Puede que en esta
entrada descubramos la razón del vecinal rencor entre Villarcayo y Medina de
Pomar, o puede que no. No somos perfectos.
¡En fin! retomemos el
hilo dejado hace un par de semanas. Teníamos una distribución territorial que,
como hoy, era un jaleo: provincias, partidos y corregimientos, algunos
evolucionados de arcedianazgos, obispados, infantazgos y... Merindades que convivían
dependiendo de la Corona o de diversos señores feudales.
Y es que Castilla
Vieja no era una de las 18 provincias de Castilla, poseedoras ciudades con voto
en cortes. Solo fue uno de los muchos distritos del reino y cuyo gobierno
confiaba el monarca a un delegado o a una familia nobiliaria.
Tiempo atrás, en el Becerro
de las Behetrías Castilla Vieja es la decimocuarta Merindad, la más extensa y la más
compleja, con 534 poblaciones. Claro que no era lo que fue después, incluía territorios
de Álava, Cantabria y La Rioja. Quedará la demarcación de las montañas de
Burgos (en el siglo XVI, 230 entidades circunscritas en las “Siete Merindades
de Castilla Vieja”), compuestas por: Merindad de Castilla Vieja, Merindad de
Cuesta Urna, Valle de Losa, Merindad de Montija, Merindad de Sotoscueva,
Merindad de Valdeporres y Merindad de Valdivieso.
Aunque resulte
sorprendente la primera cabeza de las Merindades fue Medina de Pomar, y las
reuniones de su Justicia, Concejo y seguimiento las hicieron junto a la
Parroquia de la Santa Cruz. Pero cuando Enrique II, en 1369, la donó a
Don Pedro Fernández de Velasco las Juntas Generales de las Siete Merindades se
celebraron en Miñón, donde residían los Alcaldes Mayores y administraban
justicia. Como les dije: bajo un gran moral que existía en su campo. Por
supuesto, la donación a la Casa de Velasco permitió a los señores de Medina
nombrar a los Alcaldes Mayores y Justicias Mayores.
Felipe II |
El rey Felipe II, en
1559-1560, aprovechó la muerte de Pedro Fernández de Velasco para recuperar
el oficio de Justicia y Alcalde Mayor de las Merindades de Castilla Vieja. Claro,
esto implicó una serie de cambios. Aunque no nominales porque usaron este
nombre hasta principios del siglo XVII, en que tomaron el de Corregidores.
Algunos autores lo fechan en 1612.
Se nombró para Alcalde
y Justicia Mayor de Las Merindades de Castilla Vieja al Oidor Doctor Mendizábal
que tenía la tarea de elegir la sede de la Audiencia. Para ello el 28 de agosto
de 1560 el nuevo Alcalde y Justicia Mayor interrogó en Miñón a numerosos testigos.
Pero... ¿Urgía ese cambio? Digamos que era necesario para mostrar quién mandaba
y porque ejemplos como una carta del Condestable Don Iñigo Fernández de Velasco,
fechada el 13 de agosto de 1560, donde autorizaba a sus oficiales "a defenderse frente a los
entrometimientos en su jurisdicción Señorial de Justicia Mayor y Juez de
Residencia" empujaban a ello.
El Doctor Mendizábal, después
de recorrer varios pueblos eligió Villarcayo (auto del 30 de agosto de 1560). Pero
el Valle de Losa prefería Miñón y elevó una petición al Consejo que le fue
denegada por Real Cédula de 21 de noviembre de 1561. La Merindad de CastilIa
Vieja defendía la capitalidad de Villarcayo por ser esta Merindad "cabeza y centro de todas ellas, su
tierra más fértil y poblada y llena de provisiones". El rey confirmó
la elección ordenando a los Alcaldes Mayores que residieran en ella.
Finalmente, el 13 de
mayo de 1562 el procurador de la Merindad, Don Pedro Fernández de Villanueva,
presentó al Doctor Mendizábal las Provisiones Reales en las que ordenaba al
Consejo que residieran en Villarcayo los Alcaldes Mayores.
