Hoy nos vamos hasta el cañón de La Horadada
situado entre el pie de las estribaciones surorientales de la Sierra de la
Tesla y las primeras estribaciones noroccidentales de los Montes Obarenes. Junto
al cauce del río Ebro. Este paso fue una importante vía de comunicación entre
La Bureba y Las Merindades.
Desde antiguo se sabía que por aquí había algo
constando en el Inventario Arqueológico Provincial una “Torre” fruto de la
tradición oral. Las primeras referencias concretas surgieron cuando se
efectuaron las obras del ferrocarril Santander- Mediterráneo.
Tras análisis de los restos se informó que…
¡de torre nada! Que en el Vallejo de Santullán (San Julián) aparecía una ermita
que debería ser la de Santa Eulalia u Olalla, aunque terminaría siendo Santa
María de los Reyes Godos. Esta toponimia coincide con viejas advocaciones ya
contrastadas en otras iglesias hispánicas de época visigoda o cercana. De ser
ésta la ermita citada en algunas obras del siglo XVII asumiríamos que se
trataba de un edificio de orígenes visigodos y con perduración durante la alta
edad media. De la documentación que alude a ella, no dejan de ser evocadoras
las palabras de Yepes: “(...) en el término
de Tedeja hay una ermita, que llaman de Santa María de los Godos, donde se
muestran una sepulturas antiguas, que se cree, que fueron de algunos caballeros
principales de aquella nación (..).”(Crónica General de la Orden de San
Benito, 1615)
Pero… ¿Qué sabemos de esta iglesia? Tras dos
campañas de excavación, 1999 y 2000, es posible esbozar la vida del templo y su
entorno. Destaquemos que la iglesia de Santa María de los Reyes Godos tiene un plano
clásico con la cabecera hacia la salida del sol y la entrada a oeste. Surgen
así tres espacios litúrgicos: altar, nave y baptisterio. Destacar el mausoleo
interior situado a los pies de la nave. Es típicamente paleocristiana, relacionada
con los modelos e influencias tarraconenses y baleáricos. Un diseño que respondía
a la geometría áurea a partir de dos rectángulos que permiten inscribir el
conjunto en tres círculos tangentes entre sí. Pero no podemos precisar una
fecha porque hay materiales arqueológicos que parecen remontarse al bajo imperio
romano. Distintos indicadores arqueológicos, de la estratigrafía al repertorio
cerámico recuperado, parecen señalar una cronología temprana, anterior a la de
Mijangos, que posiblemente pueda establecerse hacia finales del siglo IV. Formalmente
se puede catalogar como basílica paleocristiana de tipo oriental.
Recordemos que a partir del siglo III el
imperio entra en barrena. La necesidad de garantizar seguridad y estabilidad
tributaria e institucional obligaría a desarrollar esta ruta secundaria entre “Virovesca”
y Las Merindades, evitando el largo rodeo de la calzada a Flaviobriga. Para
garantizar la seguridad del paso de La Horadada se estableció en su entrada septentrional
un sistema de vigilancia policial a base de “turris” de comunicación. Y a
partir de este contexto entendemos una progresiva ocupación romana de lo que
poco después será el yacimiento del vallejo de Santullán, pues tiene sobre él una
de esas torres, la de Peña Partida, formando parte de esa cadena visual que corona
el alto de Tedeja.
Empezado el siglo V la “turris” de Tedeja se
ha trasformado en una fortaleza levantada por algún órgano de la administración
imperial todavía con medios económicos y poder. A su sombra se levantará la
basílica de Santa María de los Reyes Godos y una población vinculada. ¿Es esto
cierto? Bueno, ya se ha dicho que una parte de las cerámicas recuperadas se corresponden
con esta cronología de siglo IV-V y los sarcófagos documentados en Santa María
de los Reyes Godos se relacionan con la escuela o taller de La Bureba. Esta
escuela muestra la presencia de grupos cristianos en la zona de Briviesca.
Además, la existencia de enterramientos privilegiados en el interior del templo
nos lleva a una práctica habitual en los primeros tiempos de la liturgia
cristiana y, especialmente, en aquellas iglesias de carácter propio. Este será
el único enterramiento formal dentro del templo, algo excepcional por su
significado social pero habitual hasta su prohibición. Se salvaban de esta
limitación obispos, santos y mártires, por supuesto.
