque Mayoral dijo a un periodista del
Heraldo Alavés: "Una hija falleció
cuando el último golpe de la gripe y vivo con una hermana mía y una nieta que recogí". Puede
que la vergüenza por el acto de la hija lo empujase a decir esto. El hijo,
Evaristo, sirvió en Correos como repartidor de telegramas pero fue despedido cuando
sus superiores supieron que era hijo del verdugo de Burgos. El rechazo social a
los ejecutores se extendía a sus familias. Nadie estaba indemne en el negocio
de matar por cumplir la ley. Pero chocaba con la detallada y morbosa descripción
de las noticias que la prensa ofrecía sobre cada una de las ejecuciones de
reos.
Únicas fotografías de Gregorio Mayoral |
Pero Gregorio era un ser medianamente pacífico. Únicamente
podemos dar cuenta de un altercado con una vecina, a la que acometió, "infiriéndole algunas heridas y
lesiones en el cuello, tratándola, por lo visto, como a un reo", según
decía la prensa en breve nota, argumentando el redactor que la disputa que dio
origen a la agresión fue "la
desmedida afición de aquel funcionario a ejercer su oficio en perros y gatos
cuando no le es dado en seres racionales". Impactante.
No hablaba Mayoral con los reos a los que dio
garrote: "Por lo general ninguno me
dirige la palabra", decía. "Únicamente
Navarrete me dijo emocionado: 'Déme usted una buena muerte' y yo le contesté
que no pasase cuidado". Pero consta también que el reo Santillán, "volviéndose al verdugo le dijo: 'Tú,
no me hagas sufrir"'. Tampoco consta que, aparte de las ejecuciones
realizadas, Gregario Mayoral se mostrara públicamente, a excepción de una
intervención en Bilbao, en 1909, en la que dio cuenta de sus habilidades como verdugo
ante la sociedad denominada La Danza
Macabra, estrambótica y extravagante tertulia para cuya inauguración se
programaron varias conferencias, la primera con Gregorio Mayoral, y la segunda con
los sepultureros de Bilbao.
La exigua paga de Mayoral no daba para mucho: unas
1.800 pesetas anuales menos descuentos. Además de estos emolumentos, el verdugo
pasaba nota de los gastos que conllevaba cada ejecución, en las que estos
funcionarios eran responsables de montar el patíbulo y preparar todos los
detalles del ajusticiamiento.
Quizá por eso, y ayudado por su fama de manitas,
Gregario Mayoral perfeccionó un garrote más práctico. En la primera ocasión que
tuvo que actuar en solitario, se vio obligado a dar garrote a una mujer. Los
problemas se sucedieron; su inexperiencia, el hecho de que la ajusticiada fuera
mujer y el deficiente funcionamiento del aparato se aliaron de forma que la
ejecución fue desastrosa. Pero su primera colaboración, como aprendiz del
verdugo Lorenzo Huertas, se produjo en 1892. Fue el encausado Domingo Bezares y
después de verle morir, la gente se fue a divertir a la feria.
Pero esos dos años sin “trabajar” le permitieron
mejorar el garrote, que él llamaba "la guitarra", que era malo y
estaba rajado y lo estrenó en su versión definitiva en Madrid, en 1924, en las
ejecuciones de los reos del Correo de Andalucía. Mayoral se jactaba de que con
él no hacía "ni un pellizco, ni un
rasguño, ni nada, es casi instantáneo; tres cuartos de vuelta y en un
segundo...", hasta el punto de que consideraba que sus mejoras tenían
la categoría de invento y tenía pensado solicitar la patente.
Las prácticas del ingenio las hizo con gatos, no
dejando uno solo en su barrio ni en los colindantes. El, primeramente, pidió
que el ayuntamiento le cediera los perros rabiosos capturados. No lo hicieron.
El escritor Zamacois le preguntó una vez si tenía
"sueños perturbadores" y le
respondió -como posteriormente, en 1932, relató Josefina Carabias en Estampa-: "Sí, verá usted. Tenía que ejecutar a
la mañana siguiente a un reo y me acosté temprano. Entonces soñé que me
llamaban antes de la hora y por orden superior se me ordenaba que partiese sin
cumplir mi menester. Otro verdugo había sido requerido para la ejecución y yo
había de volverme a mi casa sin más explicaciones. Mi angustia no tuvo límites.