Torre del Corregimiento |
¡Menuda lotería! Esta decisión
palió los efectos de la crisis económica. Piensen que el Corregidor, entre
otras muchas funciones, tenía las gobernador civil (subdelegado del gobierno) y
era el garante de las leyes y de las rentas reales; se estableció un cuerpo de
funcionarios pagados por el Estado o el Ayuntamiento; era el alcalde del núcleo
más importante y como tal presidía el Ayuntamiento General; y era el presidente
de la Audiencia (juez de primera instancia civil y penal). Y se concedió un
mercado semanal y dos ferias anuales.
Además del corregidor,
el Ayuntamiento General estaba formado por los regidores y los procuradores generales
elegidos por cada Merindad para su gobierno (dos regidores y un procurador).
Los regidores gobernaban el Ayuntamiento y los procuradores representaban los
intereses de cada Merindad. Aunque no todos vivían en Villarcayo, sus reuniones
mensuales les obligaban a comer y pernoctar en la villa.
Otros cargos residentes
eran: El escribano mayor, facultado para nombrar dos tenientes de escribano; El
alguacil mayor de las Merindades; El tesorero general; El alcaide de la cárcel
que tenía su vivienda en la casa de Justicia; Los comisarios de cartas, el
procurador de pobres, el abogado del Ayuntamiento General, el cartero, el
relojero, el archivero, los examinadores de oficios...
Ante la afluencia de
personas a los juicios y a las ferias y mercados, con necesidades coincidentes
en muchos aspectos, se crearon locales de comidas y bebidas, de posadas, de
comercio propio... para atender las necesidades de la comarca. También supuso,
posteriormente, el asentamiento de otros profesionales, como un médico o un boticario,
para atender a una población en aumento.
Feria en Villarcayo (finales XIX) |
En números absolutos
la población se duplicó gracias a la inmigración de otras áreas. Consta que más
de un cuarto de los matrimonios efectuados en la villa eran de contrayentes
forasteros. Este incremento de población, y de su importancia social media, afectó
a otros aspectos de la villa. Por ejemplo, la iglesia considerada hasta
entonces como "iglesia pobre"
(1576) y "de poca fábrica"
(1571) pasaría a ser considerada como "de
rentas cuantiosas" un siglo más tarde (1693), lo que le permitiría, no
sólo aumentar su volumen y el número de beneficiados (que eran cinco en 1752)
sino también dotarse de más ricos retablos y ornamentos.
Antigua iglesia de Villarcayo |
Veremos en Villarcayo,
gracias al catastro del marqués de la Ensenada (1752), un sector primario poco
abultado: Catorce labradores y cinco jornaleros (6`94% pob.); dieciocho vecinos
que eran panaderos, horneros, sastres, zapateros, un tejedor y un oficial
cortador de carne (25% pob.); y en el terciario diez funcionarios, nueve
comerciantes, ocho profesionales liberales y seis rentistas aunque uno de ellos
era tratante de vino y hierro (41`6% pob.).
Y, con ellos, un número
importante de lacayos y criados, tanto domésticos como de labranza (un total de
cuarenta y seis entre mujeres y hombres) que provenían de otros pueblos de las
Merindades en los que la escasez de recursos de la tierra llevaba a una
abundancia de oferta de trabajo como mano de obra barata.
Pero no solo venía
gente sino que hay emigración entre las capas altas de la sociedad villarcayesa
que debido a sus profesiones, estudios o negocios se establecían en Burgos, Madrid,
Cádiz, Cáceres, las Indias ...
Villarcayo se perfiló como
un nivel intermedio entre los pueblitos y las ciudades. Se constata en la
escasa permanencia de los apellidos en la villa que habitualmente no pasaban de
las tres generaciones. Se configuró así una población muy dinámica pero con un
cierto desarraigo.
Además de las características
que acabamos de señalar, otra de las herencias que hemos recibido del
Corregimiento es un importante fondo documental de pleitos que recogen
información sobre muchas cuestiones de la época.
Bibliografía:
"Villarcayo,
capital de la comarca Merindades" de Manuel López Rojo.
"el corregimiento de las 7 Merindades de castilla Vieja" de Rafael sánchez Domingo.
"Felipe II y Las
Merindades" de Rafael Sánchez Domingo, Clara Uriarte Melo y José Ángel
Churruca García.
Interesante análisis.
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