Es interesante destacar que excepto los dos
sarcófagos infantiles (a derecha e izquierda de la entrada) ninguno de los de
adulto pudo introducirse en esa cámara por su puerta, ni por espacio ni
capacidad de maniobra. Es decir, que se construyó el suelo de opus signimun,
luego colocaron los dos sarcófagos de adulto y más tarde se levantaron los
muros y su cubierta abovedada de medio cañón de la que queda registro por
identificarse su arranque y el relleno de sus riñones y por la cantidad de toba
trabajada a modo de ladrillo de plementería allí recogida.
El mausoleo no era una estructura subterránea,
una cripta, sino que estaba en la superficie a modo de pequeño templete dentro
de la iglesia. ¿Tendría un baldaquino protector o simplemente un tejadillo a
doble vertiente? ¿Existe la posibilidad de que fuera al tiempo un arco de
sustentación de un coro o tribuna elevada como los que se conocen en Baleares? Tal
vez. Sus dimensiones internas son 2`2 metros por 2`1 metros. Con ello podemos
fijar una fecha máxima de fundación y primera fase de uso en el año 581, año
del I Concilio de Braga, en que se prohíbe esa práctica.
También tengamos en cuenta el desplazamiento
de la población a zonas altas y más protegibles. Seguramente causado por la
crisis de finales del siglo IV y primera mitad del siglo V: penetraciones
bárbaras, usurpaciones imperiales y conflictos civiles romanos, ruralización de
los sectores senatoriales, bagaudas y definitiva instauración de una monarquía
visigoda, con la pérdida del último territorio imperial (Tarraconense, 466-484).
Recordemos que en el extremo occidental de esta última provincia se encontraba
el Alto Valle del Ebro.
Así la aparición de numerosas iglesias en el
medio rural, asociadas a villas, responden a esta deslocalización del poder
efectivo y a la consolidación de nuevas formas económicas y mentales de control
social. Con tropas privadas seguramente. Restos de este periodo serían el
posible tenante de altar o el crismón grabado en una columnilla. La planta
basilical de cabecera tripartita y la distribución inicial de los espacios litúrgicos
la sitúa junto a paralelos hispanos bien conocidos, especialmente El Bovalar o
la basílica paleocristiana de la Huerta de Nicomedes, todos ellos levantados en
esta misma del siglo V. La disposición de un pórtico en el atrio a los pies del
templo también la asemejan a la basílica de Son Bou, databa en el siglo V. Resulta
imposible fijar con mayor precisión la fecha fundacional, lo mismo que las
reformas o modificaciones que se realizaron en breve espacio de tiempo debido a
los necesarios reajustes litúrgicos. Los templos paleocristianos hispanos se
vieron sujetos a un proceso adaptación continua a la ruralización, llegada y
asentamiento de visigodos y a cambios litúrgicos -de un cristianismo inicial
vinculado al norteafricano, al arrianismo y, de éste al catolicismo desde el
III Concilio de Toledo- durante este periodo hasta el 586.
El poder lo tendría alguno de los honestiores o
potentiores que la documentación presenta en su entorno. Un personaje dotando
de mando político-militar en virtud de su papel institucional y del poder económico-social
necesario. En el ejercicio de su función en Tedeja, tendría jurisdicción y
poder sobre un territorio que, de forma progresiva, terminará diluyéndose en su
propio patrimonio. Por eso ésta iglesia inicial presenta a los pies un mausoleo.
¡Pura representación social! A su alrededor, dentro del templo… sepulturas de
menor rango. Por sus materiales y tipología son de un mismo tiempo y tradición
cultural. Los cadáveres están depositados en tumbas de fábrica, de tipo murete,
y en sarcófagos de madera, y deben adscribirse a este momento y a una tradición
hispanorromana tardía que difiere sustancialmente de la altomedieval.
Este empleo funerario de la iglesia hizo que
el pavimento formado por una capa de unos 4 cm de argamasa y cantillos, a modo
de opus signinum, dispuesto sobre una capa de tierra de preparación fuese
sustituido por otro más apto para una remoción frecuente.
Y, ya que estamos dentro del templo inicial,
diremos que la cabecera es de planta basilical, de testero recto al exterior y
sin contrafuertes, y triple santuario al interior, estando todo ello
ligeramente sobre elevado respecto a la cota de la nave. Este, el cuerpo del
templo, presenta en origen una planta rectangular, con unas dimensiones interiores
de 14`25 metros de largo y 7 metros de ancho. No hay indicadores arqueológicos
que permitan determinar el número de naves pero por sus dimensiones es lógico
suponer la existencia de columnas. Se han recogido abundantes basas y
fragmentos de columnas, de tipo toscano así como fustes pertenecientes a
diversas columnas –dado sus distintos diámetros y material pétreo-. Incluso se
ha documentado una columna entera. Pero no se puede asegurar la original
localización de cada una de éstas, porque ni se han conservado in situ ni se ha
podido detectar en el suelo de la nave la impronta de su disposición.