¿Qué había hecho yo para que así se me desairase? De pronto me desperté.”
Tras su muerte, el periódico “La Prensa”, bajo el titular "El
gran artista de la horca", ilustraba acerca del buen hacer del verdugo,
exculpándole de responsabilidad ya que, según se aseguraba, esta era exigible a
otros, a "los que le obligaron a
matar y aún le hicieron creer que cumplía una misión sagrada".
En 1927, un año antes de su muerte, decía con
relación a su cuaderno: "Aquí tengo
anotados los 56 con algunos recuerdos". Un cuadernillo escolar, en el
que el verdugo había dedicado una hoja a cada ejecutado con anotaciones relativas
a las causas de su condena y unas dos líneas finales en que resumía
escuetamente el comportamiento del reo al punto de muerte: "estuvo muy teme", "aguantó sin rechistar" ...
".
Mayoral fue enterrado en el cementerio de San
José, de Burgos, el 23 de octubre de 1928, en la sepultura número 5 del patio
de San Juan. Hoy ya no está, claro.
¿Y a qué venían todas estas digresiones? ¡Es cierto!
Porque estábamos hablando de otro Gregorio y de su amigo Deogracias. ¿He dicho
otro Gregorio? Pues no podría afirmarlo porque su nombre varía de un año a
otro. Les había dicho que no consta en la prensa nada del proceso, tal vez
porque fuesen unos “niños pera” o la víctima un vagabundo. No lo sé. La prensa
se centró en el salvajismo del acto con la citada nota breve, nauseabundamente
repetida.
A diferencia del sistema judicial actual, aquel,
resultó rápido: La sala de lo criminal de la Audiencia Provincial de Burgos dictó
sentencia en marzo de 1899 ¡en 8 meses se había solventado el asunto! Cierto es
que era un claro caso del artículo 418 del código penal de 1870. ASESINATO y
sentencia de Muerte. (Imaginemos a Gregorio Mayoral Sendino “calentando en la
banda”). Sentencia que fue confirmada por el Tribunal Supremo ese mismo julio
de 1899.
Y el periódico “El Papa-moscas” de Burgos recogió el 18 de julio ese año el
resultado del recurso de los condenados y otros aspectos más… interesantes, sorprendentes
o, cómo lo diría yo: nacional-egoístas.
Nos encontramos con que el ayuntamiento de
Medina de Pomar y otras autoridades de la población solicitan a la Reina (dada la
minoría de edad de Alfonso XIII) la conmutación de la pena al ser hijos de
Medina, tener algo más de 20 años y haber “producido
penosísima impresión tan terrible fallo”. El “fallo”, no el “asesinato”. Recurrieron
al prelado, a los senadores y diputados de la provincia para mover hilos.
Petición de indulto en "La correspondencia de España" |
Debemos apuntar que en este artículo los nombres
nos han sorprendido. Se les llama: Gorgonio Vicente Muga García y Deogracias
Fernández Díaz Andino. Unos nombres algo ampliados y el primero de ellos
mutante. Daba igual, el verdugo Mayoral les ajustaría la golilla tuviesen
nombre largo o corto.
Y las esperanzas de todos se vinieron abajo.
Quiero decir, de todos no, solo las del verdugo porque el 23 de enero de 1900
se publica el indulto de los reos: de Gorgonio (o como se llamase) y de Deogracias.
Vivirán pero tendrán unos treinta años de cárcel por delante.
Bibliografía:
Gaceta de Madrid
Periódico “El Imparcial”.
Periódico “La correspondencia de España”.
Periódico “el Papa-moscas”.
Periódico “El Correo español”.
Periódico “El siglo futuro”.
Periódico “El día”.
Periódico “La época”.
Diario Oficial de Avisos de Madrid.
Periódico “La unión católica”.
Periódico “El noticiero Salmantino”.
Periódico “La crónica meridional”.
“HISTORIA CORREGIDA Y AUMENTADA DE GREGORIO
MAYORAL, VERDUGO DE LA AUDIENCIA TERRITORIAL DE BURGOS” por María Jesús Jabato
Dehesa (Académica numeraria de la Real Academia Bruguense de Historia y Bellas
Artes)
Esta entrada está dedicada a Carlos A. Chamorro Rodríguez, prolífico autor sobre la Guardia Civil en Burgos y apasionado con Gregorio Mayoral Sendino.