Esta iglesia que estamos describiendo serviría
de lugar de culto al Vallejo de Santullán que parece ser la zona de viviendas
de Tedeja (arriba no las hay). Era la máxima representación del poder en un
momento en que el cristianismo ya es la religión oficial del Imperio y la seña
de identidad hispanorromana frente a los nuevos señores: los visigodos. Más
evidencias de esta hipótesis serían la gran fuente tardorromana y la presencia
de los distintos materiales metálicos, forjados en caliente, de alta calidad,
asimilable a un acero, trabajados como lingotes en barra o clavos, y no
utilizados. Con ello, este asentamiento no pudo tener otra funcionalidad que la
de atender a la fortaleza y administrar el territorio, por lo que sus
habitantes deberías pertenecer a un colectivo estructurado socialmente y más o
menos numeroso, con individuos capaces de defenderlo. Tedeja y su zona sería un
acuartelamiento secundario. Sus tropas serían soldados-campesinos.
Poco a poco se sumergirá en la época visigoda.
A partir de los reinados de Leovigildo y Recaredo y de la conversión al
catolicismo del reino en el III Concilio de Toledo (589 DC). Se unen iglesia y
estado. Esta zona de Trespaderne, situada entre Cantabria y los vascones,
enfrentados con el poder toledano (La filología vasca en sus investigaciones
sobre el punto de origen y las vías de expansión del euskera y su progresión
por tierras alavesas siguiendo el trazado de la vía Astorga-Burdeos muestra su
freno frente a ciertas foces que detuvieron su expansión -al otro lado de los
desfiladeros reinaba el latín-) y tapón frente al secular enemigo franco. Ambos
dejan especial huella en la comarca, que quedará integrada en el nuevo Ducado
de Cantabria.
Entre el periodo tardoromano y el visigodo pudo
haber un abandono del lugar causado por la sustitución en las esferas del poder.
Se transforman el templo y el enclave ya convertidos en centro de poder y
articulación del poblamiento aldeano circundante. Surge un monasterio dúplice
en San Juan de la Hoz de Cillaperlata y varios poblados. Desde el punto de
vista litúrgico, el cambio arquitectónico más significativo en Santa María de
los Reyes Godos es la creación de un baptisterio -con su piscina para
inmersión- símbolo inequívoco de su principal papel religioso en la comarca.
Estaba a los pies del templo, enfrentado al altar y ocupando el antiguo espacio
del atrio-pórtico. Esta modificación se produce en los momentos finales del
siglo VI o inicios del siglo VII. Referencia temporal apoyada en que a partir
del siglo VIII el bautizo por inmersión se fue abandonando.
Esto obligó a demoler parcialmente el ángulo sur
oeste del atrio para colocar ahí la nueva entrada al templo que continuará
realizándose por el poniente, pero ahora solo desde su mitad sur y que muestra huellas
de reforma (como el empleo de una columna completa como elemento de
cimentación, la reutilización de ciertos sillares y la no utilización de
argamasa de cal y arena).
Dentro del nuevo recinto bautismal se
distinguirán tres habitáculos. El más grande de ellos, en el centro y
perfectamente alineado con el eje de la iglesia, ocupado por el baptisterio con
su piscina y suelo. Desde esta sala bautismal se accede a través de un pasillo,
vano y umbral de piedra (con anchura de vano de 75 cm.), a una habitación al
norte, de 3 metros de largo por uno y medio de ancho. Esta habitación se
convierte en la vía de comunicación con el templo separado por un umbral de
piedra. Aquí se encuentra la puerta de acceso al interior de la iglesia, de un
metro de anchura. Esta sala tiene un suelo de tierra apisonada y, parcialmente,
lajas de piedra caliza sobre el que se dispone un murete bajo, de sillarejo de
piedra caliza, que se adosa al muro a modo de bancada.
Más difícil, que no imposible, parece que estuviera
en funcionamiento durante toda la existencia del templo. La cubierta de esta
zona sería, a juzgar por los muros, con armadura de madera. Al no conservarse
alzado suficiente, se desconoce si esta edificación tuvo vanos de ventilación o
iluminación. La construcción estaba cubierta con teja romana de la que se ha
documentado abundantes fragmentos e incluso piezas enteras por todo el
yacimiento. La cubierta de este nuevo ámbito se apoyaría sobre los muros
laterales y de cierre del antiguo pórtico y en los nuevos muros laterales de la
cámara bautismal recién creada. La piscina bautismal se dispone en el centro
del habitáculo central, soterrada (su profundidad es de 78 cm.), con planta
cuadrangular (0,75 x 0,75 cm medidas interiores) y mostrando un escalón de
descenso (a 31 cm del borde y 34 cm del fondo, con 14 cm de anchura) en su cara
oriental.
Las piscinas cuadrangulares parecen ser
propias del siglo VI. A sus lados, norte y sur, se conserva parcialmente un
suelo embaldosado, con piezas cerámicas de 28 x 28 x 4,5 cm. que se encuentran
sobre un suelo de opus cementicium que se extiende por toda la zona exterior de
los pies del templo. Al norte de la piscina, a la misma cota que el suelo
embaldosado y complementándolo, se documentan restos de otro tipo de suelo formado
por una capa de argamasa rojiza. Por cierto, esta disposición al pie del templo
de los baptisterios es típicamente hispana.
Casi seguro es que en este momento se le
añaden a la iglesia de Reyes Godos las construcciones de su lado norte y es
ahora cuando proliferarán las tumbas exteriores con diversos sarcófagos en el
atrio-cementerio de su alrededor. Tal vez en su interior se dejara de enterrar,
en cumplimiento de la norma canónica derivada del I Concilio de Braga y
decretos posteriores, pero tanto los enterramientos interiores como los
exteriores eran, y son también en este momento, de privilegiados por ser sarcófagos
decorados y por su ubicación. Esto resalta la importancia del templo.
Además, si durante la etapa anterior se
constataba el empleo de materiales y técnicas constructivas claramente romanas,
como el uso de hormigón (opus cementicium y signinum) para trabar los muros o
construir pavimentos ahora en las partes construidas o modificadas encontramos materiales
reutilizados. El aglomerante empleado sistemáticamente para trabar la
mampostería local de los muros es simplemente arcilla, lo mismo que suelos,
tierra endurecida por pisoteo. También se detecta el alzado de obra mixta, un
zócalo pétreo, de mampostería concertada, y unos paramentos de adobe o
carpintería.
Esta etapa termina en el 711 con la invasión
musulmana. Tenemos un periodo de abandono de unos 40 o 50 años. ¿Las causas?
Dos opciones: la primera es que la mayor parte del territorio no ofreció
ninguna resistencia a la conquista y que la actitud mayoritaria de los
terratenientes y autoridades del reino toledano fue optar por la negociación,
reconocimiento, conversión y sumisión al nuevo amo para mantener estatus y
privilegios; la segunda es que, bajo la dirección del Duque Pedro de Cantabria,
se enfrentaron a los invasores hasta sucumbir. Pero ninguna fuente musulmana
habla de combates en la zona y en la misma tampoco se encuentran restos de
enfrentamientos. Como signo de abandono debe considerase la retirada del altar
del templo y su ocultación o traslado. Ciertamente quienes lo restauraron
debieron ser otros u otra generación porque nunca se recuperó el altar.
La dominación musulmana terminó hacia el
741-742 tras la revuelta bereber. Este repliegue permitió el avance de las
nuevas organizaciones cristianas norteñas. Por lo que parece, las aristocracias
emergentes serán aquellos que no podían huir: los sectores sociales más
“autóctonos”. La arqueología nos demuestra cómo se reocupan castros prerromanos,
cómo el poblamiento se concentra en espacios montaraces, aumentan las
explotaciones ganaderas... La administración de los reinos llegará más tarde. Solo
a partir de mediados del siglo IX el territorio cuenta con una nueva formación
social consolidada. Aparece el primer conde Castilla.
Santa María de los Reyes Godos, Peña Partida Tedeja
y Mijangos, son buena muestra de ello. Se vuelve a documentar signos de ocupación
a finales del siglo VIII y, especialmente, en el IX. Una parte del ajuar
cerámico debe adscribirse a esta fase, donde resultan especialmente
significativas las piezas decoradas con pintura en trazos lineales y
reticulados de color rojo y granate. Eran tiempos duros –en todos los sentidos-
y, por ello, el reflejo del poder es más modesto. Se modifica Santa María, amén
de en su función religiosa, en su carácter simbólico del poder convirtiéndola
en un templo panteón. Volvemos a encontrar enterramientos en sarcófagos, pero estos
son simples paralelepípedos pétreos, apenas desbastados e incluso pseudo-sarcófagos
sin decorar y no se colocan en los lugares apropiados ni reorganizando los
preexistentes, sino en el baptisterio o en el exterior del edificio originario.
Se crean pequeños habitáculos anexos donde depositarlos.