Anejo: Relación de ejecutados de Gregorio
Mayoral Sendino:
Miranda de Ebro (Burgos), 5-V-1892. Domingo Bezares.
Monforte (Lugo), 7-XII-1894. José Vázquez, alias
El Zapatero.
Puebla de Trives (Orense), 12-XII-1896. Agustín
Carballo Gómez.
Bilbao, 30-XII-1896. Baldomero Ibáñez.
Tafalla (Navarra), 13-1-1897. Luis Medrana,
alias El Chorchi.
Salvatierra (Álava), 27-II-1897. Ángel Martínez
Lagrán.
La Bañeza (León), 9-IV-1897. Gaspar Ramos
Ferrero y Francisco Méndez Ramos.
Vergara (Guipúzcoa), 20-VIII-1897. Angiolillo.
Guadarrama (Madrid), 1-X-1898. El Dientes, El
Chinto y El Cacharro (105).
Ágreda (Soria), 26-X-1898. Baldomero Jiménez
Barrio (106).
Estella (Navarra), 7-XII-1898. Joaquín García.
Vitigudino (Salamanca), 11-III-1899. Pedro
Manso.
Tineo (Oviedo), 27-VI-1899. Rafael González
Gancedo.
Monforte (Lugo), 27-VII-1899. José López.
Cervera del Río Alhama (Logroño), 19-XII-1899.
Lucio Álvarez, alias El Tracas, y Catalina Muñoz.
Azpeitia (Guipúzcoa), 16-1-1900. Tejería.
Valencia de Don Juan (León), 3-III-1900. Avelino
Rodríguez Huerga, alias Compostela.
La Bañeza (León), 16-VI-1900. Julián Villamarcos
Samuelas, Juan Martínez Botas y Dionisia García García, alias Dios.
Villafranca del Bierzo (León), 28-VIII-1900.
Dictino Alonso.
Salamanca, 26-IX-1900. Juliana Martín González.
Ramales (Santander), 17-XI-1900. Salvador Gómez
Abascal.
Lugo, 8-XI-1902, Liborio Pérez.
Burgos, 16-1-1904. Demetrio Fernández.
Vitoria, 3-XI-1904. Luis Castellón, alias El
Chato doble y Ramón Rodríguez.
Bilbao, 4-V-1905. Pablo Aznar Espés y
CayetanoVicente Cirujeda.
Valladolid, 28-VIII-1908. Miguel Velasco Pastor
y Juliana Velasco Díez.
Pamplona, 9-IX-1913. Bonifacio García Martínez,
alias El rey de los gitanos.
Gerona, 9-IX-1913. Jacinto Bruguera Piñana.
Ciudad Real, 22-IV-1914. El Borguetas y El
Cañamón.
Pamplona, 8-VI-1915. Juan Gascón.
Jaén, 30-IX-1915. Antonio Ramírez Muñoz, El
Nereo.
León, 3-VII-1920. Julio Salvador.
Burgos, 19-X-1920. Daniel Ayala.
Granada, 15-III-1921. Juan Utrera Cortés, alias
Tartaja, Marcos Utrera Cortés, alias Greñitas, y José María Cortés Fernández.
Ciudad Real, 26-V-1921. José Ortiz.
Álava, 22-II-1922. Valentín Velasco.
Barcelona, 9-V-1922.Victorino Sabater, Martín
Martí y Alfonso Altimira Olivenza.
Tarragona, 24-IX-1923. José Pascual Aguirre y
Jesús Saleta Plá, El Nano.
Madrid, 9-V-1924. José Sánchez Navarrete y
Honorio Sánchez, ayudando a la ejecución de Piqueras.
Pamplona, 6-XII-1924. Gil Galar y Santillán.
(asunto de Vera de Bidasoa).
Pamplona, 1-II-1925. Bernardo Goñi, Juan Goñi y
José Goñi.
Zaragoza, 28-XI-1927. Antonio Molí, Anselmo
Bernard Valero y Miguel Nuez Romance.
León, 31-III-1928. Guillermo Roldán González.
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