Y se produce el colapso del edificio. Hay una serie de reparaciones principalmente en el muro sur de la nave del
templo. ¿Causas? La topografía del terreno o la proximidad del cauce del río Ebro.
Este muro actuaría como como contrafuerza de las tensiones laterales que la
construcción soportaba dada la inclinación del terreno, aterrazado. Además, el
río estaba libre –sin embalses- y su cauce estaría por encima la cota actual
con lo que este muro actuaría también como dique de contención.
Las reparaciones se realizaron con mampostería
local trabada con arcilla, y se reutiliza tanto material romano o de calidad
como se puede. Pero todos los continuos trabajos de consolidación y
readaptación del edificio hacen que cambie su planimetría basilical alterando
la funcionalidad de sus ambientes litúrgicos. Se cierra el espacio litúrgico
del baptisterio y también el antiguo acceso por los pies del templo a causa de
un nuevo habitáculo anexo por el sur oeste del conjunto que convierte todo ese
ámbito en un recinto funerario donde se deposita un sarcófago de baja calidad. El
origen podría estar en la llegada de grupo distinto del anterior, o con
distintos intereses, que por ello no duda en amortizar parcialmente las
necrópolis previas.
El nuevo habitáculo, de planta cuadrangular,
se construye sobre un relleno que cubre sarcófagos dispuestos en el atrio
cementerio, a la entrada del templo, y se construye con mampostería local de
gran tamaño dispuesta a hueso, dotando al recinto de un simple suelo de tierra
apisonada. La construcción se anexa claramente tanto al muro del baptisterio
como a la nave del templo. Esta modificación hace necesaria la apertura de una
nueva puerta de acceso que parece localizarse en la parte final de la nave sur
del templo, aquella dañada y reparada con materiales de toda clase. Estos
ocupantes no estarán mucho tiempo, hasta finales el siglo IX. ¿Por qué? Bueno,
hay fuentes andalusíes que narran una de sus razzias (la del año 865) que
recorre el Valle del Ebro y busca alguno de los desfiladeros que permiten
penetrar en Las Merindades. Los agarenos toman y destruyen diversos castillos
(Por cierto que no se cita Tedeja, lo cual puede resultar extraño dada su
potencia poliorcética y significación política. Este es uno de los argumentos
que suelen manejar quienes proponen otra ruta. Sin embargo hay que señalar que
tampoco se cita expresamente ningún otro, aunque la crónica dice que se
arrasaron muchos, pertenecientes a todos estos “príncipes” de Al-Qila…) y, a su
vuelta, deben enfrentarse a los ejércitos cristianos que los defienden y
taponan, a quienes derrotan matando a varios “príncipes de los cristianos”,
entre ellos a Banu Gómez, de Mijangos.
Es en estos momentos cuando está muriendo el
viejo poder y crece el de los nuevos condes enganchados a los nidos de águila
de Pancorbo y Lantarón. Santa María de los Reyes Godos –y Mijangos- entrarán en
una fase de letargo que concluirá en su abandono y desaparición.
Pero como todo se aprovecha, de una forma u
otra, tenemos una última fase de ocupación. Construcciones civiles amortizan la
iglesia en su zona occidental. El muro del baptisterio y el muro delimitador del
último habitáculo funerario anexo a él están derruidos ya porque los muros de
la nueva edificación se superponen directamente sobre las primeras hiladas de aquellos.
Incluso se apoyan sobre la cubierta de uno de los sarcófagos. La nueva
construcción es de gran tamaño, con planta cuadrangular, levantada con material
calizo autóctono sin devastar y casi ciclópeo, sin aglomerante. Los restos
encontrados denunciarían su cronología tardía. Cuando a partir del primer
tercio del siglo XI la documentación castellana y navarra hablan de Tedeja como
sede de una tenencia no hay nada en la fortaleza de Tedeja asociado a esa época.
Da la impresión de que aluden al viejo emplazamiento pero éste ha dejado de ser
operativo y ha traslado su sede efectiva a un emplazamiento más cómodo, como
podría ser el vallejo. Pero tampoco las referencias micro toponímicas que
aparecen en los documentos (los “molinos” de Tedeja, las “sernas” de Tedeja,
etc.) mencionan la iglesia o el lugar.
Bibliografía:
“Estudio arqueológico del desfiladero de La
Horadada: la transición entre la tardorromanidad y la Alta Edad Media (siglos V-X)”.
José Ángel Lecanda
“Las iglesias altomedievales en el país vasco.
Del monumento al paisaje”. Juan Antonio Quirós Castillo.
Periódico “Diario de Burgos”.
Para saber más:
Blog "ZaLeZ"
Blog "Tierras de Burgos"
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